El asno, también llamado burro, pollino, jumento, rucio o rozno, es un animal doméstico de la familia de los équidos.
- «El hombre —como dicen los verdaderos chinos— es un asno que vuelve a tropezar en las mismas piedras de los mismos caminos».[1]
- «Encontrando un lobo a un asno, le dijo: Tengo hambre, y así prepárate porque voy a comerte. Haz señor, respondió el asno, lo que te agrade; a tí pertenece mandar, a mí obedecer».[2]
- «Los asnos preferirían la paja al oro».[3]
- «Mulá Nasrudin, tras perder su asno hizo proclamar en toda la ciudad que le daria el animal a aquel que se lo trajese, además de una albarda y el cabestro como gratificación. Un vecino, sorprendido de que prometiese darle el asno al que lo encontrase, fue a preguntarle y no que ganaba con ello; a lo que Nasrudín, le contestó:
—“¿Te parece insignificante la felicidad de encontrar algo que has perdido?”».[5]
- «Sábete, si no lo sabias, que al asno le atribuyen la ignorancia, de la cual ha sido símbolo este animal; defecto de que le han tachado los que no se tienen por ignorantes, y en ello manifiestan mucha ignorancia. Creen asi hacerle una grande injuria, y en rigor se le hace mucho honor, pues no seria muy dificil demostrar que la ignorancia es una de las mejores cualidades que el hombre puede tener [sic]».[6]
- José Joaquín Pérez de Necochea [7]
- «Si quieres a una mujer sin declararlo, ella se siente adulada por tal timidez y, a sus ojos, tú eres un hombre peligroso. Pero si tu timidez se prolonga demasiado, se enoja y acaba llamándote asno».[8]
- «Treinta frailes y su prior no pueden hacer que un asno rebuzne, si no quiere».[9]
- «Un pobre labrador tenía un asno que...».[10]
En El Quijote de Cervantes
- «Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear».[11]
- «Andá, señor, que estáis muy mal criado, pues vuestra lengua de asno al amo ultraja. Asno se es de la cuna a la mortaja».[12]
- «—‘Así sería dijo –Sancho–, porque a buena fe que andaba Rocinante como si fuera asno de gitano con azogue en los oídos’».[13]
- ↑ Batlló, José (1968). Antología de la Nueva Poesía Española. Ciencia Nueva, 1.ª ed.; depósito legal: B. 7898-1968. p. 188.
- ↑ Fábulas de Esopo. Fábula LXXXVI: "El lobo y el asno", p. 115.
- ↑ Bartra (1994), p. 132.
- ↑ Ortega (2013), p. 2978.
- ↑ Carrière, Jean-Claude (2001). El círculo de los mentirosos (cuentos filosóficos del mundo entero). Lumen (trad: Néstor Busquets. p. 217. ISBN 8426412777.
- ↑ El asno ilustrado ó sea La apología del asno. Pérez de Necochea, José Joaquín; Manuel Lozano Pérez Ramajo. Madrid, en la Imprenta Nacional, 1837. Reeditado por Maxtor, 2011. ISBN 9788497618656
- ↑
- ↑ Ortega (2013), p. 1444.
- ↑ Ortega (2013), p. 3981.
- ↑ Los músicos de Bremen
- ↑ Primera parte cap. VIII.en línea. CVC
- ↑ Diálogo entre Babieca y Rocinante en los versos preliminares. en línea. CVC
- ↑ Primera parte cap. XXXI; en línea. CVC
- Albaigès, Josep María (1997). Un siglo de citas. Planeta. ISBN 8423992543.
- Bartra (datos.bne). Frases y citas célebres. Grijalbo. ISBN 8425315263.
- Correas, Gonzalo (1906). Vocabulario de refranes y frases proverbiales y otras formulas comunes de la lengua castellana en que van todos los impresos antes y otra gran copia. Ratés]. En Internet Archive.
- Señor, Luis (1.ª ed. 1997/2017). Diccionario de citas. Espasa Calpe. ISBN 8423992543.