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dios griego de la atracción sexual y el amor De Wikipedia, la enciclopedia libre
En la mitología griega, Eros (en griego clásico, Ἔρως, Ἔρωτος; en griego moderno, Έρως; en latín, Eros) es el dios primordial responsable de la atracción sexual, el amor venerado también como un dios de la fertilidad. En algunos mitos era hijo de Nicte y Erebo pero también se decía que fue de Afrodita y Ares aunque según El banquete de Platón fue concebido por Poros (la abundancia) y Penia (la pobreza) en el cumpleaños de Afrodita. Esto explicaba los diferentes aspectos del amor.
A veces era llamado Eleuterios (Ἐλευθερεύς), ‘el libertador’ como Dioniso. Su equivalente romano era Cupido (‘deseo’), también conocido como Amor.
Su estatua podía encontrarse en las palestras, uno de los principales lugares de reunión de los hombres con sus amados, y a él hacían sacrificios los espartanos antes de la batalla. Meleagro recoge este papel en un poema conservado en la Antología Palatina: «La reina Cipria, una mujer, aviva el fuego que enloquece a los hombres por las mujeres, pero el propio Eros convence la pasión de los hombres por los hombres».[1]
En el pensamiento griego parece haber dos aspectos en la concepción de Eros. En el primero es una deidad primordial que encarna no solo la fuerza del amor erótico sino también el impulso creativo de la siempre floreciente naturaleza, la Luz primigenia que es responsable de la creación y el orden de todas las cosas en el cosmos. En la Teogonía de Hesíodo, el más famoso de los mitos de creación griegos, Eros surgió tras el Caos primordial junto con Gea, la Tierra, y Tártaro, el Inframundo. De acuerdo con la obra de Aristófanes Las aves, Eros brotó de un huevo puesto por la Noche (Nix), quien lo había concebido con la Oscuridad (Érebo). En los misterios eleusinos era adorado como Protógono (Πρωτόγονος), el ‘primero en nacer’.
Posteriormente aparece la versión alternativa que hacía a Eros hijo de Afrodita con Ares (más comúnmente), Hermes o Hefesto, o de Poros y Penia, o a veces de Iris y Céfiro. Este Eros era un ayudante de Afrodita, que dirigía la fuerza primordial del amor y la llevaba a los mortales.
En algunas versiones tenía dos hermanos llamados Anteros, la personificación del amor correspondido, e Hímero, la del deseo sexual.
La adoración de Eros era poco común en la Grecia más antigua, pero más tarde llegaría a estar muy extendida. Fue adorado fervientemente por un culto a la fertilidad en Tespia y jugó un importante papel en los misterios eleusinos. En Atenas, compartió con Afrodita un culto muy popular y se le consagraba el cuarto día de cada mes.
En cuanto a su ascendencia, Hesíodo lo incluye como uno de los dioses primordiales: «Antes que todas las cosas fue Caos. Después Gea la de amplio pecho. Por último, Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos».[2] Opiano opina que «si eres el de más antigua estirpe entre los felices dioses, y te levantaste del Caos sin sonrisa brillando con ardiente antorcha, y tú fuiste el primero que unió los lazos de las bodas, y el primero que estableció los ritos de la procreación en el lecho conyugal».[3] Aristófanes dice que «la Noche de negras alas engendró antes que nada en los infinitos recovecos del Érebo un huevo huero del que nació con el curso de las estaciones Eros, el deseado, cuya espalda refulgía con dos alas de oro, semejante a los rápidos remolinos del viento».[4] Cicerón dice que de la unión entre el Erebo y la Noche nació, entre otros, el Amor (Amor),[5] esto es, el que afloja los miembros (Lisímeles), el sensato (Epifrón) y el de dulces miembros (Hedímeles).[6] En las Argonáuticas órficas se dice que «en un principio a la fatal Necesidad (Ananke) del antiguo Caos y al Tiempo (Crono), que engendró en sus enormes surcos al Éter y al Amor (Eros), de dual naturaleza, visible por doquier e ilustre; los mortales más recientes llaman Fanes o Fanetes, porque fue el primero que apareció».[7] Safo opina que de la unión entre el Cielo y la Tierra nació Eros.[8] Platón, en una disquisición filosófica, nos narra que «entonces Penia, maquinando, impulsada por su carencia de recursos, hacerse un hijo de Poros, se acuesta a su lado y concibió a Eros. Por esta razón, precisamente, es Eros también acompañante y escudero de Afrodita, al ser engendrado en la fiesta del nacimiento de la diosa y al ser, a la vez, por naturaleza un amante de lo bello, dado que también Afrodita es bella».[9] Según Sanjuniatón Eros y Potos son hermanos e hijos de Cronos y Astarté, dioses fenicios.[10] En múltiples fuentes se refieren a Eros como el hijo de Afrodita, sin mencionar si nació siquiera de padre alguno.[11] Cicerón dice el segundo Cupido nació de Mercurio y de la segunda Venus;[12] refiriéndose a la Afrodita nacida de la espuma.[13] Virgilio dice que es hijo de Júpiter y de su propia hija Venus, de modo que Zeus era a la vez su padre y su abuelo.[14] El tercer Cupido, que se identifica con Anteros, nació de Marte y de la tercera Venus.[12] Esta Venus es referida como nacida de Júpiter y de Dione, y es la que se desposó con Vulcano.[13] Al menos dos fuentes tardías imaginan a Eros como nacido de la unión entre Ares y Afrodita.[15] Para Séneca Cupido (Eros) nació de la unión legítima entre Venus (Afrodita) y Vulcano (Hefesto).[16] El primer Cupido (Eros) se dice que nació de Mercurio (Hermes) y de la primera Diana (Artemisa).[12] Esta Diana es hija de Júpiter y Prosérpina (Perséfone).[13] Alceo dice que «el más lúgubre de los dioses, Eros, a quien Iris de las hermosas sandalias parió, habiendo yacido con Céfiro de cabellos dorados».[17] Nono dice, en cambio, que de esta unión nació Potos, otro de los amores.[18] Pausanias dice que «la mayoría de los hombres consideran a Eros como el más joven de los dioses e hijo de Afrodita. Pero el licio Olén, que compuso los himnos griegos más antiguos, este Olén dice en su himno a Ilitía que ésta es madre de Eros».[19]
Al contrario que con su ascendencia, pocas fuentes nos hablan de la descendencia explícita de Eros ya que él es el motor de la generación. Aristófanes opina que «unióse Eros con el Caos alado en el ancho Tártaro y dio nacimiento a nuestra raza (las aves), la primera que sacó a la luz».[4] En las Argonáuticas órficas se dice que «Eros, famoso padre de la Noche eterna, a quien, como es sabido, los mortales más recientes llaman Fanes o Fanetes, porque fue el primero que apareció».[7] Finalmente Hedoné, la personificación de la «Voluptuosidad», nació de la unión deseada entre Cupido y Psique, a pesar de la opisición inicial de Afrodita.[20]
Eros, muy enfadado con Apolo al haber bromeado este sobre sus habilidades como arquero, hizo que se enamorase de la ninfa Dafne, hija de Ladón, quien lo rechazó. Dafne rezó al dios río Peneo pidiendo ayuda, y fue transformada en un árbol de laurel, que se consagró a Apolo.
La historia de Eros y Psique tiene una larga tradición como cuento popular del antiguo mundo grecorromano mucho antes de que fuera escrita, por primera vez en la novela latina de Apuleyo El asno de oro, siendo una evidente e interesante combinación de roles. La propia novela tiene el estilo picaresco romano, aunque Psique y Afrodita retienen su carácter griego, siendo Eros el único cuyo papel procede de su equivalente en el panteón romano.
La historia es narrada como digresión y paralelo estructural al argumento principal de la novela de Apuleyo. Narra la lucha por el amor y la confianza entre Eros y la princesa Psique, cuyo nombre es difícil de traducir apropiadamente, pues trasciende los idiomas griego y latino, pero puede considerarse que significa ‘alma’, ‘mente’, o mejor ambas. Afrodita estaba celosa de la belleza de la mortal Psique, pues los hombres estaban abandonando sus altares para adorar en su lugar a una simple mujer, y así ordenó a su hijo Eros que la hiciera enamorarse del hombre más feo del mundo. Pero el propio Eros se enamoró de Psique, y la llevó por arte de magia a su casa. Su frágil paz fue arruinada por una visita de las celosas hermanas de Psique, quienes hicieron que ésta traicionara su confianza. Herido, este la expulsó y Psique vagó por la tierra, buscando a su amor perdido. Apuleyo atribuye en su obra una hija de Eros a Psique, Hedoné, cuyo nombre significa ‘placer’.
En otro mito, Eros hizo que dos castos compañeros de caza de Artemisa, Ródope y Eutínico, se enamoraran el uno del otro a instancias de su madre Afrodita, quien se ofendió porque rechazaron su dominio del amor y el matrimonio. Artemisa luego castigó a Ródope convirtiéndola en una fuente. [21][22]
En otro mito, Eros y Afrodita jugaban en un prado y tenían una ligera competencia sobre quién recogería la mayor cantidad de flores. Eros iba a la cabeza gracias a sus veloces alas, pero entonces una ninfa llamada Peristera ("paloma") recogió ella misma algunas flores y se las entregó a Afrodita, haciéndola victoriosa. Eros convirtió a Peristera en una paloma.[23]
Según Porfirio, Temis, la diosa de la justicia, jugó un papel en el crecimiento de Eros. Su madre Afrodita se quejó una vez ante Temis de que Eros no crecía y seguía siendo un niño perpetuo, por lo que Temis le aconsejó que le diera un hermano. Afrodita luego dio a luz a Anteros (que significa "contraamor"), y cada vez que estaba cerca de él, Eros crecía. Pero si Anteros estaba ausente, Eros volvía a su tamaño anterior, más pequeño.[24]
Eros es imaginado como un hermoso joven que porta un arco y poderosas flechas que usa para enamorar perdidamente a cualquiera. Ovidio, un autor romano, elabora sobre el arsenal de Eros y especifica que Eros lleva dos tipos de flechas; las primeras son sus flechas doradas que inducen un poderoso sentimiento de amor y afecto en su objetivo. Los segundos, en cambio, están hechos de plomo y tienen el efecto contrario; hacen que la gente sea reacia al amor y llenan sus corazones de odio.[25] Esto se utiliza principalmente en la historia de Dafne y Apolo, donde Eros hizo que Apolo se enamorara de la ninfa y que Dafne detestara cualquier forma de romance. Mientras tanto, en el relato de Ovidio sobre el secuestro de Perséfone por Hades, el secuestro es iniciado por Afrodita y Eros; Afrodita le ordena a Eros que haga que Hades se enamore de su sobrina, para que sus dominios puedan llegar al Inframundo. Eros tiene que usar su flecha más fuerte posible para hacer que el severo corazón de Hades se derrita.[26]
En un fragmento de Anacreonte, conservado por Ateneo, el autor lamenta cómo Eros lo golpeó con una bola púrpura, haciéndolo enamorarse de una mujer que se siente atraída por otras mujeres y lo rechaza por su cabello blanco.[27]
Eros se caracteriza por ser una entidad poderosa que controla a todos, y ni siquiera los inmortales pueden escapar. Luciano satirizó este concepto en sus Diálogos de los dioses, donde Zeus reprende a Eros por haberlo hecho enamorarse y luego engañar a tantas mujeres mortales, e incluso su madre Afrodita le desaconseja usar a todos los dioses como juguetes. Sin embargo, Eros no pudo tocar a ninguna de las diosas vírgenes (Hestia, Atenea y Artemisa), quienes habían hecho voto de pureza. Safo escribe sobre Artemisa que "Eros, que afloja las extremidades, nunca se acerca a ella".[28]
Un motivo recurrente de la poesía antigua es el de Eros picado por las abejas. La historia aparece por primera vez en el siglo VI a. C. atribuida a Anacreonte, y más tarde Teócrito amplió un poco la anécdota y la incluyó en sus Idilios (Idilio XIX). El pequeño Eros es picado por abejas y se queja de ello a su madre. Venus sonríe y le dice que él con sus flechas, causa un dolor similar.
Ponciano de Nicomedia, un personaje del Banquete de los eruditos (Deipnosophistae) de Ateneo, afirma que Zenón de Citio pensaba que Eros era el dios de la amistad y la libertad.[30][31][32]
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