Arte visionario
arte que pretende trascender el mundo físico De Wikipedia, la enciclopedia libre
Arte visionario es una ambigua calificación que se aplica a determinados artistas o a movimientos artísticos completos (el simbolismo o el surrealismo) que producen obras de arte que por su contenido, o bien por la técnica utilizada para su creación (ascetismo, desinhibición, técnicas surrealistas, psicodelia -o psiconáutica-, estados alterados de consciencia, etc.), parecen resultado de una especial percepción (como la que implicaría tener "visiones" o "alucinaciones") o la parecen comunicar al espectador, relacionándose de una forma particularmente potente con el mundo de los sueños o de la imaginación. La creatividad en el arte y la literatura, desde sus inicios en la Antigüedad, siempre se ha vinculado con el prestigioso concepto de "inspiración", sea inspiración divina o su alternativa terrenal, la inspiración artística.


El arte visionario puede identificarse como una de las muchas manifestaciones (muy distintas entre sí) que se han calificado de "arte primitivo" (como el arte prehistórico, el de las culturas primitivas de la actualidad, el art brut -que se asocia a marginados y personas con problemas mentales o uso de drogas-, el arte naíf -que también puede confundirse o no con el de niños y personas que no han recibido una educación artística formal-, etc.) También puede asociarse al malditismo de los artistas que no son entendidos en su época porque se anticipan a su posteridad.
Salvador Dalí ejemplifica el tipo de artista "visionario" que no reclama para sí mismo una particular condición primitiva, arcana, esotérica o pseudo-religiosa, más allá de su método creativo, que denomina "método paranoico-crítico".[1] De forma opuesta, hay artistas que pretenden trascender el mundo físico para retratar una visión más amplia del conocimiento, incluyendo temas espirituales o místicos, o que pretenden realizar obras basadas en tales experiencias, o que surgirían de escuchar voces internas o de una autopercepción del alma. Entre estos artistas estarían (por orden cronológico) Samuel Palmer, Gustave Moreau, Edward Burne-Jones, Odilon Redon, Adolf Wolfli, Jean Delville, Max Ernst, Stanley Spencer, Henry Darger, Brion Gysin o Ernst Fuchs, entre otros. Algunos fueron líderes de su propio movimiento místico, como fue el caso de William Blake. De otros se ha intentado encontrar alguna explicación a su obra en su relación con algún grupo místico, como fue el caso de El Bosco (los Hermanos del Libre Espíritu) o de Hilma af Klint (la teosofía, que también atrajo a Kandinsky o a Mondrian, sin que en ellos se atribuya una relación tan estrecha entre obra y misticismo). Otros prefieren utilizar otros términos, como "pintura metafísica" (Giorgio de Chirico). Por último, de otros importantes artistas no parece necesario atribuir su desbordante capacidad imaginativa a recursos ajenos a su propio trabajo artístico, como son los casos de El Greco, Heinrich Füssli, Francisco de Goya o Vincent van Gogh.[2]
Definiciones
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Contexto
El Museo de arte visionario americano (American Visionary Art Museum -AVAM-)[3] define arte visionario como "... el arte producido por individuos autodidactas, generalmente sin el entrenamiento formal, cuyos trabajos se presentan como una visión personal y natural que revela principalmente en el acto creativo en sí mismo."[4]
Tanto en la formación y autodidacta (o extraña) los artistas continúan creando obras con visión de futuro, refinación y entrenando con intensidad. Esto potencia aún más el argumento del American Visionary Art Museum como una definición fuera de lugar,[cita requerida] por lo que se conoce simplemente como arte outsider ("marginal"), o naïf ("ingenuo"); aunque de vez en cuando muestran que los artistas de este género se redefinen continuamente. Además, muchos de los artistas visionarios están activamente involucrados en prácticas espirituales, y algunos se han inspirado durante una intoxicación alucinógena, como pretenden los movimientos contraculturales vinculados a la psicodelia (arte psicodélico, música psicodélica).[5][6]
Walter Schurian, profesor en la Universidad de Münster, rápidamente precisa las dificultades en la descripción de arte visionario como si fuera un género distinto, desde "es difícil saber dónde comenzar y dónde parar. Las tendencias reconocidas tienen todo su componente fantástico, así que la demarcación es convenientemente borrosa."[cita requerida]
A pesar de esta ambigüedad, allí parece emerger una cierta definición a qué constituye la contemporánea vision de arte "escénico" y que los artistas pueden ser considerados especialmente influyentes.[cita requerida]
Arquitectura visionaria
Se ha llamado arquitectura visionaria a algunos proyectos de Étienne-Louis Boullée (1728-1799) y Claude-Nicolas Ledoux (1736-1806); así como a la serie de grabados Carceri d'Invenzione (1745-1760) de Giovanni Battista Piranesi, que diseñan arquitecturas intrincadas, como las que (ya totalmente imposibles en la tridimensionalidad) imaginó M. C. Escher dos siglos después.
A la denominada "arquitectura naíf" también se la llama "paisajismo visionario"
- Proyecto de edificio, de Boulée.
- Proyecto para la casa de los guardas agrícolas del paque de Mauperthuis, de Ledoux.
- Plancha VII de Carceri d'Invenzione, de Piranesi, 1745.
- Escher en su taller, 1958.
Pintura visionaria
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El Greco
Es tópico considerar la pintura y personalidad de El Greco como anticipatoria de artistas y movimientos posteriores, después de ser rechazada por considerarla excéntrica, extravagante e incluso vanidosa o absurda.[7] Ramón Gómez de la Serna le llamó "visionario iluminado",[8] mientras que Gregorio Marañón imaginó que usaba como modelos quizá a los judíos de Toledo (cosa difícil, dado que nadie hubiera querido ser identificado con tal condición desde su expulsión, sucedida un siglo antes, y por la discriminación social a que se sometía a los conversos desde antes incluso), aunque posteriormente, de forma más segura (y siguiendo una idea que atribuye a Manuel Bartolomé Cossío, lo que se ha discutido) propuso que lo habría hecho con los internos del manicomio de Toledo.[9] La distorsión y alargamiento de sus figuras no parece que fuera resultado de un defecto visual o de una patología neurológica, como se ha planteado en algunos estudios y descartado por otros.[10] Es significativo que una de sus obras (Visión del Apocalipsis, también llamada Visión de San Juan o Apertura del quinto sello) fuera comprada por Ignacio Zuloaga, que la ubicó en su casa de Zumaya donde recibía a un selecto círculo artístico y literario que incluía a Marañón; lo representó (junto con el cuadro de El Greco) en una de sus obras, titulada Mis amigos, que dejó inacabada.[11]
Füssli y Blake
Se ha calificado de "visionarios" a dos artistas inclasificables de finales del XVIII y comienzos del XIX: Heinrich Füssli y William Blake.[12] Solo en parte pueden ser asociados a la estética del Prerromanticismo. Para giulio Carlo Argan son "los dos pilares de la poética de lo sublime... al igual que Füssli vive de pesadillas, Blake vive de visiones".[13]

- El sueño del pastor, de Heinrich Füssli, 1793
- Beatriz dirigiéndose a Dante, de William Blake, 1824.
Goya
Contemporáneo de Füssli y Blake, Francisco de Goya tiene una parte de su amplia producción que se ha calificado de "visionaria": series de grabados como Los caprichos, Los disparates o Los desastres de la guerra, la intervención en los muros de su propia casa (Quinta del Sordo) que se han denominado Pinturas Negras, y algunas otras obras aisladas, como la estampa El gigante (similar al cuadro El coloso, de discutida atribución) o Los prisioneros.[14]

Van Gogh
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Contexto
Vincent van Gogh tuvo en su atormentada vida personal y espiritual un estímulo para su arte, pero no pretendía que sus obras tuvieran componentes más allá de lo material. Alguna de ellas, particularmente La noche estrellada, fue fruto de una tensión psicológica que expresó en una carta a su hermano Theo: "tremenda necesidad de, diré la palabra, de religión, de modo que salgo por la noche a pintar las estrellas". A pesar de todo, él la consideraba "un fracaso"; aunque mucho más adelante fuera considerada "visionaria" por la crítica y la historiografía del arte.[15] En algunos periodos de su vida consumía alcohol en exceso, pero no mientras pintaba; en cambio, fumaba constantemente.[16]




Literatura visionaria
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Contexto
La literatura visionaria incluiría los textos sagrados de la mayor parte de las religiones, que se suponen inspirados por la divinidad; otros géneros de literatura religiosa, como la profecía o la literatura mística;[17] y ejemplos más o menos alejados de ellos, como la Divina comedia de Dante o El paraíso perdido de John Milton. De hecho, también la poesía homérica se autoproclamaba inspirada: "Canta ¡oh diosa!, la cólera del pélida Aquiles...", comienza la Ilíada, aludiendo a la función atribuida a las musas; la Odisea comienza: "Musa, dime del voluble varón..."; Hesiodo comienza su Teogonía: "De las musas helicónides comencemos el canto..."; y Virgilio continúa la tradición en la Eneida: "Musa, recuérdame las causas..."[18]
También hay una evidente identidad entre lo visionario y lo mistérico que se expresa en la literatura alquímica y en textos inclasificables, como el manuscrito Voynich (que ni siquiera ha podido ser descifrado, aunque sí datado en el siglo XV) o la Hypnerotomachia Poliphili (Francesco Colonna, 1467).
La nueva relación de artista y sociedad que trae la Edad Contemporánea y la nueva estética de el "arte por el arte" permitieron nuevas posibilidades de expresión visionaria, como la de Los paraísos artificiales (Charles Baudelaire, 1858-1860) o Los poetas malditos (Paul Verlaine, 1884-1888). También es común considerar "visionarios" a escritores atormentados de estética romántica e imaginación desbordante, como Edgar Allan Poe,[19] o posteriores, como Lewis Carroll, Franz Kafka o J. R. R. Tolkien. Harold Bloom llamó "poetas visionarios del romanticismo inglés" a William Blake, lord Byron, Percy B. Shelley y John Keats.[20][21]
La escritura automática y otras estrategias de alejamiento de las convenciones literarias son propias de la literatura experimental, que coinciden con las vanguardias artísticas en el tiempo, la estética y, a menudo, los mismos autores-artistas.
Géneros narrativos como la literatura fantástica, utopías, ucronías, distopías, la novela gótica, la ciencia ficción o el realismo mágico se han considerado en mayor o menor medida como "visionarios". Menos frecuentemente, en el teatro se ha calificado de "visionarias" algunas obras especialmente rupturistas, como las del teatro del absurdo o el teatro de la crueldad.
Estupefacientes, alcohol y literatura
La Arabia entera es un paraíso de fragancia suavísima, y casi divina
En cuanto a la relación del uso de drogas en literatura y la condición visionaria de las obras producidas bajo su influjo (o al menos por los literatos que experimentaron con ellas), se remonta a la Antigüedad (los oráculos que emitieron las sentencias de Delfos se valían de ello, y su uso es descrito por Homero, Hipócrates, Herodoto, Teofrasto, Dioscórides, Cicerón, Plinio el Viejo o Galeno)[23] y continúa en las épocas siguientes con más o menos visibilidad (lo recogen, por ejemplo, santa Hildegard von Bingen, François Rabelais -que era médico e hijo de boticario con plantaciones de cáñamo-, Paracelso, Nostradamus o Miguel de Cervantes -hijo y nieto de médicos-).[24]
En la Edad Contemporánea se hace explicito en la obra de Thomas de Quincey (Confesiones de un opiófago inglés, 1821) y en muchos otros (por orden cronológico): Walter Scott, Samuel Taylor Coleridge, Percy B. Shelley, Mary Shelley, Honoré de Balzac, Alexandre Dumas, Gérard de Nerval, Alfred de Musset, Théophile Gautier, Charles Baudelaire, William Wilkie Collins, Jules Verne, Bram Stoker, Robert Louis Stevenson, Guy de Maupassant, Oscar Wilde, Arthur Conan Doyle, Ramón del Valle Inclán, Guillaume Apollinaire, D. H. Lawrence, Blaise Cendrars, Jean Cocteau, Aldous Huxley, Ernst Jünger, Henri Michaux, André Malraux, Klaus Mann, Jean-Paul Sartre, Tennessee Williams, Octavio Paz, William Burroughs, Paul Bowles, Timothy Leary, Jack Kerouac, Allen Ginsberg, Hubert Selby Jr, Philip K. Dick, Françoise Sagan, Ken Kesey, Fernando Sánchez Dragó, Hunter S. Thompson, Antonio Escohotado, Stephen King, Leopoldo María Panero, Luis Alberto de Cuenca, Roberto Bolaño, Mark Leyner, Will Self, Bret Easton Ellis, Frédéric Beigbeder, James Frey etc.[25] Más extensa sería la nómina de los escritores que, sean o no usuarios ellos mismos, toman las drogas como tema literario, en géneros que más que "visionarios" se asocian a la literatura de costumbres o de la criminalidad; o el llamado "periodismo Gonzo", al menos en su iniciador, Hunter S. Thompson.[26]
Más allá de las loas al vino,[27] la embriaguez de alcohol ha sido la más generalizada de las drogadicciones de los escritores en todas las épocas; y una de sus variantes más peligrosas, el uso de la absenta, fue un lugar común entre los escritores y artistas de la bohemia parisina del siglo XIX: Victor Hugo, Arthur Rimbaud, Paul Verlaine, Charles Cros, Rubén Darío, Alfred Jarry, Fernando Pessoa, Mário de Sá-Carneiro, Ernest Hemingway (ya en la época de la lost generation), etc. Según Oscar Wilde, «tras el primer vaso, uno ve las cosas como le agradaría que fueran. Tras el segundo, uno ve las cosas que no existen. Por último, uno termina viendo las cosas como son y eso es lo más terrible que puede acontecer».[28]
Escuelas y organizaciones

La Escuela de Viena del realismo fantástico,[29] que incluye a Ernst Fuchs y Arik Brauer, deben también ser consideradas un catalizador técnico y filosófico importante en su influencia fuerte sobre la cultura visionaria contemporánea. Puede también ser considerado su versión europea, con sus nombres intercambiados.[cita requerida]
La Sociedad para el arte de la imaginación (Society for Art of Imagination -AOI-),[30] fundada en 1961 por Brigid Marlin y un grupo de artistas del grupo Inscape,[31] sirve como un portal importante para los acontecimientos del arte visionario.[cita requerida]
Más recientemente, una nueva ola de artistas visionarios colabora en "cooperativas modernas" involucradas en publicaciones propias y promoción de "artistas visionarios" a través de internet y por medio de festivales como Burning Man y Boom Festival; y en espacios como Templo de las Visiones, Tribu 13, Synergenesis y el Movimiento de Arte de Interdimensional.[cita requerida]
Arte fantástico y arte onírico
Existe algún uso de denominaciones similares como "arte fantástico"[32] y "arte onírico" (o "arte de los sueños").[33] De muy laxa definición, se cita entre ellos incluso las ilustraciones para la literatura fantástica o los paisajes imaginarios del Renacimiento alemán (Weltlandschaft).
- El sueño de Jacob, de José de Ribera, 1639.
- Escalera de Jacob, de William Blake, 1805.
- El sueño, de Pierre-Cécile Puvis de Chavannes, 1883.
- Ilustración de John Tenniel para la primera edición de Alice's Adventures in Wonderland, 1865.
- Ilustración de Mary Hamilton Frye para Las aventuras de Nils, 1907.
- Ilustración de John Bauer para The boy and the trolls, 1915.
Referencias
Bibliografía
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