Gastronomía de París
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La gastronomía de París, aunque en un sentido estricto se refiere a la larga tradición culinaria de la ciudad de París, en un sentido general también hace referencia a la cocina de toda la región parisina, oficialmente denominada Isla de Francia.
Gastronomía de París Cuisine parisienne | ||
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matelote d'anguille (estofado de anguila) | ||
Territorio: | Isla de Francia, Francia | |
Englobada en: | Gastronomía de Francia | |
Elementos representativos | ||
Ingredientes: | queso, champiñón de París, ajo, espárragos, aves de corral, cereza de Montmorency... | |
Platos: | croque-monsieur, côte rôtie, matelote, mirotón, sopa de cebolla... | |
Bebidas: | vinos, cervezas... | |
Cocineros: | Ghislaine Arabian, Guy Martin, Jean y Pierre Troisgros, Michel Guérard, Paul Bouse... | |
Por su situación geográfica y climática, por su tradición culinaria y sobre todo por ser una gran metrópolis capital de la República Francesa,[1] París goza de acceso a una gran variedad de productos y alimentos de todo el mundo: carnes de res, cerdo, pollo... pescados y mariscos del atlántico y mediterráneo, verduras y hortalizas como la cebolla, el tomate, las verduras de hoja, así como frutas, granos como el arroz, el trigo o el maíz, frutos secos, almidones como la patata, dulces como la miel... y gran variedad de alimentos y platos de otras culturas que también han influenciado a la cocina tradicional francesa.
En París se originó y desarrolló la Alta Cocina (Haute cuisine) de la mano de reputados chefs como Marie-Antoine Carême, François Pierre de la Varenne, Auguste Escoffier, François Vatel o Fernand Point entre muchos otros. La gastronomía de París vivió su auge durante los siglos XIX y XX, influyendo decisivamente en la gastronomía mundial. Esta gastronomía fue liderada en parte por la burguesía parisina, y más particularmente por los cocineros de la corte ya que la ciudad era el hogar de la monarquía francesa. Los ciudadanos de París se han ganado la reputación de tener buen paladar, es decir, de apreciar el buen comer y los productos de calidad.[2] Ya en 1803, el periodista Grimod de La Reynière escribía:
El apetito de los parisinos es insaciable... ¿no hay ciudad en el mundo donde los comerciantes y los fabricantes de comestibles también se multipliquen? Hay cien restauradores para un librero y mil pasteles para un ingeniero en instrumentos matemáticosGrimod de La Reynière, 1803[3]