Esta página contiene citas de una persona fallecida hace 131 años.
Concepción Arenal (Ferrol, 31 de enero de 1820 – Vigo, 4 de febrero de 1893) fue una pensadora, escritora, periodista, poeta, autora dramática y sufragista gallega de finales del siglo XIX. Su principal aporte fue su filosofía de la compasión.
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A
«A veces damos el nombre de favor a la justicia, y creemos de muy buena fe que fuimos buenos y generosos cuando no hemos sido más que justos».[1]
«El hombre que no halla razón para tolerar el mal humor de su compañera, no repara que su amor se ha convertido en amistad, acaso tibia».[13]
«El hombre que se levanta no es menos grande que el que no ha caído».[14]
«El mejor homenaje que puede tributarse a las personas buenas es imitarlas».[15]
«El pobre se arruina en el momento que deja de ser sobrio».[16]
«El tedio es una enfermedad del entendimiento que no acomete sino a los ociosos».[17]
H
«Hay como una amarga complacencia en sufrir una injusticia, que parece legitimar el odio».[18]
L
«La caridad es un deber, la elección de la forma, un derecho».[19]
«La democracia, como la aristocracia, como todas las instituciones sociales, llama calumnias a las verdades que le dicen sus enemigos y justicia a las lisonjas de sus parciales».[20]
«La felicidad es ciega, sobrado arrogante para ver precipicios bajo las flores que cubren su camino».[21]
«La inocencia es pura, el arrepentimiento es sublime; la inocencia complace, el arrepentimiento admira; la inocencia es serena como la paz, el arrepentimiento deslumbra con el fuego en que se ha purificado».[22]
«La pasión para el hombre es un torrente; para la mujer, un abismo».[24]
«La sociedad paga bien caro el abandono en que deja a sus hijos, como todos los padres que no educan a los suyos».[25]
«Las cadenas se rompen con ideas y no a bayonetazos».[26]
«Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, se multiplican».[27]
«La victoria no está del todo sorda a la voz de la justicia; la violencia se detiene ante el derecho, y la conciencia general sirve de dique de desbordamiento de las pasiones antisociales».[28]
M
«Mal medio es para atraer a un hombre a la razón el tratarle como si no la tuviera».[29]
N
«No es tan culpable el que desconoce un deber como el que lo acepta y lo pisa».[30]
«No puede ser bueno el que no sabe luchar y resistir».[31]
«Puede hablarse en España contando con la indiferencia, pero sin temer la rechifla; el libro en que se hace un detenido análisis de los elementos del pauperismo, no se abrirá sino por muy pocos; podrá dar sueño á los que empiecen á leerle, pero no dará risa: ya se ha logrado mucho».[33]
S
«Sustituir el amor propio por el amor a los demás es cambiar un tirano insufrible por un buen amigo».[34]
T
«Toda gran falta es un acto de egoísmo. El delincuente ha querido y ha buscado una satisfacción propia, sea la que fuere, sin reparar en el daño de otro».[35]
«Todas las cosas son imposibles, mientras lo parecen».[36]
«Todo poder cae a impulsos del mal que ha hecho. Cada falta que ha cometido se convierte, tarde o temprano, en un ariete que contribuye a derribarlo».[37]
↑ Obras completasVolumen 302. Editorial Atlas, 1993. Página 14.
↑ Gargallo Vaamonde, Luis. Desarrollo y destrucción del sistema liberal de prisiones en España: De la Restauración a la Guerra Civil. Volumen 68 de Colección Monografías. Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2016. ISBN 9788490442012, p. 435.
↑ Texto original: «...y no se verán las escuelas cerradas y abiertas las cárceles. Abrid aquellas, y éstas se cerrarán por sí». Hablando de la incompetencia de las autoridades de educación para mantener abiertas las escuelas. Congreso pedagógico de la provincia de Matanzas: Año 1884. Editorial Imprenta y litografía La Nacional, 1884, p. 127.
↑ La igualdad social y política y sus relaciones con la libertad. 2015. ISBN 9788416369195. Biblioteca Cervantes Virtual.
↑ Contexto completo: «La felicidad escucha mal las amonestaciones de la prudencia; es demasiado ciega, sobrado arrogante para ver precipicios bajo las flores que cubren su camino, ni razón donde no hay alegría: ella posee la ciencia de gozar, y desdeña todas las otras. El dichoso no escucha; pero hay pocos dichosos y por poco tiempo. Como la ventura enerva, el venturoso es débil, y cae por tierra al primer golpe de la desgracia». Obras completas: El visitador del pobre. Est. tip "Sucesores de Rivadeneyra,", 1894. pp. 228 y 147.
Arenal, Concepción (1861). La beneficencia, la filantropía y la caridad: memoria premiada por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.... Memorias, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (Madrid). Imprenta del Colegio de Sordomudos y de Ciegos.
Arenal, Concepción (2016). Cartas a los delincuentes. Editorial eBookClasic. En Google Libros.
Ortega Blake, Arturo (2013). El gran libro de las frases célebres. Penguin Random House Grupo Editorial. México, ISBN 9786073116312. En Google Libros.