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disciplina sanitaria que diagnostica, evalúa y rehabilita los problemas en la comunicación, el lenguaje, el habla, la voz y la deglución De Wikipedia, la enciclopedia libre
La terapia del lenguaje, fonoaudiología o logopedia es una disciplina profesional[1] que está relacionada con las ciencias de la salud, la psicología y la lingüística aplicada. Se ocupa de la prevención, la evaluación, diagnóstico y la intervención de los trastornos de la comunicación humana, manifestados a través de patologías y alteraciones en la voz, el habla, el lenguaje (oral, escrito y gestual), la audición, masticación, deglución y las funciones orofaciales, tanto en población infantil[2] como adulta.[3]
El término logopedia proviene de los términos griegos λογος logos 'palabra' y παιδεια paideia 'educación [de niños]' que podrían traducirse como educación de la palabra.
El término fonoaudiología es más común en América del Sur, y se refiere a la palabra griega φωνή phōnḗ 'voz, sonido' y la palabra latina audīre [en griego también se encuentra αὐδή audḗ 'relato hablado, sonido, grito' de la misma raíz]. También se puede denominar logofoniatría en algunos países de Sudamérica.
En general, la función de los terapeutas del lenguaje es detectar, identificar, evaluar y aplicar la intervención, así como servicios de consulta, orientación, y seguimiento, a personas de todas las edades con, o en riesgo de sufrir alteraciones del habla, la voz, el lenguaje, la comunicación, la deglución, la audición u otros trastornos relacionados.
La disciplina recibe diversos nombres alrededor del mundo:
La fonoaudiología engloba a dos ámbitos de trabajo, por un lado a la logopedia en sentido restringido (o terapia del lenguaje) y por el otro a la audiología.
Como se ha mencionado, en la mayor parte de Europa se emplea el término logopeda, salvo excepciones como Francia y Luxemburgo. En Reino Unido, al igual que en el resto de países anglohablantes (países anglosajones), se emplea el término terapeuta del habla y del lenguaje. En casi toda la América Latina se utiliza el término fonoaudiología (engloba dos profesiones: por un lado, logopedia y, por otro, audiología).
En España, la logopedia es, por el momento, una disciplina autónoma y una profesión en plena evolución, por lo que tanto sus contenidos como sus roles profesionales están sometidos a revisión y a modificación constante.
El logopeda ejerce su actividad individualmente o integrando equipos multiprofesionales, tanto en el ámbito público como privado. El ejercicio de la logopedia se desarrolla dentro de los siguientes ámbitos de actuación profesional:[4]
En algunos países, la fonoaudiología está adscrita a las Facultades de ciencias de la salud o la medicina, en otras está asociada a las facultades de psicología, odontología, ciencias de la rehabilitación, ciencias de la comunicación o incluso ciencias humanas.
En Latinoamérica, la fonoaudiología es reconocida como disciplina autónoma en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Paraguay. En Brasil existe una amplia gama de posgrados en esta área, también en Chile existen programas de postgrado surgidos por convenios con universidades de fuera del país.
En España, un maestro de audición y lenguaje, es una persona con estudios sobre desarrollo del lenguaje cuya titulación se recoge en el R.D.1440/1991, de 30 de agosto (B.O.E. 11-10-91), es un especialista dedicado a promover y desarrollar la prevención de los problemas de lenguaje, a la potenciación de las capacidades comunicativo-lingüísticas y a la solución de problemas específicos de lenguaje y comunicación en un centro educativo. Sus funciones son variadas:
El Logopeda trabaja en centros sanitarios, como los Hospitales o clínicas. Los Logopedas valoran, diagnostican y establecen la intervención necesaria. El maestro de audición y lenguaje trabajará en el colegio, siguiendo las directrices del Equipo de Orientación.
La asociación o sociedad más antigua y más importante es la IALP (International Association of Logopedics and Phoniatrics) que reúne a 64 sociedades de 45 países y a más de 400 miembros individuales de 54 países de África, Asia, Australia, Norte y Sur América y de Europa. La IALP fue fundada en 1924 con su primer Congreso y hasta ahora ha celebrado 30 Congresos, el último en 2016 en Dublín.
Revistas especializadas en la publicación de trabajos de investigación sobre lenguaje, comunicación, voz o audición. Entre ellas, se pueden citar las siguientes:
Desde el nacimiento comienza la primera etapa de la comunicación, llamada prelingüística, es decir, todo lo previo al lenguaje hablado. Los niños pequeños reciben una gran parte de estímulos lingüísticos, comunicativos desde muy temprano, entre los 6 meses y el primer año, los niños van interiorizando el sistema fonológico de su entorno, aprenden a centrarse en las distinciones fonológicas típica de la lengua de sus cuidadores o padres y empiezan a ignorar distinciones fonéticas finas que no están presenten en las lenguas que oyen. Estos hechos pudieron ser demostrados en la segunda mitad del siglo XX, aun entre bebés que no hablaban todavía, viendo sus reacciones indirectas a estímulos sonoros presente en la voz humana.
Durante los primeros meses, el llanto desempeña un papel fundamental en la comunicación de los bebés, aunque esta conducta es instintiva y no aprendida. Posteriormente el llanto va adquiriendo variaciones para cada necesidad. La madre o las personas cuidan al niño empiezan a comprender lo que desea su bebé en un momento determinado, por asociación de contexto. Ya distingue cuando ese llanto manifiesta dolor, hambre, sueño u otra molestia. Luego de la comunicación a través del llanto, aparece la etapa del juego vocálico o balbuceo. Esto es cuando alrededor de los dos meses surge la repetición incesante y aparentemente sin sentido de sonidos vocálicos primero (a-a-o-e-e) y luego de sonidos guturales (g-g-g.). El bebé repite en forma continua un sonido y poco a poco incluye otro nuevo y los combina. Así es como paulatinamente va generando nuevos sonidos. En este momento, el niño es capaz de responder a las incitaciones de la madre cuando es estimulado con los mismos sonidos que él es capaz de producir. Este juego vocal se produce en momentos de tranquilidad fisiológica, es decir cuando no hay estímulos externos que llamen su atención y cuando sus necesidades estén satisfechas. En niños cuyos padres son sordos y usan la lengua de señas se aprecia gestos con las manos, que son similares a un balbuceo gestualizado.
Hacia los cinco meses, comienza la segunda etapa del juego vocal, donde el bebe no solo repite por placer, sino que entran en juego otros elementos importantes que son los estímulos auditivos que le llegan del exterior y que le permiten incluir nuevos sonidos. Así desde el segundo semestre de vida, hay una actividad vocal semana a semana más diversa. Las posibilidades de emisión son cada vez más variadas y amplias. Incluso en esta ejercitación que hace con los sonidos que ha seleccionado y propios de su lengua materna, a través de la estimulación brindada por el medio que lo rodea, no es raro que aparezcan semejanzas con ciertos vocablos, y es allí cuando su familia quizá suponga escuchar un “mama” o un “papa”, cuando en realidad el niño solo ha formado casualmente esas combinaciones sonoras, por el solo hecho de entregarse al ejercicio de producir sonidos; pero nada de todo ello constituye todavía lenguaje verdadero.
El niño recién empieza a conceder significado a determinados sonidos emitidos llegando al año de edad. Es durante este segundo semestre de vida que ira incorporando la comprensión de palabras relacionadas con sus actividades cotidianas, como por ejemplo: su mama, la alimentación, el sueño, el juego; o sea que todo esta indudablemente ligado a lo que constituyen sus intereses. Esta comprensión, le permitirá interiorizar estos significados como forma de transición hacia el habla propiamente dicha; es la asimilación de un sonido determinado que se vincula a una situación constante; así aprende a usar múltiples palabras que ha oído siempre de boca de los adultos y en idénticas situaciones (acá esta papá, vamos a hacer noni, esta es la mamadera, etc.). Esto es solo el comienzo, ya que han de pasar algunos meses hasta que el niño se haga entender satisfactoriamente a través de la palabra hablada, y mucho más hasta que pueda usar el lenguaje en su plenitud.
Típicamente los niños empiezan a articular mensajes de una palabra entre los 12 y los 18 meses, aunque la mayor parte de niños pequeños es capaz de reconocer su nombre meses antes de empezar a articular otras palabras. Entre los 12 y los 24 meses hay una explosión de adquisición léxica, los niños aprenden palabras de objetos y palabras asociadas a contextos y las producen espontáneamente. Raramente producen mensajes de más de dos palabras antes de los 24 meses. El léxico se va adquiriendo a medida que va aumentando la necesidad de expresarse en contextos concretos.
En la película El discurso del rey de Tom Hooper se ve cómo el rey Jorge VI necesita ayuda para que sea menos visible su tartamudez.
El milagro de Anna Sullivan (The miracle worker), un clásico de Arthur Penn (1962) se basa en un hecho real, en el que la institutriz Anna Sullivan se encarga de enseñar a una niña sordo-ciega de nacimiento a comunicarse y descubrir el mundo.
El pequeño salvaje (L'Enfant sauvage, 1970) de François Truffaut, es una película francesa, inspirada en la historia de Víctor de Aveyron, niño que en 1790 fue encontrado en los bosques de Francia, cerca de Toulouse, donde aparentemente había pasado toda su niñez (su edad no fue conocida, pero los habitantes del lugar calcularon que tenía 12 años). La película se desarrolla alrededor del año 1800 en Francia y se basa en la biografía de Víctor de Aveyron, tal como fue recogida por el médico Dr. Jean Itard.
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