sigla latina, título de Jesús de Nazaret De Wikipedia, la enciclopedia libre
INRI es la sigla de la frase latina Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum, la cual se traduce al español como: «Jesús de Nazaret, rey de los judíos».[1] Se trata de un acrónimo de la versión latina de la frase que, según el Evangelio de Juan, habría sido colocada en una tablilla por orden de Poncio Pilato, como explicación de la causa de la condena de Jesús a muerte de cruz.[2]En el griego koiné del Nuevo Testamento, por ejemplo, en Juan 19:3, esto se escribe como Basileus ton Ioudaion (βασιλεὺς τῶν Ἰουδαίων).[3].
Dos obras de arte que representan la crucifixión de Jesús de Nazaret: a la izquierda, la del pintor francés Léon Bonnat (ca.1880); a la derecha, la del pintor español Diego Velázquez (ca. 1632). En la primera se observa el titulus con el acrónimo INRI. En la segunda, el títulus de condena de Jesús de Nazaret se presenta redactado en tres idiomas (hebreo, latín y griego), tal lo expresado en el Evangelio de Juan.
La frase, que aparece en una placa o tablilla llamada «título» (titulus), varía ligeramente en los cuatro evangelios del Nuevo Testamento: se encuentra en su versión más corta en el Evangelio de Marcos 15, 26 («El rey de los judíos») y en el de Lucas 23, 38 («Éste es el rey de los judíos»); es más extensa en el Evangelio de Mateo 27, 37 («Éste es Jesús, el rey de los judíos»), y completa en el de Juan 19, 19 («Jesús de Nazaret, rey de los judíos»). De esta última versión surge el acrónimo. Muchos crucifijos, imágenes de la crucifixión y obras artísticas que la representan, incluyen el título con el acrónimo INRI, ocasionalmente grabado de forma directa en la cruz, y ubicado usualmente por encima de la figura de Jesús.[9]
En el Evangelio de Juan, se explica además la inscripción:
19 Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: «Jesús de Nazaret, el rey de los judíos.» 20 Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego.
19 Scripsit avtem et titvlvm Pilatvs, et posvit svper crvcem. Erat avtem scriptvm: «Iesvs Nazarenvs, Rex Ivdæorvm.» 20 Hvnc ergo titvlvm mvlti Ivdæorvm legervnt: qvia prope civitatem erat locvs, vbi crvcifixvs est Iesvs, et erat scriptvm hebraice, græce, et latine.
Evangelio de Juan 19, 19-20
Para la mayoría de los historiadores y biblistas, la presencia de esta inscripción o titulus de condena de Jesús de Nazaret —presente de forma unánime en los cuatro evangelios canónicos— constituye uno de los datos más sólidos del carácter histórico de su pasión.[10][11][12]
En la crucifixiónromana, el título (titulus) era una tablilla que tenía por función especificar el motivo de la condena: generalmente precedía al condenado de camino al lugar de ejecución, o se la colgaba de su cuello.[13][14] Aunque no eran imprescindibles, las inscripciones eran habituales, y existía cierta liberalidad en la redacción, al punto de permitirse burlas o ironías mordaces.[15] Fuera del Nuevo Testamento, existen muchas constancias de la existencia de tal práctica, citada por diferentes historiadores.[16] En la tablilla constaba su nombre, a veces su lugar de residencia, y la causa por la que había sido condenado.[17]
En todos los casos, el objetivo era desalentar a otros a cometer el mismo crimen.[18] En el caso de Jesús de Nazaret, solo el Evangelio de Juan menciona la existencia de un título propiamente dicho.[19] Pero los cuatro evangelios canónicos concuerdan en que el cargo conducente a la condena de Jesús a muerte de cruz se hallaba especificado en el sitio mismo de la crucifixión.[20]
La inscripción que indicaba la causa de su condena decía: «El rey de los judíos».
Sobre su cabeza había una inscripción: «Este es el rey de los judíos».[21]
Colocaron sobre su cabeza una inscripción con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos».
Pilato redactó una inscripción que decía: «Jesús el Nazareno, rey de los judíos», y la hizo poner sobre la cruz. Muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad y la inscripción estaba en hebreo, latín y griego.
And set up over His head His accusation written, THIS IS JESUS THE KING OF THE JEWS
And the superscription of His accusation was written over, THE KING OF THE JEWS.
And a superscription also was written over Him in letters of Greek, and Latin, and Hebrew, THIS IS THE KING OF THE JEWS.
And Pilate wrote a title, and put it on the cross. And the writing was, JESUS OF NAZARETH THE KING OF THE JEWS. This title then read many of the Jews: for the place where Jesus was crucified was nigh to the city: and it was written in Hebrew, and Greek, and Latin.
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Además de los cuatro evangelios canónicos, la inscripción también es apuntada por el Evangelio de Pedro 4, 11, un texto apócrifo datado del sigloII: «Cuando enderezaron la cruz, escribieron sobre ella: "Este es el rey de Israel"».[27]
En el Evangelio de Juan, la inscripción aparece redactada en tres lenguas:[28] en hebreo (que Wikenhauser y Brown, entre otros, sugieren podría ser el arameo, la lengua del país, ya que el Evangelio de Juan suele aludir al idioma arameo como "hebreo"),[29] en latín —la lengua oficial—, y en griego koiné —la lengua conocida en todo el mundo de entonces y en que se escribió el mismo Evangelio de Juan.[30] El pasaje del Evangelio de Juan gana en solemnidad con la indicación de la escritura en tres lenguas.[31]
En el Nuevo Testamento, se titula a Jesús como «rey de los judíos» o «rey de Israel» en distintos momentos,[32] y en dos de ellos se vincula con situaciones dramáticas. Según el Evangelio de Mateo, luego de la Natividad los magos llegados del Oriente llamaron "rey de los judíos" a Jesús.[lower-alpha 2] Como resultado, el rey Herodes se sobresaltó, y terminó por ordenar la matanza de los inocentes.[lower-alpha 3] Asimismo, en el relato de la pasión de Jesús, el uso de la expresión «rey de los judíos» es central en el proceso civil desarrollado ante el prefecto romanoPoncio Pilato.[32] Su pregunta a Jesús «¿Eres tú el rey de los judíos?» resulta unánime en los cuatro evangelios canónicos.[lower-alpha 4] La acusación de los judíos hacia Jesús de ser un rey antecede a la pasión,[lower-alpha 5] y constituye el cargo que da lugar a su crucifixión.
Jesús no reniega de ese título,[lower-alpha 6] pero precisa que su reino no es de este mundo,[lower-alpha 7] de modo que no se trata de un título cuya área de incumbencia coincida con la del César.[33]
Los evangelios terminan por manifestar la realeza de Jesús, incluso a través de los gestos mismos que lo vilipendian:[32]
los soldados colocan una inscripción en la cruz, en la que se usa el título de «rey de los judíos», según lo señalado en la sección anterior; y
los asistentes a la crucifixión se mofan de la realeza supuestamente irrisoria de Jesús.[lower-alpha 9] Sin embargo, uno de los ladrones crucificados con Jesús reconoce su carácter y le pide que se acuerde de él cuando llegue a su reino.[lower-alpha 10]
En el Nuevo Testamento, el título de «rey de los judíos» aparece sólo en boca de los gentiles o paganos (magos de Oriente, Poncio Pilato, soldados romanos) mientras que los líderes judíos prefieren la denominación de «rey de Israel» (Mateo 27, 42; Marcos 15, 32).[34] Pero desde la perspectiva de Poncio Pilato, el vocablo «rey» (independientemente de que sea «de los judíos» o «de Israel») resulta un término sensible por sus connotaciones de posible rebelión contra el Imperio romano.[35][34]
Raymond Edward Brown señala que no resulta verosímil que el cargo por el cual se condenó a Jesús de Nazaret («rey de los judíos») sea una invención, puesto que nunca aparece como una confesión cristiana. La reacción de Jesús ante ese título, tal como se refiere en el Evangelio de Juan 18, 37 («Tú lo dices»), indica que él no lo habría elegido para sí mismo.[36] Para la mayoría de los historiadores la mención de una inscripción o titulus de condena de Jesús de Nazaret de forma unánime en los cuatro evangelios canónicos, es un dato consistente del carácter histórico de su crucifixión.[10][11]
Algunas Iglesias ortodoxas de Oriente usan las letras INBI del texto griego de la inscripción en la cruz, Ἰησοῦς ὁ Ναζωραῖος ὁ Bασιλεὺς τῶν Ἰουδαίων, que significa "Jesús el Nazareno el Rey de los Judíos".[37]
Algunos cambian el título por ὁ Bασιλεὺς τοῦ κόσμου (el Rey del Mundo), no implicando que esto es en realidad lo que estaba escrito, sino que eso es lo que debió haberse escrito. También otras Iglesias ortodoxas de Oriente (como la de Rumania), utilizan la abreviación INRI.
En hebreo la frase es: יֵשׁוּעַ נָצְרַת מלך (Yeshu’a HaNatzrat Melech HaYehudim’ el AFI: [je'ʃuəʕ hanatzrat hameleχ hajehu'ðiːm]).
En España es común usar la expresión «para más inri», cuyo significado es «para mayor escarnio».[38]
Cristianismo occidental
En el cristianismo occidental, la mayoría de los crucifijos y muchas representaciones de la crucifixión de Jesús incluyen una placa o pergamino colocado sobre su cabeza, llamado titulus, o título, que sólo lleva las letras latinas INRI, ocasionalmente talladas directamente en la cruz y normalmente justo encima de la cabeza de Jesús.
La inicial INRI (en lugar de la inscripción completa) ya se utilizaba en el sigloX (Cruz de Gero, Colonia, hacia 970).
Cristianismo oriental
En el cristianismo oriental, tanto la Iglesia ortodoxa oriental como las católicas orientalesiglesias particularessui iuris utilizan las letras griegasΙΝΒΙ, basada en la versión griega de la inscripción Ἰησοῦς ὁ Ναζωραῖος ὁ βασιλεύς τῶν Ἰουδαίων. Algunas representaciones cambian el título por "ΙΝΒΚ", ὁ βασιλεύς τοῦ κόσμου. (ho Basileùs toû kósmou, "El rey del mundo"), o a ὁ βασιλεύς τῆς Δόξης. (ho Basileùs tês Dóxēs, "El Rey de la Gloria"),[39][40] no implicando que esto fuera realmente lo que se escribió, sino reflejando la tradición de que los íconos representan la realidad espiritual más que la realidad física.
La Iglesia Ortodoxa Rumana utiliza INRI, ya que la abreviatura en rumano es exactamente la misma que en latín (Iisus Nazarineanul Regele Iudeilor)
Las iglesias ortodoxas orientales que utilizan el eslavo eclesiástico en su liturgia utilizan ІНЦІ (INTsI, el equivalente de ΙΝΒΙ para І҆и҃съ назѡрѧни́нъ, цр҃ь і҆ꙋде́йскїйcódigo: chu promovido al código: cu ) o la abreviatura Царь Сла́вы. (Zar Slávy, "Rey de la Gloria").
Isopsefía
En isopsefía, el término griego (βασιλεὺς τῶν Ἰουδαίων) recibe un valor de 3343 cuyos dígitos parecen corresponder a una fecha sugerida para la crucifixión de Jesús, (33, abril, 3er día).
Algunas sociedades esotéricas relacionadas con el pensamiento gnóstico y la hermenéutica atribuyen al acrónimo INRI orígenes paganos, es decir, anteriores a la cristianización. Lo interpretan como Igne Natvra Renovatvr Integra, que significa «Por el fuego se renueva completamente la naturaleza».[41] También se interpreta el acrónimo como In Necis Renacere Integer, que significa «En la muerte renace intacto y puro».[42]
Escenas bíblicas
Los Reyes Magos visitan a Herodes para preguntar por el recién nacido Rey de los Judíos, Mateo 2:2.
Pilato, probando y entregando a Jesús, el Rey de los Judíos, Marcos 15:2.
Jesús con una túnica púrpura real burlado y golpeado como el Rey de los Judíos, John 19:2-3
Jesús, en la cruz, es escarnecido en el Calvario como el Rey de los Judíos, Luke 23:36-37.
Brown (2006). La muerte del Mesías, II, p.1147: «La fórmula joánica de la inscripción es la más solemne y memorable, como atestigua la representación artística tradicional de la cruz con su INRI procedente del supuesto latín Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum. La solemnidad es potenciada con la indicación de que el letrero estaba escrito en tres lenguas».
Some translations render Ἑβραϊστί (Hebraisti), the Koine Greek word used in John 19:20, as "Aramaic" rather than "Hebrew".[6][7] (Aramaic, which was closely related to Hebrew, had become a common vernacular of the Jews by this period. Hebrew was in decline, but would continue to be spoken in the region until the beginning of the 3rd century CE.[8]) However, Ἑβραϊστί is consistently used in Koine Greek at this time to mean Hebrew and Συριστί (Syristi) is used to mean Aramaic. Other than the word itself, there is no direct evidence in the verse as to whether Hebrew or Aramaic is meant and translations of the verse which render Ἑβραϊστί as Aramaic are reliant on assumptions made outside of the text to justify it, rather than the text itself.[6]
Brown (2006). La muerte del Mesías, II, p.1151: «Las objeciones contra la historicidad (de la pasión de Jesús de Nazaret) han estado basadas a menudo en la dudosa afirmación de que los cristianos no tuvieron acceso a lo que se dijo en los procesos judío y romano; pero aquí se trata de una inscripción a la vista de todos. No encuentro razón para negar su historicidad como expresión del cargo por el que los romanos ejecutaron a Jesús.»
Kasper (1978). Jesús, el Cristo, p.81: «El título de la cruz, trasmitido por los cuatro evangelistas, apenas si puede ponerse en duda en su valor histórico.» Así, Kasper cita a un conjunto de autores y trabajos: M. Dibelius, Das historische Problem der Leidensgeschichte, en Botschalt und Geschichte 1. Tübingen 1953, 256, 282 s; N. A. Dahl, Der gekreuzigte Messias, en H. Ristow - K. Matthiae (ed.), Der historische Jesus, 159 s; F. Hahn, Hoheitstitel, 178; W. Trilling, Fragen zur Geschichtlichkeit Jesu, 134; H. Kessler, Die tbeologiscbe Bedeutung des Todes Jesu. Eine traditionsgeschichtliche Untersuchung, Düsseldod 1970, 231.
Wikenhauser (1978). El Evangelio según san Juan, p.495: «La costumbre romana establecía que delante del condenado, mientras iba camino del suplicio, se llevara una tablilla de este género (titulus), o que se le suspendiera al cuello.»
Brown (2006). La muerte del Mesías, II, p.1145: «En ocasiones, el titulus era llevado delante del reo en su camino hacia la crucifixión o paseado alrededor del anfiteatro; otras veces era colgado de su cuello.»
Brown (2006). La muerte del Mesías, II, p.1145: «A juzgar por las principales referencias a un titulus fuera del Nuevo Testamento, las inscripciones de este tipo eran frecuentes, pero no necesarias [...] y para la redacción de su texto había considerable libertad (permitían incluso una nota de sarcasmo). Eusebio ofrece uno de esos textos: "Este es Átalo, el cristiano".»
Brown (2006). La muerte del Mesías, II, p.1145: «Suetonio, Calígula 32.2; Domiciano 10.1; Tertuliano, Apología 2.20 (CC 1.91); Dión Casio, Historia 54.3.7; Eusebio, Historia Eclesiástica 5.1.44.»
Brown (2006). La muerte del Mesías, II, p.1145: «Lo que describen aquí los evangelistas no es una notificación oficial relacionada con actas romanas, sino un modo de informar al público en general: si la crucifixión tenía un objetivo disuasorio, era útil dar a conocer su causa. Con tal fin se preparaba una tablilla (tabula, gr. pinax) que indicaba la causa poenae, es decir, el delito por el que se aplicaba el castigo.
Brown (2006). La muerte del Mesías, II, p.1144: «Los cuatro evangelios coinciden en que el cargo que había conducido a la condena de Jesús aparecía escrito en el lugar de la crucifixión.»
La indicación de Lucas 23, 38 de que la inscripción estaba en griego, latín y hebreo se encuentra en algunos manuscritos que contienen el Evangelio de Lucas, y también en la versión de la Biblia en latín (Erat autem et superscriptio scripta, super eum litteris graecis, et latinis, et hebraicis). Pero la mayoría de los traductores y comentaristas modernos no lo aceptan, porque parece ser un añadido del copista para uniformarlo con el Evangelio de Juan. Ver: Mattam, Zacharias (2002). Abriendo la Biblia. Escrutad las Escrituras porque ellas hablan de mí. Quito: Ediciones El Horeb. pp.131-132. ISBN9978-22-221-9. Consultado el 17 de abril de 2014.
Cresswell, 2013, chpt. 5: "The same goes for the note in Luke 23, 38 that the inscription on the cross was given in three languages: included by scribe A, deleted by Ca [from the Codex Sinaiticus] and absent in Codex Vaticanus and P75".
Only some of the extant early Greek manuscripts of Luke’s Gospel include the reference to the languages in verse 23:38.[22][23] This variance may be a result of later copyists adding to Luke to harmonize that Gospel with the text of John 19:20.[24] The New International Version (NIV) translation and 43 of the 63 translations of Luke 23:38 assembled by BibleGateway.com omit any reference to the languages.[25]
Brown (2006). La muerte del Mesías, II, p.1148: «Las tres lenguas del letrero tienen fuerza simbólica. El hebreo es la lengua sagrada de las Escrituras de Israel; el latín, la lengua del conquistador romano (de hecho, para referirse al latín, Juan emplea la palabra romaisti); el griego, la lengua en que es proclamado y escrito el mensaje sobre Jesús».
Brown (2006). La muerte del Mesías, II, p.1147: «La fórmula joánica de la inscripción es la más solemne y memorable [...] La solemnidad es potenciada con la indicación de que el letrero estaba escrito en tres lenguas».
Brown (2006). La muerte del Mesías, II, p.1148: «Sólo en la escena joánica del proceso fue explorado el alcance del título "el rey de los judíos": es un título falso si se refiere a un reino de este mundo, pero Jesús es rey en el sentido de que ha venido de arriba a este mundo para dar testimonio de la verdad (Juan 18, 36-37).»
Brown (2006). La muerte del Mesías, II, p.1150-1151: «Que presentarse como rey podía desencadenar una violenta reacción romana lo demuestran las crucifixiones en masa llevadas a cabo por Varo, el gobernador romano de Siria, contra autoproclamados reyes y sus seguidores después de la muerte de Herodes el Grande (cf. Flavio Josefo, Antigüedades judías 17.10.8,10; §285,295).»
Brown (2006). La muerte del Mesías, II, p.1148: «Por otro lado, nada parece descartarlo como acusación que un gobernador romano, al juzgar un caso con arreglo a procedimientos extraordinarios de la administración provincial en una provincia menor como Judea, pudo relacionar con la política general de la Lex Iulia de maiestate, incluida en la jurisprudencia ordinaria de Roma.»
Andreopoulos, Andreas (2005). Metamorphosis: the Transfiguration in Byzantine Theology and Iconography(en inglés). St Vladimir's Seminary Press. p.26. ISBN0-88141-295-3.
Brown, Raymond E. (2006). La muerte del Mesías. Desde Getsemaní hasta el sepulcro. 2 volúmenes. Pamplona (Navarra): Editorial Verbo Divino. ISBN84-8169-485-1.
Rivas, Luis H. (2008). El Evangelio de Juan. Introducción, teología, comentario (2ª reimpresión, 1ª edición). Buenos Aires: Editorial San Benito. pp.491-493. ISBN987-1177-18-6.
Wikenhauser, Alfred (1978). El Evangelio según san Juan. Barcelona: Editorial Herder. ISBN84-254-0083-X.
Breuer, Yochanan (2006). «Aramaic in Late Antiquity». En Katz, Steven T., ed. The Cambridge History of Judaism Vol. IV: The Late Roman-Rabinic Period. Cambridge University Press. ISBN978-0521772488.