Loading AI tools
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Aunque las telecomunicaciones como estudio unificado de las comunicaciones a distancia es una idea reciente, siempre han existido medios de comunicación que también son estudiados por esta disciplina. A lo largo de la historia han existido diferentes situaciones en las que ha sido necesaria una comunicación a distancia, como en la guerra o en comercio.[1] Sin embargo, la base académica para el estudio de estos medios, como la teoría de la información, datan de mediados del siglo xx.
Conforme las distintas civilizaciones empezaron a extenderse por territorios cada vez mayores fue necesario un sistema organizado de comunicaciones que permitiese el control efectivo de esos territorios.[2] Es más que probable que el método de telecomunicaciones más antiguo sea el realizado con mensajeros, personas que recorrían largas distancias con sus mensajes. Lo que sí que sabemos seguro es que ya las primeras civilizaciones como la sumeria, la persa, la egipcia o la romana implementaron diversos sistemas de correo postal a lo largo de sus respectivos territorios.
Las primeras tecnologías usadas en la comunicación usaban las señales visuales como las almenaras o las señales de humo, o acústicas como mediante el uso de tambores o cuernos.[1]
El dramaturgo griego Esquilo (525-456 a. C.) relata en su obra Agamenón como, en torno al 1000 a. C., se comunicó a la ciudad de Argos la victoria sobre Troya mediante estaciones repetidoras que eran capaces de transmitir en una noche.[3] También el historiador griego Polibio (204-122 a. C.) explica otro ejemplo de comunicaciones a larga distancia, el telégrafo hidráulico, que según cuenta fue desarrollado por Eneas el Táctico en el siglo iv a. C..[4][5] Consistía en dos cubas de agua provistas de sendos grifos y, sumergida de forma vertical, una tablilla con los signos y señales que se deseaban transmitir. El emisor alertaba al receptor con antorchas el momento en el que ambos debían abrir y cerrar el agua, de tal forma que el nivel del agua indicaba qué mensaje de la tablilla se deseaba transmitir.[4]
Sin embargo, estas primeras manifestaciones técnicas no dieron como resultado sistemas de telecomunicación reales, sino que hasta la Edad Contemporánea no se inventaron formas para realizar comunicaciones a distancia. Fue el correo postal, en sus diferentes manifestaciones, el que asumió el papel de comunicar a las personas durante casi toda la historia.[6]
Más reciente es el uso de los telégrafos ópticos, considerado el primer sistema de telecomunicación moderno al permitir codificar mensajes que no habían sido prefijados con anterioridad; hasta entonces, se transmitían mensajes sencillos, como 'peligro' o 'victoria', sin la posibilidad de dar detalles o descripciones. Se trataba de unas estructuras provistas de brazos móviles que, mediante cuerdas y poleas, adoptaban diferentes posiciones con las que codificar el mensaje.[7] Aunque fue Robert Hooke quien, en 1684, presentó a la Royal Society un primer diseño detallado de un telégrafo óptico,[8][9] no fue hasta principios del siglo xix en Francia cuando se implementó de una forma eficaz. Fue durante la Revolución francesa, cuando existían en el país una necesidad importante de poder transmitir las órdenes de una forma eficaz y rápida,[9] cuando el ingeniero Claude Chappe y sus hermanos instalaron 556 telégrafos ópticos que cubrían una distancia de casi 5000 kilómetros.[7] La primera línea, de 22 torres y 230 kilómetros, se dispuso en 1792 entre París y Lille,[10] y en 1794, transmitió la noticia de la victoria francesa en Condé-sur-l'Escaut:[11]
Condé ha vuelto a poder de la República: la rendición se ha efectuado esta mañana a las seis.[nota 1]
El sistema, que resultó ser un éxito en el terreno militar, se extendió por toda Europa aunque con las modificaciones propias de cada país, como el diseño de Murray en Gran Bretaña[14] o el de Breguet y Betancourt, así como el de Mathé, en España.[15]
Aunque fue en el 1729 cuando el científico Stephen Gray había descubierto formalmente que la electricidad podía ser transmitida, los primeros experimentos técnicos no se materializaron hasta el siglo xix, cuando Alessandro Volta presentó a la Royal Society un instrumento capaz de generar corriente continua, la pila voltaica —véase la historia de la electricidad—. Por ejemplo, un experimento inicial en la telegrafía eléctrica fue el telégrafo electroquímico creado por el científico alemán Samuel Thomas von Sömmerring en 1809,[nota 2] basado en un diseño menos robusto de 1804 del científico español Francisco Salvá Campillo.[17][16][18] Este invento empleaba señales eléctricas que se enviaban por diversos cables metálicos, una por cada letra. En el extremo receptor las corrientes electrolizaban el ácido de unos tubos individuales de vidrio liberándose corrientes de burbujas de hidrógeno en el tubo correspondiente para que fueran vistas por el operador del receptor.[16][18]
El telégrafo eléctrico, que se desarrolló en la primera mitad del siglo xix, tiene su origen en multitud de experimentos y nuevas tecnologías, por lo que no se puede mencionar un único inventor aunque sí algunos nombres importantes.[19]
Por ejemplo, el diplomático ruso Pavel Schilling construyó en 1832, en su propio apartamento, un telégrafo electromagnético que usaba seis galvanómetros como receptores cuyas agujas señalaban el carácter enviado.[20] Otro ejemplo lo encontramos en los célebres científicos Gauss y Weber, quienes en 1833 instalaron una línea telegráfica entre la universidad y el observatorio astronómico de Gotinga donde ambos trabajaban. Consiguieron comunicarse haciendo mover la aguja de un magnetómetro, con la que coordinaban el tiempo, y llegaron a desarrollar un código de 5 bits.[20]
Sin embargo no fue hasta la primera patente de un telégrafo cuando este salió de los laboratorios. Fue en 1837, cuando William Fothergill Cooke, quien se asoció con el profesor de física Charles Wheatstone, patentó un telégrafo de cinco conductores eléctricos que hacían mover otras cinco agujas imantadas con las que señalar una de las 20 letras que tenía el aparato.[21] En julio de ese mismo año hicieron una demostración de su invento entre las estaciones de Euston y Camden Town,[21] pero no fue hasta el 9 de julio de 1839 cuando empezó a funcionar su invento entre la estación de Paddington, en Londres y la de West Drayton, a 21 kilómetros de distancia.[22] Esta vez, sin embargo, utilizaron una variante de su invento que usaba solo dos agujas y utilizaba un código de pulsos eléctricos positivos y negativos para cada carácter.[22]
Finalmente, tras conseguir reducir el número de agujas de su invento a una sola, Cooke y Wheatstone fundaron la Electric Telegraph Company en 1846, percursora de la primera empresa de telecomunicaciones —la British Telecom—, y para 1852 ya había instalados en Inglaterra 6500 km de líneas telegráficas.[23] El invento se extendió a lo largo de Europa y se instalaron líneas en diversos países como Francia (1845), Austria-Hungría y Bélgica (1846), Italia (1847), Suiza (1842) o Rusia (1853).[24]
La otra pareja clave en la historia de la telegrafía fue la formada por el pintor Samuel Morse y Alfred Vail, ambos estadounidenses y contemporáneos a Cooke y Wheatstone. Samuel Morse había oído hablar en 1832 sobre los electroimanes en el transcurso de un viaje, y se le ocurrió usarlos para hacer mover un lapicero que marcase el mensaje enviado en un papel. En 1835 fue nombrado profesor de literatura, de arte y de dibujo en la universidad de Nueva York, por lo que pudo dedicarse a construir su primer prototipo. Sin embargo, no sería hasta 1837 cuando junto con Alfred Vail consiguiese un prototipo totalmente operativo.[25] En 1843 consiguieron 30 000 dólares estadounidenses para financiar la construcción de una línea telegráfica entre Washington y Baltimore, la cual se inauguró el 1 de enero de 1845.[26]
Así se consolidó también el uso del telégrafo en Estados Unidos. Para 1866 la empresa que había unificado el mercado —la Western Union Telegraph Company— tenía más de 2250 oficinas y 120 000 kilómetros de líneas;[27] y se ofrecían servicios tanto personales como profesionales, como el servicio de noticias de Associated Press.[27]
Conforme el uso del telégrafo se iba consolidando se les fueron añadiendo nuevas mejoras y funcionalidades. Cabe destacar el modelo de telégrafo que patentó David Edward Hughes en 1855 con el que se podían transmitir hasta 45 palabras por minuto en vez de las 25 palabras por minuto del sistema Morse.[28] Se trataba de un sistema que, utilizando una rueda con las letras del lgabet, imprimía directamente el mensaje transmitido en un lenguaje comprensible.[28] Otro gran avance fue el que introdujo Émile Baudot en 1874, quien invento un tipo de multiplexación por división de tiempo que permitía varias comunicaciones simultáneas usando la misma línea; o Tomas Edison, quien había trabajado desde los quince años como telegrafista e inventó en 1874 un sistema de comunicaciones cuádruplex con el que enviar cuatro telegramas simultáneos por el mismo hilo.[28]
El telégrafo se consagró como el medio de comunicación predilecto. Si en 1865 el total de líneas telegráficas de los miembros de la Unión Telegráfica Internacional era de 500 000 kilómetros y se enviaban unos 30 millones de mensajes, hacia 1913 había 7 millones de kilómetros de líneas y se transmitían 500 millones de telegramas.[29] Solo algunos países de Europa, como Inglaterra o España, adoptaron mayoritariamente el sistema de Cooke y Wheatstone, y en el resto del mundo se prefirió el sistema de Morse.[30] Este fue establecido para las líneas telegráficas internacionales en la Conferencia de París de 1865 cuando se constituyó la Unión Telegráfica Internacional.[30] Después, en 1903, este mismo organismo recomendó en la Conferencia de Londres el uso del sistema de Hughes para las líneas de mayor actividad y el de Baudot para los servicios con más de 500 telegramas diarios.[30]
El telégrafo se había consagrado como el medio de comunicación por antonomasia, e influyó notablemente en otras tecnologías futuras hasta el punto de condicionar su denominación: 'telégrafo parlante' o 'mejoras en telegrafía' —teléfono—, o la 'telegrafía sin hilos' —radiocomunicación.
Uno de los inventos más exitosos del siglo xix, que aún es muy usado en nuestros días, fue el teléfono. Este invento hizo posible comunicarse utilizando la voz, aunque en un principio no se apostó por su desarrollo debido al éxito y el poder que ya tenía el telégrafo. Como en muchos otros casos, el invento y desarrollo del teléfono no se debe a una sola persona, y fueron varios los inventores que desarrollaron tecnologías relacionadas con la telefonía. De hecho, las primeras especulaciones sobre la posibilidad de transmitir la voz a distancia son muy anteriores a la invención del teléfono. Por ejemplo, Robert Hooke especuló sobre la transmisión de la voz a distancia, pero sus experimentos con cuerdas tirantes no tuvieron mucho éxito;[32] y G. Huth utilizó por primera vez la palabra ‘teléfono’ en A Treatise concerning some Acoustic Instruments and the use of the Speaking Tube in Telegraphy (1796) al sugerir usar cuernos y megáfonos para comunicarse.[33]
Pero no fue hasta el desarrollo de una tecnología específica cuando se puede hablar de los primeros pioneros: Antonio Meucci, Philipp Reis, Innocenzo Manzetti, Elisha Gray o Alexander Graham Bell, entre otros. El comienzo de la telefonía estuvo marcado, de hecho, por numerosas batallas legales por la autoría de los primitivos teléfonos, por lo que es preferible recurrir al orden cronológico a la hora de enumerar los distintos avances técnicos o las patentes de estos.
Así, en 1856 Antonio Meucci instaló en su domicilio un dispositivo que conectaba el dormitorio con el sótano con el que poder hablar con su esposa enferma, que llamó «teletrófono» —«telettrofono» en italiano—, y que supuestamente fue publicado en la prensa. Sea como sea, el primer artilugio al que se le llamó «teléfono» —«telefón» en alemán— fue el presentado por Philipp Reis en 1862, quien usó una membrana de cuero para su dispositivo. El resultado fue un teléfono que permitía transmitir notas eléctricas y sonidos sencillos, pero en el que se hacía prácticamente imposible hablar. Dos años después, en 1864, Innocenzo Manzetti inventó su propio 'telégrafo parlante' —télégraphe parlant en francés— que permitía transmitir la voz, y fue publicado por los medios.[nota 3]
Sin embargo, la primera patente de un sistema telefónico fue la que obtuvo el estadounidense Alexander Graham Bell en 1876, con la que obtuvo la explotación en exclusiva del invento hasta 1893 y logró llegar a monopolizar el mercado en Estados Unidos. Otro inventor, el también estadounidense Elisha Gray presentó una solicitud de patente de un sistema telefónico el mismo día que Bell —en realidad que su inversor, Hubbard—, pero llegó tarde por unas horas. Cabe destacar que Bell se vio envuelto hasta en 600 litigios por la autoría del teléfono, incluidos Meucci, Gray, Edison o la entonces todopoderosa Western Union, pero ganó todos los juicios. La autoría del teléfono sigue siendo aún motivo de controversia y difiere según el país.[nota 4]
Sea como sea, la realidad es que el mercado no supo ver el potencial del invento, calíficado de "juguete", pues todas las necesidades de comunicación eran resueltas con el telégrafo, que además dejaba testimonio escrito de lo transmitido. Así, el verdadero hito de Bell y sus asociados fue haber iniciado, y luego monopolizado, un mercado tan importante como es el telefónico, que llegó a estar controlado casi por completo por la American Telephone & Telegraph Company —inicialmente Bell Telephone Company—. Por supuesto, eso pasó en los Estados Unidos, pero el desarrollo en el resto del mundo se hizo a imagen y semejanza del caso estadounidense.
Bell, profesor de hijos sordomudos y conocedor de la fisonomía del oído humano, buscaba la forma de construir un teléfono —el pensó en un "oído eléctrico"—, pero todos los experimentos de la época trataban de inventar la telegrafía armónica con la que transmitir multitud de conversaciones telegráficas en un mismo hilo, cada una con una nota. Los esfuerzos de Bell hicieron que perdiera la mayoría de sus alumnos para dedicar tiempo a sus experimentos, por lo que los padres de los dos únicos alumnos que le quedaban, su futuro suegro Gardiner Hubbard y Thomas Sanders, empezaron a financiarle si se centraba en buscar un telégrafo armónico. Bell, sin embargo, siguió investigando su oído mecánico junto con Thomas Watson, un hábil constructor que cubría la torpeza de Bell con los cacharros eléctricos. En junio de 1875 lograron identificar un sonido metálico a través del invento, y el 14 de febrero de 1876 Hubbard pidió la patente bajo la denominación de "mejoras en telegrafía", en la que se mencionaba que serviría para enviar voz u otros sonidos telegráficamente. El 10 de marzo Bell recibió la patente 174 465 y tres días después pronunciaría la famosa frase «Señor Watson, venga aquí, le necesito» a través de su teléfono.
Pero el contexto en la década de 1870 no era el más propicio para las grandes inversiones, debido fundamentalmente a la crisis económina de 1873 y a la consolidación del telégrafo —se cuenta que la propia Western Union se negó a comprar la patente del teléfono—.[nota 5] Así, Bell y Watson de centraron en hacer diversas demostraciones de su invento, incluyendo la exposición universal de ese año, mientras que Hubbard empezó a comercializar el producto a bajo coste y a conseguir conferencias para Bell. Un año después, en 1877 constituyeron la Bell Telephone Company, repartiéndose los beneficios en 3 décimas partes para cada uno —Bell, Hubbard y Sanders— y una décima parte para Watson; y a finales de ese año ya tenían 3000 teléfonos instalados y muchas deudas. No fue hasta la incorporación de Theodore Vail —hermano de Alfred Vail— cuando la empresa empezó a tomar buen rumbo, pero para ese año ya había 1730 compañías competidoras en los Estados Unidos, incluida la Western Union que había fichado a Edison para que mejorase la tecnología de Bell. La situación siguió siendo precaria durante dos años, en los que Watson inventó el timbre del teléfono e instalaron un teléfono en el despacho del presidente Hayes; hasta que en 1879 la Corte Suprema dio la razón a Bell en su proceso contra la Western Union, por lo que se quedó con sus 56 000 clientes para tener un total de 133 000 abonados. A partir de ese año el grupo liderado por Vail se hizo con todo el mercado estadounidense, pues tenían aún 17 años hasta que caducara la patente para explotar en exclusiva el invento, y de hecho las acciones de 50 dólares valían ahora más de 1000 dólares. En esos 13 años alcanzaron los 230 000 clientes y se refundaron como la American Telephone & Telegraph Company. La compañía siguió creciendo, dentro de las fluctuaciones propias del mercado, hasta llegar a ser un auténtico monopolio, diferencia primordial entre el mercado estadounidense y el europeo en el que el monopolio de estas infraestructuras fue ejercido por el Estado. La empresa fundó los Laboratorios Bell, compró gran parte de la Western Union y siguió siendo una de las empresas más grandes de la historia hasta que las acciones antimonopolio del Departamento de Justicia de los Estados Unidos lograron separar la compañía en entidades locales —Baby Bells— en 1984.
Otro gran hito en la telefonía fue la invención de la conmutación de manos de Tivadar Puskás.
El desarrollo de la telecomunicación en el último tercio del siglo xix estuvo marcado por la cooperación internacional en la telecomunicación, que tuvo sus inicios en las actividades cotidianas de los telégrafos que, en las propias fronteras de las distintas naciones de la época, se intercambiaban y traducían los mensajes transfronterizos. Sin embargo, los mares y océanos constituían una frontera natural difícil de evitar.
Durante este siglo se investigó el uso de medios de transmisión de formas simples, de hierro o cobre, y en la mayoría de ocasiones sin recubrimiento externo. Cabe recordar que la forma de investigar de la época era el ensayo y error, en la que se probaban decenas de materiales para solventar un problema hasta dar por el óptimo. En 1847 Werner von Siemens y otros inventaron métodos para recubrir cables de gutapercha para impermeabilizarlos.
El primer cable submarino fue el que se largó en el paso de Calais —canal de la Mancha— entre el cabo Gris-Nez —Francia— y el cabo Southerland —Inglaterra— de manos de los hermanos John y Jacob Brett. Se trató de un cable telegráfico que fue tendido por el remolcador Goliaht el 28 de agosto de 1850, pero que fue seccionado por un pescador local al poco tiempo, el cual lo exhibió como trofeo. El año siguiente se volvió a largar un cable, que corrió más suerte que el anterior, formado de 4 hilos de cobre de 1,65 mm de diámetro recubiertos de cáñamo y reforzado con 10 alambres de hierro galvanizado de 7 mm de diámetro. Debido al éxito de este primer cable la idea se extendió y en 1852 se unió Gales y Escocia con Irlanda, y al año siguiente se conectó Bélgica y Dinamarca a través del mar del Norte. Se tendieron también cables entre Córcega y Cerdeña, Italia y Córcega, Tasmania y Australia, y muchas otras localizaciones. En 1860 ya existía un enlace directo entre Inglaterra y la India que salvaba numerosas vías de agua como el canal de Suez.
Sin embargo, el gran desafío de la época fue tender el primer cable telegráfico transatlántico, una auténtica proeza en la ingeniería de la época. El 7 de agosto de 1857, el buque de guerra Agamemnon, trató de largar unos 3200 kilómetros de cable fabricado con un núcleo de siete hilos de cobre recubiertos de gutapercha —hasta los 12,2 mm— y un refuerzo exterior de 18 alambres de hierro. Sin embargo, 10 días después de su partida de Irlanda, el cable se rompió a 3600 metros de profundidad —2000 brazas—, por lo que se abandonó el proyecto.[34] El verano siguiente se reintentó el tendido, pero con otro planteamiento: el Agamemnon y el Niagara se encontrarían en medio del atlántico, cada uno con la mitad del cable, y tras unir ambos extremos el 28 de junio partieron cada uno en direcciones opuestas; el cable del Agamemnon se rompió a los 230 km de travesía, por lo que ambos fondearon en Queenstown —Terranova— a la espera de órdenes. Un mes después del primer intento, el 28 de julio de 1858, ambos barcos repitieron la operación una vez más y lograron tender los 2340 km de cable necesarios para unir Dowlas Bay —Valentia, Irlanda— y la bahía de Trinity —Terranova—, a donde ambos barcos llegaron el 5 de agosto. Esa misma noche se envió el primer telegrama anunciando la llegada, así como diversas felicitaciones. Sin embargo, apenas un mes después, el 3 de septiembre, el cable se averió debido a una sobrecarga de tensión. A pesar de los múltiples fracasos, el empresario Cyrus Field, dueño de la compañía Atlantic Telegraph Company, consiguió fletar una nueva expedición para largar otro cable. Tras la Guerra de Secesión, el 23 de julio de 1865, el buque Great Eastern —el más grande de la época— zarpó de Valentia con 3700 km de cable, 3 veces más grueso que el anterior, con rumbo a Terranova. A principios de agosto, cuando se habían tendido más de 1900 de cable, los técnicos del barco descubrieron un defecto de fabricación que les obligó a reflotar varios kilómetros de cable para sustituirlo, con tan mala fortuna que este se rompió durante las tareas de reparación. Tras tres intentos fallidos de recuperar el cable, después de conseguir encontrarlo en el fondo del océano, el barco regresó a Irlanda. Por fin, en 1866, el Great Eastern consiguió largar con éxito el cable submarino y, para rematar la faena, recuperó el cable perdido un año antes del fondo del Atlántico y lo completó para tener un segundo cable a través del océano.
Desde entonces, se han tendido muchos más cables submarinos a lo largo de todo el planeta, mejorando las tecnologías existentes hasta el uso de la actual fibra óptica. Se calcula que hoy en día el 90 % del tráfico de Internet se transmite por cables submarinos —el resto, por satélites—.
A principios del xx aparece el teletipo que, utilizando el código Baudot, permitía enviar texto en algo parecido a una máquina de escribir y también recibir texto, que era impreso por tipos movidos por relés.
El término telecomunicación fue definido por primera vez en la reunión conjunta de la XIII Conferencia de la UTI (Unión Telegráfica Internacional) y la III de la URI (Unión Radiotelegráfica Internacional) que se inició en Madrid el día 3 de septiembre de 1932. La definición entonces aprobada del término fue: "Telecomunicación es toda transmisión, emisión o recepción, de signos, señales, escritos, imágenes, sonidos o informaciones de cualquier naturaleza por hilo, radioelectricidad, medios ópticos u otros sistemas electromagnéticos".
El siguiente artefacto revolucionario en las telecomunicaciones fue el módem que hizo posible la transmisión de datos entre computadoras y otros dispositivos. En los años 60 comienza a ser utilizada la telecomunicación en el campo de la informática con el uso de satélites de comunicación y las redes de conmutación de paquetes. La década siguiente se caracterizó por la aparición de las redes de computadoras y los protocolos y arquitecturas que servirían de base para las telecomunicaciones modernas (en estos años aparece la ARPANET, que dio origen a la Internet). También en estos años comienza el auge de la normalización de las redes de datos: el CCITT trabaja en la normalización de las redes de conmutación de circuitos y de conmutación de paquetes y la Organización Internacional para la Estandarización crea el modelo OSI. A finales de los años setenta aparecen las redes de área local o LAN.
En los años 1980, cuando los ordenadores personales se volvieron populares, aparecen las redes digitales. En la última década del siglo XX aparece Internet, que se expandió enormemente, ayudada por la expansión de la fibra óptica; y a principios del siglo XXI se están viviendo los comienzos de la interconexión total a la que convergen las telecomunicaciones, a través de todo tipo de dispositivos que son cada vez más rápidos, más compactos, más poderosos y multifuncionales, y también de nuevas tecnologías de comunicación inalámbrica como las redes inalámbricas.
Seamless Wikipedia browsing. On steroids.
Every time you click a link to Wikipedia, Wiktionary or Wikiquote in your browser's search results, it will show the modern Wikiwand interface.
Wikiwand extension is a five stars, simple, with minimum permission required to keep your browsing private, safe and transparent.