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Este artículo analiza los regímenes y movimientos que se han descrito a sí mismos como fascistas, o que se alega que han sido fascistas o simpatizantes del fascismo.
A menudo es un tema de disputa si cierto gobierno debe caracterizarse como fascista (nacionalismo autoritario radical), autoritario, totalitario o un estado policial. El vocablo «fascismo» en sí mismo es controvertido, y ha sido definido de varias maneras por diferentes autores. Muchos de los regímenes y movimientos discutidos en este artículo pueden considerarse fascistas según algunas definiciones pero no según otras. Consulte las definiciones de fascismo para obtener más información sobre ese tema.
Nota: No se hará mención de Italia ni del fascismo italiano en este artículo.
La República de Weimar surgió tras el hundimiento del Imperio alemán y el fracaso de la revolución espartaquista. Los movimientos de ultraderecha incluyeron los paramilitares Freikorps, destacados en revolución y disueltos en 1920 (Ernst Röhm, futuro jefe de las SA, Rudolf Höß, futuro comandante de Auschwitz); y el muy minoritario Deutsche Arbeiterpartei (Partido Obrero Alemán, 1919) de Anton Drexler y Dietrich Eckart, del que formaba parte el cabo Adolf Hitler como infiltrado de los servicios secretos. En 1920 se fijaron los veinticinco puntos de su programa y se cambió su nombre por el de Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, NSDAP), ya con Hitler como dirigente destacado. El corpus doctrinal, más bien los eslóganes, del nazismo fueron tan indefinidos como los del fascismo italiano. Ninguno de los dos movimientos se basaron en la coherencia ideológica. No obstante, en este caso se insistió en un texto: Mein Kampf (Mi lucha, 1925-1926), que Hitler había comenzado a redactar durante su estancia en la cárcel tras el Putsch de la cervecería. Tras un periodo de clarificación política en que se abandonaron las propuestas de los hermanos Gregor y Otto Strasser (más idealistas u obreristas, pero no menos violentas o totalitarias), las elecciones de 1930 convirtieron al partido en una fuerza importante, que mantenía una violenta presencia callejera con las camisas pardas del Sturmabteilung (tropas de asalto, SA) y la guardia personal de Hitler con camisas negras del Schutzstaffel (Escuadrones de Protección, SS). Las elecciones de 1932 le convirtieron en una fuerza decisiva, y el presidente Hindenburg se vio obligado a nombrar a Hitler canciller a comienzos del año siguiente. A los pocos días, se hizo una inequívoca presentación de los rasgos fascistas del nacionalsocialismo por el propio Hitler durante una cena con altos mandos de la Reichswehr (el ejército alemán) y la marina el 3 de febrero de 1933, que algunas fuentes denominan el programa del Lebensraum (teoría del espacio vital, hacia el Este):[1]
1. Política interior: Completa reversión de la situación política interna actual de Alemania. Negativa a tolerar cualquier actitud contraria a este espíritu (el pacifismo). Los que no se conviertan serán destruidos. Exterminación del putrefacto y dividido marxismo. Ajuste de la juventud y del pueblo entero a la idea de que sólo la lucha puede salvarlos y de que todo lo demás debe subordinarse a esta idea (plasmada en los millones que ya están en el movimiento nazi y que crecerán). Entrenamiento de la juventud y fortalecimiento del deseo de luchar por todos los medios. Pena de muerte para la alta traición. Fuerte liderazgo de un Estado autoritario. Erradicación del cáncer de la democracia.2. Política exterior: Batalla contra Versalles Tratado de Versalles. Igualdad de derechos en Ginebra Sociedad de Naciones; que de todas maneras será inútil si el pueblo no tiene deseo de luchar.
3. Economía: ¡Hay que salvar a los campesinos! ¡Política de asentamientos!... La capacidad del mundo es limitada y la producción se fuerza por todas partes. La única posibilidad de re-ocupar a parte del ejército de desempleados radica en el asentamiento. Pero se necesita tiempo y no hay que esperar una mejora radical, porque hay poco espacio vital para el pueblo alemán.
... conquista de nuevo espacio vital en el este y su germanización sin piedad.[2]
El incendio del Reichstag (del que se acusó a los comunistas), la muerte del anciano Hindenburg y la renovación de la victoria electoral del Partido facilitaron la transición a un régimen de partido único que aplicó sin concesiones el programa nazi, incluyendo la represión de toda oposición política o social y la legislación de pureza racial (Leyes de Núremberg). El rearme y el encuadramiento social (que ignoraba cualquier reivindicación salarial o de condiciones laborales), y una política económica intervencionista (comparable en cierto modo al keynesianismo) dirigida por Hjalmar Schacht, y un monetarismo, equilibrando ingresos y gastos del estado, llegaron a hacer cuestaciones en las calles ('To be or not to be', E Lubitsch), redujeron el paro de 6 millones a solo 400.000.[3] La política de apaciguamiento de las potencias europeas (Acuerdos de Múnich) permitió una serie ininterrumpida de éxitos internacionales, entre los que se cuentan la remilitarización de Renania, la anexión de Austria y los Sudetes y la victoria de su protegido Franco en la guerra civil española (en la que se experimentaron entre otras, las tácticas aéreas de la Legión Cóndor). En 1939, a los pocos días del término de ésta, el pacto nazi-soviético y la crisis de Danzing, significaron el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en cuya primera fase consiguió imponerse en toda Europa (excepto en la batalla de Inglaterra), con una poco decisiva ayuda italiana. La invasión de la Unión Soviética (operación Barbarroja), que desde el inicio contó con apoyo de Winston Churchill, en material y de suministros, y la entrada de los Estados Unidos tras el ataque a Pearl Harbor, que intentó evitar Hiro-Hito, (Alemania les declaró la guerra, en mantenimiento de su alianza con Japón) llevaron a su derrota, que parte de la élite nazi pretendió vivir como el fin de la civilización.
Una coalición de partidos de derecha, llevó al poder a Engelbert Dollfuss en 1932. Sus principales apoyos eran el tradicional Christlichsoziale Partei (Partido Social Cristiano) y una amalgama de movimientos más extremistas, como la paramilitar Heimwehr, aglutinados por Ernst Rüdiger Starhemberg bajo el nombre de Vaterländische Front (Frente Patriótico)o, de más clara orientación fascista. Dollfuss disolvió de manera indefinida el parlamento (marzo de 1933) e inició un régimen autoritario que recibía el nombre de Ständestaat. En respuesta a la creciente actividad de movimientos pronazis, partidarios de la anexión a Alemania (Anschluss), prohibió al NSDAP local (junio de 1933) y al SDAPÖ (febrero de 1934). En julio del mismo año fue asesinado por miembros del partido nazi austriaco. Fue sustituido por Kurt Schuschnigg, que siguió oponiéndose a las pretensiones de anexión. En cambio Arthur Seyß-Inquart, su ministro de interior y sustituto como canciller, requirió la presencia militar alemana que acabó con la independencia austríaca.[4]
El Nationale Front (Frente Nacional Suizo) se fundó en 1930, con ideología de extrema derecha y antisemita. Aprovechó el modelo de democracia directa para forzar un referéndum con el objetivo de enmendar la constitución en ese sentido, en 1935, pero fue ampliamente derrotado, y sus actividades declinaron. El Nationale Bewegung der Schweiz (Movimiento Nacional de Suiza), fue fundado en 1940 y actuaba como paraguas de las actividades alemanas en el país.[5]
La indefinición y arbitrariedad de las fronteras caracteriza a esta amplia región. Los Tratados de Versalles difícilmente hubieran podido aplicar los 14 puntos de Wilson, que pretendían conseguir la paz con el reconocimiento del principio de nacionalidad: un estado para cada nación. La disolución de los imperios multinacionales (Imperio alemán, Imperio ruso, Imperio austrohúngaro e Imperio otomano) fue sustituida por un conjunto de reinos y repúblicas de difícil definición y coexistencia, en ausencia de fronteras naturales, y con un nivel de desarrollo económico y social más atrasado que en la Europa Central u Occidental.
El nacionalismo exacerbado, el militarismo, los liderazgos carismáticos, la agresividad expansiva o defensiva y las salidas políticas autoritarias o totalitarias, todas ellas características o componentes de lo que se suele definir como fascismo, fueron muy frecuentes en esta zona de Europa antes de la Segunda Guerra Mundial. Un factor añadido fue la vecindad de la Unión Soviética, que se veía como uno de los dos enemigos principales (el otro era la propia Alemania) entre los que la región estaba «emparedada». La democracia como régimen político era de implantación reciente, y las sucesivas crisis económicas (la posterior a la guerra y la de 1929) la sometieron a fuertes tensiones, que hizo que en muchos países se optara por salidas autoritarias. Donde se mantuvo, las fuerzas políticas y sociales se polarizaron entre las alternativas extremas: fascismo y comunismo.
El pacto nazi-soviético de 1939 (contradictorio en términos ideológicos, pero pragmática y estratégicamente un éxito temporal para ambos) llevó al reparto de buena parte del territorio (Polonia, las repúblicas bálticas y Besarabia). Una vez estallada la guerra, la ocupación en unos casos, o en otros la alianza con las potencias del Eje determinó una mayor proximidad con las políticas nazis o fascistas.
Corneliu Zelea Codreanu fundó el 24 de julio de 1927 la Legión del Arcángel Miguel, una organización fuertemente antisemita y nacionalista, cuyos integrantes vestían camisas verdes. Los adeptos y miembros del movimiento eran llamados «legionarios». En marzo de 1930, Codreanu formó la Guardia de Hierro, una rama paramilitar y política de la Legión; este nombre llegó a aplicarse para la Legión entera.
Sus miembros llevaban uniformes verdes (considerados símbolo de rejuvenecimiento, por sus uniformes ganaron el apodo «las camisas verdes») y se saludaron entre ellos como los romanos, alzando el brazo derecho. El símbolo principal utilizado por la Guardia de Hierro fue una cruz triple, representando barras de prisión (como escudo del martirio), a veces llamada La Cruz del Arcángel Miguel.
El movimiento atrajo a destacados miembros de la intelectualidad rumana, como Mircea Eliade. No fue el único grupo de las mismas características: durante la década de 1930 rivalizó violentamente por la primacía en la lucha callejera con el movimiento de los Lăncieri (lanceros), de camisas azules, con los que frecuentemente chocaba. Tras el asesinato de Codreanu, el líder de la Guardia de Hierro pasó a ser Horia Sima.
Llegó al poder en 1940, fundando el Estado Nacional Legionario aliado al general Ion Antonescu, aproximándose cada vez más a la Alemania nazi, de la que Rumanía fue aliada durante la Segunda Guerra Mundial.
Tras la derrota de las potencias del Eje, Rumanía pasó a ser una república popular, convirtiéndose así en un Estado socialista.[6]
La personalidad más cercana al fascismo de los políticos de la derecha búlgara fue Alejandro Tsankov, que controló un régimen autoritario de gran violencia represora desde el golpe de estado de 1923 hasta 1934, en que fue desplazado del poder por el Zveno (Звено, un movimiento también ultraconservador, con presencia en el ejército y partidario del corporativismo), a su vez derrocado en 1935 por el propio rey Boris III, que inició un gobierno personal autocrático asistido por el primer ministro Gueorgui Kioseivanov, que asoció a Bulgaria a las potencias del Eje, logrando algunas reivindicaciones territoriales irredentistas, aunque evitó declarar la guerra a la Unión Soviética. Murió en 1943 en circunstancias poco claras, ocupando la regencia Kyril de Bulgaria, que fue depuesto en 1944 por una coalición de partidos dominada por los comunistas, pero que incluía al propio Zveno. Entre tanto Tsankov había acentuado su identificación con el nazismo alemán, que mimetizó a través de un pequeño partido denominado Movimiento Social Nacional (1932), asociado con otros como la Unión Nacional de Legiones Búlgaras (Съюз на Българските Национални Легиони, 1933) de Hristo Nikolov. En los últimos años de la guerra (1944) llegó a presidir un gobierno búlgaro en el exilio en Alemania.[7]
En Grecia, el general Ioannis Metaxas estableció un régimen de carácter fascista el 4 de agosto de 1936. El régimen del 4 de agosto o Tercera Civilización Helénica (paráfrasis del III Reich) se designa habitualmente como el Fascismo Griego. Tenía muchos paralelismos con el fascismo alemán e italiano: militarismo, saludo romano, intervencionismo, doctrina racista y nostalgia por las glorias pasadas del país, símbolo clásico (se eligió el labrys o doble hacha), organización juvenil (Ethniki Organosis Neolaias —Organización Nacional de Juventudes, EON—); aunque algunas características propias lo distancian. La posición internacional de Grecia, aliada a Inglaterra y opuesta al expansionismo italiano en los Balcanes, provocaron la Guerra Greco-Italiana de 1941 en que los griegos resistieron inicialmente con éxito: un caso peculiar de enfrentamiento de dos fascismos.
La muerte de Metaxas y la victoria alemana tras las duras batallas de la Operación Marita inició un periodo de ocupación. Se crearon organizaciones de corte nazi y antisemita, como el EEE (Ethniki Enosis Ellas), el EKK (Ethnikon Kyriarchon Kratos), el Partido Nacionalsocialista Griego (Elliniko Ethnikososialistiko Komma, EEK) liderado por George S. Mercouris, la ESPO (Organización Patriótica Socialista Helénica) y la Sidira Eirini (Paz de Hierro). Los alemanes confiaron la administración a gobiernos colaboracionistas locales, presididos por Georgios Tsolakoglou, Konstantinos Logothetopoulos y Ioannis Rallis, que llegó a crear los Tágmata Asfalías (Batallones de Seguridad) para oponerse a la guerrilla comunista del Ellinikos Laïkos Apeleftherotikos Stratos (ELAS), que se estaba haciendo muy activa, con lo que el final de la guerra mundial se convirtió para Grecia en una guerra civil griega.[9]
Tras los violentos años posteriores a la Primera Guerra Mundial que disolvió el Imperio austrohúngaro, que incluyeron una efímera revolución comunista (República Soviética Húngara de Béla Kun) en medio de una guerra civil y una intervención militar rumana, el Reino de Hungría (1920-1946) estuvo bajo la regencia de Miklós Horthy. Se instauró un régimen autoritario y con marcado carácter nacionalista, anticomunista y antisemita, que se alió a las potencias del Eje al comenzar la Segunda Guerra Mundial.
Con un carácter más inequívocamente fascista, Ferenc Szálasi fundó en 1935 un Partido de la Voluntad Nacional, pero fue ilegalizado dos años más tarde por su radicalismo violento. Tuvo sus orígenes en la filosofía política de los extremistas proalemanes como Gyula Gömbös, que acuñó el término «nacionalsocialismo» en los años veinte,[10] y que había llegado a ser primer ministro con Horthy. Unificado con otros partidos similares, como el Partido Nacionalsocialista de los Obreros y Trabajadores Agrícolas Húngaros (fundado en 1933 y que se conocía como camisas verdes), el partido fue reconstituido en 1939 con el nombre de Partido de la Cruz Flechada o Movimiento Hungarista (Nyilaskeresztes Párt – Hungarista Mozgalom) bajo el modelo explícito del partido nazi alemán. Su iconografía estaba claramente inspirada en la de los nazis: el emblema de la Cruz flechada era un antiguo símbolo tribal magiar que representaba la pureza racial de los húngaros de modo similar a como la esvástica hacía lo propio para la raza aria. Gobernó Hungría desde el 15 de octubre de 1944 hasta enero de 1945, destacando por su actividad antisemita en los últimos momentos de la llamada «solución final». Tras la guerra, Szálasi y otros líderes del partido fueron juzgados como criminales de guerra por los tribunales húngaros, condenados a muerte y ejecutados.[11]
La descomposición de Austria-Hungría y la necesidad de reconocimiento a Serbia, llevó a los vencedores de la Primera Guerra Mundial a la creación en 1918 de un Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, llamado Reino de Yugoslavia (Eslavia del Sur) desde 1929. Los recelos de los croatas ante los serbios, encontraron un altavoz en el periódico Hrvatski Domobran (Ejército Croata) del Movimiento Juvenil Croata, de Branimir Jelić y Ante Pavelić. El cierre del periódico y la prohibición de todos los partidos nacionalistas en 1929 radicalizaron al grupo, que se exilió en Bulgaria y exigió la independencia en una declaración conjunta con nacionalistas macedonios. Desde 1932 iniciaron acciones terroristas, con la denominación Ustachá (insurgente, rebelde, que se aplicaba a la Rebelión Herzegovina de 1875).
La ocupación del Eje en 1941 (Alemania el Norte e Italia el Sur) permitió la proclamación de la independencia del Estado Independiente de Croacia, bajo la dirección totalitaria del poglavnik (caudillo, duce o führer) Pavelić, con el Ustachá como partido único, e incluso un rey nominal perteneciente a una rama lateral de la casa de Saboya (Roberto, rebautizado con el épico nombre de Tomislav II de Croacia, por el primer rey croata, del siglo X), que no llegó a pisar su territorio. El Ustachá se destacó por la intensidad del colaboracionismo y la emulación en las más dura represión, incluyendo el exterminio de judíos, gitanos, y serbios; e incluso de los propios croatas cuando se identificaban como comunistas o cristianos ortodoxos (la confesión mayoritaria, considerada nacional, era la católica). Se formó la Hrvatska Legija (Legión Croata) que combatió junto a los alemanes en el frente ruso, aunque los principales enemigos militares del estado croata fueron los partisanos serbios controlados por los comunistas. Su relación con los Chetniks (guerrilla monárquica, anticomunista y ultranacionalista serbia) fue más ambigua.[12] Los Ustachá se dispersaron al final de la guerra, que trajo la formación de la Yugoslavia de Tito. Miles de ellos se refugiaron en Argentina, como el propio Pavelić, que se hizo consejero de seguridad de Juan Domingo Perón.[13]
El liderazgo de Ahmet Zogu (que acabó reinando como Zog I), heredero de una dinastía regional de gobernadores hereditarios de Mati y líder de un Partido Reformista Popular de imprecisa ideología, ha de entenderse en función de la estructura social y económica preindustrial de Albania. Solo puede considerarse próximo al fascismo por su dependencia colonial con la Italia de Mussolini, a la que se aproxima desde 1925. Se exilió en Londres ante la invasión italiana de 1939.[14]
La incorporación de los Sudetes a Alemania y la posterior partición de Checoslovaquia hizo que fuera muy distinta la presencia política de fascistas o nazis locales en el protectorado de Bohemia y Moravia (que mantuvo un gobierno local considerado poco fiable por los nazis, y se administraba en la práctica con un gobierno militar alemán) y en la República Eslovaca (1939-1945), más afín a la ideología del III Reich, en la que los simpatizantes nazis locales gobernaban dirigidos por el sacerdote católico Jozef Tiso y el Hlinka (Unidad Nacional) o Partido del Pueblo Eslovaco, que desde 1939 era el único legal, junto con el Deutsche Partei (Partido Alemán, para los alemanes radicados en Eslovaquia) y el Partido Húngaro Unificado (para los húngaros). Dentro del partido, el presidente Tiso representaba la tendencia más moderada, de marcado conservadurismo clerical católico, mientras que el primer ministro Vojtech Tuka y el ministro del Interior Alexander Mach representaban la tendencia más similar al fascismo o al nacionalsocialismo.[15]
El Lapuan liike (Movimiento Lapua) fundado en 1929, fue un partido político de marcado nacionalismo y anticomunismo, heredero de los Guardias Blancos de la guerra civil finlandesa de 1918 y que fue radicalizándose hasta adquirir un claro carácter fascista. Sus líderes provenían de la ciudad de Lapua (Vihtori Kosola y el general Kurt Martti Wallenius). Intentó un golpe de estado en 1932 (la rebelión Mäntsälä), tras el que fue prohibido. Se reorganizó un nuevo partido denominado Isänmaallinen kansanliike (Movimiento Patriótico Popular, IKL), que añadía el carácter integrista religioso del movimiento Herännäisyys de la región de Ostrobotnia. Incorporó la parafernalia fascista de camisas negras y organizó un movimiento juvenil (Sinimustat, liderado por Elias Simojoki, un sacerdote fanático de fuerte carisma). Se presentó a las elecciones de 1933 en alianza con el partido conservador, y en solitario en 1936 y 1939, sin alcanzar el poder. En 1938 se inició un procedimiento para su ilegalización, no concedida por los tribunales.
Tras las coyunturas críticas posteriores al pacto nazi-soviético (la Guerra de Invierno y la Paz de Moscú, 1939-1940), Finlandia se había visto obligada a apoyarse en Alemania para garantizar su independencia contra la Unión Soviética (Guerra de Continuación), de modo que se vio conveniente incluir al ILK en el gobierno de concentración nacional de 1941. Por el contrario, ya no se hizo lo mismo en el de 1943 (las circunstancias bélicas habían cambiado). A petición de la Unión Soviética, el ILK fue prohibido cuatro días antes del armisticio que puso fin a la guerra (19 de septiembre de 1944).
La Eesti Vabadussõjalaste Keskliit (Unión de participantes en la Guerra de Independencia de Estonia, abreviadamente Vapsid y sus miembros vaps), dirigida por Andres Larka y Artur Sirk, nació en 1929 como una asociación de excombatientes y se fue convirtiendo en un movimiento político nacionalista y antiparlamentario que utilizaba un encuadramiento paramilitar y uniforme con boina negra. Más allá de eso, no presentaba otras similitudes con el fascismo, pues rechazaba el racismo y no tuvo contactos internacionales. Tras algunas intervenciones políticas, en el referéndum de 1933, fue prohibida como consecuencia de la declaración de un estado de emergencia. Se reconstituyó, acentuando sus características radicales y alejando a sus miembros más moderados, y fue definitivamente disuelta en 1935.[16]
Existieron algunos movimientos nacionalistas violentos en Letonia en los años 1930, caracterizados por el antesemitismo, el anticomunismo y, como rasgo especial, el antigermanismo, por el deseo de una pureza étnica letona. La Ugunskrusts (Cruz de Fuego, 1932), de Gustavs Celmins, fue enseguida ilegalizada, pero reapareció como la Pērkonkrusts (Cruz de Trueno). Su símbolo era equivalente a la esvástica y sus miembros llevaban un uniforme paramilitar de camisa gris y boina negra. Fueron nuevamente disueltos y su líder encarcelado tras el establecimiento de un régimen autoritario por el presidente Karlis Ulmanis. Más tarde, durante la ocupación alemana, Celmins y algunos miembros de la Cruz de trueno colaboraron con los nazis (el denominado Comando Arajs, de Viktor Arajs, que incendió una sinagoga en Riga y asesinó a miles de judíos y comunistas), mientras que otros se opusieron, incluso participando en la resistencia. Desaparecido el movimiento bajo la Unión Soviética, a la caída de ésta (1990) reapareció con un programa de Letonia para los letones más radical que el del gobierno independentista, y un intento de volar el monumento a los soviéticos liberadores de Riga. La mayor parte de sus dirigentes fueron detenidos y condenados a penas menores.[17]
El movimiento fascista lituano, denominado Geležinis Vilkas (Lobo de Hierro), se formó en 1927 y fue liderado por Augustinas Voldemaras. Disponía de una sección violenta (Tautininkai), que se empleaba contra sus enemigos políticos. Fue prohibido en 1930 y en 1934 intentó un golpe de estado contra el presidente Antanas Smetona, de tendencia autoritaria y anteriormente presidente honorario de ese mismo movimiento. En 1938 Voldemaras se exilió. Durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, muchos de sus dirigentes colaboraron con los ocupantes,[18] aunque un movimiento nacionalista, anticomunista y antisemita de imprecisa ideología denominado Lietuvos Aktyvistų Frontas (Frente Activista Lituano, LAF), que llegó a formar un gobierno provisional en 1941, no obtuvo el reconocimiento alemán para funcionar como gobierno títere y se autodisolvió.[19]
El régimen de gobierno de Józef Piłsudski a través del Partido Socialista Polaco durante la Segunda República Polaca fue en realidad una dictadura autoritaria bajo una fachada constitucional y democrática valiéndose de presidencias títeres como la de Stanisław Wojciechowski o Ignacy Mościcki. Sin embargo, su énfasis centralizador para mantener la independencia y unidad de Polonia, que logró en 1918 tras ciento veintitrés años de particiones,[20][21][22] provocó que su relación con el nazismo fue más bien hostil, y que un movimiento de características similares al fascismo, Endecja (acrónimo de Narodowa Demokracja o Democracia Nacional), dirigido por Roman Dmowski, fuera decididamente reprimido.[23] La ocupación alemana instauró un Gobierno General sin ninguna clase de gobierno títere con colaboracionistas locales: se pretendía teóricamente la futura germanización del territorio por colonos alemanes, una vez despejado de lo que se describía como razas inferiores (eslavos y judíos).
La zona más desarrollada económica y socialmente, también disponía de los regímenes democráticos más estables y arraigados. También es importante considerar que, o bien estaban entre los vencedores de la Primera Guerra Mundial, o bien habían sido países neutrales y pretendían seguir siéndolo. La aparición de movimientos fascistas o nazis pudo tener un desarrollo endógeno, pero su llegada al poder fue estrictamente dependiente de su ocupación o no por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, e incluso en ese caso, nunca ejerció un poder real sino estrictamente tutelado por ésta, cuando no se redujo a ser un simple enmascaramiento de la ocupación.
El Nationalsocialistiska Arbetarpartiet (Partido Nacionalsocialista Obrero) se formó en 1933 por Sven Olof Lindholm como escisión de un anterior Partido Nacionalsocialista. Su sección juvenil se llamaba Nordisk Ungdom (Juventud Nórdica) Inicialmente funcionó como una total imitación del partido nazi alemán, identificándose en principio más bien con las ideas de Otto Strasser (más izquierdista que Hitler). Se fue distanciando paulatinamente de sus conexiones alemanas, adoptando desde 1938 un emblema diferente (el Vasakärven o haz de trigo emblema de los Vasa) y cambió su nombre a Svensk Socialistisk Samling (Unidad Socialista Sueca). Durante la Segunda Guerra Mundial, en que Suecia fue neutral, decayó su actividad, hasta su disolución en 1945.[24]
El Danmarks Nationalsocialistiske Arbejderparti (Partido Nacionalsocialista Obrero Danés, DNSA), fundado el 16 de noviembre de 1930, mimetizó actitudes e ideología del partido nazi alemán. Fue liderado inicialmente por Cay Lembcke, y no pasó de tener unos cientos de seguidores, y unos resultados incluso menores en las elecciones de 1932. A partir de 1933 fue reemplazado por Frits Clausen, que concentró la actividad del partido en su región (Schleswig Norte).
Como la ocupación alemana de Dinamarca durante la Segunda Guerra Mundial no alteró el sistema político local, ni siquiera llegó entonces a formar parte del gobierno de concentración, con presencia de todos los partidos excepto el comunista y el nazi. En marzo de 1943 hubo incluso unas elecciones en que los partidos partidarios de la ocupación fueron derrotados, y el 29 de agosto se disolvió el gobierno, declarando la ley marcial. El DNSA se disolvió en mayo de 1945, al terminar la guerra.[25]
Léon Degrelle, impresionado por el grito de los contrarrevolucionarios mexicanos en la guerra cristera (Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe), fundó a su vuelta a Bélgica, en 1930, el movimiento Cristus rex o rexismo, que se extendió sobre todo en ambientes ultraconservadores católicos de la zona francófona (Valonia). Entre sus líderes estaban José Streel, Louis Collard y Victor Mathys.[26]
En la zona neerlandófona (Flandes) se creó simultáneamente la Vlaamsch Nationaal Verbond (Unión Nacional Flamenca, VNV), fundada por Staf de Clerq en 1933. Su lema era Autoridad, disciplina y «Dietsland», siendo éste el nombre que proponían dar al estado pan-neerlandés a crear, excluyendo la zona de Valonia.[27]
El rexismo se presentó a las elecciones a partir de 1936, obteniendo modestos resultados. Tanto él como el VNV fueron acentuando sus tendencias filonazis (totalitarismo, antisemitismo, admiración por Hitler), y recibieron apoyo financiero de Alemania. Con la ocupación, se convirtieron en la articulación del colaboracionismo, formando incluso dos unidades militares que actuaron en la guerra: la División SS Valonia y la Legión Flamenca.
Se especula con la posibilidad de que ciertas características de los primeros libros de la serie de cómics Las aventuras de Tintín puedan ser calificadas de anticomunismo o racismo y sean debidas a la proximidad al rexismo de su autor (Hergé).[28]
El Nationaal-Socialistische Beweging in Nederland (Movimiento Nacionalsocialista en los Países Bajos, NSB) fue un partido político fascista, que se fue desarrollando durante los años 1930 y se convirtió en el único partido legal durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, periodo en el que funcionó como una verdadera sucursal del partido nazi. Sus fundadores fueron Anton Mussert, que llegó a ser el líder, y Cornelis van Geelkerken. Basaba su programa en el fascismo italiano y el nazismo alemán, aunque hasta 1936 no se había declarado antisemita, e incluso tenía judíos entre sus miembros.[29]
Vidkun Quisling, líder del Nasjonal Samling (Unión Nacional, fundado en 1933), inicialmente de tendencia conservadora y religiosa y que había sido anteriormente ministro con el partido agrario, se presentó a las elecciones con muy escasos resultados. Evolucionó hacia posiciones miméticas con el nacionalsocialismo a partir de 1935, aunque no pasó a ser un partido muy minoritario. Aprovechó la invasión alemana para dar un golpe de estado (9 de abril de 1940), pero los ocupantes prefirieron instaurar una gobernación militar que trataba a sus aliados locales con bastante recelo, mientras que la familia real se refugiaba en Inglaterra, donde se constituyó un gobierno en el exilio. Desde 1942 Quisling se incorporó al gobierno de la Noruega ocupada como ministro, y en 1943 alcanzó el rango de máximo dirigente. El nombre de Quisling pasó a ser sinónimo de «colaboracionista» y se usaba como adjetivo despectivo, sobre todo en la propaganda de los aliados y en la literatura posterior.[30]
La extrema derecha en Francia tenía una prolongada tradición, que se remonta a la restauración monárquica de 1814, y se había visto alimentada desde 1871 con el miedo a la revolución proletaria (experiencia de la Comuna de París) y el revanchismo por la derrota en la Guerra Franco-prusiana (que incluía el irredentismo por la pérdida de Alsacia y Lorena). El añadido del antisemitismo a partir del Caso Dreyfus, terminó de constituir en determinados círculos sociales, políticos e intelectuales, una amalgama ideológica que puede considerarse como un claro precedente del fascismo. Este ambiente encontró su expresión en grupos como la Action Française, creada en 1898 por Maurice Pujo y Henri Vaugeois, y que se mantuvo como referente de la ultraderecha francesa bajo el liderazgo de Charles Maurras. Su fuerte personalidad fue determinante para centrar los elementos de la reivindicación de la personalidad tradicional francesa en la monarquía y el catolicismo (en ambos casos con un criterio totalmente utilitario: él mismo era agnóstico), y empujar al activismo callejero a la sección juvenil denominada Camelots du roi.
Ese grupo fue el principal, pero no el único: Croix-de-feu (Cruz de fuego) de François De La Rocque, Jeunesses Patriotes (Jóvenes Patriotas) de Pierre Taittinger, Le Faisceau (el Fascio) de Georges Valois —de explícita inspiración—, el Parti franciste (Partido o Movimiento francista) de Marcel Bucard, conocido por Chemises bleues (camisas azules) financiado por el fascismo italiano, y la Solidarité Française (Solidadridad Francesa), que también usaba camisas azules y se distinguía por sus boinas negras. El más radical y violento fue La Cagoule o Comité secret d'action révolutionnaire (Comité secreto de acción revolucionaria) de Eugène Deloncle, fundado en 1935 con financiación y apoyo del empresario Eugène Schueller (dueño de L'Oréal). Infiltrado por la policía, muchos miembros fueron detenidos en 1937. Muchos de los otros movimientos fueron disueltos por una ley adoptada durante el gobierno del izquierdista Léon Blum (Frente Popular) en junio de 1936.[31]
Durante el periodo de entreguerras, en el que la vida política de Francia se vio sometida a alternancias políticas pendulares entre el Bloque Nacional y el Cartel de las Izquierdas, en algún momento se temió que la radicalización de las posturas condujera a una salida autoritaria similar al fascismo, sobre todo desde la émeute sanglante (una manifestación de excombatientes que degeneró en violencia el 6 de febrero de 1934). No obstante, la mayoría social de Francia optó por salidas posibilistas que incluían el «pacto social» (acuerdos Matignon de 7 de junio de 1936, con el gobierno del Frente Popular). La comparación con la tragedia española que comenzó solo un mes después (18 de julio de 1936) visibiliza el distinto grado de cohesión social en una y otra nación, que explica en buena parte que el fascismo no triunfara endógenamente en Francia. No obstante, muchos franceses tomaron partido apasionadamente por un bando u otro de la guerra civil española.[32]
Tuvo que ser la humillante derrota frente a Alemania (Batalla de Francia) la que hiciera llegar al poder a las fuerzas políticas más cercanas al fascismo. El territorio fue dividido en dos zonas: la primera directamente ocupada por el ejército alemán, el norte y el oeste, donde se organizó alguna organización para encuadrar a los franceses más afines ideológicamente (Mouvement social révolutionnaire —Movimiento social revolucionario— fundado en París en 1940 por Eugène Deloncle); y la segunda, el centro y sur, que se confió al mariscal Pétain; mientras que las colonias se decidían por el control alemán o por sumarse a la Francia Libre organizada en Londres por De Gaulle. Pétain en su zona, llamada Francia de Vichy organizó un État Français bajo el lema de Travail, famille, patrie (Estado francés y Trabajo, Familia, Patria; en clara referencia contraria a la denominación République Française —'República Francesa'— y al lema revolucionario Liberté, Égalité, Fraternité —'Libertad, Igualdad, Fraternidad'—). Es discutible su clasificación como régimen puramente totalitario, dada la presencia en esta autodenominada Révolution Nationale de elementos muy diversos, que bajo de los planteamientos retóricos comunes, no ocultaban su personalidad diferenciada: desde los claramente fascistas (el Parti Populaire Français -Partido Popular Francés, PPF-de Jacques Doriot y el Rassemblement national populaire —Unión nacional popular— de Marcel Déat), pasando por los reaccionarios clásicos (Action Française, el clero conservador), hasta los reformadores posibilistas (tecnócratas, planistas —partidarios de la planificación económica—, personalistas demócrata-cristianos, los denominados no-conformistas de los años 30, la École des cadres d'Uriage, René Belin —el redactor de la Charte du Travail—), como ocurría simultáneamente en España con las llamadas familias del franquismo. Hubo incluso una unidad militar francesa que se envió al frente ruso, a semejanza de la División Azul española (la Légion des volontaires français contre le bolchévisme —Legión de los voluntarios franceses contra el bolchevismo—).[33]
España, Portugal y Andorra se caracterizaban por un evidente atraso económico y social (dentro del contexto europeo), y un cierto aislamiento. En los años 1920 se instauraron regímenes autoritarios (António de Oliveira Salazar y el general Miguel Primo de Rivera) que no ocultaban los paralelismos con el fascismo italiano. En el caso español, con movimientos hermanos como el falangismo o el nacionalcatolicismo, se presentaros violentos movimientos pendulares, con la Segunda República Española y la guerra civil española, en que la intervención alemana e italiana en apoyo del bando sublevado fue decisiva en momentos clave, a pesar de la política de no intervención que intentaron mantener Francia e Inglaterra.
La pervivencia de los dos regímenes fascistas ibéricos se puede explicar también en parte por su aislamiento relativo de la escena europea y su oportunismo y capacidad de transformación. Fue decisiva su neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial y la posterior alineación con Estados Unidos, que permitió el mantenimiento de ambos hasta mediados de los años setenta.
Andorra, a pesar de su parvo tamaño, se vio afectada por el ambiente de polarización imperante en la Península y acogió a refugiados españoles fascistas y antifascistas durante el conflicto bélico.
El denominado desastre de 1898 significó para España una frustración nacional equivalente a lo que la guerra franco-prusiana supuso para Francia o la Primera Guerra Mundial para Alemania e Italia. Se produjo una introspección negativa que se plasmó en un interminable debate intelectual sobre el Ser de España, mientras se ahondaban las fracturas internas (social, territorial y religiosa, lo que se ha venido en denominar las dos Españas) que llevaron a la guerra civil española de 1936.
La crisis del sistema político de la Restauración, un liberalismo controlado por la oligarquía y el caciquismo,[34] se prolongó en medio de crisis periódicas (Semana Trágica de 1909, Crisis de 1917, Desastre de Annual de 1921) hasta que el ejército, con una trayectoria secular de intervención en la vida política, impuso al cirujano de hierro demandado por los regeneracionistas con la Dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930).
Las soluciones económicas autárquicas y corporativistas, y el desprecio de las instituciones parlamentarias le asemejan al contemporáneo fascismo italiano, pero no se pretendió crear un estado totalitario y la decisión de instaurar algo semejante a un partido único (la Unión Patriótica, 1925) no llegó a pasar de un tímido intento. No se produjo una gran intensificación de la represión política ni social: la Organización Corporativa Nacional contó incluso con la colaboración del sindicato socialista UGT. Ante la pasividad de la mayor parte de la sociedad civil, la oposición estuvo organizada por grupos de intelectuales y los partidos republicanos. A la caída del dictador, el gobierno de transición que le siguió recibió el cómico nombre de dictablanda.
Durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera, Ernesto Giménez Caballero comenzó a difundir la ideología fascista. Admirador de Mussolini, había visitado Italia en 1928. A su vuelta propagó lo que él llamó la «latinidad» militante. Admiraba Roma como la capital de la religión y del fascismo.[35] Pero fue Ramiro Ledesma, que trabajó en La Gaceta Literaria que editaba Giménez Caballero, quien un mes antes de proclamarse la Segunda República Española fundara la revista La Conquista del Estado inspirada en su homónima italiana La conquista dello Stato, como él mismo dice, germen del fascismo español.
El día 14 de marzo de 1931, justamente un mes antes de proclamarse la república, comenzó a publicarse un semanario político. La conquista del Estado, en cuyos números se encuentran todos los gérmenes, las ideas y las consignas que luego, más tarde, dieron vida y nombre a las organizaciones y partidos de tendencia fascista que hoy conocemosR. Ledesma ¿Fascismo en España?[36]
En su tercer número reivindicaba imponer violentamente su política. El siguiente número, que salía el 4 de abril, fue retirado por la policía.[37]
La Segunda República Española (1931) llegó en medio de una fiesta popular que rápidamente derivó en una intensificación de la lucha de clases y del resto de las contradicciones acumuladas.[38] El 4 de junio La conquista de Ramiro Ledesma salía a la calle con la proclama: ¡Viva la Italia fascista! ¡Viva la Rusia soviética! ¡Viva la Alemania de Hitler! ¡Viva la España que haremos! ¡Abajo las democracias burguesas y parlamentarias!.[37]
Ramiro Ledesma fundó en 1931 las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista junto a Onésimo Redondo, primera organización política española de categórico cuño fascista. Las JONS aspiraban a desarrollar un nacionalismo revolucionario de tipo fascista que pudiera competir con la izquierda entre las clases bajas.[39] Este grupo se caracterizaba por su nacionalismo radical (contra las autonomías regionales), la defensa del catolicismo (para Onésimo Redondo la religión era lo que para el nazismo la sangre aria[40]) y el anticomunismo (que se expresaba contra el movimiento obrero anarquista y socialista).
En 1933 surgiría la Falange Española fundada por José Antonio Primo de Rivera. José Antonio, se interesaba ya a fondo en algo bastante parecido al fascismo (de cuño italiano) como vehículo capaz de dar forma y contenido ideológico al régimen autoritario nacional proclamado, con tanta inseguridad, como poco éxito por su padre. [...] José Antonio no se mostró al principio opuesto a emplear la etiqueta de "fascista".[41] Según Payne, la Falange no se diferenciaba en ningún aspecto significativo con el partido de Mussolini. Llegando en casos a utilizar su misma retórica.[42] En ese ambiente se mimetizaron y adaptaron los lemas y símbolos fascistas (saludo romano, camisa azul, yugo y flechas, etc.).
En febrero de 1934 la Falange de José Antonio se fusionó con las JONS de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma. El entusiasmo de este último por Hitler, su oratoria demagógica y su indudable proclividad a los procedimientos violentos convirtieron a las Juntas de Ofensiva Nacional–Sindicalista por él fundadas en el sector más radical de la Falange.[43]
Algunos otros intentos se quedaron en proyecto, como el Partido Laborista de Eduardo Aunós. Otros partidos de posturas extremas tuvieron componentes más tradicionales (conservadurismo, clericalismo, monarquismo o tradicionalismo): el Partido Nacionalista Español de José María Albiñana, Tradición y Renovación Española y el Bloque Nacional de José Calvo Sotelo. Aunque la mayor parte de la derecha tuvo una posición más posibilista, representada por la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) de José María Gil-Robles, sus juventudes actuaban como un grupo de disciplina casi paramilitar (Juventudes de Acción Popular, JAP, de Ramón Ruiz Alonso).[44]
La Guerra Civil supuso para el bando sublevado la unificación de todos los partidos políticos en un único Movimiento Nacional (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), que pretendía convertirse en el único cauce de participación en la vida pública y encuadrar todos los aspectos de la sociedad (Frente de Juventudes, Sección Femenina, Educación y Descanso) y de la economía, en un sistema corporativo (sindicato vertical). En lo político, la caracterización del modelo de gobierno de la dictadura[45] del general Francisco Franco se ha hecho como fascismo (a secas[46] o con distintos adjetivos: fascismo rural,[47] fascismo clerical,[48]) o como un régimen autoritario.[49] Para otros no es un fascismo puro, sino un régimen típicamente reaccionario, que adoptó oportunistamente en sus inicios una fachada hitleriana-mussoliana y que pretendía la reproducción feudal.[50]
Posiblemente la razón principal de su prolongada existencia en el tiempo fue la visión pragmática de Franco tanto hacia el exterior como en el interior. Sus relaciones internacionales pasaron de la alianza con el Eje durante la guerra civil a la neutralidad en la primera fase de la Segunda Guerra Mundial (benévola hacia el Eje pero manteniendo garantías hacia a los aliados). La invasión de Rusia provocó el reclutamiento de una División Azul que se reunió en el frente ruso con otras similares de los países satélites del nazismo. La derrota de Alemania condujo al aislamiento internacional, mientras se acogía en España a muchos de los líderes fascistas que huían de sus países (Degrelle, Pavelic, Otto Scorzeny, Hauke Pattist[51]). Tras una durísima posguerra de autarquía y nacionalcatolicismo, el franquismo supo aprovechar la oportunidad que le ofrecía la Guerra Fría para superar su aislamiento mediante la alianza con los Estados Unidos desde 1953.
No se admitía oposición interna, pero se administraban salomónicamente cuotas de poder entre las distintas familias del franquismo (azules o falangistas, militares, carlistas, católicos, tecnócratas). En los textos legales y las proclamas políticas, la autodefinición de su régimen evolucionó de ser un Estado totalitario en los años treinta (Fuero del Trabajo de 1938, de clara inspiración fascista italiana) a un impreciso Reino en los años cuarenta (Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado de 1947) y una Democracia Orgánica en los sesenta (Ley Orgánica del Estado de 1967).
El grupo los Guerrilleros de Cristo Rey, llegan a recurrir a la violencia contra manifestaciones de la oposición e incluso atentan contra librerías que utilizan la tímida apertura para sortear la censura.
En Portugal no hubo régimen fascista como tal, pero existió la Legión Portuguesa, una organización paramilitar, que fue la única parte del régimen de António de Oliveira Salazar que adoptó y defendió abiertamente las intenciones de Hitler para Europa. Salazar, por el contrario, se mantuvo neutral o favorable a los aliados en la Segunda Guerra Mundial. También existió un partido con características similares al fascismo pero opositor tanto al fascismo como a Salazar, denominado Movimento Nacional-Sindicalista (MNS) de Francisco Rolão Preto, conocido como Camisas azuis (camisas azules), que fue disuelto por Salazar; lo que condujo a una revuelta fácilmente reprimida (10 de septiembre de 1935). La mayor parte de los nacionalsindicalistas se integraron en la União Nacional (Unión Nacional), de Salazar.[52]
No fueron ocupados durante la guerra. La presencia de movimientos fascistas fue poco importante, a veces puramente testimonial. Su nivel de desarrollo económico y social era posiblemente el más avanzado del mundo. Sus sistemas políticos demostraron una gran estabilidad y capacidad de respuesta a las crisis económicas y sociales. La tendencia a desentenderse de los asuntos europeos de la opinión pública interna en Estados Unidos (al mismo tiempo muy implicados económicamente en la burbuja financiera de créditos e indemnizaciones entre vencedores y perdedores de la Primera Guerra Mundial), y la insistencia en mantener la política de no intervención y de apaciguamiento por parte de la mayor parte de la clase política británica; determinaron que su capacidad de gestión de la coyuntura internacional fuera muy deficiente, y la respuesta bélica en la primera fase de la guerra muy poco eficaz. No obstante, su capacidad de resistencia y la preservación de su identidad democrática fue finalmente decisiva y exitosa.[53] La alianza coyuntural con la Unión Soviética duró poco más de lo que tardó en terminar la guerra.
La Unión Británica de Fascistas se creó en 1932. Nunca pasó de ser un grupo minoritario, aunque mantuvo actividades violentas contra judíos, sindicalistas y comunistas. Su sección de activistas se conocía como blackshirts (camisas negras) a imitación de los fascistas italianos, y fue prohibida en 1936. El partido entero fue ilegalizado en 1940, y su líder, Oswald Mosley, encarcelado durante todo el periodo de la Segunda Guerra Mundial.[54]
Los Blueshirts (camisas azules) del Army Comrades Association (ACA), más tarde denominados National Guard (Guardia Nacional (Irlanda)) fueron un movimiento similar al fascismo, compuesto por veteranos del movimiento independentista (Irish Republican Army —IRA—, Ejército Republicano Irlandés) liderados por el general Eoin O'Duffy. Se fundó varios años después de la independencia, en 1932, y mantuvo enfrentamientos con otras organizaciones del movimiento nacionalista irlandés. El predominio ideológico del nacionalismo recientemente triunfante y un catolicismo fuertemente integrista caracterizaron la vida política y social de la Irlanda de entreguerras. Durante la Segunda Guerra Mundial Irlanda se mantuvo neutral.[55]
La New Guard fue una organización paramilitar durante los años treinta, e intentó derrocar violentamente al primer ministro de Nueva Gales del Sur. Tuvo miembros en distintas partes de Australia, pero sus socios y la base de apoyo predominantes estaban en Nueva Gales del Sur y en su capital, Sídney.[56]
El Parti national social chrétien, Canadian National Socialist Unity Party o Christian National Socialist Party (Partido Nacionalsocialista Cristiano), fundado por Adrien Arcand en 1934, tenía una sección violenta, denominada Blueshirts (camisas azules) dedicada a agresiones callejeras a izquierdistas, inmigrantes y miembros de grupos raciales minoritarios. Su programa ultranacionalista era pan-canadiense, de integración de la comunidad francófona y la anglófona. También incorporaban el antisemitismo y la admiración por Hitler y el nacionalsocialismo. Alcanzaron alguna representación electoral y una militancia de algunos miles de miembros, sobre todo en la zona de Quebec, Alberta y Columbia Británica. Fueron prohibidos en 1940, como otros grupos menores: la Canadian Union of Fascists (Unión Canadiense de Fascistas, vinculados al grupo británico de Mosley) y el Canadian Nationalist Party. Arcand volvió a intentar la unificación de estas corrientes bajo el nombre de National Unity Party (Partido de la Unidad Nacional) en 1949, con poco éxito electoral.[57]
Existieron grupos fascistas durante la década de 1930. Por ejemplo, la Silver Legion (Legión de Plata) de William Dudley Pelley y el German American Bund o German American Federation (Federación Germano-estadounidense) de Fritz Julius Kuhn abiertamente apoyados por la Alemania nazi en esa época, y que funcionó como un lobby o grupo de interés y presión política. Al mismo tiempo, la radio católica acogía al padre Charles Coughlin, que comenzó a mostrar simpatía hacia el nacionalsocialismo y un fuerte antisemitismo. El American Nazi Party de George Lincoln Rockwell fue un pequeño grupo en las décadas siguientes, que apoyaba el movimiento White Power (supremacismo blanco) y se oponía al creciente movimiento por los derechos civiles.
Se ha sugerido la similitud con el fascismo de otras personas, organizaciones e instituciones: el gobernador y senador Huey Long fue acusado de implantar un régimen de mano dura en el estado de Luisiana. Las simpatías fascistas y el apoyo hacia Alemania e Italia de muchas de las familias más ricas de los Estados Unidos se apuntó en las cartas de William Dodd, embajador en Alemania, así como los pagos a periodistas por parte del magnate de la prensa William Randolph Hearst que propició artículos favorables hacia la Alemania nazi. La preocupación por cuestiones similares se reflejó en una novela semi-satírica: It Can't Happen Here, (No puede ocurrir aquí) de Sinclair Lewis, publicada en 1935.
En 1933, se denunció una conspiración para derrocar al presidente Franklin D. Roosevelt mediante un golpe militar. Esta presunta conspiración, cuya existencia real es difícilmente demostrable, se conoció como el Business Plot (Complot de los Negocios), porque teóricamente involucraba a la élite industrial y financiera, cuyos intereses se suponían amenazados por la política del New Deal. Se desveló ante la opinión pública cuando el general de los marines retirado Smedley Butler testificó ante el Comité McCormack-Dickstein del Congreso que había sido tanteado por un grupo de altos intereses económicos, liderado por los imperios industriales DuPont y J. P. Morgan, para orquestar un golpe fascista contra Roosevelt.[58]
Desde puntos de vista opuestos (tanto conservadores como izquierdistas), se ha propuesto que el mismo Roosevelt tomó prestadas ideas del fascismo europeo de los años 30, aunque tal cosa difícilmente puede determinar que se le califique a él o a su política de fascista. Es habitual comparar la cartelización de la industria italiana realizada por Mussolini y la que realizó Roosevelt en la industria estadounidense mediante la National Recovery Act. Los gobiernos fascistas solían adoptar políticas económicas favorables a los grandes negocios, buscando proteger y consolidar grandes empresas nacionales, favoreciendo a los principales empresarios con monopolios y oligopolios, en lo que se ha venido a denominar corporativismo. Alguna de las críticas a Roosevelt le acusan de haber emprendido políticas similares en la esperanza de que el esfuerzo combinado de la gran empresa sería capaz de sacar al país de la Gran Depresión (véase New Deal y corporativismo).
Con anterioridad a la Revolución de 1917 funcionó un grupo denominado Centenas Negras, que podría considerarse como un precedente del fascismo.[59] Después, los partidarios del régimen zarista u opuestos a los bolcheviques y apoyados por las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial formaron el Movimiento Blanco, que llegó a controlar amplias zonas durante un corto período en la guerra civil rusa (1918-1922). Su programa ideológico, que se definía sobre todo por los círculos de emigrados rusos (muy activos en París y Londres), se basaba en el conservadurismo (en defensa económica de los intereses de terratenientes y burguesía; y religiosa de la Iglesia Ortodoxa Rusa -políticamente no había una definición tan clara, entre la autocracia zarista y la democracia representativa más al gusto de los aliados, pero siempre opuesta a los soviets-), el anticomunismo y el antisemitismo. El nacionalismo también era un rasgo muy evidente, sobre todo contra el internacionalismo proletario, y por razones obvias, se prefería nombrar a sus adversarios por el nombre de Komintern. No obstante, la «rusificación» de la Unión Soviética a partir de la época de Stalin, que utilizó extensamente los instrumentos movilizadores del nacionalismo y el antisemitismo, así como el culto a la personalidad, compitió con eficacia en esos campos (por ejemplo, al denominar la Segunda Guerra Mundial como Gran Guerra Patria).[60]
Con efecto más militar que ideológico, durante la guerra existió un Movimiento de Liberación Ruso (Русское Освободительное Движение) e incluso un Ejército de Liberación Nacional Ruso del que fue parte fundamental fue la Brigada Kaminski que combatió bajo las órdenes alemanas y llegó a gobernar la República de Lokot o Autonomía de Lokot (Локотскoe Самоуправление) en los óblast de Kursk y Oryol, dirigida primero por Konstantin Voskoboinik y tras su muerte por Bronislav Kaminski.[61] En Serbia tuvo actividad un Cuerpo Protector Ruso (Русский Охранный Корпус, Русский Корпус в Сербии, Russisches Schutzkorps Serbien).[62]
En Manchukuo, en las décadas de 1930 y 1940, actuó el Partido Fascista Ruso, formado por inmigrantes rusos. Al mismo tiempo, en Estados Unidos se formó la Organización Fascista Rusa, compuesta por inmigrantes rusos.[63]
En el periodo posterior al derrumbe de la Unión Soviética, en la Federación Rusa han aparecido movimientos y personalidades políticas de ultraderecha, que recuperan el antisemitismo y el nacionalismo exacerbado, como Vladímir Zhirinovsky y otros más minoritarios, incluso de estética neonazi.
La ideología japonesa que suele denominarse nacionalista, expansionista, imperialista o militarista, guarda cierta relación con el fascismo, además del hecho de que Japón formó parte de las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial y que la ocupación japonesa de extensos territorios en Asia permite de algún modo la comparación a la de los alemanes e italianos en Europa. Existió en los años 20 y 30 una organización dentro del ejército que pretendía instaurar un gobierno militar totalitario: la Kōdōha (Facción del Camino Imperial), que aunque nunca llegó a formar un partido político, sí intervino en política, e incluso intentó tomar el poder mediante fallidos golpes de estado entre 1934 y 1936. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial el peso del ejército incluso aumentó.[64]
Existió un movimiento intelectual ultranacionalista, el Yūzonsha, en el que pueden encontrarse similitudes con los intelectuales fascistas europeos: sus representantes serían Ikki Kita, que evolucionó a un pensamiento cercano al fascismo en Un esbozo de plan para la reorganización de Japón (日本改造法案大綱 Nihon Kaizo Hoan Taiko, 1923)[65] y Shūmei Ōkawa (Japón y el camino japonés, Nihon oybi Nihonjin no michi, 1926), cuyo pensamiento ha sido calificado de panasianismo. Ambos se involucraron en los intentos de golpes de estado, siendo ejecutado Kita y encarcelado unos años Ōkawa, que continuó popularizando la idea del inevitable choque de civilizaciones con Occidente, en que Japón debía asumir el papel de liberador y protector de Asia. Fue procesado como criminal de guerra de clase A por el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente.[66]
El Taisei Yokusankai o Asociación de Apoyo al Régimen Imperial (1940), movimiento de encuadramiento político y social de tipo totalitario y militarista que presidió la vida japonesa hasta 1945, fue organizado desde el gobierno por el príncipe Fumimaro Konoe (cuyas influencias intelectuales provenían del filósofo socialista Hajime Kawakami, y que acabó suicidándose tras ser acusado de crímenes de guerra en los procesos posteriores a la derrota). Tenía entre sus fines reconstruir un nuevo Japón y completar un nuevo orden en la Gran Asia Oriental que, claro y evidente, es la construcción de un nuevo orden mundial.[67] El general Hideki Tōjō, primer ministro desde 1941 hasta 1944, creó el Yokusan Seijikai que convertía a Japón en un estado unipartidista. Tras un frustrado intento de suicidio, fue condenado a muerte y ejecutado en 1948.
En China y Taiwán, el régimen de Chiang Kai-shek fue considerado de tenor fascista desde la década de 1920 hasta 1987, bajo su reinado y el de su hijo Chiang Ching-kuo, cuando miles de personas consideradas hostiles al gobierno fueron torturadas y asesinadas.[68] Uno de sus principales objetivos fue el jiaogong, o "exterminio del comunismo". Gobernó durante décadas con poderes dictatoriales y acaparando una cantidad excesiva de cargos.[69] Bajo el régimen de Chiang y de su hijo, miles de personas consideradas hostiles al gobierno fueron torturadas y asesinadas, toda crítica y actividad política no oficial prohibida.[68]
El Movimiento Vida Nueva de Chiang fue eminentemente una organización fascista de encuadramiento político, de adoctrinamiento moral y de control social auspiciada por el Cuartel General del Generalísimo del Comité Militar del Régimen Nacionalista de Nanchang. El Kuomintang desarrolló una sección secreta, que actuó como una policía secreta y fuerza paramilitar, denominada de varias formas, entre ellas como Sociedad de Camisas Azules (藍衣社 en chino). Estuvo bajo la dirección de Chiang Kai-shek y sus miembros provenían inicialmente de la Academia Militar Whampoa. A través de ella se buscaba liderar el partido Kuomintang y la propia República de China con una cierta similitud con el fascismo europeo, que a veces se ha calificado de fascismo confuciano.[70]
El principal ideólogo, Liu Jianqun (劉健羣), había sido influido por lecturas sobre el fascismo europeo y escribió un panfleto titulado Algunas Opiniones Sobre la Reforma del KMT, donde, entre otros rasgos propios de los movimientos fascistas, proponía el uso de camisas azules para identificarse. Su influencia se extendió del sistema militar al político, y a la vida social y económica de la China de los años 1930. El auge y caída de la Sociedad de Camisas Azules fue rápido, aunque oscuro. En raras ocasiones se refiere la posibilidad de la continuación de sus actividades tras el establecimiento de la República Popular de China en el continente y la limitación del ejercicio del poder del KMT en Taiwán.[71]
Para Chiang Kai-shek se trataba de militarizar a toda la población a imagen y semejanza del Ejército Nacional. En 1949 el régimen se retiró a Taiwán tras ser vencido en la segunda y última fase de la Guerra Civil (1946-1949) por el PCCh. Durante el régimen de Chiang los jóvenes serían adoctrinados y encuadrados mediante: la educación militar (junxun), el escultismo (tongzijun), los grupos de autodefensa (baoweituan). A su vez, el militarismo y el control social generalizado se extenderían gracias a la recuperación del sistema baojia (sistema de empadronamiento y de control social desarrollado entre los siglos VI y X) y al sistema baoan (seguridad y orden). Mientras que para las mujeres se desarrollaría la Asociación de la Mejora de la Mujer (Funun shenguo gajin hui), desarrollando la imagen de la mujer como promotora y defensora de la familia, y abnegada de los asuntos domésticos.[72]
En 1948 el dictador Syngman Rhee asumió el poder en Corea Del Sur fue el líder del movimiento Nacionalismo coreano (ilminismo), fundamentado en la pureza de la raza, similar al de la Alemania Nazi. Su gobierno se caracterizó por una fuerte reprensión civil y una fuerte violacion a los derechos humanos a la vez que múltiples actos de corrupción, en 1960 su mandato fue revocado por fraude electoral y fue exiliado a Hawaii bajo la protección de Estados Unidos donde murió 5 años después. Tras su retiro del mandato hubo un intento de introducir al país en la democracia sin embargo ese intento se vio interrumpido por un golpe de estado el 16 de mayo de 1961 el cual daría origen a la dictadura del militar Park Chung Hee, se suspendieron las libertades individuales y de prensa a su vez nuevamente se instauró una doctrina nacionalista y racial como la de 1948, durante su mandato se re instauraron las relaciones diplomáticas con Japón y se firmó el Tratado de Relaciones Básicas entre Japón y la República de Corea en el cual Japón debía compensar económicamente a las víctimas coreanas de la segunda guerra mundial sin embargo a causa de la corrupción por parte del gobierno coreano el dinero entregado por Japón fue usado para otros fines diferentes a los acordados dando origen al periodo histórico de Corea conocido como el milagro económico coreano posteriormente el dictador sería asesinado el 26 de octubre de 1979 a causa de esto una vez más se hizo un esfuerzo en introducir al país a la democracia pero nuevamente ese plan sería interrumpido por otro golpe de estado esta vez bajo el dictador Chun Doo-hwan cuyo mandato se caracterizó por la Masacre de Gwangju Además de varios casos de corrupción y nuevamente prácticas autoritarias. Tras 8 años en el poder y bajo la tanto la presión popular como la presión del gobierno Estadounidense tras 4 décadas de dictaduras Corea del Sur logra implementar la democracia sin embargo mucha de la mentalidad nacionalista y racista heredada aun se encuentran muy vigentes en la población sur coreana.
El Partido de las Falanges Libanesas (en árabe حزب الكتائب اللبنانية Hizb al-Katā'ib al-Lubnaniyya), conocido como Kataeb (Falanges) fue fundado en 1936 por Pierre Gemayel, siguiendo los modelos italiano y español, entre los cristianos maronitas del Líbano. La dimensión ideológica del partido siempre fue menos importante que su componente identitario religioso, que aglutina a una comunidad nítidamente definida en la sociedad libanesa, segregada entre cristianos y musulmanes. Su lema es Dios, Patria y Familia. Su ideología es nacionalista, más particularmente fenicista (por la idealización del pasado fenicio), contraria al nacionalismo árabe. La situación de dependencia colonial de Francia llevó a la Falange a luchar junto con los también libaneses musulmanes sunitas. Tras la independencia, desde 1948 se alió con el Estado de Israel para compensar el aumento de población musulmana por la llegada de refugiados palestinos. Tras sufrir varias escisiones sigue existiendo en la actualidad, y la familia Gemayel sigue liderándolo.[73]
El sionismo revisionista maximalista formado por Abba Achimeir en 1930 fue la ideología de la facción fascista de ultraderecha Brit HaBirionim dentro del Movimiento Sionista Revisionista. Achimeir fue un fascista autodescrito que escribió una serie de artículos en 1928 titulados Del diario de un fascista.[74] Achimeir rechazó el humanismo, el liberalismo y el socialismo; condenó a los sionistas liberales por trabajar solo para judíos de clase media; y declaró la necesidad de un «nacionalismo puro» integralista, similar al de la Italia fascista bajo Benito Mussolini.[74][75] Achimeir se negó a formar parte de coaliciones reformistas sionistas e insistió en que solo apoyaría a los sionistas revolucionarios que estuvieran dispuestos a utilizar la violencia. La violencia antijudía en 1929 en el Mandato británico de Palestina resultó en un aumento del apoyo a los maximalistas revisionistas y llevó a Achimeir a denunciar el dominio británico, alegando que el pueblo inglés estaba en decadencia mientras el pueblo judío estaba listo para florecer.[75]
En 1930, Achimeir y los revisionistas maximalistas se convirtieron en la facción más grande dentro del sionismo revisionista y pidieron relaciones más estrechas con la Italia fascista y el pueblo italiano, basándose en la afirmación de Achimeir de que los italianos eran considerados los menos antisemitas del mundo.[75]
En 1932, los maximalistas revisionistas presionaron para que adoptara sus políticas, tituladas Los Diez Mandamientos del Maximalismo, hechos "en el espíritu del fascismo completo". Los miembros moderados del revisionismo se negaron a aceptar esto y Yaacov Kahan, presionó a los maximalistas revisionistas para que aceptaran la naturaleza democrática del revisionismo y no presionen para que el movimiento adopte políticas dictatoriales fascistas.[75]
A pesar de la oposición de los revisionistas maximalistas al antisemitismo del Partido Nazi, Achimeir inicialmente apoyó al Partido Nazi a principios de 1933, creyendo que el ascenso de los nazis al poder fue positivo porque reconoció que los intentos anteriores de Alemania para asimilar a los judíos finalmente había demostrado ser un fracaso. En marzo de 1933, Achimeir escribió sobre el partido nazi, declarando: «La envoltura antisemita debe descartarse pero no su núcleo antimarxista ...» Achimeir personalmente creía que el antisemitismo de los nazis era solo un estratagema nacionalista que no tenía sustancia.[75]
Después de que Achimeir apoyó a los nazis, otros sionistas dentro del revisionismo condenaron rápidamente a Achimeir y a los maximalistas por su apoyo a Hitler. Achimeir, en respuesta a la indignación, en mayo de 1933 revirtió su posición y se opuso a la Alemania nazi y comenzó a quemar las consolas alemanas y derribar la bandera de Alemania. Sin embargo, en 1933, el apoyo del revisionista maximalista se deterioró rápidamente y se vino abajo, no se reorganizarían hasta 1938, después de que Achimeir fuera reemplazado por un nuevo líder.[75]
El Partido Social Nacionalista Sirio fue fundado en 1932 por Antun Saadeh con el objetivo de restaurar la independencia de Siria a Francia y tomar el liderazgo del nazismo y el fascismo.[76] Este grupo también usó el saludo nazi y un símbolo similar a la esvástica,[77][78][79] mientras que Saadeh tomó prestados elementos de la ideología nazi, especialmente el culto a la personalidad y el anhelo de una edad de oro mítica y racialmente pura.[80] También se organizó un grupo juvenil, basado en la plantilla de la Juventud Hitleriana.[81]
En 1952, el dictador y oficial militar sirio Adib Shishakli fundó el Movimiento de Liberación Árabe, basado en las ideas de la «Gran Siria» (similar al SSNP, el antiguo partido de Shishakli) y el nacionalismo árabe, pero también con elementos de tipo fascista. Después del golpe de estado sirio de 1963, el partido fue prohibido.
En los primeros días de octubre de 1976 las milicias armadas del «Kramti-Daeng» y del «Nawhapon» asaltaron las universidades tailandesas ocupadas por organizaciones izquierdistas realizando una masacre que impulsó a las Fuerzas Armadas a hacerse cargo del poder. El «Mawhapon», Movimiento Nacional-Socialista, junto con «Kranti-Daeng», un grupo estudiantil de acción construido sobre la imagen de las Juventudes Hitlerianas. Tras el golpe de Estado fueron constituidas oficialmente las «Luc Luong Viet Nam Du Doi» grupos armados de corte fascista que realizaban incursiones en la zona comunista de Vietnam partiendo de bases en Tailandia.[82]
En 1938 se fundó dentro de la comunidad de afrikáner sudafricano el Ossewabrandwag (literalmente «Centinela del Vagón de Bueyes», OB), un partido de inspiración nazi, con un grupo paramilitar denominado Stormjaers (Cazadores de tormentas). Durante la Segunda Guerra Mundial, en la que se oponían a ayudar a Inglaterra frente a Alemania, realizaron actos de terrorismo y algunos de sus dirigentes fueron encarcelados, pero el partido nunca llegó a ser prohibido. Tras 1945, varios de sus miembros pasaron a ocupar puestos de responsabilidad en el régimen del apartheid. En particular, John Vorster llegó a ser primer ministro de 1966 a 1978.[83]
El Partido del Joven Egipto fue una organización fascista e islamista de Egipto fundada en 1933 y activa hasta 1938 cuando fue ilegalizada por el gobierno, aunque se refundó bajo el nombre de Partido Nacionalista Islámico en los 40s. De ideología nacionalista, islamista y antisemita, buscaba construir un Imperio egipcio junto a Sudán y contaba con una rama paramilitar como otros muchos partidos fascistas conocidos como los «camisas verdes».[84]
El fascismo no tuvo éxito en ningún país latinoamericano. Pese a ello algunos intelectuales, políticos y militares adhirieron al fascismo o formaron grupos identificados explícitamente con el fascismo, siempre minoritarios. Estos grupos e ideologías tuvieron fuerte influencia en la mayoría de las dictaduras latinoamericanas, que gobernaron durante gran parte del siglo XX y se enfrentaron a los gobiernos democrático-populares.[85]
El investigador argentino Federico Finchelstein creó las categorías de «fascismo transatlántico» y «fascismo clerical», para referirse a las diversas reformulaciones de la ideología de Benito Mussolini en América. Finchelstein cuestiona el estereotipo historiográfico que considera que en América Latina no hubo una versión diferenciada del fascismo. Puntualmente Finchelstein analiza el caso argentino, donde el fascismo fue desarrollado íntimamente vinculado al catolicismo y las fuerzas armadas, como un instrumento sagrado para modernizar la nación, alcanzando su máxima expresión en la década de 1970. Finchelstein considera que la ideología mussoliniana original fue reformulada globalmente de modo tal que "el fascismo fue muchas cosas distintas en diferentes tiempos y lugares, y, sin embargo, se conservó como una ideología política trasnacional con variantes teóricas, nacionales y contextuales".[86]
En Argentina la primera organización fascista, la Liga Patriótica Argentina, fue fundada en enero de 1919, casi simultáneamente con su aparición en Italia. El hecho se produjo durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen de la Unión Cívica Radical, en momento en que sucedía la llamada Semana Trágica, una huelga general ferozmente reprimida, en la que fueron asesinadas centenares de personas y se realizó el único pogrom (matanza de judíos) de que hay registro en el continente americano. La Liga Patriótica, adoptó un programa nacionalista de derecha en lo político y liberal en lo económico. Presidida por el dirigente Manuel Carlés de la Unión Cívica Radical y amplio apoyo del gobierno, los militares, la Iglesia católica y la clase alta, la Liga Patriótica formó escuadrones civiles parapoliciales llamados «guardias blancos», para reprimir huelguistas, anarquistas, judíos y catalanes. Tuvo participación protagónica en las masacres obreras de la Semana Trágica y la Patagonia Rebelde.[87][88] También formaron parte de la Liga Patriótica el almirante Manuel Domecq García, quien fuera ministro de Marina del gobierno de Marcelo T. de Alvear,[89] y los dirigentes radicales Vicente Gallo y Manuel De Iriondo. La Liga Patriótica se mantuvo muy activa en la década de 1920, decayendo a partir de ese momento.
Los gobiernos radicales también mantuvieron una estrecha relación con el grupo fascista del empresario Vittorio Valdani, propietario de la Compañía General de Fósforos Sudamericana y de la Compañía General Fabril Financiera y máximo dirigente empresarial, desempeñándose como vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) entre 1911 y 1930. Valdani fue el encargado por el Partido Fascista italiano de organizar y dirigir los Fasci italianos en Argentina, creando en 1930 el principal órgano de prensa de fascismo en Sudamérica, el periódico Il Mattino d’Italia, que se publicó en italiano hasta octubre de 1944. En 1924, el propio Valdani, fue designado por el presidente Marcelo T. de Alvear, a sugerencia del ministro Tomás Le Breton, amigo personal de Valdani, como Director Administrativo de la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).[90]
En julio de 1923, la Liga Patriótica Argentina organizó en el teatro Coliseo, junto al Círculo Tradición Argentina, cuatro conferencias donde uno de los máximos artistas argentinos Leopoldo Lugones, sentó desde el fascismo las bases ideológicas del rechazo de la democracia y el sufragio secreto establecido en la década anterior, instigando los golpes de Estado y la militarización. Lugones proclamó entonces:
Italia acaba de enseñarnos, bajo la heroica reacción fascista encabezada por el admirable Mussolini, cuál debe ser el camino a seguir.Leopoldo Lugones
El obispo Miguel de Andrea adhirió entusiásticamente a la proclama de Lugones y dio conferencias acerca del las ventajas del Estado corporativo italiano instaurado por Mussolini. De Andrea se convertiría en la década de 1930 una de las principales figuras del fascismo argentino, apoyando activamente al bando «nacionalista» en la guerra civil española y declarando sus simpatías por el nacionalcatolicismo encarnado por el general Francisco Franco y el fascismo de Mussolini. También adhirió a las ideas antiliberales y corporativistas, y por el régimen de António de Oliveira Salazar en Portugal.[91]
Durante la década del 20 existieron varias organizaciones de tendencias fascistas como la Liga Social Argentina, cuyo objetivo era luchar contra el modernismo y las tendencias que consideraban subversivas y donde tenían activa participación Alejandro Bunge y Atilio Dell'Oro Maini, cuyos enemigos definidos por sus órganos de prensa La Unión eran los judíos, los liberales y los masones.[92][93][94] Dell'oro Maini junto a Tomás D. Casares fundaron en 1922 los Cursos de Cultura Católica por donde pasaron personalidades como Jorge Néstor Salimei, Juan Carlos Onganía, Juan Carlos Goyeneche, Nimio de Anquín, Francisco Luis Bernárdez, Marcelo Sánchez Sorondo, Leopoldo Marechal, Mario Amadeo, Máximo Etchecopar y Ernesto Palacio, quienes tendrían gran protagonismo político e intelectual en las siguientes décadas.[95]
Influidos por Charles Maurras los hermanos Rodolfo y Julio Irazusta fundan el periódico La Nueva República, de corte Anti-Yrigoyrenista en la que colaboraron, César Pico, Juan Emiliano Carulla, Tomás Casares y Ernesto Palacio entre otros. Con el objetivo de minar al gobierno de Yrigoyen, Rodolfo Irazusta crea el grupo de choque nacionalista Liga Republicana que termina apoyando el golpe de 1930.[96]
En 1930 fue derrocado el gobierno democrático de Hipólito Yrigoyen tomando el poder la primera de las muchas dictaduras que tendría la Argentina hasta 1983. El dictador fue José Félix Uriburu quien adoptó los principios fascistas surgidas de la Italia de Benito Mussolini que apoyaban la implantación de un corporativismo.[97] Uriburu le encomendó al poeta Leopoldo Lugones la redacción de la proclama revolucionaria, que fue acusada de fascista.[98] Lugones debió entonces modificarla.
Para sostener su régimen Uriburu crea la Legión Cívica Argentina a la que denominó sus "camisas negras", que cayeron en desgracia con su salida del gobierno en 1932. Juan Queraltó, miembro de la Legión Cívica, fundó la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES) que finalmente terminó dando lugar en 1937 a la Alianza Libertadora Nacionalista, organización fascista que llegó a tener 11.000 miembros y posteriormente se unió al peronismo.[99] También surgieron durante estos años los grupos Acción Nacionalista Argentina y el Partido Fascista Argentino fundados en 1932. En 1936 se formó la Unión Nacional Fascista con Nimio de Anquín al frente.[100] El 10 de abril de 1938 se celebró en el Luna Park el acto nacionalsocialista mas grande fuera de Alemania con motivo del Anschluss. Se calcula que asistieron entre 12.000 y 20.000 personas.[101]
A principios de los años 40 existían decenas de periódicos financiados por el ministerio de propaganda de la Alemania nazi entre los cuales se encontraban Clarinada; La Fronda; ADUNA; Reconquista; América Alerta; La Tribuna; Cabildo; El Federal; La Voz Nacionalista; Criterio; Bandera Argentina; El Crisol; El Pueblo; Caras y Caretas; La Razón; El Mundo y El Pampero, este último dirigido por Enrique P. Osés destacaba por su tirada diaria de 75.000 ejemplares.[102]
En un acto contra el gobierno del 1 de Mayo de 1943, un mes antes del golpe de Estado, la Alianza Libertadora Nacionalista logró reunir 50.000 personas en la plaza San Martín de Retiro[103] y su vocero Bonifacio Lastra López pronunció:
Sepan que una fuerza superior a su fría y calculadora conciencia doblegará su egoísmo y hará que los ricos sean menos ricos y los pobres menos pobres [...] Y será un Estado autoritario para evitar que los económicamente fuertes dominen a los débiles [...] Sin hacer del judaísmo el chivo emisario de todos los sufrimientos de la clase trabajadora, porque no son todos los judíos los culpables de la injusticia social, es indiscutible que el judaísmo es el factor preponderante de esa injusticia.[103]
Aunque de afiliación ideológica discutida, en ocasiones se cataloga como «protofascista» al Grupo de Oficiales Unidos, que impuso una dictadura desde 1943 a 1946 y una política exterior más favorable al Eje Alemania-Italia.[104] Uno de sus líderes, el general Juan Domingo Perón, presidente de Argentina a partir de 1946, había sido agregado militar de Argentina en la Italia fascista. Al respecto Perón afirmó:
Mussolini fue el hombre más grande de nuestro siglo, pero cometió algunos errores desastrosos. Yo, que tengo la ventaja de su precedente ante mí, seguiré sus huellas, pero también evitaré sus errores.[105]
Si bien de carácter discutido según lo que registra el historiador Stanley G. Payne, toda referencia a un peronismo con características fascistas o «fascismo peronista» ha de referirse especialmente a los años que pasó Perón en el poder entre 1946 a 1955, y no a la historia subsiguiente del Partido Peronista como movimiento obrero sindical de masas.[106][107] Sin embargo para estos mismos especialistas esta etapa del movimiento peronista, si bien compartía muchas de las caractarísticas del fascismo europeo, tampoco se trataría de una copia exacta.[108] El movimiento tenía como un objetivo declarado establecido en 1949 la formación de un partido único, pero nunca se implementó en la práctica. Lo excepcional del peronismo, de ser aceptada su catalogación como parte de la familia del fascismo, es que donde más apoyo tenía era en la organización de masas de un sector del movimiento obrero argentino. Para estos historiadores el supuesto «fascismo peronista» de 1946 a 1955 habría sido un gobierno de culto a la persona y de autoritarismo limitado, que toleró un grado considerable de pluralismo. Un elemento adicional sobre la cercanía entre el peronismo y el fascismo, sería la supuesta colaboración del gobierno de Perón en el escape de oficiales de la Alemania nazi hacia Argentina (ver ODESSA), un tema que según el investigador Uki Goñi sigue siendo tabú en Argentina.[109][110][111] Otro elemento que podrían vincular esta etapa del peronismo con el fascismo, es la alianza gepolítica entre la Argentina peronista y la España franquista entre 1946 y 1949, llamada por el historiador Raanan Rein la "Alianza Franco-Perón", sin embargo existen especialistas que afirman que esta no era un alianza con fuertes bases ideológicas sino de conveniencia mutua.[112] Luego del primer gobierno de Perón no existen opiniones especializadas que sostengan que el peronismo siguiera siendo una forma de fascismo.
En Brasil hubo en la década de 1930 un movimiento con influencias fascistas, la Ação Integralista Brasileira (Acción Integralista Brasileña, AIB) del escritor Plínio Salgado, que sacó su nombre de un movimiento antiparlamentario, tradicionalista y monárquico de comienzos de siglo en Portugal, el Integralismo Lusitano. Utilizaba una adaptación de la parafernalia fascista: camisas verdes, el símbolo sigma (Σ) y el saludo romano con el grito Anauê! («¡Eres mi hermano!», en tupí). Algunos de los miembros de AIB fueron el músico y poeta Vinicius de Moraes y el sacerdote Hélder Câmara, futuro inspirador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y la Teología de la Liberación.[cita requerida]
En 1932 se fundó Movimiento Nacional-Socialista de Chile o Partido Nacista (MNS), liderado por Jorge González von Marées, con el cargo de «Jefe», en el sentido fascista de autoridad única y vertical,[113] con Carlos Keller como su ideólogo principal, con obras como La eterna crisis chilena (1931), Cómo salir de la crisis (1931) y Un país al garete: contribución a la seismología social de Chile (1932). La iniciativa de crear el partido provino del general Francisco Javier Díaz Valderrama, quien deseaba copiar el nacionalsocialismo alemán, pero fue González quien diseñó al MNS como un "movimiento que, si bien tenía su inspiración en las corrientes nazis y fascistas en boga, sería netamente chileno, con un programa nacionalista basado en la concepción portaliana de gobierno".[113] Habitualmente el MSN es considerado como un mero reflejo local del nacionalsocialismo alemán, pero diversos autores han señalado sus peculiaridades distintivas, más cercanas al fascismo.[113]
El partido se organizó con una estructura de mando jerárquica, que se completó en 1933 con la creación de las «Tropas Nacistas de Asalto», una copia del nazismo alemán, con los mismos uniformes, el saludo romano, los desfiles, estandartes y fanfarrias.[113] Alcanzó una considerable adhesión entre los estudiantes universitarios y sectores católicos de clase alta.[113] Ideológicamente el MNS reivindicaba la pertenencia de Chile a Occidente y llamaba a luchar en su defensa contra el marxismo.[113]
En las elecciones parlamentarias de 1937 el MNS obtuvo el 2% de los votos, pero logró elegir tres diputados nacionales, uno de los cuales era su «Jefe» Jorge González. En 1938 ganó 29 municipios y formó la Alianza Popular Libertadora, llevando como candidato presidencial al general Carlos Ibáñez del Campo.
Pocos días antes de las elecciones, el 4 de septiembre de 1938, el MNS organizó una manifestación denominada «La marcha de la victoria». Al día siguiente cerca de 60 jóvenes armados del MNS tomaron la Caja del Seguro Obrero y la Casa Central de la Universidad de Chile para desencadenar un golpe de Estado contra el presidente Arturo Alessandri Palma e imponer al general Ibáñez en el poder. El golpe fracasó y los jóvenes nacistas se entregaron, luego de lo cual el gobierno dispuso su fusilamiento en lo que se conoce como la Matanza del Seguro Obrero. El hecho provocó una conmoción pública y González se entregó a Carabineros, culpando al gobierno y al presidente Alessandri de la masacre. Los miembros de la Alianza Popular Libertadora decidieron quitar de la candidatura a Ibáñez y en desquite contra el gobierno apoyaron al candidato rival Pedro Aguirre Cerda, del Frente Popular, quien venció al oficialista Gustavo Ross Santa María por un estrecho margen, atribuido generalmente a los votos nacistas.
En 1939 el MNS pasó a llamarse Vanguardia Popular Socialista (VPS), adoptando una postura de izquierda, que provocó que la mayoría de sus miembros abandonaran el partido, que se disolvió en 1942.
De menor importancia que el MNS, en 1938 se fundó el Partido Nacional Fascista (PNF), existente hasta 1940. Sus ideas eran difundidas en su semanario, La Patria, Chile ante todo. La agrupación convocó a la "Primera Gran Concentración Fascista" en el Teatro Victoria de Santiago para el 19 de noviembre, sin embargo ésta fue cancelada, lo cual fue atribuido a la prohibición del presidente Pedro Aguirre Cerda. Además del rechazo del gobierno, el PNF tuvo una gran oposición de los partidos y medios de comunicación de izquierda. El PNF tuvo una efímera existencia, la cual se verificó con la discontinuidad de la publicación de La Patria en 1940, aunque reapareció excepcionalmente entre abril de 1941 y enero de 1942.
En Colombia los cambios sociales de los años de 1920 (crecimiento de las ciudades, polarización social) se expresaron intelectualmente en un grupo denominado Los leopardos (Eliseo Arango, José Camacho Carreño, Joaquín Fidalgo Hermida, Augusto Ramírez Moreno y Silvio Villegas)[114] inspirado en el monarquismo francés (Charles Maurras) que dio como resultado político una de las principales divergencias dentro del conservatismo colombiano en un sentido nacionalista. El grupo buscó inspiración histórica en Simón Bolívar y en Rafael Núñez, más que todo en su pensamiento autárquico por parte del primero y el pensamiento católico por parte del segundo. Entre los políticos que se pueden considerar cercanos al grupo suele citarse a Alzate Avendaño. La cercanía de estos y otros grupos colombianos al fascismo italiano, al nacionalsocialismo alemán o al falangismo y nacionalcatolicismo españoles (por ejemplo, la Legión de Extrema Derecha de Bucaramanga); suscitaron un especial temor (particularmente en Estados Unidos) de que en Colombia se crease una Quinta Columna proclive a los intereses alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Como resultado se elaboraron listas negras[115] que incluía a sociedades comerciales y personas naturales, la lista implicaba la imposibilidad de mantener relaciones comerciales, y se confinó en un campo de concentración en Fusagasugá[116] a un buen número de personas destacadas por su ideología filofascista, incluyendo especialmente a inmigrantes italianos y alemanes.[117]
Desde los años treinta se gestó en Costa Rica un movimiento de simpatizantes del nacionalsocialismo alemán entre la nutrida comunidad de origen alemán, creándose un delegación local del NSDAP/AO, al punto que algunas fuentes aseguran que Estados Unidos consideraba a Argentina y Costa Rica como los países latinoamericanos con mayor cantidad de simpatizantes del nacionalsocialismo.[cita requerida] Se ha señalado la existencia de figuras simpatizantes del nazismo en altos cargos del poder político en las administraciones de León Cortés Castro y Rafael Ángel Calderón Guardia.[118][119] Los simpatizantes del nacionalsocialismo solían reunirse en el Club Alemán.[120] Desde la declaración de guerra al Tercer Reich por Costa Rica (presidente Calderón Guardia, 1941), muchos ciudadanos y residentes de origen alemán e italiano fueron encarcelados y sus propiedades nacionalizadas, aun cuando la gran mayoría no tenía vínculos con el nazismo o el fascismo. Los orígenes doctrinarios del racismo o del sentimiento de superioridad racial europea en Costa Rica tiene orígenes anteriores.[121] Entre otros autores de los que se han señalado posturas racistas se cuenta el destacado científico costarricense Clodomiro Picado Twight.[122]
Desde finales de la primera guerra mundial, en el seno del partido Nacional de Honduras hubo simpatizantes del fascismo, un ejemplo de estos fue el General Vicente Tosta Carrasco, el cual durante su mandato de 1924-1925 decreto una ley en pro de la segregación de la población afrodescendiente de la población mestiza y blanca. Cabe mencionar que gracias a la divulgación del racismo científico, en la década de 1920 apareció la propuesta por parte de algunos políticos de un proyecto que consistía en crear un nuevo mestizaje en el país, que intentaba provocar la mezcla racial de campesinos e indígenas hondureños con Inmigrantes blancos, principalmente de origen escandinavo, alemán, francés e inglés. Este sería el medio para construir una nueva "raza" de hondureños que en palabras de los artífices de esta propuesta serían más emprendedores, laboriosos, honrados, físicamente mejor parecidos, entre otras cosas.[123]
Es bien sabido que el Dictador, General Carias Andino, era admirador del fascismo Italiano y alemán, durante su presidencia (1933-1936) no tuvo empacho de cartearse con el emperador Hirohito y Adolf Hitler, con este ultimo expresando su admiración y dando elogios hacia su gobierno. La admiración hacia el fascismo por parte de Carias Andino llego al grado que uso los regímenes de la Italia Fascista y la Alemania Nazi como modelo de su gobierno dictatorial conocido como "El Cariato", que duro de 1937 a 1949, además de mantener relaciones diplomáticas formales con países pertenecientes del eje hasta 1941.[124][125] De forma muy similar a movimientos fascistas en el contexto europeo, el General Carias buscaba crear una identidad étnica nacional basada en un pasado mítico e idealizado, en este caso ensalzando la identidad mestiza Hondureña como pueblo heredero de la civilización maya.
En México, sobre todo a partir de la crisis económica de 1929 que hacía para algunos colectivos menos aceptable lo que percibían como una gran presión migratoria, surgieron numerosos grupos de carácter ultranacionalista y xenófobo o racista (alguno particularmente antisemita, otro antichino), que se conocían como dorados o camisas doradas. Tuvieron una presencia puntual entre algunos colectivos de comerciantes. Se destacaron en enfrentamientos callejeros con sindicatos izquierdistas en 1935.[126]
El sinarquismo mexicano, que combina el catolicismo con el anticomunismo, tiene al falangismo, al nacionalcatolicismo entre sus múltiples inspiraciones. Sus representante político, la Unión Nacional Sinarquista, fue importante a finales de los años 1930.
Además de este grupo autóctono, un grupo mimético del español, la Falange Española Tradicionalista se formó en México por empresarios españoles para oponerse a la influencia de los que apoyaban al bando republicano durante la Guerra Civil Española, que alcanzaron un gran apoyo del presidente mexicano Lázaro Cárdenas, que facilitó la integración en México a los exiliados republicanos españoles. Este grupo no tuvo alcance más allá de los inmigrantes de origen español.[127]
La Unión Revolucionaria fue un partido político peruano fundado por Luis Miguel Sánchez Cerro en 1931. Gobernó junto con él luego de ganar las elecciones de 1931. Tras su muerte, en 1933, fue dirigido por Luis A. Flores Medina y devino en partido abiertamente fascista.
Se caracterizaba por su oposición al liberalismo y el comunismo, y en particular, al partido aprista, a quienes consideraban enemigos mortales. Difundían también una fuerte xenofobia contra los emigrantes japoneses en Perú y también contra los emigrantes chinos. Siguiendo el modelo fascista, proponían una sociedad corporativa y totalitaria. De 1933 a 1936, la Unión Revolucionaria difundió su discurso fascista, influido fuertemente por la Italia fascista y las ideas de Benito Mussolini, de quien Flores era un ferviente admirador. A través de sus órganos de prensa (La Batalla, Acción, y Crisol) manifestaron su oposición al gobierno del general Oscar R. Benavides, el sucesor de Sánchez Cerro a quien consideraban traidor, y proclamaban al sistema fascista como el necesario para el desarrollo del país, a fines de 1933 se crea la Legión de Camisas Negras, conformada por la juventud de la UR.
El régimen autoritario de Oscar R. Benavides también mostraba sus simpatías por el fascismo, llegando a contratar en 1935 una "misión policial italiana" destinada a reorganizar la policía de investigaciones de Perú. Siguiendo esta línea autoritaria, Benavides ilegalizó al APRA y al Partido Comunista por considerarlos “partidos internacionales” pero también persiguió a muchos “urristas”.
Inmediatamente después de la marcha sobre Roma (1922) políticos del Partido Nacional y del Colorado, empresarios y medios de prensa uruguayos comenzaron a considerar imitables algunas instituciones del régimen de Mussolini. Desde muy temprano políticos como Osvaldo Medina, Julio María Sosa, Pedro Manini Ríos, y los diarios El Siglo y La Razón asumieron una clara postura antidemocrática.
Luego de la crisis de 1929, el modelo diárquico del poder ejecutivo uruguayo fue duramente criticado por su mal manejo de la situación económica. Percibiendo al gobierno como ineficaz, la élite económica uruguaya fundó el Comité de Vigilancia Económica como grupo de presión, con la intención de promover un cambio en las políticas económicas y el retorno del presidencialismo.
El presidente electo Gabriel Terra encabezó un golpe de Estado y disolvió el Parlamento y el Consejo Nacional de Administración en 1933. Terra ya había expresado opiniones filofascistas previamente.[128]
Como muestra de apoyo público al golpe, importantes figuras políticas uruguayas como Luis Alberto de Herrera convocaron a una "Marcha sobre Montevideo" (similar a la Marcha sobre Roma encabezada por Mussolini) en abril de 1933 con el apoyo de intelectuales y medios conservadores. Apoyada por los agraristas que se habían opuesto a las reformas batllistas anteriores, la Marcha fue vista por sus defensores como una "cruzada ruralista " contra una ciudad corrupta moralmente. La manifestación fue comparada con una exhibición similar organizada por Getúlio Vargas. En el medio de crecientes tensiones entre el campo y las zonas urbanas, los periódicos locales habían presentado la Marcha como una revolución de regeneración nacional que derrotaría a la "ciudad corrompida" y destruiría su "miseria moral".[129]
¡Marchar sobre Montevideo! ¡Esa es la voz que, como un reguero de pólvora, se extiende por la campaña, desde Colonia a Cerro Largo, desde Artigas hasta Rocha, por los cuatro marcos de la patria![129] ¡Sí, marchar sobre Montevideo, con armas o sin ellas! ¡Acabar con el Colegiado antes de que el Colegiado acabe con el país! Tal la consigna de esta hora trágica y supremamente decisiva.[129]
Los seguidores de Gabriel Terra fueron conocidos como marzistas debido a su adherencia a la "Revolución de Marzo", el nombre oficial del golpe.[130]
El régimen de Marzo convocó a elecciones de la asamblea constituyente que redactó la Constitución de 1934, entre acusaciones de fraude. La nueva constitución establecía una representación parlamentaria de 50-50 para los dos partidos más votados (llamada del "medio y medio") y abolía el Consejo Nacional de Administración. El gobierno persiguió y desterró a múltiples opositores políticos.[130]
La constitución, inspirada en principios corporativistas, reconocía formalmente los derechos humanos a la educación, la salud y el trabajo, así como la libertad de reunión y asociación. El gobierno también instituyó la Corte Electoral para asegurar la transparencia de las futuras elecciones.[130] El referéndum constitucional fue boicoteado por los batllistas colorados.
Terra rompió relaciones diplomáticas con la URSS y la Segunda República Española, convirtiendo a Uruguay en uno de los primeros países en reconocer a la España franquista.[128] El régimen de Marzo también desarrolló políticas antiinmigratorias, tales como el control de la inmigración judía y el establecimiento de un mínimo del 80% de mano de obra uruguaya en las obras públicas.[131]
Terra buscó la implementación de políticas corporativistas,[132] que incluían la introducción de negociaciones tripartitas para los trabajadores de la industria y la construcción.[133] A pesar de tener opiniones favorables al sistema, la asamblea constituyente de 1934 rechazó la implementación plena del corporativismo en Uruguay por considerarlo demasiado radical.[134] El régimen marzista ha sido descrito como "una vía liberal al fascismo".[130] De todos modos, el gobierno hizo uso de la representación corporativa a través del Consejo Superior del Trabajo, compuesto por representantes de los sindicatos reconocidos por el Estado. Muchos corporativistas como Morelli, Chioza, Podestá o el mismo Varela de Andrade colaboraron activamente con la administración económica del nuevo gobierno.[135]
Como Terra había llegado al gobierno con el apoyo del ruralismo, su política económica se orientó primeramente hacia el sector agropecuario. El objetivo inicial del gobierno era el "resurgimiento de la campaña y la estabilización financiera del país". Terra aprobó un plan de "medidas de emergencia" destinado a aliviar o condonar la deuda de los agricultores y pequeños productores. El gobierno también promovió activamente la producción y exportación de ganado.[136] El posterior desarrollo de proyectos industrialización con el apoyo del Estado llevó a los ruralistas a retirar su apoyo al régimen a favor del golpe de Estado de 1942 por parte del presidente Alfredo Baldomir.[137]
Terra describió sus políticas económicas como solidaristas o socialistas de Estado. El gobierno promovió activamente las cooperativas (el presidente había escrito anteriormente un libro de teoría económica llamado "Socialismo y Cooperativismo") dado que Terra las consideraba una forma fácil de reducir el costo de vida. A través de una activa intervención estatal, los marzistas intentaron asegurar la competencia interna manteniendo al mismo tiempo un fuerte control proteccionista.[130]
No es solamente con impuestos que se resuelven los intensos males de una crisis nunca igualada en nuestro país (...) Es necesario preocuparse de la situación de esas industrias protegiéndolas; es necesario preocuparse de dar los medios para desenvolver rápidamente la industria agrícola (...) Ayer el diputado Jude denunció a la Cámara que se había formado un trust de artículos alimenticios. Dos fórmulas he presentado a estudio de mis compañeros: una fórmula preventiva que es la cooperativa de consumos, que disminuye el 30 por ciento como está probado científicamente, el costo de vida en todas partes, proyecto que duerme–aunque en estos últimos días estaba para informarse–en las carpetas de la Comisión (...) y otra fórmula, la fórmula represiva, la que castiga el trust de los artículos alimenticios que podría muy bien aplicarse.[130]
Terra también llevó adelante un proyecto de reforma agraria . Para abordar la improductividad de los latifundios, el gobierno aprobó una serie de Leyes de Cultivo Obligatorio que forzaban a los grandes terratenientes a utilizar sus propiedades de manera eficiente. El Estado también financió la división de grandes propiedades en explotaciones más pequeñas[138] y distribuyó semillas y equipos agrícolas a los pequeños productores. En 1935, el régimen de Marzo creó el Ministerio de Ganadería y Agricultura. También se realizó una activa promoción de la silvicultura, y se encargó al Instituto de Química Industrial la producción de fertilizantes para los agricultores nacionales. El gobierno logró así revertir la tendencia de éxodo rural que el país llevaba experimentado durante casi 60 años, aumentando la tenencia de la tierra en un 13% y el número de empleo agrícola en 31.000 trabajadores durante la época, recuperando a su vez 350.000 hectáreas de tierras baldías. El número de cabezas de ganado aumentó en más de un millón entre 1930 y 1937.[139]
La figura principal del proyecto económico marzista fue César Charlone, ministro de Economía, quien ya había mostrado posturas filofascistas y llamado a una adaptación del corporativismo autoritario italiano para adaptarse mejor a las necesidades del Uruguay. Charlone impulsó la introducción de la negociación colectiva siguiendo de la Carta del Trabajo de Mussolini.[135]
La dictadura llevó a cabo una política monetaria intervencionista con el fin de solucionar los profundos problemas financieros provocados por la crisis internacional. En 1935 se creó el Fondo Nacional de Divisas como mecanismo regulador del curso legal, distorsionado por la crisis.[139] Después de años de una política activamente deflacionaria por parte de la administración anterior, Charlone promulgó una serie de "Leyes de Revalúo" mediante las cuales el peso uruguayo fue intencionalmente inflado por medio de emisión monetaria con el fin de resolver la crisis de deflación y promover las exportaciones. El gobierno realizó también una agresiva política crediticia para promover la inversión interna.[136] Las importantes reservas de oro que mantenía el gobierno uruguayo ayudaron a mantener estable la moneda y la mayor parte del dinero emitido se destinó a obras públicas.[139]
La administración financiera de Charlone ha sido elogiada por su gestión eficaz de la crisis.[136] Desde 1933 hasta el retiro de Terra en 1939, el PIB per cápita nacional creció un 29,43%.[140]
En 1934 por iniciativa del propio Gabriel Terra se crea la Comisión Nacional de Turismo y la revista "Turismo en Uruguay", organismos integrados al Ministerio de Relaciones Exteriores.
Esta revista enfoca la visión que el gobierno quería proyectar para con el mundo. Iniciaba con una postal del país, seguía una foto del Dr. Terra con el lema "Constructor del Nuevo Uruguay" y en la siguiente página una foto del monumento al Gral. José Gervasio Artigas en la Plaza Independencia, decía en su prologo que el objetivo era "dar a conocer la belleza del país al mundo y a países hermanos".
En noviembre de 1936 se público un reportaje sobre la juventud en Uruguay, con el subtítulo "El camino a la perfección física", la nota muestra jóvenes perfectamente uniformados "desenvolviéndose en intimo contacto con la naturaleza" durante uno de los campamentos que habitualmente organizaba el Ministerio de Educación y Cultura desde 1934. Muestra adolescentes con el torso desnudo, en buen estado físico, que "sincronizadamente" mostraban "el ideal helénico de la perfección humana". Otros niños que se daba a entender tenían entre 8 y 12 años se lavaban los dientes sonriendo, demostrando "el estado saludable de la infancia uruguaya". Los textos indicaban que esto era un "hondo sentimiento de superación de la raza" que solo podría alcanzarse "con un sentido del equilibrio, el orden y la disciplina" .
En 1932, Serafino Mazzolini fue designado ministro plenipotenciario de Italia en Uruguay. Fascista de férreas convicciones, Mazzolini buscó fortalecer los lazos diplomáticos entre la dictadura marzista y el régimen italiano. Los diplomáticos peninsulares habían acogido favorablemente el golpe como una victoria de la disciplina autoritaria sobre los partidos políticos. A pesar de que los intentos originales del personal italiano de propagar el fascismo en Uruguay no habían tenido el éxito que se esperaba, la buena relación de Mazzolini con Terra le permitió difundir propaganda fascista medios tanto radiofónicos como de prensa, con mejores resultados que sus predecesores. Italia y Uruguay firmaron un tratado comercial en 1935 y otro acuerdo en 1936. Tres años más tarde, Terra visitaría Italia en un viaje diplomático.[128]
Luego de la invasión italiana a Etiopía y la Segunda Guerra Ítalo-Etíope, Uruguay no condenó el accionar de Italia como había pedido hacerlo la Sociedad de Naciones y mantuvo sus relaciones económicas con la nación europea. Mazzolini abandonó Uruguay en 1937, luego de que Italia fuera expulsada definitivamente de la Liga.[128]
El senador Luis Alberto de Herrera visitó la Italia fascista en 1937, invitado por el gobierno europeo. Tras reunirse con Benito Mussolini y con el rey, se le concedió la Gran Cruz de la Orden de la Corona de Italia. Herrera pronunció un discurso en Radio Roma, donde atribuyó al comunitarismo fascista la promoción de un "colosal despliegue de energías morales y materiales", de una "infatigable acción reconstructiva" y de "progresos". Herrera elogió a Mussolini como una "figura extraordinaria", "centro de este formidable movimiento anímico, cívico, patriótico y social" que había liderado "el nuevo Risorgimento".[129]
¡La nueva Italia! En ninguna parte de Europa he presenciado más convincente espectáculo. Los ideales antes rotos y dispersos, cuál los mármoles del Forum mutilado, se han reconstituido, se han refundido y brotan de una epopeya civil consumada y deslumbradora. ¡El nuevo Risorgimento! Porque no es un partido ni una fracción contra otra fracción: es la comunidad en masa y en marcha abriendo su propia ruta.[129]
Uruguay firmó un tratado comercial con la Alemania nazi en 1934, lo que la convirtió en la segunda mayor socia exportadora del país. El gobierno alemán intentó influir en la política uruguaya tanto mediante inversiones económicas como mediante la creación de grupos pronazis entre los inmigrantes alemanes.[131]
El programa de industrialización de Terra fue apoyado por el régimen de Hitler. Su principal obra pública, la central hidroeléctrica Rincón del Bonete, fue construida con la participación de ingenieros alemanes. Poco después de que comenzara el proyecto, Adolf Hitler envió un telegrama a Terra, que expresaba:
Excelentísimo señor presidente de la República Oriental del Uruguay Doctor Don Gabriel Terra. Montevideo. Al buen éxito de la obra monumental del Río Negro, comenzada por iniciativa de su gobierno, expreso a su Excelencia mis más sinceras felicitaciones. Adolfo Hitler. Canciller del Reich.[141]
Los ministros uruguayos Martín Echegoyen y José Espalter fueron condecorados con la Orden del Águila Alemana en 1938.Gabriel Terra, César Charlone no ocultaron sus simpatías hacia el fascismo, diarios y periodistas que adhirieron al fascismo es extensísima. El Pueblo, La Tribuna Popular, La Mañana, El Diario, El Imparcial, Libertad y periodistas y publicistas reconocidos como Juan A. Zubillaga, Adolfo Agorio, Alejandro Kayel hicieron una prédica fascista hasta el decenio de los cuarenta. Durante el gobierno de Luis Batlle Berres varios de sus ministros adherirán al fascismo[142]
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