Historia transgénero en Argentina
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La historia trans en Argentina trata sobre la historia de las personas trans (transgénero, transexuales, travestis) sean estas hombres, mujeres, de género fluido o no binarias, así como de sus luchas y organizaciones en Argentina. Varios pueblos originarios aceptaron identidades de base sexual diversas, cambiantes y no binarias. La conquista europea de América modificó radical y violentamente la sexualidad y las relaciones de género de la población americana, estableciendo el crimen y pecado de sodomía para castigar a las personas que adoptaban una identidad que no correspondía a su genitalidad. Luego de la independencia, fue abolida la Inquisición y el delito de sodomía, pero la policía reprimió las «inversiones sexuales» considerándolas enfermedades mentales asociadas al crimen, criminalizándolas mediante edictos policiales desde la década de 1930. Hacia la década de 1940 aparece una cultura trans/homosexual autodenominada «maricas» o «locas», que establecieron e impulsaron las primeras organizaciones LGBT, a partir de la segunda mitad de la década de 1960. Los avances biotecnológicos que permitieron cambiar los cuerpos de las personas, impulsaron la emergencia de una identidad travesti en el mundo del espectáculo, que convivió con la cultura marica hasta la década de 1980, cuando la identidad travesti se generalizó. Los cambios permanentes en los cuerpos y el rechazo transfóbico excluyeron a las locas/travestis del mercado de trabajo asalariado, impulsándolas masivamente a la prostitución. La violencia policial, social y familiar contra las comunidades travestis llevaron a que su expectativa de vida fuera la mitad que la de la población general. Durante el terrorismo de Estado impuesto por la última dictadura militar, resultaron desaparecidas al menos 400 personas mayoritariamente trans, que fueron invisibilizadas incluso por la investigación realizada una vez restablecida la democracia, por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) que destruyó esos expedientes. En la década de 1990 se crearon las primeras organizaciones trans, destacándose por su continuidad la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA) y la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti–Transexual (ALITT). A partir de entonces los colectivos trans obtuvieron la derogación de los edictos policiales, la descriminalización del travestismo y la transgeneridad.
En 2021 la Ley 27.636 Diana Sacayán/Lohana Berkins estableció un cupo mínimo de 1% de los cargos y puestos del Estado Nacional personas trans y el Decreto N°476/2021 estableció que tres opciones para el campo «sexo» en los documentos de identidad, conviertiendo a la Argentina en el primer país de América y uno de los primeros del mundo en adoptar una clasificación no binaria sobre el sexo/género de la población.[1]