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práctica religiosa basada en la creencia de entes sobrenaturales malignos que se apoderarían de una persona, lugar u objeto De Wikipedia, la enciclopedia libre
En la creencia religiosa, el exorcismo (en griego antiguo, ἐξορκισμός; romanización, exorkismos; literalmente ‘obligar mediante juramento, conjurar’)[1][2] es la práctica religiosa o espiritual realizada contra una fuerza maligna, utilizando diversos métodos cuyo fin es expulsar, sacar o apartar a dicho ente de la persona, objeto o área que se encuentra poseída por la entidad maligna (ver, como ejemplo, posesión demoníaca) quien somete y controla al poseído.[3] Estos entes, dependiendo de las creencias de los implicados, pueden ser demonios, espíritus, brujos, etc. El objeto de la posesión puede ser una persona o animal, objetos e incluso lugares como pueblos o casas (poltergeist).
Puesto que la cabeza controla todo el cuerpo, el demonio se instala en el cerebro. En este caso, se habla de posesión total porque gobierna a toda la persona. Si, por el contrario, obra en otra parte del cuerpo, por ejemplo, en el estómago, se habla de posesión parcial.Cipriano de Meo[4]
Los exorcismos pertenecen a la gama de actos apotropaicos que han sido comunes desde la antigüedad. El exorcista suele utilizar fórmulas de exorcismo con encantamientos para entrar en contacto con el supuesto demonio y finalmente persuadirlo de que abandone el cuerpo, con o sin abrir el pecho.
El origen de la palabra exorcismo deriva del latín exorcismus, que a su vez deriva del griego exorkismos, que significa estar sujeto a un juramento.
El exorcismo, en el sentido amplio de «exorcismo de fuerzas malignas o exterminación de los espíritus malignos mediante ritos y oraciones solemnes», y otras prácticas similares se han practicado en diversas sociedades del mundo desde la antigüedad hasta la época actual. Aunque los nombres, el significado y las formas de estos actos y fenómenos similares en las religiones, religiones étnicas, creencias populares y culturas de todo el mundo varían, los antropólogos culturales a veces se refieren a ellos colectivamente como «exorcismos». Hay evidencia de rituales de exorcismo de espíritus dañinos y demonios en el Antiguo Oriente Próximo, el Antiguo Egipto,[5] en el helenismo[6] y en diversas prácticas chamánicas.
En Mesopotamia, los sacerdotes mašmāšu o ašīpu se encargaban de exorcizar los espíritus malignos que supuestamente causaban enfermedades y de los rituales de purificación. A menudo se empleaban en los templos.[7] Exorcistas también podían ser utilizados en procesos judiciales si los testigos se sentían amenazados por «hechizos».[8] La Casa del Exorcista (713-612 a.C.) de Aššur[9] contenía más de 800 tablillas cuneiformes, entre las que se encontraban numerosos textos utilizados con este fin, por ejemplo la serie «Cuando el exorcista va a la casa de un enfermo» y la profecía de Uruk.[10] La biblioteca de Asurbanipal en Nínive también contenía numerosos textos exorcistas[11]. De Assur se conocen los sacerdotes mašmāšu Anu-ikṣur, hijo de Šamaš-iddin, e Iqiša, hijo de Ištar-šum-ereš.[12] Anu es el dios patrón de los exorcistas, siendo uno de sus epítetos mupaššir nambûrbe idāti itāti limnēti šunāte pardāte la ṭādâte, «Aquel que da poder a los exorcistas para prevenir con el pašāru los acontecimientos de mal agüero y los efectos de los sueños confusos e impíos» (King BMS 62 + 1. 12).[13] El dios Asalluḫi también se asocia a los exorcismos.
La práctica de recitar o escuchar la Paritta («protección» o «salvaguarda») comenzó muy temprano en la historia del budismo. Es una práctica budista que consiste en recitar ciertos versos y escrituras del Canon Pali para alejar la desgracia o el peligro. La creencia en el poder espiritual efectivo de la Sacca-kiriyā (la aseveración de algo bastante verdadero) para curar o proteger es un aspecto de la obra atribuido a la paritta.[14] Varias escrituras de la Paritta como el Metta Sutta, el Dhajagga Sutta o el Ratana Sutta pueden ser recitadas con fines de exorcismo, y se cree que el Āṭānāṭiya Sutta es particularmente eficaz para propósitos de exorcismo.[15]
En Sri Lanka, los budistas cingaleses invocan la protección de Buda y de la deidad Suniyam para controlar y dispersar fuerzas sobrenaturales peligrosas en un ritual conocido como yaktovil.[16]
El ritual del día del exorcismo de los fantasmas forma parte de la tradición tibetana. La ceremonia religiosa tibetana 'Gutor' ༼དགུ་གཏོར་༽, literalmente ofrenda del 29, se celebra el día 29 del 12º mes tibetano, con el objetivo de expulsar toda la negatividad, incluyendo los malos espíritus y las desgracias del año previo, y comenzar el nuevo año de forma pacífica y auspiciosa.
Los templos y monasterios de todo el Tíbet celebran grandes ceremonias de danza religiosa, la mayor de ellas en el Palacio de Potala, en Lhasa. Las familias limpian sus casas en este día, decoran las habitaciones y comen una sopa de fideos especial llamada «Guthuk» (༼དགུ་ཐུག་༽). Por la noche, la gente lleva antorchas, pronunciando las palabras del exorcismo.[17]
En el cristianismo, el exorcismo es la práctica de expulsar o deshacerse de los demonios. La práctica se remonta a los relatos bíblicos en los que Jesús expulsó a los demonios y exhortó a sus apóstoles a «echar a los demonios».[18]
En la práctica cristiana, la persona que realiza el exorcismo, conocida como exorcista, suele ser un miembro de la Iglesia cristiana, o una persona que se considera ha recibido la gracia de tener poderes o habilidades especiales a fin de expulsar a dicho mal. El exorcista puede utilizar oraciones y material religioso, como fórmulas establecidas, gestos, símbolos, iconos, amuletos, etc. El exorcista suele invocar a Dios, a Jesús o a diferentes ángeles y arcángeles para que intervengan en el exorcismo. Los exorcistas cristianos protestantes suelen creer que la autoridad que les otorga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (la Santísima Trinidad) es la única fuente de su capacidad para expulsar demonios.[19]
En general, las personas consideradas como poseídas no son consideradas como malas en sí mismas, ni totalmente responsables de sus acciones, porque la posesión se considera una manipulación involuntaria por parte de un demonio que resulta en un daño a uno mismo o a otros. Por lo tanto, los practicantes consideran el exorcismo más como una cura que como un castigo. Los rituales dominantes suelen tener esto en cuenta, asegurándose de que no haya violencia hacia el poseído o poseída, solo que se les ate si hay potencial de violencia.[20]
Las solicitudes y los rituales de exorcismos empezaron a decaer en los Estados Unidos en el siglo XVIII y ocurrieron raramente hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando el público vio un fuerte aumento debido a la atención que estaban recibiendo los exorcismos en los medios de comunicación. Hubo «un aumento del 50% en el número de exorcismos realizados entre principios de los años 60 y mediados de los 70».[21]
Dentro de la Iglesia católica un sacerdote solo puede hacer un exorcismo con el consentimiento expreso de su obispo, y solo después de un examen del paciente realizado por médicos y psicólogos, con el fin de determinar que la enfermedad no tiene un origen natural. Un médico también es requerido por la ley canónica a estar presente durante todo el ritual del exorcismo. Con la esperanza de aumentar el número de exorcistas oficiales en todo el mundo, se creó en 1993 la Asociación Internacional de Exorcistas. Hasta 1973, el exorcistado era una de las órdenes menores.
En el catolicismo, los exorcismos se realizan en nombre de Jesucristo.[22] Una práctica similar es la pastoral de liberación. La distinción entre la pastoral de liberación y el exorcismo es que el exorcismo lo realizan sacerdotes con permiso especial de la Iglesia católica, mientras que la pastoral de la liberación consiste en rezar por las personas que están angustiadas y desean curar las heridas emocionales, incluidas las supuestamente causadas por espíritus malignos.[23]
El rito católico para un exorcismo formal, llamado «Exorcismo Mayor», se encuentra en la Sección 11 del Ritual Romano, en el documento De Exorcismis et supplicationibus quibusdam (De exorcismos y algunas súplicas).[24][25] El Ritual enumera las directrices para llevar a cabo un exorcismo, y para determinar cuándo se requiere un exorcismo formal.[26] Los sacerdotes tienen instrucciones de determinar cuidadosamente que la naturaleza de la condición no es realmente una enfermedad psicológica o física antes de proceder.[22]
En la práctica católica, la persona que realiza el exorcismo, conocida como exorcista, es un sacerdote ordenado. El exorcista recita oraciones según las rúbricas del rito, y puede hacer uso de materiales religiosos como iconos, sacramentales y reliquias. El exorcista invoca a Dios -específicamente el Nombre de Jesucristo- así como a los miembros de la Iglesia Triunfante y al Arcángel Miguel para que intervengan en el exorcismo. Según la concepción católica, a veces son necesarios varios exorcismos semanales a lo largo de muchos años para expulsar a un demonio profundamente arraigado.[26][27]
La Oración a San Miguel contra Satanás y los Ángeles Rebeldes, atribuida al papa León XIII, es considerada la oración más fuerte de la Iglesia católica contra los casos de posesión diabólica.[28] El Santo Rosario también tiene un poder exorcizante e intercesor.
El ritual de exorcismo consiste en la repetición continua de oraciones y órdenes de expulsión. Y el uso de objetos que pueden repeler al espíritu inmundo, tales como crucifijos, agua bendita, reliquias... entre otros. El exorcismo en la teología católica halla su base en los textos evangélicos donde se narran las liberaciones y expulsiones de demonios que realizó Jesús como con los endemoniados de Gadara (Mt. 8,28 ss) a un joven (Mc. 9,21) mencionando por ejemplo que para vencer a algunos demonios se requería la práctica de ayuno y oración (Mt. 17,19) un poder que incluso tenían sus discípulos (Lc. 10,17), y que incluso los primeros cristianos usaban objetos personales de los apóstoles a manera de reliquias para expulsar demonios (Hechos 19, 11-12.) Siete casos específicos de posesión se relatan en los evangelios.
En los primeros siglos no existían fórmulas precisas para exorcizar, aunque sí el carisma de expulsar demonios, el cual era usado por los apologistas cristianos para mostrar la divinidad del cristianismo, por ejemplo según Tertuliano (Apología, 23), Minucio Félix (Octavio, 27) o Justino Mártir (Apología, II, 5-6).
El primer libro con fórmulas de exorcismo es el Statua Ecclesiæ Latinæ a fines del año 500, surge así una literatura exorcista con libros como el Malleus Maleficarum de 1494 (J. Sprengurus) el Flagellum Dæmonum de 1606 (V. Polidorus) o el Manuale Exorcistarum (C. Brognolus) de 1720.
Según el Catecismo de la Iglesia Católica #1673:
Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las acechanzas del maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó (cf. Mc 1:25s), de Él tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar. (cf. Mc 3:15; 6:7,13; 16:17). En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la celebración del Bautismo. El exorcismo solemne sólo puede ser practicado por un obispo o un sacerdote con el permiso del obispo. En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia. (...) Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es importante asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de una presencia del Maligno y no de una enfermedad. (cf. CIC can. 1172).
Además, son signos de posesión:
Para la práctica del exorcismo es necesaria:
Entre los exorcistas más famosos destaca el Padre José Antonio Fortea.
Los sacerdotes de la Iglesia católica, para la realización del exorcismo, lo hacen bajo lo estipulado en el Ritual romano. Algunos religiosos exorcistas como el sacerdote Gabriele Amorth, y monseñor Carlos Alberto Mancuso; desaconsejan el nuevo ritual aprobado por el sumo pontífice en enero de 1999, aduciendo que el antiguo ritual tiene siglos de comprobada eficacia.
‘De las señales y efectos, de que se conoce, que alguno está poseído por el demonio, o hechizado’, por Benito Remigio Noydens, Pbro, de la sagrada religión de los clérigos regulares menores: ‘Práctica de exorcistas, y ministros de la Iglesia’; Antwerp, primera impresión en Madrid en 1660.
Parte primera, documento segundo. ‘Muchas señales de los energúmenos, y hechizados, simbolizan con las enfermedades naturales; y así el demonio muchas veces se aprovecha de ellas, para mejor encubrir su maldad, y para que las criaturas, por el grande trabajo, y dolor, caigan en algún despecho, y aborrecimiento de Dios: y así el exorcista, no debe dar luego crédito, a lo que le dicta su juicio; ni tampoco a lo que dice el enfermo: sino que debe tantear bien este negocio, y consultarle con los sabios, así médicos como teólogos: y si hallare, que la enfermedad se origina de humores pecantes, y que solamente procede de causa natural, le remita a las reglas de la medicina’. Edición Facsímil de la del librero Pascual Capdevila; Valencia, 1711. Librerías París-Valencia, 2002: ISBN 84-8339-219-4
La Iglesia católica y otras comunidades cristianas en su postura oficial prohíbe expresamente hacer actos de güija, espiritismo, adivinación, hechicería, pues en algunos casos puede atraer al maligno y poseer a algunos de los participantes.
La Iglesia Ortodoxa tiene una rica y compleja tradición de exorcismo, que se considera remonta a los tiempos de Jesús mismo.[29] La Iglesia considera que la posesión demoníaca es el principal medio del diablo para esclavizar a la humanidad y rebelarse contra Dios. Los cristianos ortodoxos creen que tanto los objetos como los individuos pueden ser poseídos.[30]
Como en otras iglesias cristianas, los exorcistas ortodoxos expulsan a los demonios invocando a Dios a través del nombre de Jesucristo.[31] A diferencia de la Iglesia católica, que cuenta con una unidad de exorcistas especialmente formada, todos los sacerdotes de la Iglesia ortodoxa están capacitados y equipados para realizar exorcismos, en particular para el sacramento del bautismo. Al igual que sus homólogos católicos, los sacerdotes ortodoxos aprenden a distinguir la posesión demoníaca de la enfermedad mental, concretamente observando si el sujeto reacciona negativamente ante reliquias o lugares sagrados.[30] Todos los libros litúrgicos ortodoxos incluyen oraciones de exorcismo, concretamente las escritas por San Basilio y San Juan Crisóstomo.
La teología ortodoxa adopta una visión singularmente amplia del exorcismo, pues considera que todo cristiano realiza un exorcismo a través de su lucha contra el pecado y el mal:
[T]oda la Iglesia, pasada, presente y futura, tiene la tarea de un exorcista para desterrar el pecado, el mal, la injusticia, la muerte espiritual, el diablo de la vida de la humanidad ... Tanto la curación como el exorcismo se realizan a través de la oración, que surge de la fe en Dios y del amor al hombre ... Todas las oraciones de curación y exorcismo, compuestas por los Padres de la Iglesia y en uso desde el siglo III, comienzan con la declaración solemne En tu nombre, Señor.
Además, muchos cristianos ortodoxos creen en la superstición de la Vaskania, o el «mal de ojo», según la cual quienes albergan intensos celos y envidia hacia otros pueden causarles daño (algo parecido a una maldición) y están, en efecto, endemoniadamente poseídos por estas emociones negativas.[29] Esta creencia tiene probablemente sus raíces en el paganismo precristiano y, aunque la Iglesia rechaza la idea de que el mal de ojo pueda tener tal poder, reconoce que el fenómeno es moral y espiritualmente indeseable y, por tanto, objeto de exorcismo.[32]
A partir del siglo XVI, los manuales pastorales luteranos describen que los principales síntomas de posesión demoníaca son el conocimiento de cosas secretas, el conocimiento de idiomas que nunca se han aprendido y la fuerza sobrenatural.[33] Antes de realizar un exorcismo importante, los textos litúrgicos luteranos establecen que se consulte a un médico para descartar cualquier enfermedad médica o psiquiátrica. El rito del exorcismo se centra principalmente en expulsar a los demonios «con oraciones y desprecio» e incluye el Credo de los Apóstoles y el Padre Nuestro.[33]
Las liturgias bautismales de las iglesias luteranas incluyen un exorcismo menor.[34][35]
Aunque es una práctica muy poco común en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, hay dos métodos para realizar un exorcismo. El primero es mediante la unción con aceite consagrado y la imposición de manos, seguido de una bendición sobre una persona específica y ordenando al espíritu que se vaya.[36] El segundo y más común método se realiza «levantando la mano al cielo» y luego «ordenando al espíritu que se vaya en el nombre de Jesucristo y con el poder o autoridad del sacerdocio de Melquisedec».[36][37] Los exorcismos solo pueden ser realizados por alguien que posea el sacerdocio de Melquisedec, el más alto de los dos sacerdocios de la Iglesia,[36] y pueden ser realizados por cualquier persona que posea ese sacerdocio, sin embargo, generalmente son realizados por obispos, misioneros, presidentes de misión o presidentes de estaca.[36] No se guarda registro de los exorcismos por la Iglesia y por lo tanto el número de exorcismos realizados en la religión es desconocido.
En la Iglesia rara vez se habla de la posesión demoníaca. La posesión demoníaca fue mencionada dos veces por Joseph Smith, el fundador de la confesión religiosa. La primera vez se refiere a su experiencia durante la Primera Visión y escribió lo siguiente en su «Relato de la Primera Visión de 1831»:
Me arrodillé y empecé a ofrecer los deseos de mi corazón a Dios, apenas lo había hecho, cuando inmediatamente se apoderó de mí un poder que me invadió por completo y tuvo una influencia tan asombrosa sobre mí que me ató la lengua para que no pudiera hablar. Una espesa oscuridad se cernió sobre mí y por un momento me pareció que estaba condenado a una repentina destrucción. Pero ejerciendo todas mis facultades para invocar a Dios para que me librara del poder de este enemigo que se había apoderado de mí, y en el preciso momento en que estaba dispuesto a hundirme en la desesperación y abandonarme a la destrucción, no a una ruina imaginaria, sino al poder de algún ser real del mundo invisible que tenía un poder tan maravilloso como nunca antes había sentido en ningún ser, justo en este momento de gran alarma vi una columna de luz exactamente sobre mi cabeza por encima del brillo del sol, que descendió gradualmente hasta caer sobre mí.[38]
Su segunda experiencia proviene de una entrada del diario en la que habla de la vez que realizó un exorcismo a un amigo.[39][36][37]
Cuando alguien se enferma, ocurre a veces que los pastores (practicantes de exorcismo) visitan la casa del enfermo, especialmente en las zonas y comunidades rurales. Luego, con la ayuda de otras personas que creen en la curación por la fe, se esfuerzan por curarles sin utilizar medicamentos ni ninguna otra cosa. A veces el grupo de exorcistas se interpone en el camino de las autoridades locales o de los funcionarios de salud pública que intentan curar a un enfermo. En ocasiones ni siquiera piden el consentimiento del enfermo -un niño o una persona que no puede responder conscientemente a ellos- y continúan el proceso. Esto no ha salido bien, y las críticas de científicos, funcionarios de la salud y el público en general han expresado sus temores y disgustos por los que esta práctica debería detenerse, ya que el individuo enfermo a menudo muere cuando podría haberse salvado si se le pusiera en el sistema de salud común.[40][41][42][43][44]
En muchas tradiciones hindúes, las personas pueden ser poseídas por bhuts o prets, seres inquietos y a menudo malignos análogos a los fantasmas[46] y, en menor medida, a los demonios.[47]
De los cuatro Vedas, o libros sagrados, del hinduismo, el Atharva Veda es el más centrado en conocimientos como el exorcismo,[48] la magia y la alquimia.[49] Los medios básicos de exorcismo son el mantra (una pronunciación sagrada de ciertos fonemas o frases que suele estar relacionada con una deidad concreta) y el yajña (un sacrificio, ofrenda o ritual realizado ante un fuego sagrado). Se realizan de acuerdo con las tradiciones védicas así como el Tantra, las enseñanzas y prácticas esotéricas posteriores del hinduismo.
En la secta hindú dominante, la Vaishnava, que venera a Vishnu como ser supremo, los exorcismos se realizan recitando los nombres de Narasinja, un feroz avatar de Vishnu que busca destruir el mal y restaurar el Dharma, o leyendo el Bhagavata Purana, un texto muy venerado que cuenta la historia del bien que vence al mal. Otro recurso para los exorcismos es el Garuda Purana, un vasto corpus de literatura centrado principalmente en Vishnu, que trata en gran medida temas relacionados con la muerte, la enfermedad, el bien contra el mal y la salud espiritual.[50]
El himno devocional conocido como Hanuman Chalisa aconseja realizar exorcismos rezando al Señor Hánuman, el más devoto seguidor de Rama, una de las principales deidades hindúes. Entre algunos devotos, el mero hecho de pronunciar el nombre de Hánuman aterroriza a los espíritus malignos para que abandonen al poseído. En algunos templos hindúes, sobre todo en el templo Mehandipur Balayi de Rayastán, se celebran rituales de exorcismo que invocan encarnaciones de Hánuman.[47]
Términos para referirse a las prácticas de exorcismo en el islam incluyen los de ṭard (o dafʿ) al-shayṭān/al-yinn (expulsión del demonio/espíritu), ʿilāch (tratamiento), e ibrāʾ al-maṣrūʿ (curar al poseído), pero también se utiliza ruḳya (encantamiento)[51] para exorcizar diversos espíritus.[52]
Se recitan versos específicos del Corán, que glorifican a Dios (por ejemplo, el verso del Trono (en árabe: آية الكرسي, romanizado: Ayatul Kursi), e invocan la ayuda de Dios. En algunos casos, también se lee el adhan (llamada a la oración diaria), ya que tiene el efecto de repeler a los seres invisibles no angélicos o a los jinn.[53]
El profeta islámico Mahoma enseñó a sus seguidores a leer las tres últimas suras del Corán, Surat al-Ijlas (La fidelidad), Surat al-Falaq (El amanecer) y Surat an-Nas (La humanidad). Los hadices en los que se reporta que Mahoma, pero también Jesús, realizó ritos de exorcismo sirven de ejemplo y permisibilidad para los ritos de exorcismo.[52]
Los exorcismos islámicos pueden consistir en que la persona tratada se tumbe, mientras un jeque coloca una mano sobre la cabeza del paciente y recita versos del Corán, pero esto no es obligatorio.[54] También se puede beber o rociar agua bendita (agua del pozo de Zamzam) y aplicar perfumes limpios y sin alcohol, llamados ittar.[54]
Según un estudio de Alean Al-Krenawi y John Graham, el proceso de curación coránica para exorcizar espíritus puede dividirse en tres etapas:
En la literatura, el exorcismo ha sido un tema de interés y se han escrito diversas obras con posturas científicas y religiosas. Destacan las publicaciones; "Cómo enfrentar el demonio y cómo vencerlo[56]", del arzobispo Andrés Tirado Pérez[57][58], un conocido exorcista colombiano, y "El exorcista[59]", del norteamericano William Peter Blatty[60] entre otros.
Además se ha llevado al cine, en películas como El exorcista, que retrata un caso de posesión demoníaca en el siglo XX. La cinta muestra todas las características que debe reunir una persona para determinar que está poseída: hablar un idioma que desconozca, odiar los símbolos sagrados cristianos, blasfemar, practicar la telequinesis y demostrar una fuerza superior a sus capacidades físicas. Cabe mencionar que el sacerdote, quien además es psiquiatra, es el personaje más escéptico y racional de la película y durante una buena parte, se niega a admitir la posibilidad de una posesión diabólica.
El exorcismo de Emily Rose ―dirigida por Scott Derrickson en 2005― se basó en el caso real de la joven alemana Anneliese Michel, que murió por desnutrición y deshidratación el 1 de julio de 1976 después de haber sido sometida a varios exorcismos, siendo sus padres y sacerdotes participantes juzgados y condenados por negligencia médica.[61]
El rito, película estrenada a principios de 2011. Basada en hechos reales sucedidos de un exorcismo realizado en la ciudad de Roma.
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