libertador, militar y político venezolano, protagonista de la emancipación hispanoamericana contra el Imperio español De Wikiquote, el compendio de citas libre
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«¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro».
Fuente: Párrafo final de su última proclama del 10 de diciembre de 1830.
«En tanto que nuestros compatriotas no adquieran los talentos y virtudes políticas que distinguen a nuestros hermanos del norte, los sistemas enteramente populares, lejos de sernos favorables, temo mucho que vengan a ser nuestra ruina... Estamos dominados de los vicios que se contraen bajo la dirección de una nación como la española, que sólo ha sobresalido en fiereza, ambición, venganza y envidia».
«Estos señores (los que gobernaban en Bogotá) piensan que la voluntad del pueblo es la opinión de ellos, sin saber que en Colombia el pueblo está en el ejército».[1]
«Juro por el Dios de mis padres, juro por mi patria, juro por mi honor, que no daré tranquilidad a mi alma, ni descanso a mi brazo, hasta no ver rotas las cadenas que oprimen a mi pueblo por voluntad de los poderosos».
Variante: «Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por mi honor y juro por la patria que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma hasta que no haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español».
Fuente: Juramento del Monte Sacro de Roma, referido por Simón Rodríguez y reproducido por Ricardo Herren en su biografía Bolívar.
«La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente».
«La República será feliz, si al admitir mi renuncia nombráis de presidente a un ciudadano querido de la nación; ella sucumbiría si os obstinaseis en que yo la mandara. Oíd mis súplicas; salvad la República; salvad mí gloria que es de Colombia».
«Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno, para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al Cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales».
«El nuevo general Jiménez ha marchado ya para el Sur con 1.500 hombres, contra los asesinos de tan ilustre víctima. Añadiré como Catón, el anciano: Este es mi parecer y que se destruya a Cartago. Entienda Ud. por Cartago la guardia de los monstruosos del Cauca. Venguemos a Sucre... Vénguese a Colombia que poseía Sucre, al mundo que lo admiraba, a la gloria del ejército, y a la santa humanidad impíamente ultrajada en el más inocente de los hombres».[3]
Nota: Refiriendose a Pasto como "Cartago".
«Los pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando a aquel país una colonia militar. De otro modo Colombia se acordará de los pastusos cuando haya el menor alboroto o embarazo, aún cuando sea de aquí a cien años, porque jamás se olvidarán de nuestros estragos aunque demasiado merecidos».[4]
Carta poco antes de morir (9 de noviembre de 1830)
Vd. sabe que yo he mandado veinte años y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos:
La América es ingobernable para nosotros.
El que sirve una revolución ara en el mar.
La única cosa que se puede hacer en América es emigrar.
Este país [Colombia] caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos colores y razas.
Devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos.
Si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último periodo de la América...
Fuente: Carta al general Juan José Flores, jefe del estado de Ecuador (Barranquilla, 9 de noviembre de 1830)[5]
«Bolívar es una imitación de un gran hombre. Él aspira a ser un segundo Bonaparte en Sur América, sin poseer ni un sólo talento para los deberes del campo de batalla o de la administración. Él quisiera ser el rey de Nueva Granada y Venezuela, sin el talento para comandarlas y sin importancia o las habilidades para asegurar o mantener la posición tan alta a la cual su ambición aspira más».[6]