Un privilegio es la «exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia».[1]
- «El gran privilegio de la juventud consiste en ser su propia justificación».[3]
- «El pueblo que valora sus privilegios por encima de sus principios pronto pierde unos y otros».[4]
- «La cultura, vista desde fuera, como si dijéramos, desde la ignorancia o, también, desde la pedantería, puede aparecer como un tesoro cuya posesión y custodia sean el privilegio de unos pocos».[5]
- «La vejez otorga el privilegio de decir cosas que no significan nada».[6]
- «Las revoluciones las hacen los hombres de carne y hueso y no los santos, y todas acaban por crear una nueva casta privilegiada». [7]
- «Los caprichos son el privilegio de la belleza». [8]
- «Los privilegios acabarán, pero el pueblo es eterno».[9]
- «Nadie puede soportar que no lo perdonen. Ése es un privilegio de Dios». [10]
- ↑ DLE/RAE
- ↑ Sentencias político-filosófico-teológicas. Andrea Herrán, Modesto Santos. Anthropos Editorial, 1999; p. 137 (item 516).
- ↑ Albaigès (1997), p. 483.
- ↑ Albaigès (1997), p. 568.
- ↑ Juan de Mairena (sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo). 2ª ed. Cátedra, Volúmenes 1-2; 1986; ISBN 9788437605845. Ver en GLibros.
- ↑ Albaigès (1997), p. 570. El obsceno pájaro de la noche
- ↑ Albaigès (1997), p. 504. De La región más límpida, 1958.
- ↑ En La danza del bosque (1971); Albaigès (1997), p. 26.
- ↑ Timon, Joseph Marie. Libro de los oradores, Volumen 1, p. 203. Editor Antonio de San Martin, 1861.
- ↑ Viajes con mi tía. Albaigès (1997), p. 321.