«Es penoso observar que desde hace muchos años, en el periódico, en el sermón y en el mitin, se renuncia a convencer al infiel y se habla sólo al parroquiano ya convicto». [3]
«¿Habéis observado que la vida, la vida real y honesta, con asesinatos, catástrofes y herencias fabulosas, ocurre casi exclusivamente en los periódicos?». [4]
«Las cosas, los periódicos, la noticia, además de su rostro tipográfico, tienen una cara secreta, el “envés”. (...) Es la otra cara de la realidad, la sustancia de la noticia, lo que queda, la salvación de los periódicos cuando los periódicos, una vez hojeados, entran para siempre y escarmientan en el ¿merecido? territorio del olvido».[6]
«Lo que a mí me parece mal en los periódicos es que soliciten todos los días nuestra atención para cosas insignificantes, mientras que los libros que contienen cosas esenciales no los leemos más que tres o cuatro veces en toda nuestra vida».[8]
«Los dueños de periódicos se encuentran a sí mismos porque no son periodistas, sino negociantes, aunque se les demuestre que pueden ganar más dinero diciendo la verdad que incurriendo en la mentira».[9]
«Los periódicos en España se hacen, en primer lugar para que los lean los periodistas; luego los banqueros; más tarde, para que el poder tiemble y, por último e inexistente término, para que los hojee el público».[10]
«Nuestra ficticia vida política sería incompleta si no tuviéramos una libertad de prensa igualmente ficticia. Teóricamente nuestros periódicos pueden decir lo que quieren. Prácticamente dicen lo que pueden».[20]
↑ Albaigès (1997), p. 63. En Blanche ou l'oubli, 1968.
↑ Álvaro Cunqueiro y su afán por informar del 'enves' de la actualidad]. Página del CVC: Monserrat Mera sobre la publicación del libro de Álvaro Cunqueiro El envés, aparecida sin firma en Faro de Vigo (04.01.1970), p. 28.
↑ En busca del tiempo perdido.[ref. insuficiente]. Citado en Diccionario de citas literarias II, RIL Editores (2007),72, 99, 124 [falta fiablilidad]; ISBN 9789562845809.