Esta página contiene citas de una persona fallecida hace 1844 años.
Marco Aurelio (Roma, 26 de abril de 121 – Viena, 17 de marzo de 180) fue un emperador del Imperio romano.
«Antes de empezar a hablar, procura que en tu rostro pueda leerse lo que vas a decir».[1]
«¡Asia, Europa: rincones del mundo; todo el océano: una gota del universo! El Athos: un minúsculo terrón en todo el universo; todo el presente, un instante en la eternidad».[2]
«Aunque debieras vivir tres mil años y aun diez veces otros tantos, acuérdate siempre que no se pierde otra vida que la que se vive y que sólo se vive la que se pierde. Así, la más larga vida y la más corta vienen a reducirse a lo mismo».[3]
«Cuando el dolor es insoportable, nos destruye; cuando no nos destruye, es que es soportable».[5]
«El arte de vivir se asemeja más a la lucha que a la danza en lo que se refiere a estar firmemente dispuesto a hacer frente a los accidentes incluso imprevistos».[6]
«El dolor no puede ser nunca ni insoportable ni de larga duración, a menos que tú lo agrandas a fuerza de la imaginación; debes verlo dentro de sus límites naturales».[7]
«El mejor modo de vengar la injuria es no parecerse al que la infirió».[8]
«El mundo no es más que transformación, y la vida, opinión solamente».[9]
«El perseguir imposibles es locura. Y es imposible que los malvados no cometan tales acciones».[10]
«El que peca, peca contra sí; el que comete una injusticia, se la hace a sí mismo, haciéndose daño a sí mismo».[11]
«El recuerdo de todas las cosas queda en un instante sepultado en la eternidad».[12]:
«El tiempo es como un río, formado por los hechos, que adquiere violenta corriente. Apenas se advierte uno, cuando otro ocupa su lugar, para dejar enseguida paso al que le sigue».[13]
«En ninguna parte puede hallar el hombre un retiro tan apacible y tranquilo como en la intimidad de su alma».[14]
«Es ridículo no intentar evitar tu propia maldad, lo cual es posible, y en cambio intentar evitar la de los demás, lo cual es imposible». [15]
«La dulzura es una fuerza invencible cuando es sincera, sin afectación y sin disfraz».[18]
«La filosofía consiste en velar el dios interior».[19]
«La muerte, como el nacimiento, es un misterio de la naturaleza, combinación de ciertos elementos y disolución en ellos mismos».[20]
«La política es el arte de impedir que la gente se meta en lo que sí le importa».[21]
«Lo que no es dañino a la ciudad tampoco daña al ciudadano».[22]
«Lo que no es útil al enjambre tampoco lo es para la abeja».[23]
«Los hombres fueron hechos los unos para los otros, así que, instrúyelos o sopórtalos».[24]
«Mira bien dentro de ti. Allí está la fuente del bien, jamás exhausta si la vas ahondando».[25]
«No actúes en la idea de que vas a vivir diez mil años. La necesidad ineludible pende sobre ti. Mientras vives, mientras es posible, sé virtuoso».[26]
«Olvidaste también que todo es opinión; que cada uno vive únicamente el momento presente, y eso es lo que pierdes».[27]
«Ten presente que la filosofía no quiere sino lo que quiere tu naturaleza, mientras tú quisieras otra cosa, opuesta a ella».[28]
«Te queda muy poco tiempo de vida. Vive, pues, como en una montaña, ya que importa poco vivir aquí o allá si se vive en el mundo como en una ciudad. Que los hombres vean y reconozcan en tu persona a un hombre como es debido, que vive conforme a la naturaleza. Si no te consienten que obres así, que te maten. Más vale morir que vivir como ellos».[29]
↑ Pensamientos: Manual de Epicteto, El cuadro de Cebes; en Aurelio(2006), p.147.
Aurelio, Marco (2012). Meditaciones. Serie Great Ideas, 12. Penguin Random House Grupo Editorial España. ISBN 9788430601875. En Google Books. Consultado el 9 de diciembre de 2019.
Aurelio, Marco (2006). Pensamientos: Manual de Epicteto, El cuadro de Cebes. El Árbol sagrado. (Filosofía). Editorial Círculo Latino, 2006. ISBN 9788496129993. En Google Books.
Bartra (datos.bne). Frases y citas célebres. Grijalbo. p.200. ISBN8425315263.