Esta página contiene citas de una persona fallecida hace 144 años.
George Eliot (Nuneaton, Warwickshire, 22 de noviembre de 1819-Chelsea, Londres, 22 de diciembre de 1880) fue el seudónimo que empleó la escritora inglesa Mary Anne Evans.
«Bendito sea el hombre que no teniendo nada que decir, se abstiene de demostrárnoslo con sus palabras». [Blessed is the man who having nothing to say abstains from giving us wordy evidence of the fact].[1][2]
«¿De qué le sirve a un hombre la oportunidad si no sabe aprovecharla?»[3]
«Debe uno ser pobre para conocer el lujo de dar». [One must be poor to know the luxury of giving].[4]
«El genio no consiste ni en el orgullo ni en la humildad; sino en la facultad de crear o realizar, no doda cosa en general, sino una cierta obra en particular».[5]
«El matrimonio debe ser una relación ya de simpatía o ya de conquista». [Marriage must be a relation either of sympathy or of conquest].[6]
«El silencio no es un patrimonio de las almas vulgares».[7]
«En ningún momento he dudado que las mujeres son tontas. Al fin y al cabo el Todopoderoso las creó a imagen y semejanza de los hombres».[8]
«Examinad bien vuestras palabras y encontraréis que, aun cuando no tenéis ningún motivo para ser falsos, es muy difícil decir la verdad exacta».[9]
«Hay muchos que adquieren la mala costumbre de ser infelices».[10]
«La misma verdad toma el color de la disposición del que la dice». [The very truth has a colour from the disposition of the utterer].[11]
«Las mujeres felices, como las naciones felices, no tienen historia». [The happiest women, like the happiest nations, have no history].[12]
«Las palabras tienen alas, pero no vuelan nunca a donde nosotros queremos».[13]
«Los niños son aún el símbolo del matrimonio eterno entre el amor y el deber». [Little children are still the symbol of the eternal marriage between love and duty].[14]
«Nadie está graduado en el arte de la vida mientras no haya sido tentado». [No man is matriculated to the art of life till he has been well tempted].[15]
«Nadie puede obrar prudentemente con el estómago vacío». [No man can be wise on an empty stomach].[16]
«No harán cosas muy grandes los vacilantes que dudan de su seguridad».[17]
«No hay desesperación tan absoluta como la que sobreviene en los primeros momentos de nuestra primera gran tristeza, cuando todavía no sabemos lo que es haber sufrido y recibir alivio, haber desesperado y recobrar la esperanza». [There is no despair so absolute as that which comes with the first moments of our first great sorrow, when we have not yet known what it is to have suffered and be healed, to have despaired and have recovered hope].[18]
«Nuestras acciones hablan sobre nosotros tanto como nosotros sobre ellas».[19][20]
«Para juzgar sobradamente debemos conocer cómo aprecian las cosas los ignorantes». [To judge wisely I suppose we must know how things appear to the unwis].[21][22]
«¡Son unos amigos tan agradables los animales! No preguntan ni critican». [Animals are such agreeable friends —They ask no questions, they pass no criticisms].[23]
«¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?». [What loneliness is more lonely than distrust?].[24]
↑ Theophrastus Such, cap. IV. Goicoechea (1952), p. 373.