«Dígale al general Monagas que puede tener mi cadáver, pero Fermín Toro no se prostituye». [1]
Nota: dicho a los gendarmes del presidente José Tadeo Monagas quien tras el asalto del Congreso envió a sus soldados a forzar a los diputados para que regresasen a la cámara, legislando bajo sus directrices.
«Teniendo presentes tantos y tan numerosos abusos, y proveyendo a la conservación de nuestra existencia política, desconocemos absolutamente la autoridad del general José Tadeo Monagas.» [2]