«La educación de la mujer no puede llamarse tal educación, sino doma, pues se propone por fin la obediencia, la pasividad y la sumisión».[1]
«La paternidad, en medio de sus calvarios, proporcionan goces generosos que no comprendemos los que vivimos acorazados en nuestra prudente abstención».[2]
En Memorias de un solterón: Adán y Eva
«No hay palanca más poderosa que una creencia para mover las multitudes humanas; no en vano se dice que la religión liga y aprieta a los hombres».[3]
«Tengo por importante entre todos el concepto de que la novela ha dejado de ser obra de mero entretenimiento, modo de engañar gratamente unas cuantas horas, ascendiendo a estudio social, psicológico, histórico, pero al cabo estudio».[4]
Fuente: Prefacio a Un viaje de novios, 1881
«...Ya pasaron todas esas ideas sin fundamento, que son como los castillos de naipes que me hacía padre siendo yo chiquita».[5]
«Es cosa rara. Cuando tú escribes, eres tan nihilista e insensato como sensato y ministerial y burgués en la conversación]».[6]
Pues las cerezas aún saben mejor que las lentejas, que sólo para dar flato sirven.[8]
«La España de ayer y la de hoy» (1899)
«El día en que la historia se escriba imparcialmente; cuando acaben de despojarnos y el denigrarnos no tenga objeto alguno, reconocerá el mundo que si hemos sido colonizadores inhábiles, no hemos sido ni más crueles ni tan rapaces como esos anglo-sajones, cuyo ejemplo, propuesto ahora a las naciones mediterráneas, puede enseñarnos la adquisividad y el instinto de apropiación, pero no la lealtad y la humanidad».[9]
«Harto sé que la leyenda del valor excepcional es la leyenda de la vanidad de muchas naciones. Sólo que no a todas ha cegado e hipnotizado como a España; no a todas las ha arrastrado a su perdición, embelesándolas con la esperanza de repentino milagro».
Fuente: «La España de ayer y la de hoy (la muerte de una leyenda)», conferencia dada en París el 18 de abril de 1899.[9]
Nota: la conferencia, redactada en francés y leída ante la Sociedad de Conferencias de París, fue traducida posteriormente al español por la propia Pardo Bazán.[10]
«Para resumir: España, desde esta deshecha borrasca en que lo ha perdido todo, también ha perdido su leyenda; y sorprende descubrir la verdadera fisonomía de una nación a quien creímos pronta a los arranques del heroísmo desesperado, y, por el contrario, se nos presenta como anestesiada y atónita».[9]
«Y pues mi sinceridad me autoriza, tengo derecho a afirmar que la contraleyenda española, la leyenda negra, divulgada por esa asquerosa prensa amarilla, mancha e ignominia de la civilización en los Estados Unidos, es mil veces más embustera que la leyenda dorada».[9]
La prueba (1890)
«... la escuela poética, cuyo busilis está en nombrar las cosas de un modo absolutamente contrario a como las nombra todo el mundo...».[11]
Fuente: Capítulo XI
Un viaje de novios
«Lucía, con automática rigidez, pasó al lado opuesto del departamento, y dejándose caer de golpe, tornó a cubrir el semblante con el fino pañuelo, y se oyeron otra vez sus sollozos y el anhelar de su seno juvenil».[12]
↑ Obras completas (novelas y cuentos). Ed. de Federico Carlos Sáinz de Robles: Volumen 1; Página 106; Aguilar, 1964.
↑ A través del espejo. Emilia Pardo Bazán como personaje literario en dos novelas de Benito Pérez Galdós y una de Blasco Ibáñez. Acosta, Eva. La Tribuna: cuadernos de estudios da Casa Museo Emilia Pardo Bazán, año 4, núm. 4 (2006), pp. 83-112 (pdf). Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2017. Consultado el 27 de octubre de 2019.
↑ Cartas a Galdós (ed. Carmen Bravo-Villasante), Madrid, Turner (1975).
↑ Pardo Bazán, Emilia. Cuentos sacro-profanos, p. 173. Administración de las Obras de Emilia Pardo Bazán, 1899. En Google Libros. Consultado el 17 de junio de 2021.
↑ Pardo Bazán, Emilia. «Al lector español». La España de ayer y la de hoy. φñ Filosofía en español. Consultado el 6 de septiembre de 2020.
↑ Pardo Bazán, Emilia. La prueba, capítulo XI. Madrid, La España Editorial, 1890. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Consultado el 6 de septiembre de 2020.