Desempleo y paro son las denominaciones habituales para definir la situación del ciudadano sin trabajo y/o sin salario (como desocupación o cesantía en el mercado laboral).
- «El paro no hay quien lo pare.
Pero yo sé quién pare el paro».
- «Globalización, flexibilización del trabajo, desempleo: todas las características del neoliberalismo son aspectos de la destrucción de un mundo que tenía o parecía tener ciertas reglas del juego, ciertos parámetros seguros, ciertas identidades. Por cierto, estas reglas del juego no eran el paraíso: eran aspectos de un modo de dominación, eran los parámetros de la opresión capitalista de la posguerra, los parámetros y luego los límites de la acumulación del capital. Eran expresiones de cierto equilibrio social, un equilibrio entre la subordinación y la insubordinación, un equilibrio que definía a ambas».
- «Seguridad Social, seguros, protección de la infancia, de la vejez, subsidio por desempleo. Esta ‘caridad’ burocrática, estos mecanismos de solidaridad colectiva —todos ellos, además, “conquistas sociales”— funcionan así, a través de la operación ideológica de redistribución, como mecanismos de control social. Es como si se sacrificara cierta parte de la plusvalía para preservar la otra, es decir, el sistema global de poder se sostiene en virtud de esta ideología de la munificencia cuyo beneficio se oculta detrás de la ‘dádiva’. Se matan dos pájaros de un tiro: el asalariado está contento de recibir, bajo pretexto de don o de prestación “gratuita”, una parte de lo que ya se le ha despojado anteriormente».
- «Señores europeos: o tienen ustedes crecimiento económico, o no van a solventar el problema del paro».[4]