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instrucciones que rigen el plan de atención para un paciente individual, a menudo autorización por escrito para obtener un medicamento de un farmacéutico De Wikipedia, la enciclopedia libre
La receta médica es el documento legal por medio del cual los médicos legalmente capacitados prescriben la medicación al paciente para su dispensación por parte del farmacéutico.[1] Dicha prescripción es un proceso clínico individualizado y dinámico. A pesar de su carácter individual y único, los patrones de prescripción pueden ser fuertemente influenciados por determinantes sociales, culturales, económicas y/o promocionales.
Es el documento que avala la dispensación bajo prescripción médica.
Antiguamente, la receta era la nota que por escrito daba el médico o cirujano al boticario para la composición de un remedio sobre la base de varios ingredientes de origen sintético o natural.[2] La receta constaba de tres partes:
Terminaba la receta con la fecha y la firma.[3]
El símbolo ℞ o Rx para la receta médica tiene sus orígenes en Egipto, aunque su representación gráfica ha ido evolucionando hasta llegar a nuestros días.
Horus fue un dios Halcón del Alto Egipto, adorado particularmente en las ciudades de Edfú y Hieracómpolis. Estaba representado por un guerrero a caballo matando a un dragón.
El símbolo del Ojo sagrado de Horus es también conocido como Ojo de Ra. Según la leyenda, cuando Horus, hijo de Isis, era niño, perdió la vista como resultado de un ataque de Setesh, pero tiempo después sanaría al invocar su madre la ayuda del dios Toth. Desde entonces, los egipcios empezaron a adorar al dios Horus como sanador de todos sus males.
El ojo de Horus es representado en la iconografía egipcia mediante una R con un ojo en el círculo superior. Se trataba de un símbolo de protección y cura, y los amuletos de oro y cobre representando al Ojo de Horus servían para proteger de las enfermedades y curar el "mal de ojo". Incluso hoy día es utilizado por muchas personas.
Este mismo ojo volvería a aparecer en la Época Romana en forma de un signo similar al número 4. Se encuentra en las recetas de los antiguos médicos y alquimistas, y en algunas notas de los astrólogos, para invocar la ayuda divina, especialmente del dios Zeus o Júpiter, con el mismo propósito de protección y sanidad.
El signo Rx aparecería más tarde, introducido por el médico Krinas, en tiempos de Nerón, para indicar gráficamente que el médico estaba sometido al poder del estado o a la autoridad del César.
En la Edad Media, la Iglesia católica, en su lucha contra el paganismo, obligó a los médicos en todos los países bajo su jurisdicción, a utilizar las iniciales del Responsum Raphaelis, en vez del signo pagano de Júpiter. Estas dos palabras simbolizaban al arcángel Rafael, cuyo nombre significaba "medicina de Dios" y era el ángel que preparaba remedios en la biblia.
Con el tiempo, las corrientes sincréticas, muy comunes en la fe católica y otras religiones, fueron mezclado el signo (el de Horus) con el de Júpiter, naciendo así el signo Rx, o Rp (Responsum Raphaelis) que hoy utilizan los médicos en sus recetas.
Recetar un medicamento es sinónimo actual de prescribir, ordenar remedios.[4] por lo que una prescripción médica es el acto profesional del médico que consiste en recetar una determinada medicación o indicar un determinado tratamiento a un paciente.
Pero no debe confundirse con receta, que es la nota escrita de una prescripción médica.[5]
La receta médica puede ir encabezada por la abreviatura "Rp" o "Rp/", del latín recipe ("dispénsese" o "tómese"), en la actualidad suele encabezarse con "Dp/" o "DPS" ("dispénsese"). Suele constar de dos partes:
En el envase o cartonaje exterior y en el prospecto de las especialidades farmacéuticas incluirán la leyenda con receta médica o sin receta médica según proceda, y las demás frases, signos y símbolos que con fines de identificación y preventivos exija la legislación de cada país. Los signos y símbolos también deberán figurar en la etiqueta del medicamento.
Los medicamentos estupefacientes y psicotrópicos requieren una receta especial, según la legislación de cada país.
Desde el punto de vista de la receta médica, una prescripción es una instrucción dada por un prescriptor a un dispensador (“el médico prescribe, el farmacéutico suscribe”); en el caso de las formulaciones magistrales, la receta médica debe incluir la forma de preparación del producto, pues el mismo no se conserva en el stock habitual de una farmacia. Cada país tiene sus propios estándares acerca de la mínima cantidad de información que se requiere para una prescripción.
A veces ciertos grupos de fármacos requieren de requisitos adicionales, que pueden derivarse en general de la posible afectación de la Salud Pública si los mismos se prescriben indiscriminadamente; en Venezuela, por ejemplo, hay ciertas limitaciones con respecto a los psicofármacos (riesgo de dependencia), a ciertos grupos de antibióticos (riesgo de resistencia a antibióticos) y a algunos antiinflamatorios no esteroideos como el ácido acetilsalicílico (Aspirina) (riesgo de manifestaciones hemorrágicas en casos de dengue clásico); preferiblemente, este tipo de fármacos debe prescribirse en recetas individuales. A pesar de las diferencias nacionales que se han mencionado, existen ciertos datos que son comunes independientemente de la localización:
Entre los criterios médicos que deben considerarse para la prescripción se encuentran:[6]
Desde el punto de vista legal, los únicos profesionales que pueden realizar una prescripción propiamente dicha son los médicos, los veterinarios, los odontólogos y los podólogos en sus campos de trabajo. Y en algunos países otros profesionales, como asistentes médicos, farmacéuticos y enfermeros también tienen cierto derecho para hacerlo o están luchando para obtenerlo. Además, existe una gran cantidad de fármacos que se expenden sin prescripción alguna (ciertos analgésicos, laxantes, polivitamínicos, antiácidos) son todos los medicamentos que correspondan al grupo de publicitarios.
Puede decirse que para una buena prescripción, el médico debe intentar maximizar la efectividad, minimizar los riesgos, minimizar los costos y respetar las elecciones del paciente. Esto último podría ser particularmente importante, ya que, al fin y al cabo, será el quien decidirá si se hará dispensar la prescripción, si consumirá los fármacos indicados y si los consumirá tal y como se le hayan prescrito.
En diciembre de 2015 se reguló la llamada "prescripción enfermera" en España, por el que se regula la indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos y productos sanitarios de uso humano por parte de los enfermeros.[7] Sin embargo, dada la conflictividad que desencadenó la citada normativa y las dificultades de interpretación de alguna de sus estipulaciones no se ha aplicado de forma generalizada. En octubre de 2018 se ha publicado una serie de correcciones de la anterior normativa que pretende resolver los problemas que quedaron sobre la mesa tras la norma previa de 2015.[8][9]
La prescripción off-label es el uso de fármacos autorizados pero fuera de las condiciones estipuladas en la ficha técnica o documento oficial de usos autorizados de un medicamento. Es una práctica común, justificada solo en algunas ocasiones (inexistencia de alternativas, uso común establecido por la experiencia), pero que plantea algunos dilemas técnicos y éticos:[10]
Desde el punto de vista internacional, los problemas más comunes de prescripción (“prescripción irracional”) son los siguientes:
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