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sacrificio pascual De Wikipedia, la enciclopedia libre
Korbán o corbán (en hebreo: קָרְבָּן) se refiere a una variedad de ofrendas para sacrificios descritas, ordenadas y explicadas tanto La Torá y el Tanaj (Biblia hebrea) como en el Talmud y que eran ofrecidas por los israelitas antiguamente, y en su lugar por los sacerdotes cohanim en el Templo de Jerusalén. Korbán deriva de la raíz hebrea K [a] R [o] V (קרב) que significa venir a Dios o acercar,[1] algo similar a la palabra latina sacrificium, sacrum facere (hacer sagrado).
Los hebreos hacían constantes sacrificios a Dios:[2][3] animales, vegetales o incienso eran sacrificados diariamente en el Templo por los sacerdotes. La ley prescribía que debían ofrecerse los primeros frutos de la tierra y los primeros nacidos de los animales. Los primogénitos de los hombres debían ser APARTADOS a Yahvé (Éxodo 13:2), pero esa misma ley ordenaba expresamente que estos últimos no debían ser sacrificados sino redimidos (Éxodo 13:13, Deuteronomio 12:31 y 18:10). La religión prohibía los sacrificios humanos, que se consideran una profanación del nombre de Dios (Levítico 20:1).
Estos sacrificios, cuando no implicaban la muerte de un animal, generalmente consistían en pan, aceite, vino o incienso (Levítico 2:14, Génesis 28:18, 35:14, Números 28:7-14, Levítico 6:20). Si se trataba de un sacrificio en el cual se ofrendaba un animal, la víctima debía cumplir ciertos requisitos:
Luego están las ofrendas de Caín y el sacrificio de Abel (Génesis 4,3 y ss): la consagración de los primeros frutos de la tierra y los primeros nacidos de los animales.
Los sacrifios rituales dejaron de celebrarse en el año 590 y fueron reemplazados por la lectura sobre ellos que era considerada como sustituto aceptable de su ofrecimiento.[4][5] Según el Tratado de Berajót (hoja 32b) desde que se destruyó el Beit haMikdásh, aún las puertas de la plegaria se cerraron ante nosotros... mas no así las puertas del llanto.
La realización del sacrificio debía seguir unos pasos exactos:
La víctima se llevaba al altar de los sacrificios, situado en el Patio de los israelitas, donde mujeres y gentiles tenían prohibida la entrada, y que estaba ante el Tabernáculo, "ante el Señor" (Éxodo 29,42; Levítico 1,5; 3,1; 4,6).
A continuación, quien sacrificaba imponía las manos sobre la víctima (Semija), significando así sus intenciones: adoración, acción de gracias, petición y expiación. Si el sacrificio era ofrecido por toda la comunidad, eran los ancianos quienes realizaban la ceremonia de la imposición de manos (Levítico 4,15). Esta parte de la ceremonia no se realizaba en ciertos sacrificios (primeros frutos, diezmos, el cordero pascual, palomas) ni en el caso de que el sacrificio se realizara a petición de paganos.[6] A la ceremonia de imposición de manos le precedía generalmente la confesión de los pecados (Levítico 16,21; 5,5 y ss; Números 5,6 y ss), que, según la tradición rabínica, era verbal (Otho, Ley rabínica 552[7]).
Quien ofrecía el sacrificio (Levítico 1,3 y ss) debía derramar la sangre de la víctima de la forma más rápida y completa posible, con un corte en el cuello. Cuando se ofrecían palomas (tórtolas) era el sacerdote quien las inmolaba (Levítico 1,15).
Posteriormente fue el sacerdote, ayudado por los levitas, quien realizaba la inmolación, especialmente cuando el sacrificio era ofrecido por todo el pueblo en las grandes fiestas (II Crónicas 29,22 y ss).
Según la Ley, el rociado de la sangre sólo podía ser realizado por los sacerdotes (Levítico 1,5; 3,2; 4,5; II Crónicas 29,23): si lo hacía cualquier otra persona, el sacrificio era inválido. (Mishna Sebachim, 2,1). La tradición judía expresamente designa esta parte del rito como "la raíz y el principio del sacrificio", y como la sangre es la vida del cuerpo no se debe comer: es necesario derramarla sobre el altar (Levítico 17,11[8]).
El último acto, quemar el sacrificio, se realizaba de diferente manera según si se quemaba la víctima entera (holocausto) o solo una porción. Por el fuego recogía Yahveh el sacrificio ofrecido (Deuteronomio 4,24).
El holocausto u Olah, sacrificio ascendente, tenía como finalidad manifestar la sumisión del hombre ante Dios, aunque podía expresar acción de gracias (Salmo 6,14), petición (Salmos 7,9) e incluso expiación (Levítico 1,4). El nombre Olah viene dado porque se quemaba la víctima (excepto el músculo de la cadera y la piel) y ésta ascendía en forma de humo. Es el sacrificio más antiguo (Génesis 4,4), y se ofrecía de forma continua, al amanecer y anochecer (Levítico 6,9 y ss.), a veces acompañado del minjáh.
La Olah exigía un animal (novillo, cordero o cabrito) macho y sin defecto, pero podía ser sustituido por palomas, tórtolas según las posibilidades del oferente.
Había dos tipos de sacrificios expiatorios:
Al imponer las manos sobre la ofrenda de pecado, la persona debía confesar la falta por la cual traía su korban.
Shelamim es el plural de shalóm, paz. Las ofrendas de paz eran de tres tipos: de alabanza, en cumplimiento de algún voto y voluntarias, eran sacrificios de alianza.
Las víctimas eran las mismas que para el holocausto, con tres diferencias: se excluían las aves, podían ser hembras, y la principal, la víctima no se quemaba completa sino que se dividía en tres partes:
Otra parte era para el oferente, que celebraba una comida en el patio del Templo. Se depositaban también los panes de la proposición (Levítico 24, 5-9), aceite y vino (Números 15, 1-12), y también sal.
Shelamim era el Pesaj, el sacrificio de la inauguración y el del primogénito del ganado, cuya carne se entregaba a los sacerdotes.
Era el sacrificio no sangriento, de vegetales, sémola, harina, aceite, añadiéndole sal y poniendo encima incienso; a veces se acompañaba con vino. Si se entregaba pan, se hacía sin levadura porque esta representa al pecado, al orgullo que "infla" el ego. Minjáh significa "ofrenda" y se quemaba una parte sobre el altar (memorial), entregando el resto a los sacerdotes que debían repartirlo en partes iguales (Levítico 7,10).
En su origen no fue sinónimo de ofrenda religiosa, sino del presente ofrecido a un superior como reconocimiento de soberanía, de dependencia: era minjáh el de Jacob a Esaú (Génesis 32,13) o de los hermanos de José a este en Egipto (Génesis 43,11). También se usaba para nombrar el tributo pagado por pueblos vencidos (II Samuel 8, 2-6), que indica sumisión y dependencia. En el monte Sinaí pasó a ser la designación de una ofrenda hecha a Dios como homenaje y en reconocimiento de su superioridad.
La Minjáh podía ser pública e individual. Las particulares eran voluntarias, se ofrecían en cualquier momento. Las públicas eran obligatorias y tenían un ritual marcado.
La principal Minjáh pública era el "pan de la Presencia" que se colocaba en la mesa del primer compartimento del Santuario, y permanecía toda la semana en presencia de Dios hasta ser consumido por los sacerdotes: Eran doce panes que se ofrecían el sábado por la mañana, en el momento de retirar los del sábado anterior. Significaban el pacto perpetuo entre Dios y su pueblo (Levítico 24,8).
La Mishná y el Talmud dedican una sección, conocida como séder, al estudio y análisis de este tema conocido como Kodashim, donde se estudian y se analizan en profundidad todas las variedades de korbanot, tales como kodashim kalim ("grado de menor importancia en santidad") y kodashei kodashim ("grado importante de santidad"). Además, en diferentes partes de los libros del Talmud se detallan varias clases de sacrificios, algunos ejemplos son:
Hay secciones en el séder Moed para las ofrendas y el ritual especiales en el templo para otras festividades importantes:
El Talmud proporciona detalles sobre como realizar los sacrificios y aclara los casos difíciles, tales como qué hacer si se comete un error o si el no realizar uno de los pasos del ritual lo invalida o no. Explica cómo preparar el Pésaj, cómo echar la sangre de las diversas clases de sacrificios sobre el altar, cómo preparar el incienso, y regula sistema de impuestos para financiar a los sacerdotes y los sacrificios públicos, así como otros detalles.
Muchos detalles de la práctica religiosa diaria de un judío estaban en contacto con la vida del templo y de sus sacrificios. Por ejemplo, la Mishná comienza con la oración Shemá Israel (Escucha, ¡Oh Israel!) que debe ser recitada por la tarde, cuando los cohanim tomaban su Terumá (el diezmo o parte de los sacrificios entregado a los sacerdotes) después de la purificación (ya que estaban tamei, ritualmente impuros), lo que requería a su vez una discusión detallada sobre las obligaciones relativas a los diezmos, la pureza ritual, los elementos relacionados con el templo y al sacerdocio, que marcaban las obligaciones diarias de los judíos.
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