ocurrencia de fuego no controlada y destructiva De Wikipedia, la enciclopedia libre
Un incendio (del latínincendium) es una aparición de fuego no controlada que puede afectar, abrasar o destruir algo que no está destinado a quemarse. Puede afectar a estructuras y a seres vivos.
La exposición de los seres vivos a un incendio puede producir daños muy graves e incluso la muerte, generalmente por inhalación de humo o por desvanecimiento producido por la intoxicación y posteriormente quemaduras graves.
Para que se inicie un fuego es necesario que se den conjuntamente tres componentes: combustible, oxígeno y calor o energía de activación, lo que se llama triángulo del fuego.
Este artículo trata sobre la salida de personas y la extinción del fuego en los incendios ya iniciados. Para la planificación de sistemas preventivos de seguridad antes de un incendio, véase Protección contra incendios.
Los incendios son una de las calamidades más destructivas y peligrosas. Por eso existen indicaciones largamente estudiadas acerca de cómo reaccionar rápido y correctamente, tanto en los incendios que suceden en los edificios y en la naturaleza (ver más abajo), como en los incendios a vehículos terrestres (o a su alrededor), en los incendios a vehículos aéreos, y en los incendios a vehículos marítimos.
En caso de incendio, normalmente[1][2][3]la mejor reacción es intentar apagar las llamas pronto, cuando el fuego aún es manejable. Si el fuego aumenta hasta hacerse incontrolable, sólo los bomberos pueden encargarse de su extinción, así que las demás reacciones en caso de incendio son de tipo defensivo y para lograr la supervivencia de la gente en esa zona.
Apagar el fuego de un incendio
Si el fuego es manejable, y uno puede apagarlo, conviene intentar apagarlo pronto, pero con la seguridad suficiente, antes de que aumente demasiado (pues, entonces, sólo los bomberos pueden encargarse de su extinción). Hay tiempo para quedarse a intentar apagar el incendio antes de que llene o corte el acceso a todas las vías de escape que queden, pues alguna de éstas debe ser utilizada para salir por allí a tiempo.
Precauciones antes de apagar un fuego:
Evitar respirar cualquier posible sustancia tóxicaen humos, vapores o gases. Si fuese necesario para eso, uno podría cubrirse la nariz y la boca con algún paño (o mascarilla) mojado (pero no mojado en sustancias inflamables, como el alcohol, muchas colonias y productos de limpieza, la gasolina, el gasoil y el diésel).
No usar sustancias inflamables cerca del fuego. Eso incluye a la mayoría de los sprays (aerosoles), que incluso podrían explotar por el calor.
No quedar encerrado en espacios pequeños con artefactos que puedan explotar, como en ascensores cuando hay dentro baterías (u otros aparatos de características similares) que arden, están sobrecalentados o son defectuosos en general.
Si hay riesgo de electrocutarse, lo cual puede suceder cuando hay aparatos eléctricos implicados, y agua o líquidos similares en el suelo (pues transmiten la electricidad), evitar tocar o pisar directamente, con la piel o con metales sin mango (pues los metales transmiten la electricidad), a las zonas electrificadas. Convendría apagar el incendio desde lejos y con extintores (ver más adelante). También convendría desactivar la electricidad antes de intentar apagar el incendio (tal como pone aquí debajo).
Si hay algún aparato eléctrico ardiendo, o que puede arderinmediatamente (por las llamas cercanas, el calor, o, más raramente, por el agua que sea arrojada, pues transmite la electricidad) puede ser conveniente desactivar ese aparato primero (si es posible hacer eso con seguridad suficiente), aunque antes hay que considerar que lo que sea desactivado ya no podrá ser utilizado durante el resto del incendio. Si el aparato no es de pilas o baterías, es posible desactivarlo completamente desenchufándolo (si es de enchufe, no si lo que arde son cables que vienen de muy lejos) o cortando la corriente eléctrica de esa zona desde el panel eléctrico de la casa (la caja de fusibles). O, si hay tiempo y es posible, pedir que desactiven la corriente eléctrica de esa zona (a los administradores de un edificio, a su personal de mantenimiento, o a los conductores de un vehículo grande).
Si hay alguna sustancia inflamable ardiendo, o que puede arder inmediatamente, puede ser conveniente cortar primero el vertido de esa sustancia (por ejemplo: cerrando una válvula o tapando un escape de gas) o los posibles accesos entre esa sustancia y las llamas (por ejemplo: entre gasolina y las llamas), si es posible hacer eso con seguridad suficiente. O, si hay tiempo y es posible, pedir que corten el flujo de la sustancia peligrosa o intenten alejarla (a la empresa que suministra la sustancia, a los administradores o al personal de mantenimiento de una instalación, o a los conductores de un vehículo).
Avisaral resto de personas cercanas cuando el incendio sea ya bastante grande, e informarles de lo que uno va a hacer.
Si alguna llama lo alcanza a uno, apagarla mediante agua o líquidos no inflamables, o azotándolas (por ejemplo: con mantas o trapos), o rodando por el suelo, o con un extintor.
Maneras de apagar el fuego de un incendio:
El mejor método es utilizar un extintor (extinguidor o matafuego).[4] Conviene que el extintor valga para distintos tipos de incendio (como uno que contenga dióxido de carbono —CO2— y/o algún polvo químico seco). Un extintor así, normalmente, sería de color rojo, y estaría clasificado con cualquier combinación de letras que no sea sólo "A" (pues la clasificación de sólo "A" suele indicar que sólo contiene agua; en cambio, si fuese, por ejemplo, "BC" o "ABC", contendría una sustancia válida para más situaciones). Usar un extintor con sólo agua (que normalmente sería de tipo sólo "A") en incendios en los que la electricidad circula, o podría estar circulando, puede ocasionar algún riesgo de electrocutarse, pues el agua transmite la corriente eléctrica.[5] Por ello, antes de utilizar un extintor con sólo agua en zonas en las que la electricidad circula, o podría estar circulando, puede ser conveniente (según sea la situación y la seguridad) desactivar los aparatos eléctricos que haya allí, tras sopesar que no podrán ser utilizados durante ese incendio. Los aparatos eléctricos pueden ser apagados o incluso desenchufados (si éstos son de enchufe, no si son de baterías, ni si lo que arde son cables que vienen desde un punto muy lejano); otra opción es cortar la corriente eléctrica de esa zona desde el panel eléctrico (caja de fusibles) de la casa, o pedirle a alguien (a los administradores de un edificio, a su personal de mantenimiento, o a los conductores de un vehículo grande) que la corten desde otro sitio (si es posible). Antes de utilizar cualquier extintor, hay que retirarle un seguro (normalmente una varilla con anilla y una cinta, insertada en la zona de las palancas con forma de pinza que tiene el extintor). Para apagar el fuego, apuntar con su manguera (o su boca) a la base de las llamas y apretar las palancas.
El arrojar agua a las llamas es efectivo. Sin embargo, en zonas en las que la electricidad circula, o podría estar circulando, el utilizar mucha agua, o extintores de agua simple (que normalmente son los clasificados como "sólo A"), puede provocar riesgo de electrocutarse, pues el agua transmite la corriente eléctrica. Por ello, antes de arrojar agua, puede ser conveniente (según sea la situación y la seguridad) desactivar los aparatos eléctricos que haya allí, tras tener en cuenta que no podrán ser utilizados durante ese incendio. Los aparatos eléctricos pueden ser apagados o incluso desenchufados (si éstos son de enchufe, no si son de baterías, ni si lo que arde son cables que vienen desde un punto muy lejano); otra opción es cortar la corriente eléctrica de esa zona desde el panel eléctrico (caja de fusibles) de la casa, o pedirle a alguien (a los administradores de un edificio, a su personal de mantenimiento, o a los conductores de un vehículo grande) que la corten desde otro sitio (si es posible). Además, cuando hay algún tipo de aceite incendiado, el agua puede provocar que salte en todas direcciones y chisporrotee.
También es posible sofocar llamas no muy grandes con una manta, cubriéndolas o azotándolas con ella (no simplemente tirando la manta a las llamas, pues podría caer de manera incorrecta y fallar). El usuario de la manta se aproximaría a las llamas utilizándola como parapeto, y luego las cubriría con ella. En caso de que una llama suba por la ropa y la incendie, la ropa podría ser apagada azotándola, o con agua, o rodando por el suelo, o directamente con un extintor. Cuando una manta tapa una llama, elimina parte del oxígeno que necesita para mantenerse encendida. Todas las llamas deben terminar tapadas. Este sistema puede ser útil en incendios con aceite, pues arrojarle agua encima directamente puede hacer que salte y chisporrotee. Hay mantas ignífugas (especialmente resistentes al fuego) de tipo profesional (llamadas manta anti-fuego o manta antifuego, manta anti-incendios o manta antiincendios, manta apagafuegos, o directamente manta ignífuga), que son instrumentos reconocidos de extinción de incendios, y funcionan siendo colocadas encima de las llamas. Si no hay manta ignífuga, es posible intentarlo con una manta muy gruesa, o algo muy similar, o con trapos empapados en agua (según sea el tamaño de las llamas). Si hay riesgo de electrocutarse en esa tarea (algo posible cuando el incendio implica tocar directamente zonas electrificadas, o zonas húmedas sobre ellas), desenchufar, o al menos apagar, los aparatos eléctricos que haya allí (si es que es posible hacer eso con seguridad), o ir al panel eléctrico (caja de fusibles) de la casa y desactivar la corriente eléctrica de la zona del incendio, o pedir que la desactiven desde otro sitio; obviamente, los sistemas eléctricos desactivados dejarán de funcionar.
De manera similar, es posible sofocar llamas pequeñas mediante pisotones con la suela de los zapatos (con el cuidado suficiente como para no arder uno mismo), antes de que crezcan y provoquen un incendio mayor. En el raro caso de que, pisando una llama pequeña, ésta suba por la ropa y la incendie, la ropa podría ser apagada azotándola (por ejemplo: con mantas o trapos), o con agua, o rodando por el suelo, o directamente con un extintor. Si uno puede electrocutarse en esa tarea (algo posible cuando el incendio implica tocar directamente zonas electrificadas, o zonas húmedas sobre ellas), desenchufar, o al menos apagar, los aparatos eléctricos que haya allí (si es que es posible hacer eso con seguridad), o ir al panel eléctrico (caja de fusibles) de la casa y desactivar la corriente eléctrica de la zona del incendio, o pedir que la desactiven desde otro sitio; es obvio que los sistemas eléctricos desactivados dejarán de funcionar.
Los incendios pequeños pueden ser apagados con bicarbonato de sodio, en una cantidad proporcional. En el proceso, evitar tocar directamente zonas electrificadas, o zonas húmedas sobre ellas.
Si el fuego no puede ser apagado, será necesario proceder a realizar las otras reacciones posibles (ver debajo).
Otras reacciones posteriores: evasivas, defensivas y de supervivencia
Cuando uno no puede[6] apagar el incendio, hay que realizar las demás reacciones posibles:
Alertar rápidamente al resto de personas en la zona para avisar del incendio y que escapen: sean otros habitantes de la casa, vecinos del edificio, pasajeros de un vehículo, o gente en una zona natural. Los discapacitados pueden requerir algún tipo de ayuda si hay que escapar.[7]Estando en un edificio, es requerido avisar a los vecinos, lo cual puede ser hecho de varias maneras: por teléfono (mientras aún haya tiempo para eso), llamando a su puerta (hasta donde uno llegue con cierta seguridad),[8] gritando "¡fuego!" o algo similar, y finalmente desde el timbre de la calle, o insistiendo desde allí por teléfono, etc. Las tareas de aviso pueden ser repartidas entre varios de los vecinos. Algunos edificios y vehículos tienen alarmas de incendios que pueden ser activadas (aunque lo apropiado es advertir del fuego directamente a la mayor cantidad de personas posible en esa zona, en cualquier caso).
Llamar por teléfonoa los bomberos para avisar de cualquier incendio visible (por si acaso nadie les ha avisado de ello). Y a los servicios médicos de emergencia si es necesario. Es posible consultar una lista de números de teléfonos de emergencia de diversos países donde hablan el español aquí. Estando en un vehículo terrestre que arde (ver más adelante), convendría detenerlo en un lugar apartado y llamar después de salir.
No utilizar sustancias inflamables en la zona que arde ni muy cerca de las llamas. Eso incluye a los sprays (aerosoles), pues la mayoría de ellos contiene alguna sustancia inflamable, y podrían explotar por el calor o por haber quedado expuestos a demasiada luz solar.
Si hay algún aparato eléctrico inflamable que arde o puede arder (sea por las llamas, el calor, o, más raramente, por el agua que sea arrojada, pues transmite la electricidad), desactivarlo (si es que uno puede hacer eso con una seguridad suficiente) aunque antes hay que considerar que lo desactivado ya no podrá ser utilizado durante el resto del incendio. Si el aparato no es de pilas o baterías, es posible desactivarlo completamente desenchufándolo (si es de enchufe, no si lo que arde son cables que vienen de muy lejos) o cortando la corriente eléctrica de esa zona desde el panel eléctrico de la casa (la caja de fusibles). Otra opción es pedir (a los administradores de un edificio, a su personal de mantenimiento, o a los conductores de un vehículo grande) que desactiven la corriente eléctrica de esa zona (si eso es posible).
Si hay alguna sustancia inflamable que arde o puede arder, cortar el vertido de esa sustancia (por ejemplo: cerrando una válvula o tapando un escape de gas) o los posibles accesos entre esa sustancia y las llamas (por ejemplo: entre gasolina y las llamas), si es posible hacer eso con seguridad suficiente. Otra opción es pedir (a la empresa que suministra la sustancia, a los administradores o al personal de mantenimiento de una instalación, o a los conductores de un vehículo) que corten el flujo de la sustancia peligrosa o intenten alejarla (si eso es posible).
Evitar el humo y los vapores tóxicos, alejándose de ellos, y bloqueando su entrada. Diversos productos sintéticos de la actualidad desprenden gases tóxicos cuando arden (como muchas pinturas). Conviene cerrar las ventanas y las puertas por donde vaya a pasar humo, pero no cerrar las puertas con llave ni pestillo, para que puedan ser abiertas fácilmente. Si es posible, dejar tapadas sus aperturas y rendijas con tejidos o ropa húmedos. Cuando el humo es excesivo, agacharse y avanzar gateando, porque el humo tiende a ir hacia arriba. El cubrirse la nariz y la boca con un tejido (como un pañuelo o un trozo de ropa) puede servir de barrera respiratoria, y más tras empaparlo[9] en agua o en algún otro líquido (pero no en sustancias inflamables como el alcohol, muchas colonias y productos de limpieza, la gasolina, el gasoil y el diésel). Una mascarilla normal también puede ser mojada, hasta donde permita su consistencia.
Si el fuego (en una casa o la naturaleza) es incontenible (es decir: imposible de apagar por la gente allí), la reacción consiste principalmente en utilizar alguna vía de escape para evacuar el sitio y salir fuera de la zona de incendio. Las vías de escape (llamadas técnicamente "rutas de evacuación" o "rutas de escape") incluyen a cualquier camino por donde sea posible huir: pasillos, puertas, ventanas muy bajas, escaleras, zonas de campo sin llamas, etc. Hay que escapar pronto, pero hay tiempo para eso antes de que el fuego haya cerrado la última de las vías de escape disponibles.
Estando en un edificio, la estrategia de escape es hacia fuera del edificio, mientras eso sea posible. Algunos edificios tienen ya preparadas rutas de evacuación para incendios que están señalizadas con carteles, o directamente tienen escaleras de incendios en alguna fachada exterior. Es recomendable averiguar en qué parte del edificio está el fuego, y cuánto espacio abarca, para saber por dónde escapar. Durante la huida del fuego, conviene mantenerse alejado de donde haya gasolina, gasoil (diésel), gas u otras sustancias inflamables (como una cocina o los coches en un garaje), por el riesgo de que puedan explotar. Si el edificio tiene recubrimientos inflamables, es previsible que éstos hayan empezado a arder si las llamas han llegado allí. Las puertas deben ser abiertas con cuidado por si hay fuego detrás (y, si el asa de una puerta está muy caliente, es probable que sí). Es posible obstruir el fuego cerrando las puertas por donde vaya a pasar, pero conviene cerrarlas de manera sencilla, sin llave y sin pestillo, para que puedan ser abiertas fácilmente. Está recomendado utilizar las escaleras en vez del ascensor, pues el fuego podría cortar la corriente eléctrica y dejar a sus ocupantes atrapados dentro y envueltos en humo. En caso de quedar completamente a oscuras, uno puede guiarse tocando las paredes.
Estando en la naturaleza, guiarse por avanzar en contra de la dirección del viento (la cual es visible en el humo) y hacia abajo (pues el fuego suele subir), si es que hay duda de hacia dónde escapar. El fuego en el campo no avanza por las zonas no inflamables (como franjas de tierra seca sin vegetación, ríos, o carreteras que pasen por allí), por eso los bomberos cercan a veces los incendios deforestando a su alrededor.
Tanto en un edificio como en la naturaleza, si fuese necesario atravesar zonas con llamas, el protegerse y mojar la ropa dificulta arder (pero no si uno se empapa en sustancias inflamables como el alcohol, muchas colonias y productos de limpieza, la gasolina, el gasoil y el diésel), aunque conviene calcular la altura y la profundidad de las llamas antes de arriesgarse a saltarlas o atravesarlas, pues muchas veces es preferible esperar resguardado cuando el fuego acorrala (una situación grave descrita más abajo). Y, si el fuego prende la ropa, es posible apagarlo mediante agua (o líquidos no inflamables), o sumergiéndose (aunque la ropa ganaría peso así), o azotándolo (por ejemplo: con mantas o trapos), o rodando por el suelo, o con un extintor.
Conviene no regresar a un incendio después de escapar de él, aunque uno se haya dejado algo olvidado allí (obviamente, porque intentar regresar sería peligroso).
Hay tiempo para escapar hasta que el fuego cierre todas las vías de escape de una zona. Cuando un incendio ya ha cerrado todas las vías de escape de una zona, la gente en su interior queda acorralada por el fuego (leer debajo).
En caso de quedar acorralado (sin salida) por el fuego:
Estando acorralado(sin salida) por llamas ya situadas dentro de una casa:
Avisar de que uno está cercado por las llamas: Avisar por teléfono a los bomberos, y a los servicios médicos de emergencia siempre que sea necesario (es posible consultar una lista de números de teléfonos de emergencia de diversos países donde hablan el español aquí), pero, además, avisar a cualquiera con gritos y gestos llamativos, y con señales lumínicas.
Cerrar el paso al cerco de llamas: Es posible obstruir el avance de las llamas cerrando las puertas por donde vaya a pasar, pero conviene cerrarlas de manera sencilla, sin llave y sin pestillo, para que puedan ser abiertas fácilmente si es necesario.
Refugiarse del cerco de llamas en zonas elevadas y/o exteriores: Es posible salir al balcón y esperar a ser rescatado por los bomberos, sea mediante un vehículo mecánico extensible (autoescala), o mediante una lona elástica o colchoneta a la que saltar. Por ello, recomiendan quedar resguardado, pero en sitios visibles (balcones o ventanas). En situaciones desesperadas, algunos han logrado escapar descendiendo desde su balcón o ventana por una cuerda o sábana, o saltando desde allí hacia alguna base mullida (por ejemplo: de colchones) que ellos mismos han preparado tirando cosas desde allí o que ha sido colocada por sus vecinos. Una alternativa similar, en caso de que la salida por la parte baja del edificio esté ya cerrada por el fuego, es la de subir a la azotea o tejado, lo cual considera que esa zona no es inflamable y será posible obstruir el paso de las llamas hacia allí. Es muy normal que el acceso a la azotea esté cerrado y que, para ser abierto, requiera a alguien que tenga la llave correspondiente: sea su propietario, el portero, algún vigilante del edificio, o quien sea (en algunos casos sería posible forzar el acceso con herramientas, pero conviene conservar la puerta en su sitio). Desde la parte alta del edificio, uno esperaría a ser visto y rescatado por los bomberos mediante cualquier sistema, que puede ser un vehículo mecánico extensible (autoescala), o una lona elástica o colchoneta a la que saltar, pero también alguna escalera que haga de puente hasta el edificio de al lado, o incluso un helicóptero.
Refugiarse del cerco de llamas en una habitación: Estando en una parte interior de un edificio, o en un apartamento, o incluso dentro de una sola habitación, puede ser conveniente tapar sus aperturas y rendijas hacia el exterior con tejidos o ropa (mejor húmedos) y/o con otros objetos que queden muy ajustados a la apertura (que no estén hechos de materiales muy inflamables como papel o cartón, y, si es posible, tampoco de materiales inflamables como plástico, gomas o madera), para así obstaculizar la entrada de fuego y humo hacia el interior. Si entra humo, permanecer cerca del suelo para evitar inhalarlo. Algunas personas ya acorraladas por el fuego se refugian en lugares con agua corriente (especialmente en el baño), para así aguantar más tiempo utilizando el agua para humedecerse y combatir el calor y las llamas que entren, lo cual puede funcionar, pero no asegura sobrevivir, pues las habitaciones interiores (como suelen ser los baños) dificultan normalmente el acceso de los bomberos, mientras que estar en la azotea del edificio, o en algún balcón, facilita el avisar y el ser visibilizado y rescatado.
Romper estructuras: Si al lado de una habitación acorralada por el fuego hay espacios abiertos o habitaciones (por ejemplo, en edificios de vecinos), y no están ardiendo, la única manera de escapar vivo de allí puede ser que alguien (uno mismo, o la gente que haya fuera) use un objeto contundente para romper alguna pared, suelo o techo, y salir a través del agujero hacia un espacio sin llamas,[10]pero, si el espacio del que uno viene, o al que uno va, ya estaba ardiendo, el fuego tenderá a avanzar, a través de ese mismo agujero, desde un lado hacia el otro.
Arriesgarse a atravesar llamas: Si uno cree que la única opción que funcionará es intentar saltar el cerco de llamas o atravesarlo (directamente, frontalmente), conviene que antes calcule su altura y su profundidad y vea si eso es posible. También conviene protegerse debidamente. El fuego quema la piel (la cual tiene zonas especialmente sensibles), y puede prender llamas a la ropa fácilmente, pero empaparse en agua u otro líquido no inflamable dificulta arder. Si uno es alcanzado por las llamas puede intentar apagarlas (leer la descripción de esa situación más abajo).
Estando acorralado(sin salida) por llamas en la naturaleza:
Avisar de que uno está cercado por las llamas: Avisar por teléfono a los bomberos, y a los servicios médicos de emergencia si es necesario (es posible consultar una lista de números de teléfonos de emergencia de diversos países donde hablan el español aquí). Y también avisar a cualquier otra persona con gritos y gestos llamativos, y con señales lumínicas.
Resguardarse del cerco de llamas dentro de una casa: Una construcción puede resistir las llamas bastante tiempo (si no está hecha de materiales inflamables como la madera). Estando en una casa cercada por el fuego, apartar las sustancias inflamables de los alrededores. Asegurarse de tener dentro lo necesario y una fuente de agua a la que conectar una manguera. Para facilitar el rescate, dejar luces encendidas y colocarse en un sitio visible.
Refugiarse del cerco de llamas fuera de una casa: Estando fuera de una casa, es posible meterse en un hueco, o cavar uno mismo una zanja, o hacer un parapeto, para que le sirva a uno de refugio. Pero cualquier refugio o parapeto tiene que estar hecho o rodeado de materiales no-inflamables, como la piedra, la tierra sin vegetación, etc. Conviene apartar las sustancias inflamables de los alrededores, si es posible.
Arriesgarse a atravesar llamas: Si no quedan sitios seguros y el cerco de fuego se aproxima, es posible, como un recurso desesperado, intentar escapar saltándolo por encima, o incluso intentar atravesarlo, tras protegerse debidamente. Pero la altura y la profundidad de las llamas tienen que permitir realizar eso con éxito, o al menos con daños menores. Y, antes de arriesgarse a intentarlo, conviene recordar que el contacto con el fuego quema la piel (la cual tiene zonas especialmente sensibles), y puede hacer que la ropa tome llamas fácilmente, aunque empaparse en agua u otro líquido no inflamable lo dificulta antes, y puede apagarlas después (leer debajo).
Apagar las llamas que haya sobre uno mismo en caso de ser alcanzado por ellas: Sea mediante agua o líquidos no inflamables (incluso sumergiéndose, aunque así la ropa ganaría peso), o azotándolas (por ejemplo: con mantas o trapos), o rodando por el suelo[11]o directamente con un extintor. Humedecer la ropa dificulta que arda (excepto si es con sustancias inflamables como el alcohol, muchas colonias y productos de limpieza, la gasolina, el gasoil y el diésel, etc.
Reacciones en un vehículo terrestre que arde, o está dentro de un incendio
(en coches u otros vehículos de tierra,[12] incluyendo a coche, carro, auto o automóvil, ciclomotor, moto, o motocicleta con o sin sidecar, motoneta, pasola, scooter o escúter, motocarro, moto-taxi, tukxi, tuk-tuk, tuctuc o tum-tum, triciclo, trike, trimoto, quad, cuatriciclo, cuatrimoto, cuadrimoto o four-track, furgoneta, furgón, caravana, autocaravana o roulotte, cabina de camión con o sin remolque, autobús, incluso automotor, tranvía, vagón de metro, metrotranvía, vagón de tren, ferrocarril, etc.):
Aparecería algún signo de incendio: olor a quemado, humo, llamas, etc. Entonces, una o más de las siguientes resoluciones serían aplicables, según cómo sea el vehículo:
Si es el vehículo lo que arde: Protegerse del humo y los vapores del incendio y bloquear su entrada (leer más arriba acerca de ellos). Detener al vehículo en el lugar más seguro que haya más cerca, alejado de personas y otros vehículos (por ejemplo: en una zona de campo). Apagar su motor. Salir rápidamente del vehículo y alejarse (pues, en el peor de los casos, podría explotar). Llamar por teléfono a los bomberos y a los servicios de emergencia si es necesario (hay una lista de números de teléfonos de emergencia de diversos países donde hablan el español aquí). Es posible utilizar un extintor hasta apagar el incendio completamente (igual que en el caso de otros fuegos manejables, leer más arriba), aunque recomiendan que sean bomberos quienes hagan esa tarea.
Si el vehículo está en mitad de una zona que arde: Hay que protegerse del humo y los vapores del incendio y bloquear su entrada (leer más arriba acerca de ellos). Intentar conducir al vehículo fuera de allí. Si no es posible salir con el vehículo de la zona del incendio: Cuando las llamas son poco abundantes, es posible intentar utilizar extintores o agua para apagar el incendio rápidamente (leer más arriba). Llamar por teléfono a los bomberos y a los servicios de emergencia (hay una lista de números de teléfonos de emergencia de diversos países donde hablan el español aquí). Plantearse parar el vehículo y que los pasajeros salgan a pie fuera de la zona del incendio antes de quedar acorralados. Si eso tampoco es posible, intentar resistir dentro del vehículo cerrando sus puertas y ventanas, y tapando sus rendijas con tejidos o ropa (mejor húmedos) u otros materiales (pero que no sean inflamables, como lo son el papel, el cartón, el plástico, la madera, gomas, etc.).
Reacciones en un vehículo acuático que arde
(en barcos o cualquier embarcación en general,[13] incluyendo a barco, yate, barca de motor 'fuera-borda' o fueraborda, bote, diversos modelos de balsa, lancha neumática o zódiac, etc.):
Habría algún signo de incendio, como olor a quemado, humo, llamas, etc. Entonces, una o más de las siguientes resoluciones serían aplicables, según cómo sea la embarcación: Protegerse del humo y los vapores del incendio y bloquear su entrada (leer más arriba). Parar el motor. Cortar el gas si es necesario. Cortar la electricidad si eso puede ser necesario (obviamente, todos los sistemas eléctricos desactivados dejarán de funcionar). Arriar las velas antes de que ardan, si eso es posible. Tomar todos los extintores que haya accesibles y sean necesarios. Localizar, si es posible, el origen del fuego: normalmente circuitos eléctricos, motor, batería, cocina o cualquier material inflamable por cigarrillos. Entonces apagar el incendio de alguna manera, si aún es posible (leer más arriba). Todo lo inflamable que sea un grave peligro tiene que quedar lejos de las llamas (incluyendo a motores de combustible y combustibles almacenados). Evitar que se queme la radiobaliza y especialmente la balsa salvavidas. Es posible cerrar compuertas para que haya menos oxígeno que alimente al fuego. Si el fuego crece demasiado, colocarse los chalecos salvavidas y subir todos a cubierta. Cuando un incendio es grande y ha quedado fuera de control, hay que abandonar la embarcación rápidamente.
Reacciones en un vehículo aéreo que arde
(en aeronaves, aviones o vehículos de vuelo, voladores o volantes,[14] incluyendo a avión, hidroavión, avioneta, ultraligero o ultraliviano, helicóptero, taxi volador, diversos modelos de globo aerostático, etc.):
Sería notado algún signo de incendio: olor a quemado, humo, llamas, etc. Protegerse del humo y los vapores que desprenda (leer más arriba). No utilizar durante el vuelo sustancias inflamables, como la mayoría de los sprays (aerosoles). A partir de ahí las principales reacciones consisten en evitar que el fuego se acerque a las zonas inflamables del vehículo (principalmente a combustibles, especialmente en el motor), e intentar apagar ese incendio (leer más arriba), normalmente con extintores. Para casos en los que un incendio grave no puede ser apagado, existen maniobras de aterrizaje y amerizaje de emergencia, y algunos vehículos aéreos contienen (o deberían contener) paracaídas, y chalecos salvavidas para el agua, los cuales permiten desalojar a los pasajeros.
Los fuegos (un término más amplio que el de 'incendios') pueden empezar por diversas causas conocidas.
Tales causas pueden ser:
Enganches ilegales a la red eléctrica (para evadir pagar) que tienen defectos y fallan. Es una causa de incendio muy conocida.
Fallos en las instalaciones eléctricas o de combustión, como las calderas.
Escapes de combustible inflamables: gas (presente en muchas cocinas), combustibles como la gasolina, el diésel o gasoil, etc.
Fallos en el funcionamiento o en el uso de fuentes de calor (como las estufas).
Accidentes en la cocina.
Accidentes con fuegos que se expanden, como hogueras no separadas por materiales ignífugos (principalmente piedras). Las quemas de rastrojos, las barbacoas y las hogueras conllevan peligro de incendio, especialmente en verano, por lo que a veces están prohibidas.
Accidentes con instrumentos con fuego y/o calor, como velas, mecheros, fósforos, cigarrillos y otros aparatos y sustancias (especialmente cuando los niños juegan con ellos).
Además, existen los incendios provocados intencionalmente, lo cual es un acto de vandalismo y por ello un delito penado con prisión.
El fuego puede propagarse rápidamente desde unas estructuras hacia otras, especialmente hacia aquéllas que no cumplen las normas de seguridad contra incendios, y carecen de sistemas de protección pasiva y activa contra ellos, agravándose así.
Por ello, muchos municipios ofrecen servicios de bomberos para extinguir los posibles incendios rápidamente.
Para efectos de clasificación de los incendios, las clasificaciones más extendidas son la estadounidense y la europea.
Estados Unidos y México
En Estados Unidos[15] y México[16] los fuegos se clasifican en cinco grupos: A, B, C, D y K.
Clase A: fuegos que implican madera, tejidos, goma, papel y algunos tipos de plástico o sintéticos.
Clase B: fuegos que implican gasolina, aceites, pintura, gases y líquidos inflamables y lubricantes.
Clase C: son aquellos fuegos que comprometen la parte eléctrica.
Clase D: fuegos que implican metales combustibles, como el sodio, el magnesio o el potasio, u otros que pueden entrar en ignición cuando se reducen a limaduras muy finas.
Clase K: La clase K (kitchen) es indicada principalmente para fuegos en cocinas; se refiere a los incendios que implican grandes cantidades de lubricantes o aceites. Aunque, por definición, la clase K es una subclase de la clase B, las características especiales de estos tipos de incendios se consideran lo suficientemente importantes como para ser reconocidos en una clase aparte. En Europa corresponde a la clase E, pues las clases de fuegos siguen el abecedario A, B, C, D y E.
Australia y Europa
En Australia los incendios se clasifican en seis grupos,[17] y en cinco en la Comunidad Europea:[18][19]
Clase A: Son los fuegos de materiales sólidos, generalmente de naturaleza orgánica, cuya combustión se realiza normalmente con la formación de brasas, como la madera, tejidos, goma, papel y algunos tipos de plástico.
Clase B: Son los fuegos de líquidos o de sólidos licuables,[19] como el petróleo o la gasolina, pintura, algunas ceras y plásticos.
Clase D: incendios que implican metales combustibles, como el sodio, el magnesio, el potasio y muchos otros cuando están reducidos a virutas muy finas.
Clase E: incendios en equipos o instalaciones eléctricas. Esta clase ya no existe en la regulación europea.
Clase F: Son los fuegos derivados de la utilización de aceites. Las altas temperaturas de los aceites en un incendio exceden con mucho las de otros líquidos inflamables, haciendo inefectivos los agentes de extinción normales.[20][21]