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actor rumano-estadounidense De Wikipedia, la enciclopedia libre
Edward G. Robinson (en yídico, עמנואל גאָלדנבערג: Emanuel Goldenberg; Bucarest, 12 de diciembre de 1893 - Los Ángeles, 26 de enero de 1973) fue un actor rumano judío expatriado en los Estados Unidos.
Edward G. Robinson | ||
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Emanuel Goldenberg | |
Nacimiento |
12 de diciembre de 1893 ciudad de Bucarest, Reino de Rumania | |
Fallecimiento |
26 de enero de 1973 (79 años) ciudad de Hollywood, estado de California, Estados Unidos | |
Causa de muerte | Cáncer de vejiga | |
Sepultura |
Cementerio Beth, distrito de Ridgewood, Queens | |
Nacionalidad | estadounidense y rumana | |
Características físicas | ||
Altura | 1,65 m | |
Familia | ||
Cónyuge | Gladys Lloyd Robinson | |
Hijos | 1 | |
Educación | ||
Educado en |
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Información profesional | ||
Ocupación | actor | |
Años activo | desde 1913 | |
Empleador | Warner Bros. | |
Géneros | Cine wéstern, cine de gánsteres y cine de crímenes | |
Partido político | Partido Demócrata | |
Premios artísticos | ||
Festival de Cannes |
Mejor interpretación masculina 1949 House of Strangers | |
Distinciones |
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Trabajó en el teatro y en el cine en la Edad de Oro de Hollywood. Apareció en 30 obras de Broadway y en más de 100 películas durante una carrera de 50 años y es especialmente recordado por sus papeles de tipo duro como gánsters en películas como Little Caesar y Key Largo.
Durante su carrera, recibió el Premio del Festival de Cine de Cannes al mejor actor por su actuación en House of Strangers. Durante las décadas de 1930 y 1940, fue un abierto crítico público del fascismo y el nazismo que estaban cobrando fuerza en Europa en los años previos a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Su activismo incluyó la contribución de más de 250 000 dólares a más de 850 organizaciones involucradas en el alivio de la guerra, junto con contribuciones a grupos culturales, educativos y religiosos.
Durante la década de 1950, fue llamado a testificar ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses de la Cámara durante el «temor rojo», pero fue absuelto de cualquier participación comunista deliberada cuando afirmó que fue «engañado» por varias personas a las que nombró (incluidos el guionista Dalton Trumbo, según el registro oficial del Congreso, «infiltración comunista en la industria cinematográfica de Hollywood»). Como resultado de la investigación, se encontró en la lista gris de Hollywood, personas que estaban en la lista negra de Hollywood mantenida por los principales estudios, pero que podían encontrar trabajo en estudios de cine menores en lo que se llamaba Poverty Row.[cita requerida]
Los papeles de Robinson incluyeron un investigador de seguros en la película negra Double Indemnity, Dathan (el adversario de Moisés) en Los diez mandamientos y su actuación final en la historia de ciencia ficción Soylent Green.
Múltiples críticos de cine y medios de comunicación lo han citado como uno de los mejores actores que nunca recibió una nominación al Premio de la Academia.
Dos meses después de su muerte en 1973 recibió un Premio Honorario de la Academia por su trabajo en la industria del cine.
Ocupa el puesto número 24 en la lista del American Film Institute de las 25 estrellas masculinas más grandes del cine clásico estadounidense.
De familia judía, durante su infancia vivió en una comunidad ídish. En 1903, emigró a Nueva York con su familia, que se instaló en el East End. No pudo tener sus estudios, pero estaba decidido a convertirse en rabino o abogado. Consiguió una beca para entrar en la Academia Americana de Artes Dramáticas, donde transformaría su nombre por el de Edward G. Robinson.[cita requerida]
Comenzó su carrera como suplente en 1913 e hizo su debut en Broadway en 1915, donde entre otras obras interpreta El hombre del destino, de George Bernard Shaw. Su primer papel en el cine fue un papel secundario en 1916. En 1923 debutaba como E. G. Robinson en The Bright Shawl. Pero la interpretación que le lanzaría a la fama sería la de Rico Bandello en El pequeño César / Hampa dorada (Little Caesar, 1931) de Mervyn LeRoy lo que le llevaría a ser el hombre duro de los años treinta. Así, Robinson pasó de hacer tres películas al año a hacer más de 14 en los dos años siguientes. Durante esa época se casa con la actriz Gladys Lloyd en 1927 con la que tiene un hijo, Manny Robinson (1933-1974).[cita requerida]
Durante los años cuarenta y después de una buena actuación en Dr. Ehrlich's Magic Bullet (1940), su perfil encajaría con el de dramas psicológicos como el de Perdición (1944) de Billy Wilder o La mujer del cuadro (1945) y Perversidad (1945) de Fritz Lang. Pero continuó aceptando papeles de gánster como el de Johnny Rocco en el clásico Cayo Largo de John Huston (1948), la última de las cinco películas que haría con Humphrey Bogart.[cita requerida]
No comenzaron muy bien las cosas para Robinson en la década de los 50. Primero, sería acusado de comunista, prestándose a declarar ante el comité de la famosa Caza de Brujas, en contra de algunos compañeros suyos como Dalton Trumbo, lo que les traería muy graves consecuencias; posteriormente el actor tuvo que vender parte de su inmensa colección de arte (atesoró obras de Van Gogh, Toulouse-Lautrec, Modigliani, Pablo Picasso, Frida Kahlo...) para sufragar los gastos del divorcio con Gladys Lloyd. En 1956 volvió a Broadway para interpretar Middle of the Night. Pero ese fue el momento en el que Cecil B. DeMille, macarthista declarado, decide trabajar con él en Los diez mandamientos. A partir de aquí llegarían sus papeles más notables: Millonario de ilusiones (1959) de Frank Capra al lado de Frank Sinatra y El rey del juego (1965), de Norman Jewison con Steve McQueen.[cita requerida]
Andréi Gromyko, ministro de asuntos exteriores de la URSS entre los años 1957 y 1985, llegó a conocer a Edward G. Robinson. Sobre dicho encuentro, el ex diplomático soviético escribió en 1988:
Me impresionó mucho una conversación que tuve con (...), Edward G. Robinson. Su conversación, (...) fue íntima y sincera y, durante ella, Robinson nos pintó un cuadro asombroso de la industria cinematográfica norteamericana. «Aquí, en América, la industria cinematográfica la maneja un puñado de millonarios inhumanos. Lo único que les importa es el beneficio. Para ellos, auténticos caciques del cine, la forma de ganar millones es secundaria. Todo vale, con tal que se gane varias veces el coste de una película, una vez que se distribuye. Esa gente no sabe lo que es moralidad ni justicia social. Puede que yo no sea un experto en economía o finanzas, pero, desde luego, he observado un descenso en las normas morales que se muestran en las pantallas.» Estaba algo agitado y se veía que era un tema doloroso para él. «Más de una vez —prosiguió-- me he preguntado si, desde mi punto de vista moral, debía aceptar un papel. No puedo decir que siempre haya acertado al hacer mi elección. Algunas veces no me he sentido satisfecho de mis actuaciones, en lo que al género de vida que muestro en la pantalla se refiere y al personaje al que doy vida. Sin embargo, me he resistido la mayoría de las veces a las condiciones impuestas por los amos de Hollywood.» «Las películas americanas están sobrepasando el límite de vulgaridad y corrupción —se lamentó—. Se le llama naturalismo y lo más triste es que a los espectadores los están educando con este producto y que les gusta. Así, pues, los productores se esfuerzan por satisfacer la demanda que ellos mismos han creado. Es difícil luchar contra ellos y, de todas formas, ¿quién iba a hacerlo? La lucha es desigual.» Yo le pregunté: «¿No hay ningún grupo de actores conocidos, como usted mismo, y quizá de productores, que pudieran intentar influir en el cine de forma más positiva?» «No hay grupos organizados de ese tipo —contestó él—. Y tampoco durarían mucho en los Estados Unidos. Cualquier actor que lo intentara no tardaría en morirse de hambre.» (...). «Eso es lo que les sucede a muchos actores de cine —dijo, finalmente—, que a diario tienen que exhibir un comportamiento que es un insulto para todo lo bueno y decente del ser humano.»Andréi Gromyko, Memorias (1988) pp. 88, 89 y 90[1]
Robinson llegó a ser enormemente popular en los años 30 y 40 con una carrera de más de 90 películas en 50 años de profesión.
En 1967, estuvo considerado para el rol del simio líder Dr. Zaius. en el filme de ciencia ficción El planeta de los simios, pero las largas sesiones de maquillaje desalentaron su participación y renunció a la producción siendo reemplazado por Maurice Evans.[cita requerida]
Su última escena sería un suicidio en el clásico de culto de la ciencia ficción Cuando el destino nos alcance (1973), de Richard Fleischer. Moriría dos meses después de haber rodado esta película y dos meses antes de que se le concediera un Óscar honorífico a su carrera.[2] Robinson nunca llegó a ser candidato al Oscar por sus intervenciones. Tiene su nombre una estrella del Paseo de la Fama de Hollywood situada en el 6233 de Hollywood Boulevard.
Año | Categoría | Resultado |
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1973[3] | Óscar honorífico | Ganador |
Año | Categoría | Película | Resultado |
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1949[4] | Mejor actor | Odio entre hermanos | Ganador |
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