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El cultivo y cuidado de bonsái abarca las técnicas para cultivo de pequeños árboles en recipientes, denominados bonsái en la tradición japonesa de esta forma de arte. Existen prácticas similares en otras formas de arte japonés y otras culturas, incluido el saikei (japonés), penjing (chino) y hòn non bộ (vietnamita). Es difícil cultivar árboles en recipientes, que limitan el crecimiento de sus raíces, la absorción de nutrientes y los recursos para transpirar (principalmente humedad del suelo). Además de las limitaciones a las raíces que imponen los recipientes, los troncos de los bonsáis, sus ramas y follajes son manipulados y conformados en gran medida para alcanzar ciertos objetivos estéticos. Se utilizan herramientas y técnicas especiales para proteger la salud y el vigor de los árboles. A lo largo del tiempo, la manipulación artística de árboles pequeños en recipientes ha dado origen a varios métodos de cultivo y cuidado que satisfacen los requerimientos artísticos y prácticos del bonsái.
El término bonsái es en general utilizado en español como un término abarcador de todos los árboles en miniatura en recipientes o macetas. En este artículo, bonsái es usado para denominar todo árbol que es cultivado en un recipiente que es conformado con cierta frecuencia, no solo uno que es mantenido según la tradición bonsái japonesa.
Es posible crear un bonsái a partir de casi cualquier especie de árbol o arbusto leñoso perenne[1] que produzca ramas verdaderas y hacer que permanezca con dimensiones reducidas mediante confinamiento en maceta y podado de su fronda y raíces. Algunas especies son populares como material de bonsái ya que poseen ciertas características tales como hojas o agujas pequeñas, que las hacen apropiadas para el esquema visual compacto del bonsái. Las técnicas de cultivo de bonsái son diferentes de otras técnicas de cultivo de árboles en cuanto permiten que árboles maduros (aunque de dimensiones muy reducidas) crezcan en recipientes pequeños, sobreviviendo con estructuras radiculares y de fronda extremadamente limitadas, y que puedan soportar amplias y frecuentes manipulaciones relacionadas con su estilo.
Todos los bonsái comienzan con un espécimen de material base, una planta que el horticultor desea adaptar para convertirla en un bonsái. La práctica del bonsái es una forma inusual de cultivar plantas en la que rara vez se parte de semillas para obtener el material base. Para poder obtener la apariencia añosa de un bonsái dentro de un lapso de tiempo razonable, se prefiere que la planta base ya posea un crecimiento parcial o sea madura. Un espécimen puede ser elegido específicamente para bonsái por poseer ciertas características estéticas, tales como una edad natural avanzada en un espécimen recolectado en estado salvaje, o un tronco libre de heridas en un ejemplar de vivero. O alternativamente puede ser elegido por razones que no están ligadas con lo estético, tal como la rusticidad del clima local del horticultor o el bajo costo (en el caso de materiales recolectados).
Aunque toda técnica de propagación puede producir material base para bonsái, solo algunas técnicas son preferidas ya que permiten producir rápidamente un tronco relativamente maduro con ramas apropiadamente ubicadas.
Esquejes Al extraer un esqueje, se corta parte de una planta y se la coloca en un suelo apropiado para que desarrolle raíces. Si la parte que se corta es relativamente gruesa, como por ejemplo una rama madura, se la puede desarrollar en un bonsái que parezca de edad avanzada más rápidamente que si se parte desde una semilla. Desafortunadamente, los esquejes más delgados y jóvenes tienden a desarrollar raíces con mayor facilidad que aquellos esquejes más gruesos o más maduros.[2] Para la propagación de bonsái los esquejes por lo general proveen material base que debe ser cultivado durante cierto tiempo antes de poder comenzar a pensar en desarrollarlo como bonsái.
Acodo Acodo es una técnica en la cual se promueve el desarrollo de raíces en una parte de la planta, por lo general una rama, mientras que aún se encuentra conectada con su planta madre. Luego de haber echado raíces la rama es cortada de su madre y cultivada como una entidad independiente. Para producir material para bonsái, es posible realizar tanto acodo en el suelo como en una rama en el aire (colocando una bolsita con tierra alrededor de la zona donde se desea promover el desarrollo de raíces), al transformar una rama madura en el tronco de un árbol nuevo.[3] El punto en el cual se promueve el desarrollo de raíces puede encontrarse cerca a un punto de ramificaciones laterales, de forma que el árbol con raíces resultante disponga en forma inmediata de un tronco grueso y ramas bajas, características que son deseadas en la estética de un bonsái.
Los horticultores comerciales de bonsái pueden usar cualquiera de los medios disponibles para obtener material base para desarrollar bonsái, desde propagación mediante semillas hasta expediciones de recolección, pero por lo general venden especímenes maduros que presentan características estéticas de bonsái. El horticultor desarrolla los especímenes base antes de la venta, y los árboles se encuentran listos para ser exhibidos apenas se los compra. Sin embargo, aquellos que deciden comprar bonsáis que han sido desarrollados con fines comerciales enfrentan ciertos desafíos, especialmente si se compran bonsáis provenientes de otros países. Si el clima local del comprador no es muy similar al clima en el cual el bonsái fue creado, la planta tendrá dificultades para sobrevivir y crecer. Por otra parte la importación de material vivo desde un proveedor extranjero a menudo se encuentra fuertemente controlada por la legislación y puede requerir de licencias o permisos especiales.
Un vivero de plantas es un emprendimiento agrícola en el que se propagan y cultivan plantas que no son bonsái, de manera que alcancen un tamaño apropiado. Los viveros por lo general ofrecen ejemplares jóvenes pero viables, que se encuentran en macetas con una cantidad suficiente de suelo como para permitir a las plantas sobrevivan una o dos temporadas antes de ser trasplantadas a una ubicación permanente. Dado que el árbol de vivero ya se encuentra alojado en una maceta, se puede comenzar a desarrollar un bonsái a partir de él en forma inmediata. La gran cantidad de plantas que se pueden observar en una visita a un vivero o centro de jardinería permiten al comprador identificar plantas que posean características especialmente favorables para bonsái. Según hace notar Peter Adams, una visita a un vivero "ofrece la oportunidad de elegir un tronco de manera instantánea".[3] Un problema con los especímenes obtenidos de vivero es que por lo general se encuentran conformados de acuerdo con formas populares, por ejemplo con casi un metro de tronco sin brotes que se eleva desde el suelo. Sin ramas en la parte baja del tronco, es difícil a partir de un espécimen base desarrollar un bonsái.
La recolección de bonsái consiste en encontrar material de bonsái apropiado en su estado salvaje, removerlo de su posición, y replantarlo en un recipiente para su desarrollo como bonsái. La recolección puede comprender materiales salvajes de zonas boscosas naturales, o especímenes cultivados que se los puede encontrar en parques y jardines.[4] Por ejemplo, plantas maduras de parquizaciones que son desechadas en un sitio en construcción pueden brindar excelente material para desarrollar un bonsái. Árboles que han formado parte de cercos vivos, y que durante muchos años han sido podados a una altura determinada, poseen troncos gruesos y retorcidos que atraen a los recolectores de bonsái. En aquellos sitios que se encuentran en cercanías de una frontera de árboles (la línea más allá de la cual no crecen árboles, sea a causa de la altitud, temperatura, humedad del suelo, u otras condiciones), es posible encontrar sobrevivientes con cierta edad y naturalmente enanos.
El principal beneficio de recolectar especímenes para bonsái es que los materiales recolectados pueden ser maduros, y tener las marcas naturales y formas de su edad, lo cual las hace más apropiadas para desarrollar bonsái comparado con las plantas jóvenes que se obtienen en los viveros. El menor costo es otro posible beneficio, ya que una licencia de recolección de árboles a menudo es más barata que la compra de los árboles en un vivero. Algunas de las dificultades de recolectar incluyen el poder encontrar especímenes adecuados, conseguir el permiso para extraerlos, y el desafío de mantener con vida un árbol maduro mientras se lo adapta y trasplanta a una maceta bonsái.
Los bonsái son manipulados y estilizados en forma cuidadosa para mantener la miniaturización, para aparentar antigüedad, y alcanzar los objetivos estéticos del horticultor. El estilizado de árboles también se realiza en otras prácticas como ser topiaria y niwaki. Sin embargo en el bonsái, el artista posee un control importante sobre cada elemento del árbol, porque es de dimensiones reducidas y es posible desplazarlo con facilidad y trabajar en él. La gran escala de los árboles naturales hace que el estilizado deba quedar limitado a la poda y a conformar el volumen exterior una vez durante cada temporada de crecimiento, sin realizar podas dentro de la fronda ni tampoco doblado de ramas individuales. En cambio en un bonsái que se prepara para exhibición, se evalúa sobre la conveniencia de podar o mantener cada hoja o aguja, y cada rama puede ser conformada con alambre todos los años. Dadas estas diferencias en cuanto alcance y propósito, para el estilizado del bonsái se recurre a varias técnicas de estilizado que o bien son exclusivas del bonsái o (si es que son utilizadas en otras formas de cultivo) se las utiliza de maneras especialmente adecuadas para alcanzar los objetivos de desarrollo del bonsái.
Esta técnica comprende la eliminación selectiva de hojas (para la mayoría de las especies de árboles caducifolios) o agujas (para las coníferas o algunos otros) de las ramas de los bonsái. Una técnica estética común en los diseños bonsái es exponer las ramas del árbol por debajo de grupos de hojas o agujas. En muchas especies, particularmente las coníferas, esto significa que aquellas hojas o agujas que se extiendan por debajo de sus ramas deben ser removidas. Para algunas variedades de coníferas, tales como el abeto, las ramas poseen agujas desde el tronco hasta su extremo y muchas de dichas agujas pueden ser removidas para mostrar la forma de la rama y su corteza. También se puede utilizar la eliminación de agujas y brotes en coníferas para forzar al brote en madera adulta, lo cual es algo que ocurre de manera natural en muchas coníferas.[3] Junto con la poda, la remoción de hojas es la actividad más común que se utiliza para el desarrollo y mantenimiento de bonsái, y es la actividad que se realiza con mayor frecuencia a lo largo del año.
Las pequeñas dimensiones del árbol y cierto enanismo del follaje son el resultado de la poda del tronco, las ramas, y las raíces. A menudo la poda es el primer paso para transformar un espécimen de planta recolectado en un candidato para bonsái. La parte superior del tronco puede ser descartada para hacer que el árbol sea más compacto. Ramas grandes y pequeñas que no se ajustan al plan del diseñador serán eliminadas por completo, y otras serán recortadas para ajustarse al plan. Por lo general la poda posterior durante el ciclo de vida del bonsái es menos severa, y es realizada para por ejemplo aumentar la ramificación o promover el crecimiento de ramas que no han sido podadas. Si bien la poda es una práctica importante y común en el bonsái, la misma debe ser realizada con cuidado, ya que un podado inadecuado puede debilitar o matar los árboles.[5] Sin embargo, es necesario realizar una poda cuidadosa a lo largo de la vida de árbol, para mantener el diseño básico del bonsái, que de otra forma podría desaparecer bajo el crecimiento natural descontrolado de ramas y hojas.
La envoltura de las ramas y/o el tronco con alambre de cobre o aluminio permite al diseñador del bonsái crear la forma general que desea y hacer ajustes particulares en la disposición de ramas y hojas. Cuando se usa alambre en ramas nuevas o brotes, el mismo mantiene a las ramas en la posición deseada hasta que las mismas lignifiquen (se convierten en madera). El tiempo requerido es por lo general de 6 a 9 meses o una temporada de crecimiento en árboles caducifolios, pero puede ser de varios años para coníferas tales como pinos y abetos, que mantienen su flexibilidad a lo largo de varias temporadas de crecimiento. También se utilizan alambres para conectar una rama con otro objeto (por ejemplo, otra rama o la misma maceta) de forma que el tensionado del alambre ejerza fuerza sobre la rama. Algunas especies lignifican débilmente, y en algunas especies las ramas son demasiado rígidas o frágiles para ser dobladas con facilidad. Estos casos no se prestan al conformado mediante alambres, y las formas se obtienen principalmente mediante poda.
Para especímenes de mayor porte, o especies con madera más rígida, los artistas del bonsái utilizan dispositivos mecánicos para darle forma a los troncos y ramas. Los más comunes son grampas con tornillo, las cuales pueden enderezar o doblar una porción del bonsái mediante una fuerza mucho más grande que la que provee un alambre. Para evitar dañar al árbol, las grampas son ajustadas en forma gradual a lo largo del tiempo y producen cambios a lo largo de períodos de meses o aun años.
En esta técnica, se injerta material nuevo (por ejemplo un brote, rama, o raíz) en una zona preparada bajo la corteza del árbol. Existen dos propósitos principales para injertar en un bonsái. Primero, existen varias especies de las favoritas que no se desarrollan bien como bonsái sobre su pie de raíces y por ello a menudo sus troncos son injertados en un conjunto de raíces más resistente. Por ejemplo tal es el caso del arce rojo japonés y el pino negro japonés.[3] Segundo, el injerto permite al artista del bonsái agregar ramas (y a veces raíces) donde se las precisa para mejorar o completar el diseño de un bonsái.[6][7] Existen numerosas técnicas de injerto, ninguna exclusiva del bonsái, las mismas comprenden injerto de rama, injerto de brote, entre otras.
Es posible realizar la miniaturización del follaje durante un lapso corto en ciertos bonsáis caducifolios mediante el deshojado parcial o total de la planta durante la temporada de crecimiento. No todas las especies pueden sobrevivir a esta técnica. Para deshojar un árbol sano de una especie apropiada, casi todas o todas las hojas son extraídas mediante el corte del peciolo (el delgado tallo que conecta una hoja con su rama) de cada hoja. Posteriormente los peciolos se secan y se desprenden o son quitados a mano una vez que se han secado. Los árboles responden produciendo una nueva camada de hojas. Las hojas nuevas son por lo general mucho más pequeñas que aquellas de la primera camada, llegando a veces a medir la mitad de la longitud y ancho. Si el bonsái es exhibido en este momento, las hojas pequeñas contribuyen en gran medida a la estética del enanismo del bonsái. Este cambio en el tamaño de las hojas por lo general no es permanente, y las hojas de la primavera siguiente a menudo tendrán el tamaño normal. El deshojado debilita al árbol y por ello no debe realizarse dos años seguidos.[8]
Los horticultores de bonsái pueden crear o modelar madera muerta utilizando las técnicas de jin y shari para simular edad y madurez del bonsái. Jin es el término que se utiliza cuando se quita la corteza de toda una rama para crear la impresión de una sección de madera muerta. Y shari es el proceso de quitar zonas de corteza del tronco para simular heridas naturales producto de una rama desgajada o el impacto de un rayo. Además de extraer la corteza, las técnicas de madera muerta también pueden incluir el uso de herramientas para producir cicatrices o para resaltar su grano, y el uso de químicos (por lo general polisulfuro de calcio) para blanquear y preservar la madera muerta.
Los árboles pequeños que se cultivan en recipientes, tales como el bonsái, requieren de un cuidado especializado. A diferencia de la mayoría de las plantas del hogar, arbustos de flor, y otras especies de maceta, las especies de árboles salvajes por lo general desarrollan raíces individuales de varios metros de largo y estructuras de raíces que abarcan un volumen de cientos o miles de litros de suelo. En cambio, un recipiente de bonsái típico permite que las raíces crezcan mucho menos de 1 m, y posee una capacidad de 2 a 10 litros de suelo y masa de raíces. El crecimiento de ramas y hojas (o agujas) en los árboles es también en grandes dimensiones. Los árboles salvajes por lo general alcanzan alturas de 5 metros o más cuando adultos, mientras que un bonsái de grandes dimensiones rara vez sobrepasa 1 metro y la mayoría de los especímenes son mucho más pequeños. Estas diferencias en el tamaño afectan la maduración, transpiración, nutrición, resistencia a las pestes, y muchos otros aspectos de la biología del árbol. Para mantener la salud a largo plazo de un árbol en un recipiente se requiere de varias técnicas especializadas de cuidado.
La mayoría de las especies de bonsái son árboles y arbustos que en forma natural deben crecer en el exterior. Ellos requieren de condiciones de temperatura, humedad, y luz natural que se asemejen a las condiciones de su clima nativo a lo largo de todo el año. La habilidad del horticultor puede ayudar a que un bonsái proveniente de fuera de la zona de rusticidad local sobreviva y se desarrolle correctamente, pero para ello se requiere de un riego adecuado, protección de sol excesivo o del viento, y posiblemente protección durante el invierno (por ejemplo utilizando camas frías o invernaderos).[2]
Las especies comunes de bonsái (particularmente aquellas usadas tradicionalmente en Japón) son árboles de clima templado de zonas de rusticidad 7 a 9, y precisan temperaturas moderadas, humedad moderada, y sol pleno en verano con un período de letargo en invierno que pueden ser próximas al punto de congelación. Estas especies no prosperan en ambientes cerrados, en los cuales la luz es muy tenue, y la humedad a menudo es demasiado baja, para que estas plantas puedan crecer de forma apropiada. Solo durante su período de letargo es posible traerlas en forma seguro al interior, y aun así las plantas requieren temperaturas bajas, riego escaso, y condiciones de luz que se aproxime a las horas de luz en que el sol es visible. El elevar la temperatura o brindarles más horas de luz que las disponibles en el entorno exterior natural pueden resultar en que el bonsái salga de su letargo, lo cual a menudo lo debilita o lo mata.
Aun en el caso de especímenes de bonsái que son nativos de la zona del horticultor, el cultivo en exteriores requiere de prácticas de cultivo específicas para asegurar la sobrevivencia a largo plazo del bonsái. Los árboles utilizados en bonsái se encuentran limitados en cuanto a que deben crecer en una maceta relativamente pequeña. Ello reduce en gran medida el volumen de las raíces y suelo que normalmente se encuentran disponibles en un árbol que crece libremente, y hace que las raíces se encuentren mucho más próximas a la superficie del suelo que lo que ocurriría en estado natural. Los árboles es en macetas bonsái tienen mucho menos acceso al agua y a los nutrientes que en su ambiente natural, y el confinar las raíces modifica sus patrones de crecimiento e indirectamente el patrón de crecimiento e la parte de la planta que se encuentra por encima del suelo.
El horticultor tiene cierto control sobre las siguientes variables ambientales, y si los controla en forma efectiva para especímenes individuales puede asegurar la salud de las especies nativas que se cultivan como bonsái, e inclusive puede cultivar con éxito algunas especies no nativas.
Los bonsái son replantados en su maceta y le son podadas las raíces a intervalos que dependen del vigor y edad de cada árbol. En el caso de árboles caducifolios, esta operación se realiza cuando el árbol está saliendo de su periodo de letargo, generalmente al comenzar la primavera. A menudo los bonsái son trasvasados de maceta mientras se encuentran en desarrollo, y con una frecuencia menor una vez que son maduros. Esto evita que se sientan constreñidos por la maceta y promueve el crecimiento de nuevas radículas, lo que le permite al árbol absorba la humedad de manera más eficiente. Con frecuencia los especímenes que se desea desarrollar como bonsái son colocados en "cajas de crecimiento", que poseen un volumen de suelo mucho más grande que el que posee una maceta de bonsái. Estas cajas de mayores dimensiones permiten que las raíces crezcan más libremente, con el consiguiente aumento del vigor del árbol y ayudando a que el tronco y las ramas se tornen más gruesas. Luego de algún tiempo en la caja de crecimiento, el árbol puede ser plantado en una "caja de entrenamiento" más compacta que le ayuda a crear una masa de raíces más reducida y densa desde la cual es más fácil trasplantarlo a la maceta final.
Existen herramientas especiales para el mantenimiento de los bonsái. La herramienta más común es la tijera de podar cóncava (5.ª desde la izquierda en la fotografía), una herramienta diseñada para podar en forma limpia sin dejar rebabas. Otras herramientas comprenden dispositivos para doblar ramas, alicates para alambre y tijeras de diversos tipos para realizar estilizados.
El suelo de bonsái por lo general es una mezcla de componentes sueltos de drenaje rápido,[9] a menudo basado en una mezcla de arena gruesa o grava, pellets de arcilla cocida, o esquisto expandido, combinados con un componente orgánico tal como turba o corteza. Los componentes inorgánicos proveen soporte mecánico a las raíces del bonsái, y en el caso de materiales de arcillas cocidas permiten retener humedad. Los componentes orgánicos retienen humedad y pueden liberar pequeñas dosis de nutrientes al irse descomponiendo.
En Japón, son comunes las mezclas de suelo para bonsái basadas en arcillas volcánicas. La arcilla volcánica ha sido cocida para crear pellets porosos, que retienen el agua. Variedades tales como akadama, o suelo de "bolillas rojasl", y kanuma, un tipo de piedra pómez amarilla utilizada para azaleas y otras calcifugas, son utilizadas por gran número de horticultores de bonsái. Materiales similares a base de arcillas cocidas son extraídos o fabricados en diversos países, y otros componentes de suelo tales como tierra de diatomeas pueden cumplir una función similar en el cultivo de bonsái. Existen importantes diferencias de opinión entre los horticultores de bonsái sobre fertilizantes y técnicas de fertilización. Algunos promueven el uso de fertilizantes orgánicos para aumentar una mezcla de suelo que es esencialmente inorgánica, mientras que otros utilizan fertilizantes químicos. Muchos siguen la regla general de “poco y a menudo”, donde se aplica con frecuencia una solución líquida diluida de fertilizante o una pequeña cantidad de fertilizante seco durante la temporada de crecimiento del árbol. El efecto de lavado o arrastre del riego frecuente quita del suelo el fertilizante que no ha sido metabolizado, evitando la acumulación potencialmente tóxica de los ingredientes de los fertilizantes.
Las pestes que comúnmente afectan a los bonsái incluyen insectos tanto sobre como dentro del suelo, e infecciones, por lo general hongos. Un árbol bonsái sufre las mismas pestes que afectan a la misma especie en condiciones naturales, y también las pestes que suelen afectar a las plantas de macetas.[10] Muchas pestes son específicas de determinadas especies, una comprensión de la especie especifica es necesario para identificar y tratar las pestes. Los mismos materiales y técnicas utilizadas en plantas grandes se utilizan en los bonsái, con algunas variaciones menores. Por lo general los pesticidas químicos son más diluidos para bonsái que si fuera para su uso en una planta más grande, ya que sino se corre el riesgo que una aplicación estándar puede ser demasiado para los procesos biológicos de una planta pequeña como el bonsái.
Algunas zonas donde se puede apreciar el cultivo y cuidado del Bonsái para visitar en España son:
A veces se publicitan a los bonsái como plantas para el hogar, pero muy pocas de las especies tradicionalmente utilizadas para bonsái sobreviven en el interior de una casa típica. La mayoría de los bonsái son ubicados en exteriores. La mejor guía para identificar cual es el medio ambiente más adecuado para un determinado bonsái es su rusticidad nativo. Si el horticultor puede reproducir con precisión las temperaturas, niveles de humedad relativa y luz a lo largo del año, el bonsái crecerá sin inconvenientes. En la práctica esto significa que los árboles de una zona de rusticidad que se asemeja mucho a la de la zona donde se encuentra el horticultor por lo general serán las más fáciles de cultivar, mientras que los otros requerirán de más trabajo o directamente no serán viables.[11]
Las especies tropicales y mediterráneas que por lo general requieren temperaturas constantes cercanas a los 20 C/25 C, provistas de adecuados niveles de luz y humedad pueden mantenerse en el interior de la casa a lo largo de todo el año. No obstante el cultivo interior hará la hoja más grande y el entrenudo más largo, lo que dificultará su modelado como bonsái. Aquellas de climas algo más fríos prefieren un período de letargo invernal, pero no es preciso la temperatura descienda tanto como para las plantas de climas templados y mediante una ventana orientada al norte (en el hemisferio norte) o una ventana abierta se pueden brindar las condiciones adecuadas durante unos pocos meses invernales.[12]
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