alteración cuantitativa o cualitativa en el corazón debido a los fármacos u otras sustancias tóxicas para este órgano De Wikipedia, la enciclopedia libre
La cardiotoxicidad[1] es una alteración cuantitativa o cualitativa en el corazón debido a los fármacos u otras sustancias tóxicas para este órgano. Puede evolucionar a insuficiencia cardiaca o arritmias.
Existen diferentes tipos de cardiotoxicidad:
Cardiotoxicidad aguda: Durante el tratamiento. Se manifiesta con taquicardias supraventriculares. Desaparece al interrumpir el tratamiento.
Cardiotoxicidad crónica: Hasta 30 meses después de la última dosis. A los tres meses desarrolla miocardipatía degenerativa que culmina en insuficiencia cardiaca congestiva (ICC). Dentro de esta existe una subcategoría que es la cardiotoxicidad tardía que aparece de 6 a 12 años después del tratamiento. Se manifiesta como una recaída en recuperados de una cadiotoxicidad aguda.
La capacidad mecánica del corazón depende de la potencia del miocardio o músculo cardiaco y del caudal de sangre que puede circular por el lecho vascular. El lecho vascular es afectado por los vasocontrictores, vasodilatadores y vasopermeabilizantes que provocan petiquias, eritemias, sufusiones hemorrágicas y edemas locales o generalizados. El mecanismo de contracción muscular se inicia con un intercambio de Na+, K+, Cl-, Mg2+, Ca2+ entre la célula y el medio. De todos estos cationes los más importantes y abundantes en el miocardio son el Na+ y el K+.
Cuando un estímulo llega al corazón se produce una entrada de cationes de Na+ y una salida de K+.Todo esto es controlado por la Bomba de Sodio. Pero esto no se produciría sin la intervención de las enzimas Na+-ATPasa para la entrada de Na+, y la K+-ATPasa para la salida de K+.
Pero también cuando el estímulo alcanza la fibra muscular, penetran por unos poros Ca2+ que gracias al ATP permite el deslizamiento de la actina sobre la miosina y así producirse la contracción muscular. Los fármacos actúan aumentando la cantidad de iones de Ca2+ libres en el interior de la célula miocárdica, con lo que se incrementa la excitación de la membrana y el rendimiento muscular. Cuando hay una sobrecarga de Ca2+, se produce un trastorno y el producto actúa como cardiotóxico.
Todos estos mecanismos fisiológicos pueden ser alterados por numerosas sustancias químicas originándo:
Trastornos del ritmo o disritmias, debidos al consumo de alcohol, tabaco, anfetaminas.
Insuficiencia cardiaca o incapacidad para mantener el flujo sanguíneo. Se produce realmente por una falta de potencia muscular.
Miocarditis tóxica. Se altera el flujo de calcio.
Toxinas producidas por organismos
Son numerosos péptidos naturales endógenos y exógenos son cardiotóxicos. Por un lado hay péptidos de carácter hormonal que ejercen sobre los mamíferos actividad cardiodepresora y vasocontrictora, y por otro lado, las toxinas que son segregadas por las plantas y los animales inferiores que producen lesiones sobre la membrana y afectan a la captación de Na+ y Ca2+.
Celentéreos: Intenso dolor pudiendo ocurrir la muerte por paro cardiaco o respiratorio. Retrasan la inactivación de los canales rápidos de Na+, con un incremento de Na+ y Ca2+ intracelulares y pérdida de K+.
Moluscos: Produce depresión de la contractibilidad del miocardio.
Artrópodos: Sintetizan toxinas por mordedura o picadura.
Serpientes: La acción cardiotóxica es realizada por un grupo de polipéptidos muy básicos que producen también el bloqueo de la conducción axonal en nervios periféricos y originan contracturas seguidas de parálisis en los músculos esqueléticos.[2]
Tipos de tóxicos cardiacos
En este apartado vamos a hablar de los diferentes tipos de tóxicos que afectan al sistema cardiovascular. Se pueden dividir en 3 grupos principales:
Fármacos
Sustancias originadas por organismos
Productos industriales.
Fármacos
Los efectos cardiotóxicos de los fármacos que actúan sobre el sistema cardiovascular suele consistir en una exageración principal de su acción farmacológica sobre el corazón; son capaces de inducir arritmias si estos fármacos se administran en dosis excesivas. En cambio otros agentes pueden ser tóxicos para el corazón a través de mecanismos que no están relacionados necesariamente con el uso terapéutico que se pretende ni con sus efectos farmacológicos principales. Dentro de estos fármacos nos podemos encontrar diferentes tipos:
Fármacos antiarrítmicos e inotrópicos: Aquí nos encontramos con glucósidos cardíacos que se emplean para tratar la insuficiencia cardíaca congestiva, inhiben la Pasa de Na+, K+, y aumentan el sodio intracelular. También están incluidas las catecolamidas y simpaticomiméticos, cuya cardiotoxicidad inducida se manifiesta por aumentos en la frecuencia cardíaca, por la demanda de oxígeno en el miocardio y de la presión arterial sistólica. Y por último, las antraciclinas y otros agentes antineoplásicos que tienen efectos tóxicos agudos como taquicardias y varias arritmias; lo más probable es que se deban a la fuerte liberación de histamina por los mastocitos.
Fármacos de acción central: Como antidepresivos y antisépticos, que pueden producir reducción del gasto cardíaco, proarritmias, parada cardíaca y otros síntomas debido al bloqueo de los canales de Ca2+, Na+, K+. También encontramos anestésicos generales y anestésicos locales y otros como la cocaína que disminuyen el gasto cardíaco e impiden la conducción nerviosa mediante la inhibición reversible de los canales de Na.
Sustancias producidas por animales
Dentro de este otro grupo nos encontramos distintos tipos de esteroides, estrógenos, progestinas, andrógenos y hormonas tiroideas. Por lo general, estas suelen tener menos manifestaciones tóxicas que los fármacos. Por ejemplo, los estrógenos alteran la proliferación de los fibroplastos cardíacos, otros ejercen efectos contrapuestos a estos estrógenos, hipertrofia cardíaca, fibrosis cardíaca e insuficiencia cardíaca.
Productos industriales
Alcohol: Una intoxicación aguda por este tóxico produce retraso de la conducción y descenso del umbral para entrar en fibrilación ventricular (excitación repetida y rápida de los ventrículos). El consumo prolongado de etanol se asocia a alteraciones miocárdicas, arritmias y un proceso conocido como miocardiopatía alcohólica.
Disolventes: que actúan a través del sistema nervioso, que es el responsable de regular la actividad eléctrica del corazón.
Alcanos halogenados: Sus propiedades intensamente lipófilas les permiten atravesar fácilmente la barrera hematoencefálica, donde producen depresión en el Sistema Nervioso Central (SNC).
Metales pesados: Estos tienen efectos tóxicos inotrópicos y dromotrópicos negativos y también pueden producir hipertrofia cardíaca.[3]