Carassius

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Carassius

Carassius es un género de peces cipriniformes de la familia Cyprinidae.[1] Son peces de agua dulce distribuidos originalmente en el este de Asia pero introducidos actualmente en gran parte de Europa.[2][3]

Datos rápidos Taxonomía, Reino: ...
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La mayoría de las especies son comúnmente denominadas carpas crucianas, si bien esta denpominación a menudo hace referencia específica a C. carassius. La especie más conocida es el pez dorado (C. auratus).

Historia

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Contexto

En la antigua China, varias especies de carpas (colectivamente conocidas como «carpas asiáticas») fueron domesticadas y han sido criadas como pescado para consumo humano por miles de años. En el caso del carpín dorado (Carassius auratus), que normalmente es de coloración gris o amarronado, suelen aparecer espontáneamente mutantes que tienen una tendencia a tornarse de un color rojo, naranja o amarillo, lo que fue registrado por primera vez en la dinastía Jin (265-420).[4] Durante la Dinastía Tang (618-907), era popular criar carpas en estanques ornamentales y jardines acuáticos fundamentalmente de los templos budistas. Una mutación genética natural provocó una coloración dorada (realmente amarillento o anaranjado) en lugar de la coloración amarronada en unos carpines. La gente comenzó a criar la variedad dorada en lugar de la variedad salvaje amarronada, manteniéndola en estanques u otros cuerpos de agua, donde, libre de depredadores, fue fijándose ese nuevo color. En ocasiones especiales en las que se esperaban invitados, los peces podían ser movidos a un contenedor mucho menor.[5][6][7][5] [8][9]

En la dinastía Nan Song (1127-1279) aparecen en algunos peces los colores rojo y blanco (sarasa) y totalmente blanco nacarado los que son fijados por los criadores.[10] En la dinastía Ming (1368-1644) se desarrolla en China los acuarios de cerámica, pudiendo entonces los peces vivir y ser criados en pequeños recipientes donde no es tan importante la velocidad de natación.[11] En los primeros años de esta dinastía se fijan las variedades de doble cola, de cuerpo redondeado y de falta de aleta dorsal. Seguidamente (1590-1600) aparecen las variedades de ojos telescópicos y los colores cálico y de escamas transparentes.[12] Durante la dinastía Ching (1644-1911) se desarrollan las variedades celestial, oranda, cabeza de tigre, burbuja, pom-pom, perlados, bronce y azul.[10]

En 1603 los peces dorados pasan a Japón, donde además de criarse muchas de las variedades chinas, se producen muchos otros híbridos y se desarrollan las variedades Jikin y Ranchu entre otras. En 1728 estos peces llegan a Europa a través de comerciantes holandeses y rápidamente se distribuyen en occidente.[10]

Morfología

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Los Carassius se caracterizan por su cuerpo compacto y robusto, con una longitud máxima registrada de 65 cm en algunas especies, aunque en la mayoría de las variedades ornamentales su tamaño es notablemente menor, generalmente entre 15 y 30 cm. El cuerpo es grueso, con un pedúnculo caudal corto y ancho, que les proporciona una apariencia sólida y facilita su adaptabilidad a diferentes condiciones de agua.[13][14]

Una de las características más distintivas de estos peces es la amplia gama de colores y patrones que presentan, especialmente en las variedades domesticadas. Sus pigmentaciones pueden incluir tonos brillantes de rojo, naranja, amarillo, blanco nacarado, crema plateado e incluso negro, azul y calicó (una combinación de múltiples colores). Esta diversidad de colores y formas ha contribuido a su popularidad como peces ornamentales, motivo por el cual se les conoce comúnmente como «peces dorados».[15]

Además de su atractivo visual, las variedades de Carassius pueden mostrar adaptaciones específicas como cuerpos redondeados, aletas caudales dobles, ausencia de aleta dorsal o formas particulares de los ojos, como los ojos telescópicos o los ojos celestiales. Estas características, junto con su resistencia y facilidad de cría, los han convertido en una de las especies más criadas en acuicultura ornamental en todo el mundo.[16]

En cuanto a su biología, los Carassius son omnívoros oportunistas, capaces de alimentarse de una variedad de fuentes, como plantas acuáticas, pequeños invertebrados y detritos orgánicos. Este rasgo les permite adaptarse a una amplia gama de hábitats, desde lagos y estanques hasta ríos y cuerpos de agua artificiales.

A pesar de su resistencia, las condiciones de mantenimiento, como la calidad del agua, la temperatura y la alimentación, son factores cruciales para garantizar su salud y longevidad. En condiciones ideales, los Carassius pueden vivir hasta 20 años o más, lo que subraya su capacidad de adaptarse a ambientes estables y bien cuidados.

Hábitat

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Contexto

Son peces bentopelágicos que habitan en lagos ricos en vegetación y ríos de aguas lentas, de climas entre templados a tropicales.[2] Suelen ser omnívoros, alimentándose de plantas, detritos y pequeños invertebrados.[17] Toleran bien el frío, la contaminación y los bajos niveles de oxígeno en el agua, lo que los hace idóneos para adornar estanques de parques humanizados.[18]

Tolera bien las fluctuaciones de acidez , no soporta la salinidad del agua a largo plazo a un nivel de mineralización superior a 10 g / l, así como un flujo rápido de agua, pero tolera fácilmente las altas temperaturas, hasta 35-36 °C (la población del Baikal de carpa cruciana puede soportar temperaturas de hasta 45 °C).

Vive en cuerpos de agua limosos y cubiertos de vegetación, donde el contenido de oxígeno a veces cae a 1-2 mg/l. En canteras de turba y depósitos limosos, se entierra a gran profundidad, donde puede sobrevivir a un enfriamiento bastante largo del fondo a temperaturas negativas.

En 1871, en las "Notas sobre Pesca", se da la siguiente descripción:[19]

Las dos últimas razas de peces: la tenca y la carpa cruciana tienen un carácter especial, solo les son peculiares. Se les puede llamar fangosos, porque solo se crían en abundancia donde el agua está quieta y su fondo está cubierto de barro. Tina es su ambiente; para el invierno, se atascan decisivamente en él y permanecen vivos incluso cuando, en inviernos crueles sin nieve, en estanques y lagos poco profundos toda el agua se congela y solo queda lodo húmedo y fangoso en el fondo.

Clasificación sistemática

Carassius es un género de peces de aletas radiadas de la familia Cyprinidae. La mayoría de las especies de este género se conocen comúnmente como carpas crucianas, aunque ese término a menudo se refiere específicamente a Carassius carassius. La especie más conocida es el pez dorado (C. auratus). Tienen una distribución geográfica euroasiática, aparentemente originaria de un lugar más al oeste que las carpas típicas (género Cyprinus, que incluye la carpa común, Cyprinus carpio).

Las especies del género Carassius no están estrechamente relacionadas con las carpas típicas del género Cyprinus, sino que forman un linaje más basal de la subfamilia Cyprininae.[20]

Especies

De acuerdo con FishBase, este género comprende las siguientes especies:[21]

De acuerdo con Registro Mundial de Especies Marinas, solo comprende:[22]

De acuerdo con el Sistema Integrado de Información Taxonómica, comprende:[1]

Acuariología

Algunas especies son criadas en acuicultura para su comercialización como peces de acuario o de estanque.[23][18] Pueden vivir mucho tiempo mantenidos en cautividad, el récord es de 25 años[24] en grupos de 4 o más individuos con tamaño mínimo de acuario de 200 L[25]

En la cultura China

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Contexto

El pez dorado (Carassius auratus), ocupa un lugar especial en la cultura china, no solo como un pez ornamental domesticado, sino también como un rico símbolo en los mitos, leyendas y folklore chinos. En China, el pez dorado es venerado por sus colores vibrantes, su gracia y su asociación con la prosperidad, la suerte y la transformación. El profundo significado cultural de este pez se ha tejido en numerosas historias y está estrechamente relacionado con las filosofías chinas, particularmente aquellas vinculadas a la fortuna, el destino y la perseverancia.

Una de las referencias mitológicas más destacadas al pez carassius en la cultura china se encuentra en la famosa "Leyenda de los Carpas y la Puerta del Dragón". Esta antigua historia simboliza la persistencia, la transformación y el cumplimiento del destino de una persona. Según la leyenda, un grupo de carpas nada hacia arriba por la cascada de la Puerta del Dragón, una caída de agua poderosa y desafiante ubicada en el Río Amarillo. El mito establece que, si una carpa es lo suficientemente fuerte y determinada como para saltar por encima de la cascada, se transformará en un dragón, la criatura mítica más venerada de la cultura china. Esta metamorfosis representa el triunfo supremo de la perseverancia, la determinación y la superación de obstáculos.

La historia de la transformación de la carpa en un dragón se ha convertido en un símbolo poderoso del éxito, especialmente en el contexto de alcanzar los objetivos de uno a pesar de las adversidades. A menudo se interpreta como una metáfora de la ambición, así como la idea de que el trabajo duro y la persistencia eventualmente llevarán a grandes recompensas. La imagen de la carpa saltando por la cascada es tan icónica en la cultura china que se representa frecuentemente en el arte chino, desde pinturas tradicionales hasta esculturas modernas.

Los peces dorados, específicamente, a menudo se ven como un símbolo de riqueza y buena fortuna en la cultura china. La pronunciación de la palabra para pez dorado (金鱼, jīnyú) es similar a la palabra para riqueza o abundancia (金, jīn). Debido a esta conexión lingüística, el pez dorado se asocia frecuentemente con la prosperidad. En hogares y negocios, es común ver peceras con peces dorados como parte de la decoración para atraer la riqueza y la energía positiva. Se cree que los peces dorados traen buena suerte y felicidad, una tradición que vincula al pez con la vida cotidiana y los sistemas de creencias.

Además de su representación de la riqueza, los peces dorados también simbolizan la fertilidad y la armonía. Según las creencias tradicionales chinas, la imagen de dos peces dorados nadando juntos se considera que trae armonía a las relaciones, especialmente en el matrimonio. Los peces dorados a menudo se representan en pares, reforzando la idea de unidad y equilibrio. También se asocia a los peces dorados con la longevidad, debido a su larga esperanza de vida y su capacidad para prosperar bajo un cuidado adecuado. Esta conexión con la larga vida es un tema común en varias historias y proverbios, siendo los peces dorados un símbolo de resistencia a través del tiempo y los obstáculos.

Además, la gracia del pez dorado y su tranquilo movimiento en el agua han sido comparados con la paz interior y el equilibrio que se busca en las prácticas budistas. El pez dorado, en este contexto, encarna la idea de trascendencia y el potencial para la evolución espiritual.

Imágenes

Referencias

Enlaces externos

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