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Compositor español De Wikipedia, la enciclopedia libre
Baltasar Samper i Marquès (Palma, 3 de mayo de 1888 – Ciudad de México, 18 de febrero de 1966) fue un pianista, compositor, director de orquesta, crítico musical y etnomusicólogo español. Junto a Joan Maria Thomàs, Antoni Torrandell y Miquel Capllonch es uno de los principales músicos mallorquines más destacados de todos los tiempos. Formó parte de la élite musical hasta el estallido de la Guerra Civil. Un largo exilio, primero en Francia y más tarde en México, de donde ya no volvió, le ha convertido en una figura casi olvidada, relegada a un segundo plano, sólo con la excepción de su trabajo como etnomusicólogo en Obra del Cancionero Popular de Cataluña (OCPC), bastante conocida hoy en día.
Baltasar Samper i Marquès | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
3 de mayo de 1888 Palma, Islas Baleares, España | |
Fallecimiento |
18 de febrero de 1966 Ciudad de México, México | |
Nacionalidad | Española | |
Familia | ||
Familiares |
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Educación | ||
Alumno de | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Pianista, compositor, etnomusicólogo, director de orquesta | |
Género | Sardana | |
Samper es una de las figuras principales de una generación "nuevocentrista" o "de la República" que aún está por definir,[1] junto con nombres como Eduard Toldrà, Manuel Blancafort, Federico Mompou, Blanche Selva, Roberto Gerhard o Jaime Pahissa, y que bajo la maestría del y director de orquesta Pau Casals, intentaron una renovación integral de la música culta catalana para equipararla interpretativa y estéticamente al nivel de los grandes estilos y escuelas del continente europeo.
Baltasar Samper nació en Palma el 3 de mayo de 1888, hijo de Joaquim Samper y Maria Rosa Marquès. Su padre, Joaquim Samper y Belda, era natural de Bocairent, pero de niño había sido martín pescador del santuario de Lluc, y ya de mayor, fue cantante lírico. Baltasar, pues, tuvo las primeras nociones de música en casa, y en la escuela de Sant Felip Neri con el padre Miquel Cardell.
Estudió el bachillerato en el Instituto Balear (actual Instituto Ramon Llull), donde coincidió con otros jóvenes con inquietudes intelectuales y modernistas, como el poeta Miquel Ferrà y el futuro periodista Mario Verdaguer. Con Verdaguer, solían acudir a las sesiones del Salón Beethoven, la institución fundada Antoni Noguera, y que acogía tertulias y recitales poéticos y musicales de carácter modernista y regionalista en Palma, y donde solían participar el poeta Joan Alcover, escritores como Miguel de los Santos Oliver y Gabriel Alomar. Samper, uno de los miembros más jóvenes, pronto se convirtió en uno de los principales animadores e intérpretes, hasta que se fue a Barcelona destinado como oficial de Correos.[2]
En 1907 se instaló en Barcelona. Fue discípulo de Enrique Granados en la academia de éste, donde, con el tiempo, ganaría por oposición la plaza de profesor de piano. Estudió armonía, composición e instrumentación con Felipe Pedrell y, durante un tiempo en París, fue discípulo del pianista Édouard Risler. Es durante estos años de formación que Samper empieza a componer, sobre todo canciones para voz y piano, como Alpestre (1915), Llantos (1915), Deseo (1916) o El amor de las tres hermanas (1917); pero también una opereta, La corte de los milagros, con libreto del periodista José León Fernández-Coca.[3]
En febrero de 1924, Samper empezó a trabajar en las oficinas de la Obra del Cancionero Popular de Cataluña. Ese mismo verano, la dirección de la institución le propuso que, con otros colaboradores, se hiciera cargo de las misiones de investigación en las Islas. En veranos comprendidos entre 1924 y 1932, los investigadores encabezados por Samper recogieron miles de canciones de la tradición —entonces muy viva— popular isleña. En 1934 y 1935 continuó y completó la labor de investigación su discípula (y futura segunda esposa, en el exilio), Dolors Porta i Bauçà.
Baltasar Samper formó parte del grupo Compositores Independientes de Cataluña, surgido por iniciativa del pianista Joan Gibert, y formado por éste, Manuel Blancafort, Roberto Gerhard, Agustín Grau, Ricardo Lamote de Grignon, Federico Mompou, Eduard Toldrà y el propio Samper. El grupo, heterogéneo y de muy diversas tendencias estéticas (desde el nacionalismo al experimentalismo), nació con el propósito de hacer una música de raíz catalana y de proyección internacional. Animado por una vocación de agrupación generacional, hizo de puente entre la generación nuevocentrista del periodo posterior a la Guerra Civil. La presentación pública del grupo tuvo lugar en un concierto de la Asociación de Música de Cámara el 25 de junio de 1931 en la Sala Mozart de Barcelona.
Este grupo tenía una serie de rasgos que los caracterizaban musicalmente, como el conocimiento de compositores europeos (Stravinsky, Bartók y Schönberg), una propuesta de renovación estética profunda, conjuntando rasgos neoclásicos, dodecafónicos y novecentistas, y una revalorización de la cultura tradicional, que les llevó a unir elementos vanguardistas y folclóricos.
Samper ejerció la crítica musical en el diario La Publicitat y publicó también en Mirador, en la Revista Musical Catalana y en la Revista de Catalunya. Sus notas y reseñas fueron de gran nivel y con plena sintonización con las nuevas corrientes artísticas. Sus páginas sobre Lluís Millet han quedado como modelos de penetración en las obras de estos autores. La influencia del compositor francés se haría notar en la producción de Samper de entonces en adelante.
Baltasar Samper llevó a cabo gran número de actuaciones como pianista, tanto en el Principado como en Mallorca, e introdujo y difundió la obra del compositor Ciryl Scott (1879-1970), con quien le unió una profunda amistad. También hizo de director de la Orquesta Pau Casals y, en 1935, de la Orquesta de Cámara de Barcelona. Formó parte del equipo directivo de Ràdio Associació de Catalunya, la Orquesta de la radio de la asociación de Catalunya y fue miembro de la comisión organizadora del III Congreso Internacional de Musicología (Barcelona, 1936).[4]
Su primer exilio fue el 26 de enero de 1939, el mismo día en que el ejército nacional entraba en Barcelona. Huyó a Francia y nunca volvió más del exilio. Primero se fue a París donde se encontró a Pau Casals y se reencontró con su compañera Dolors Porta (en aquel momento todavía no estaban casados) en Toulouse. A pesar de las dificultades que le supuso el exilio, Samper salió adelante y logró trabajo de organista en la catedral de Toulouse.
Posteriormente, se exilió en México (1942). En esta ciudad trabajó en el Instituto de Bellas Artes estudiando el folclore mexicano y, en 1947, inició la Sección de Investigaciones Musicales, tarea en la que le ayudó su formación en la Obra del Cançoner. En el mismo campo, también fue profesor de la asignatura de folclore musical en el Conservatorio Nacional de Música de México. Entre 1945 y 1951 encarnó pequeños papeles en media docena de películas mexicanas.
El legado mexicano de Baltasar Samper tiene un extraordinario valor. Porque hay casi toda la obra conocida, compuesta o arreglada por el músico: el trabajo de toda una vida, así como seguir su evolución estética y estilística a lo largo de casi cincuenta años y diferentes períodos vitales que también son los períodos vitales de toda la generación noucentista y republicana. Además existen dos bandas sonoras, La perla y Maclovia.[4]
Miembro muy activo de la comunidad catalana, fue miembro del Instituto Catalán de Cultura de México, estuvo en el patronato organizador de los Juegos Florales de la Lengua Catalana de México (1942), dirigió el Orfeón Catalán y formó parte de la delegación americana en el Consejo Nacional de Cataluña (1944). Colaboró con las revistas del exilio Letras y La Nueva Revista.
En los primeros años sesenta hizo varias traducciones para la editorial UTEHA (Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana), propiedad de un gallego que había hecho las Américas, José M. González Porto, y donde también trabajó de gerente Estanislau Ruiz y Ponsetí, ex diputado del Parlamento de Cataluña, y Pere Calders. Entre otros, Samper tradujo una Historia de la música en cinco volúmenes, la Historia del teatro dramático en cuatro y La apasionada vida de Franz Liszt.
A Baltasar Samper no le gustaba hacer música de cine, de hecho, llegó a tratar el género de «sub-musiquita», pero hasta ahora sabemos a ciencia cierta que en México había escrito, sin embargo, las músicas de La barraca y La morena de mi copla (1945 y 1946).[4]
El fondo personal de Samper es el único que tiene un legado unificado extenso que existe del compositor. Constituye una principal fuente de información para entender el valor de su obra, pero también para entender su papel como referente musical. Su obra como compositor está dispersa y, en su mayor parte, inédita. Las composiciones que le han dado mayor nombre han sido las dos suites sinfónicas para orquesta Canciones y danzas de Mallorca. También escribió canciones, música para piano, coral, orquestal y para el cine. En este último campo, la banda sonora de la película La barraca (México, Roberto Gavaldón, 1945) obtuvo el premio Ariel de la Academia de Cine Mexicana.[4] En 2018 la Consejería de Cultura, Participación y Deportes del Gobierno de las Islas Baleares adquirió el fondo Samper en el neto del músico y compositor, que permanecía en México y lo depositó en el Archivo del Reino de Mallorca (ARM).
De las obras de Baltasar Samper no existe ningún catálogo hecho, todo lo que se ha encontrado, salvo algunas obras, están en el fondo personal de Samper, que se puede consultar a través del IEC.[4]
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