Loading AI tools
Arte hispánico en el período romano De Wikipedia, la enciclopedia libre
Se conoce como arte romano de Hispania a todas aquellas manifestaciones artísticas correspondientes al periodo de dominio romano sobre la península ibérica. Conjuntamente con su economía, su política y su religión, Roma exportó a toda Europa y también parte de Asia y África sus modelos artísticos, provocando una estandarización de la estética en docenas de países que llega hasta hoy, en un legado amplísimo; un legado que también dejó su impronta en las corrientes que tras la caída del Imperio romano de Occidente estarían llamadas a sustituir al arte romano. Así, se pueden observar numerosas influencias del arte romano en el arte románico o renacentista, corrientes artísticas que, a su vez, tuvieron una fuerte influencia sobre los usos estéticos actuales.
En el estudio del arte romano se puede diferenciar la pintura, la escultura, el mosaico y de una forma más general, los elementos artísticos contenidos en la arquitectura que exceden de su carácter meramente funcional.
La pintura romana, al igual que otras manifestaciones artísticas, tiene su origen en la mezcla entre la tradición etrusca y la influencia de pintores griegos de la escuela de Apeles. Si los etruscos usaban la pintura como una forma de evocación mágica en las construcciones funerarias, los romanos harían de este arte un expresión pública para retratar hechos o personajes relevantes de la época. También, y con base en la cantidad de pinturas murales encontradas en las ciudades de Pompeya y Herculano, enterradas en ceniza volcánica durante más de dieciocho siglos, así como en los zócalos enterrados de la mayor parte de los conjuntos arqueológicos romanos, se comprueba que la decoración pictórica era no solo frecuente, sino tema común en la vida cotidiana romana.
La pintura es, de todos las expresiones del arte, la más sensible al paso del tiempo, por lo que los restos de la misma son muy escasos. En Italia se cuenta con las tumbas etruscas y con los restos de las ciudades de Pompeya y Herculano, donde al encontrarse protegidas de la luz del sol, la policromía de los frescos ha logrado sobrevivir al paso del tiempo.
Según Vitrubio, la pintura romana experimentó varias fases de desarrollo, desde la decoración de las paredes con texturas que asemejaran mármoles o columnas (estilo de las incrustaciones), pasando por la recreación de escenas teatrales, paisajísticas, religiosas o épicas (estilo arquitectónico), hasta la recreación de criaturas monstruosas u objetos imposibles de la primera época imperial (estilo ornamental). Posteriormente a Vitrubio, avanzado el siglo I, se puso de moda un nuevo estilo más abstracto (estilo ilusionista).
Existen muestras del primer estilo pictórico romano, así como de pinturas pertenecientes a los siglos I, II y IV en los conjuntos arqueológicos de las primeras ciudades romanas de Hispania, como Itálica, Mérida, Tarragona o Astorga, así como en Almedinilla, la Alcudia, Alcolea del Río, Osuna, Carmona, etcétera. La influencia italiana se deja sentir en el este y sur peninsular. A partir del siglo III, las corrientes artísticas procedentes del norte de África se extienden por el oeste peninsular a través de la Vía de la Plata.
Entre las decoraciones más frecuentes, se pueden enumerar las siguientes:
La pintura romana se solía pintar sobre estucos y les caracteriza su grosos y que son muy resistentes. Sobre el estuco se pinta siempre según uno de estos tres procedimientos:
Se da en el s. I a. C. y es bastante sencillo. Se decoran las paredes imitando revestimientos de mármoles jaspeados o veteados de diferentes colores que recubren de colores vivos los zócalos de las habitaciones. Un ejemplo de este tipo de decoración se encuentra en Azaila (Teruel) que es uno de los primeros asentamientos romanos. Se caracteriza por el revestimiento de mármoles recortados en formas geométricas, que recibe el nombre de Crustae. Aparece en casas, templos, etc.
En Celsa han aparecido restos de paredes pintadas con estilo II. Este estilo se caracteriza por una mayor complejidad. Se les da un aspecto teatral y profundidad perspectiva. En el interior se desarrollan escenas de todo tipo: paisajes, dioses...
En Roma se da en torno al año 100 a. C. aquí llega más tarde entre el 50 y el 40 a. C. En estos casos se piensa que pudo haber incluso talleres itinerantes.
Se encuentra en Ampurias y se da desde finales del siglo I a. C. hasta la primera mitad de s. I d. C. Abarca el cambio de era. Se sigue dividiendo los muros con estructuras arquitectónicas, es más sencillo porque el zócalo es prácticamente liso, en el interior de algunos muros se representan escenas figuradas, otras lisas.
Los zócalos lisos, desde el punto de vista técnico, son más refinados. Se utilizaba una técnica llamada salpicado, que consistía en rociar pintura líquida a la pared. Quedaba una estructura de granito. En muchos casos sucede que la zona media de la pared se independiza del zócalo.
Es similar al anterior, pero tiene mayor autonomía. Es de la segunda mitad del siglo I d. C. Los mejores ejemplos están en la Domus Aurea de Nerón.
En los siglos posteriores se seguirá pintando, sobre todo utilizando los estilos II y III. También aparece pintura en Mérida: las pinturas de la llamada casa-basílica construida sobre los pórticos de acceso del teatro de Mérida.
La tradición escultórica romana procede directamente de la cultura griega, aunque adaptada a la estructura política y social de la antigua Roma. Las clases dominantes romanas utilizaron la escultura como una manifestación de su elevada posición social no solo en el ámbito privado, adornando sus villas, sino también en el público, donde la escultura se usó a modo de promoción política. Como parte integrante del mundo romano, Hispania no quedó al margen de esta corriente artística.
La escultura romana se basa en dos materiales: el mármol y el bronce. Con el paso de los siglos, pocas son las esculturas en bronce que han sobrevivido, debido principalmente a la reutilización de este material o a la corrosión provocada por el tiempo y la intemperie.
La escultura romana centra su atención de forma preferente en el busto del personaje retratado, así como en las manos y antebrazos, de forma que el resto del cuerpo se construye y adquiere frecuentemente por separado, siendo cabeza y brazos intercambiables. A lo largo del tiempo, esta tendencia evoluciona para pasar a modelos de medio cuerpo, ya en el siglo II. La acentuación de los detalles del rostro delata la influencia etrusca de la escultura romana, y el uso como figura votiva que busca reflejar con la mayor fidelidad posible las características de un difunto o antepasado.
En el ámbito público, la escultura desempeña un papel fundamental en la ornamentación de los edificios públicos, mostrando al pueblo las imágenes de los gobernantes y, durante la época imperial, ensalzando la figura del emperador. Buena muestra de esta profusión de esculturas públicas es la que se da en los teatros, foros, termas, etc.
El mosaico se utilizó en abundancia con el fin de pavimentar los suelos de las casas romanas, en especial de aquellas casas pertenecientes a las más importantes familias de cada ciudad. Por esta gran profusión de mosaicos, y por las características de los materiales empleados, principalmente vidrio, cerámica y piedra (conocidos genéricamente como teselas), los restos arqueológicos de esta variedad artística son muy abundantes, y algunos se encuentran en un excelente estado de conservación. En este apartado se resumirán las más importantes corrientes artísticas en cuando al mosaico en Hispania y se describirán las obras más representativas de este arte.
El mosaico romano se aplicaba al suelo fundamentalmente. El más célebre de los mosaicos hallados en Ampurias es el Sacrificio de Ifigenia.
Los más empleados en la Hispania romana eran los dos primeros. Uno de los temas más frecuentes es el de los ciclos Báquicos, que representa el cortejo de Baco. Al cortejo se le llama tíaso. En estos los que destaca es el movimiento y el colorido. El otro tema más frecuente es el de Orfeo, donde aparece Orfeo el encantador de animales, rodeado de fauna. Esto da lugar a mosaicos paisajísticos y animalísticos. También aparecen representaciones de Neptuno junto a tritones, caballos de mar, etc. También escenas de cacería (venationes). Se también frecuentes la personificación de estaciones, los espectáculos circenses, temas homéricos (la Ilíada y la Odisea) y escenas de la metamorfosis de Ovidio (Nacimiento de Venus, etc). El mosaico se puede documentar en varios tipos de mosaicos.
Se aplica a pisos de argamasa, al que se le daba un tono rojizo, en los que se incrustan piedrecillas o una serie de teselas de mármol blanco pero no de modo continuo y tupido, sino salpicado o en hileras, dibujando motivos geométricos o florales. Su apogeo corresponde al último siglo de la República, pero el género perdura hasta el siglo d. C. Ampurias conserva varios ejemplares. El tema predilecto de la decoración era los grandes rosetones de rombos o de otros motivos. En algunos casos se puede incluir alguna figura que podía ser un animal.
Son los fragmentos de mármoles de colores que se aplicaba sobre el suelo. Esto permitía trabajar más rápido. La moda del mármol blanco y negro no llegó a las provincias.
El Opus tessellatum era el nombre genérico de mosaico. Consistía en mosaicos de cubos o dados de 1 cm de lado por término medio, empleados en los fondos y motivos ornamentales no figurados.
Eran teselas mucho más pequeñas, de 1 a 5 milímetros de lado, que permitían componer o copiar un cuadro imitando las huellas de las pinceladas. Era el más refinado y se aplicaba a estancias pequeñas o a la parte más importante del mosaico. La forma de hacerlo era diferente, se componían en el taller y luego se pegaban en el suelo. Reciben el nombre de emblemata (medallones).
Fue dentro del campo del arte romano, la más importante y muestra la influencia etrusca en el empleo del arco y la bóveda; y griega, en la adopción de las líneas rectas y de las columnas. Se caracteriza por su monumentalidad y por ser de utilidad pública; además, se manifestó en todas las regiones del Imperio.
Las principales construcciones romanas fueron los foros, los templos, las basílicas, los teatros, los anfiteatros, las termas, los circos, los arcos de triunfo, los acueductos y puentes. Los foros, como las ágoras griegas, eran plazas públicas rodeadas por los principales edificios de la ciudad. Servían de lugar de reunión, asamblea política y mercado. Los templos, parte importantísima del arte romano, eran generalmente de planta rectangular y líneas rectas, como los templos griegos, pero se empleó también la forma circular y la bóveda de origen etrusco. El templo más conocido es el Panteón, en Roma, que posee una rotonda y una cúpula de 43 metros de altura.
Los teatros siguieron los modelos griegos descubiertos y solían tener capacidad para 4 mil espectadores.
Los anfiteatros, construcciones genuinamente del arte romano, eran de forma ovales parecidos a las actuales plazas de toros. El más famoso es el Coliseo, en Roma, con capacidad para 80 mil espectadores, destinado a luchas de fieras, combates de gladiadores y simulacros de combates navales, ya que su pista podía inundarse. Los circos estaban dedicados a carreras de carros. Su forma era rectangular con los extremos curvos. El circo Máximo de Roma tenía 600 m de largo y capacidad para más de 200 mil personas.
Los arcos de triunfo se construían en honor de emperadores o generales victoriosos. Poseían una o tres puertas adornadas con columnas y relieves alusivos al hecho que conmemoraban. Los acueductos, una más de las obras monumentales del arte romano, eran largas cañerías que llevaban el agua desde ríos o lagos hasta las zonas pobladas. Podían hacerse de plomo pero eran generalmente de piedra. Muchas veces debían tenderse sobre arcos o puentes y tenían varios kilómetros de extensión. Roma contaba con once acueductos.
Los puentes, junto a las calzadas y vías romanas, agilizaban el intercambio de productos entre los territorios provinciales y la metrópolis y eran verdaderamente importantes para las vías romanas. Los puentes romanos alcanzaron un nivel muy alto de desarrollo y su construcción tenía la intención de perpetuarse en el tiempo. Tenían que emplear exclusivamente el arco de medio punto y en mantener la horizontalidad de la calzada y estar construidos de sillería con almohadillado. El puente de Alcántara es un ejemplo de estos puentes romanos, el arco de triunfo se dedicó a Trajano, aunque ha sido remodelado varias veces debido a los daños ocasionados por su situación fronteriza entre España y Portugal.
Los acueductos tenían como fin el abastecimiento de agua a las ciudades romanas durantes todo el tiempo, para alimentar las fuentes, las termas y para que en las cloacas fluyera el agua que sobrara para mantener el saneamiento de la ciudad. Por lo que el acueducto no solo era el puente que traía el agua sino toda la conducción desde el manantial hasta las cloacas. Incluso a veces lo hacía bajo tierra sin la utilización de muros o arquerías (opus arcuatum). El primer elemento que los romanos edificaban como arranque del acueducto solía ser un depósito con el correspondiente dique y sus contrafuertes. En la parte occidental del Imperio romano incluida Hispania los opus arcuatum u otros specus (elemento destinado a sostener la acequia), eran utilizados para hacer propaganda del buen hacer del gobernante.
Los romanos irán formando sus urbes junto a las colonias griegas y otras ciudades ya formadas (Com Dipolis). En ocasiones también formarán nuevas urbes (Nova Urbs) que seguían patrones regulares. La ciudad debía ser rigurosamente ortogonal. Dentro del perímetro rectangular el área de la ciudad se divide en cuatro partes por dos calles principales: el cardo maximus, orientado de norte a sur y el decumanus maximus, trazado de este a oeste. En la intersección de ambas partes se abre una plaza; el foro y a sus extremos hay cuatro puertas principales. Las demás calles se encontraban paralelas a estas calles principales formando manzanas (areae) de casas cuadradas y rectangulares. La ciudad quedaba rodeada por una muralla y en el exterior se dejaba una franja "sagrada" (pomerium) sin permitir la edificación. La explicación material de no edificar en el pomerium era la de no facilitar el asedio al ejército invasor con edificaciones pegadas a la muralla, que podrían permitir la escala del muro o la guarnición de tropas en estos edicicios cercanos a la muralla para estar a salvo de los arqueros de la ciudad.
En el interior estaba el foro, en torno a este se encontraba la basílica, donde se reunían las altas magistraturas. Los edificios lúdicos solían estar fuera de las murallas, tales como los teatros, anfiteatros, circos, etc.
Tenían alcantarillado y demás servicios públicos, que garantizaba el Estado. Se convertía así en un organismo perfecto que servía a todas las unidades. Hay textos que hablan de cómo los indígenas se asombraban al ver estas ciudades romanas.
Los faros son una torre con núcleo central, en torno a este una rampa de acceso a la torre. Esta se suele levantar sobre un promontorio.
El más destacado de Hispania fue la Torre de Hércules o el faro de Brigantium (La Coruña). El promontorio tiene 57 m de alto y sus muros de granito son de un espesor de 1,55 m descansan en una base cuadrada de 11,75 m de lado y a partir de ella suben verticales hasta una altura de 34 metros. En época romana era más recia y más ancha, pues poseía un caparazón que fue desmantelado. Entre el muro exterior y el interior subía una rampa, vía de acceso de los carros de bueyes que abastecían de leña al faro. La importancia del faro coruñés es indicadora de que probablemente la antigua Brigantium fue el principal puerto comercial de la Galicia romana y de que ya entonces era un hito fundamental en la navegación atlántica.
El foro debía estar ubicado en el centro urbano de la ciudad y en el cruce de las dos calles principales de la ciudad y su trazado, según las reglas de Vitruvio debía de ser rectángulo de una tercera parte más de largo que de ancho. En los pórticos se encontraban las tiendas de los mercaderes (tabernae), que también ponían sus puestos en los intercolumnios, ya que el foro, originariamente fue un mercado que se hallaba fuera de la ciudad (forum significa fuera). Después acabó convirtiéndose en el centro de la vida política, económica y religiosa y en su alrededor se elevaron curias para la administración de justicia, basílicas para la contratación de negocios y templos consagrados a las divinidades protectoras. El foro era el centro orgánico de la ciudad romana. En el foro se hallaban las estatuas del emperador, del gobernador de Hispania y todos los personajes importantes de la sociedad que se usaban para las campañas electorales. En el modelo imperial, algunas ciudades tenían más de un foro, por ejemplo, Augusta Emerita tenía tres y Tarraco poseía dos foros. Cada nuevo emperador construía un anexo al anterior. En todos los foros va a haber un espacio dedicado a Augusto que es llamado Aedes Augusti donde se mostraba la estatua de Augusto divinizado.
Los foros hispanos que se conocen son de planta rectangular muy próximos a la cuadrangular, pero ello puede ser una casualidad que no excluye la existencia de rectángulos más alargados. Destacan los foros de Caesaraugusta,[1] Ampurias, Itálica, Coímbra y el de Clunia.
En los templos romanos de Hispania se empleaban los materiales más abundantes de la zona, en Hispania abundaban el granito y la caliza, por lo que eran el material que utilizaban para la construcción de los templos revistiéndolo de estuco (mezcla de mármol en polvo y cal).
Las columnas descansan en una basa ática, es decir dos molduras convexas (toros) separadas por una cóncava (escocia), provista en algunos casos de un plinto prismático. El fuste de las columnas suele ser liso, para recibir luego las estrías en el estucado. El número es inferior o igual a veinte. El capitel corintio normal consta de dos partes: una arquitectónica, que es la prolongación del fuste en el kalathos y en el ábaco, y otra decorativa, constituida por tres tipos de decoración:
Destaca el Templo de Diana en Mérida, levantado entre los s. I y II d. C.
En el teatro romano la orchesta queda reducida a la mitad, un semicírculo, y en cambio, la escena (scaenia) se ensancha a sus expensas; las alas salientes (parascaenia) del escenario enlazan con el graderío, de modo que los accesos abiertos de la orchesta griega se transforman en galerías abovedadas.
A partir de las gradas de preferencia, reservadas en Roma a los senadores y en las demás ciudades a los decuriones y huéspedes de honor, la cavea se dividía en tres partes: ima (la más baja) media y summa, por otros tantos pasillos de circulación (praecinctiones) comunicados por escaleras radiales que repartían el grederío en segmentos o cunei. El acceso a estos se efectuaba por galerías abovedadas con sus puertas de salida (vomitoria).
El teatro era una actividad cultural desconocida por los indígenas. Se empieza a desarrollar cuando llegan los romanos, aunque puede que algunas colonias helénicas también la pusieran en práctica, pero sin influenciar a los pueblos prerromanos. Las actividades teatrales eran los ludi scaenici. La representación era de obras latinas, lo que indica que ha habrían asumido el latín.
En el siglo I a. C. era una actividad minoritaria, se sabe por anécdotas contadas por Cicerón que aluden a las actividades culturales en Hispania que los actores llevaban máscaras, gritaban y declamaban una estrofa además a Cicerón también le extrañó que el público se mezclara sin distinción de clases sociales, violando así la Lex Roscia Theatralis, que impedía que se mezclasen en el teatro cada estrato social.
Entre los espectáculos estaba el Ludi Scaenici (teatro), los juegos de luchadores[2] y las venationes (luchas de fieras) que se celebraban en el anfiteatro, las carreras de carros del circo, etc.
Salvo algunas excepciones, eran edificios construidos fuera de la ciudad. Se reservaban colinas para situar en sus pendientes las caveas. En principio los teatros iban a ser portátiles y hechos en madera. En época de Augusto se van a construir en piedra y se van a monumentalizar. Existen teatros romanos en varias ciudades españolas como Cartagena, Caesaraugusta, aunque el más importante y destacado de los teatros romanos en Hispania es el Teatro de Mérida.
La lucha en los anfiteatros eran un espectáculo de masas, tenía un aspecto lúdico. Los espectáculos de luchadores se celebraron en honor a Escipión el Africano. Al principio tenían un carácter funerario y fue evolucionando hacia un espectáculo lúdico. En España se encuentran desde los siglos I y II d. C. en época Julio-Claudia. Estos espectáculos eran pagados por los dunviros, que eran gestores administrativos y económicos del municipio. Esa generosidad se había convertido en casi una ley, una obligación. Las luchas recibían el nombre de Munus. La construcción de anfiteatros se convirtió en un rasgo de riqueza. Los principales espectáculos ofrecidos en el anfiteatro eran de tres clases:
Los Gladiadores se dividían en dos facciones de igual número y luchaban por parejas hasta que uno de ellos era abatido por su contrincante. En las venationes actuaban los condenados con las bestias. Si salían con vida podrían resultar indultados.
El graderío (cavea) se divide en cuatro zonas, siendo la inferior para los senadores y altos cargos de la administración romana, la zona media para la plebe y la superior para las mujeres y los carentes de derechos. Primero se construyeron mediante piedra tallada, posteriormente se utilizó el hormigón y se dispusieron arquerías y bóvedas.
La afición al espectáculo de las carreras de cuadrigas alcanzó en Roma a muchos seguidores. El entusiasmo por los caballos, aurigas y facciones, entusiasmo que en ocasiones llegaba a producir reyertas, se transmitió a las provincias y de ahí la cantidad de testimonios que en todas partes salen a la luz en relación con este espectáculo.
Los circos no se han conservado muy bien, la mayoría de ellos se han fosilizado. En Segóbriga se ha logrado encontrar, mientras que en la antigua Toletum (Toledo) no queda ya nada.
Los circos eran un espectáculo muy costoso y solo se lo permitían las grandes ciudades. Había una serie de empresas especializadas. Los aurigas también recibían el nombre de Agitatores. Había también equipos de aurigas diferenciados por el color. En la península se han conservado restos de mosaicos como el Mosaico de Marcianus y pinturas donde se alude a la doma de caballos y a las carreras de cuadrigas, como el mosaico del Palau barcelonés. Esos eran elementos que formaban parte de la decoración de la espina. Las cuatro cuadrigas que se ven en el mosaico del Palau barcelonés representan entre otras tantas facciones a la roja (russata), la blanca (albata), la azul (veneta) y la verde (prasina) fueron las que ocuparon bajo sus colores al público de los siglos del apogeo del imperio, hasta que las dos últimas absorbieron a las dos primeras. Los equipos estaban formados por muchas personas. Sin embargo, el aficionado solo veía la cuadriga con su auriga y sus auxiliares el iubilator (que animaba a los corredores) y el sparsor (que refrescaba a las bestias y los ejes).
Los circos se localizaban a las afueras de la ciudad, a excepción del de Tarraco, y en sitios llanos. El más espectacular es el de Tarraco, pero en Hispania también existen otros como el de Mérida, Itálica, Córdoba...
La costumbre del baño diario con sus demás alicientes —la palestra, la biblioteca, los paseos y la tertulia— acabó por hacer de las termas públicas una institución que requería edificios de vastas dimensiones.
Los comienzos fueron relativamente modestos: unos vestuarios para dejar la ropa (apodyterium), un patio en donde hacer ejercicio palaestra y tres habitaciones para el baño: una para el agua caliente (caldarium), otra para sudar y refrescarse (tepidarium) y otra pare el agua fría (frigidarium).
El dispositivo resultante, compuesto de una palestra con las salas de baño alineadas junto a ella, constituye el tipo termal "pompeyano" con que estos edificios empiezan a desarrollarse.
Las termas romanas eran un lugar que respondía a unas necesidades higiénicas y un lugar de reunión, de decisiones y de ocio. Algunas termas de Hispania cuyos restos arqueológicos han sido hallados son:
El palacio de Maximiano Hercúleo o Palacio Imperial de Cercadilla se encuentra cerca de Córdoba en la provincia homónima. Está datado en el s. III. Se había asentado sobre una villa romana anterior. El complejo palatino se habilitó como basílica y más tarde se asentó un arrabal musulmán. Es un palacio imperial construido por Maximiano a finales del s. III que le pudo servir como residencia, durante algunos años y se trajo a un arquitecto de Roma. Todo este conjunto es ocupado después por los cristianos en el s. IV, donde se instala una basílica que fue levantada por el obispo Osio.
Este palacio tiene particularidades y paralelos en los Palacios de Diocleciano y Espálato. En época Carolingia van a tomar ciertos parecidos.
Fuera del perímetro amurallado de la ciudad, todo el conjunto se articula con una exedra porticada y un criptopórtico delimitado, de forma radial se articulan estancias que van desde lo público hasta lo privado. En el ámbito público estaría un Aula Imperial. Después un ámbito semipúblico (algo más alejado) donde se encontraría la sala de banquetes. Se aprecia una forma tirconque (espacio centralizado que tiene tres ábsides). La parte más alejada de la exedra sería el ámbito privado, que tenía un acceso más intricado. Su originalidad reside en la articulación de todo el conjunto alrededor de la exedra.
Los arcos tenían un carácter triunfal (Arco de Triunfo) y eran promovidos por el Estado a la voluntad de ciudadanos o promovido con dinero privado. Se conservan en Roma por iniciativa del emperador y en Hispania con nivel honorífico. Los arcos se colocaban en accesos de ciudades o vías de comunicación. Los arcos conmemorativos reciben tres nombres: arcos, fornia e ianus. Los de España son de tres tipos: el más sencillo tiene un vano, los normales tienen tres vanos y algunos solo tienen dos vanos.
Los arcos también se encontraban en aquellas ciudades que eran capitales de provincia o muy importantes. En Mérida se sabe que existían dos arcos, uno de Maximiano y otro de Trajano. En Córdoba se han conservado partes como claves o restos epigráficos. En Tarraco se han conservado uno en el foro, que conmemoraba las victorias de Augusto en España, y otro del que no se sabe nada. Fuera, en una de las vías, está el arco de Bará. También destacan los arcos de Medinaceli en Soria, y el de Cáparra.
Seamless Wikipedia browsing. On steroids.
Every time you click a link to Wikipedia, Wiktionary or Wikiquote in your browser's search results, it will show the modern Wikiwand interface.
Wikiwand extension is a five stars, simple, with minimum permission required to keep your browsing private, safe and transparent.