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La arquitectura religiosa de Sevilla es de una gran variedad y riqueza monumental y artístíca encabezado por el conjunto monumental que forma la Catedral y concluyendo en pequeñas capillas con mucho diseño barroco.
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Arquitectura religiosa de Sevilla. Desde arriba hacia abajo y en sentido izquierda-derecha: catedral, iglesia de San Luis, iglesia de Santa Ana, iglesia de la Magdalena, iglesia del Salvador y claustro del monasterio de Santa Clara. |
Hagamos una Iglesia que los que la vieren labrada nos tengan por locosVersión popular de la decisión de los canónigos de Sevilla en 1401.[1]
La Catedral de Sevilla, es la catedral gótica más grande del mundo, y el tercer templo en cuanto a tamaño tras la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano y la San Pablo en Londres.[2] En 1987 fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.
Su construcción se decidió en 1401, sobre el solar que ocupaba la antigua Mezquita Aljama de Sevilla. La construcción se fue realizando a lo largo de varios siglos, distinguiéndose varios estilos arquitectónicos:
El conjunto monumental de la Catedral lo complementan:
La Giralda que ejerce la función de torre y de campanario de la Catedral de Sevilla. Patrimonio de la Humanidad desde 1987. Fue construida en su base a imagen y semejanza del alminar de la mezquita Kutubia de Marrakech (Marruecos), aunque el remate superior y campanario es de progenie europeo renacentista.
El Patio de los Naranjos es un espacio rectangular, a modo de patio interior, que actúa como claustro de la Catedral. Hoy día, (2008) el Patio de los Naranjos es uno de los anexos más importantes de la Catedral de Sevilla, estando totalmente integrado en ella.
La Capilla Real hace las funciones de cabecera de la catedral. Se trata de una construcción singular. En dicha capilla está ubicado el panteón del Rey Fernando III y de su hijo, Alfonso X, junto con los sepulcros de algunos otros miembros de la familia real de la época, en ella se encuentra la imagen gótica de Santa María de los Reyes, patrona de la archidiócesis de Sevilla.[3]
Cabe destacar también los tesoros del templo y una gran cantidad de pinturas de Murillo, como los retratos de San Isidoro o San Leandro; cuadros como Santa Teresa, de Zurbarán, y la cabeza esculpida de San Juan Bautista. La tumba de Cristóbal Colón, mausoleo que fue obra de Arturo Mélida se encuentra en el brazo derecho del crucero de la Catedral. Cuenta la leyenda que aquí reposan los restos del famoso descubridor de América.
Giralda es el nombre que recibe el campanario de la Catedral de Sevilla. Desde el punto de vista turístico es el monumento más famoso de la ciudad. Los dos tercios inferiores de la torre corresponden al alminar de la antigua mezquita de la ciudad, de finales del siglo XII, en la época almohade, mientras que el tercio superior es un remate añadido en época cristiana para albergar las campanas. En su cúspide se halla una bola llamada tinaja sobre la cual se alza el Giraldillo, estatua de bronce que hace las funciones de veleta y que fue una de las esculturas más grande del Renacimiento europeo. En 1928 fue declarada Patrimonio Nacional y en 1987 integró la lista del Patrimonio de la Humanidad.
La historia de la construcción de la Giralda se inicia con el cuerpo musulmán. Fue construido en 1184 por orden del califa Abu Yaqub Yusuf. Se basó en el alminar de la mezquita Kutubia de Marrakech (Marruecos). A raíz de un terremoto ocurrido en 1365 se perdió la antigua esfera original de cobre que coronaba la torre, que fue sustituida por un sencillo alminar. Posteriormente, en el siglo XVI, se añadió el cuerpo de campanas y además se construyó un remate en forma de estatua que representa la Fe. La estatua fue instalada en 1568. La palabra giralda proviene de girar y hace referencia a la "veleta de torre que tiene figura humana o de animal".[4] Con el paso del tiempo, ese nombre pasó a denominar a la torre en su conjunto, comenzándose a conocer a la figura que la corona como el Giraldillo.
El acceso hasta el campanario mirador se realiza por unas rampas que fueron diseñadas para poder subir montado a caballo. Desde arriba se contempla una panorámica de toda la ciudad así como de las colinas circundantes del Aljarafe y los Alcores.[5]
Tanto en España como en el resto del mundo existen diversas réplicas de la Giralda. Entre las primeras cabe destacar las existentes en Badajoz, en Carmona (Sevilla), y en la localidad catalana de Arbós, ésta a escala 1:2. En Estados Unidos existe una réplica en Kansas City, ciudad hermanada con Sevilla. También existió una copia en el Madison Square Garden de Nueva York que fue destruida.
El palacio arzobispal de Sevilla se encuentra en la plaza Virgen de los Reyes del barrio Santa Cruz. Es la residencia del arzobispo de la Archidiócesis de Sevilla (España), que desde 2021 es José Ángel Saiz Meneses.
Fue declarado Monumento Histórico Artístico en el año 1969.[6] Es visitable en grupos dos sábados al mes.[7]Iglesias construidas tras la conquista de Sevilla en 1248, combinando la arquitectura castellana de los conquistadores con las técnicas de la mano de obra local de los alarifes.
Sevilla llegó a tener una importancia excepcional durante la Edad Media, así como una gran población, pues no en vano la ciudad fue elegida en Al-Ándalus como sede de la capital del Imperio Almohade, la poderosa tribu del norte de África que tomó el relevo en el mando sobre el territorio islámico en la península ibérica durante los siglos XII y XIII.
El perímetro urbano de Sevilla era muy extenso en 1248, el año en que se produce su conquista por las tropas castellanas al mando de Fernando III El Santo, quien se encontraría una ciudad con un notable número de mezquitas repartidas por todo su interior; mezquitas que en un primer momento y como medida de urgencia serían consagradas de inmediato al culto cristiano para el uso religioso de la población resultante tras el nuevo marco social y político surgido a partir de la toma de la ciudad. La conquista de la ciudad supuso, de forma inmediata, una crisis poblacional que fue superándose lentamente con la vuelta o recepción de la población mudéjar que había abandonado la ciudad.
En 1250 se habían dotado 24 iglesias parroquiales, más adelante las mezquitas serían reemplazadas paulatinamente por las nuevas iglesias cristianas, en un momento todavía poco apropiado para acometer costosas empresas constructivas, por lo que se aprovecharía parte de las construcciones anteriores, así como de la abundante mano de obra existente en su población mudéjar (población de origen musulmán que decide convertirse al cristianismo para no ser expulsada de la ciudad).
Surge así un nuevo tipo de iglesias, las gótico-mudéjares, que combina la tradición islámica local con el arte gótico que aportan los vencedores llegados desde Castilla. Son iglesias pequeñas y modestas que se levantan desde la segunda mitad del siglo XIII y hasta el siglo XV, y de las que afortunadamente nos han quedado muchos buenos ejemplos, algunos lógicamente muy modificados por distintas transformaciones realizadas a lo largo de los siglos y hasta nuestros días.
Emparentadas con el magnífico grupo de las Iglesias Fernandinas surgido en Córdoba en condiciones similares, las iglesias gótico-mudéjares de Sevilla cuentan con unas características propias que las hacen fácilmente reconocibles.
El modelo se caracteriza en su exterior por portadas en piedra de estilo gótico, con algunos elementos almohades. En el interior se disponen de tres naves, siendo la central de mayor altura que el resto, se encuentra separadas por pilares. La techumbre suele ser musulmana de madera labrada (alfarje) o armadura a dos aguas y tejado a una sola en las naves laterales.
La planta de estas iglesias se caracteriza por ser de forma rectangular alargada y suelen presentarse inicialmente aisladas, con sus cuatro fachadas vistas. Cuentan con un total de tres naves, siendo la central más ancha y alta que las laterales, y sobresaliendo en ellas el ábside del cuerpo central, de planta poligonal y generalmente precedido por un tramo recto inicial.
Su estructura está constituida siempre por gruesos muros de ladrillo en todo su perímetro, así como en sus pilares centrales, que se organizan en dos hileras paralelas al eje longitudinal de la iglesia, y en los altos arcos apuntados de acuerdo al estilo gótico, que descansan sobre ellos.
Situados en la cabecera de la nave central, y con planta poligonal, sobresale del resto del cuerpo de la iglesia. Presenta robustos contrafuertes en sus ángulos y altas ventanas ojivales en el centro de sus paños, y como elemento característico, suelen estar almenadas, presentando así un cierto aspecto defensivo y militar.
Las cubiertas se resuelven de forma distinta, intencionadamente, para las naves y para la Capilla Mayor o ábside. Así, las tres naves de la iglesia se cubren con artesonado de estructura de madera, a dos aguas la central a mayor altura, y a una sola pendiente las laterales, a menor altura. En claro contraste con esto, la Capilla Mayor se cubre con una complicada estructura de nervadura ojival en piedra tallada, simbolizando con ello la importancia del recinto y que por cuestiones religiosas se oponía al modesto ladrillo usado en las soluciones islámicas.
Las fachadas, realizadas en ladrillo y de muy sencilla composición son especialmente sobrias, sin elementos decorativos, y en ellas sólo rompen su horizontal monotonía las sencillas ventanas y las portadas, estas realizadas en piedra y de pequeñas dimensiones, con arquivoltas de arcos apuntados, generalmente adelantadas sobre el paramento, con algún arco labrado con los clásicos dientes de sierra o puntas de diamante, enmarcadas en alfiz rectangular.
En algunos casos, la portada principal, generalmente a los pies, muestra una decoración mudéjar especialmente interesante que combina los elementos decorativos se ladrillo que forman arcos ciegos entrelazados con otros de piedra en los canes superiores con forma animal o fantástica y las figuras de santos sobre peana y con doselete superior, cuyo ejemplo más completo es el de la Iglesia de San Esteban.
En general su aspecto exterior refleja visiblemente la estructura interior de las tres naves interiores de la iglesia, tanto en las alturas como en las pendientes, y suele presentar uno o tres pequeños rosetones góticos para la iluminación interior del templo.
Situada generalmente a los pies de la fachada principal, las torres de las iglesias gótico-mudéjares de Sevilla suelen aprovechar los alminares de las anteriores mezquitas existentes previamente en el solar para colocar sobre ellas el cuerpo de campanas, al igual que se hizo luego con la gran Mezquita Mayor de la ciudad y la Giralda.
En algunos casos, no obstante, estas torres no fueron objeto de esa frecuente ampliación, como ocurre en las Iglesias de Santa Marina y de Santa Catalina, con lo que su imagen actual será muy similar a la que tendrían todas ellas en su época originariamente.
Realizadas completamente en ladrillo, se presentan con planta cuadrada y notable esbeltez, y muestran en sus sobrios paramentos las clásicas ventanas mudéjares con arcos de herradura enmarcadas en alfiz.
En los casos más interesantes es de admirar la delicada labor decorativa de paños de sebbka que aparecen en algunos de sus paramentos, como ocurre en el caso de la de las Iglesias de San Marcos y de Omnium Sanctorum.
Otro elemento de interés en este tipo de iglesias son las capillas funerarias, construidas como añadidos a las naves laterales existentes, generalmente tienen planta cuadrada y cubiertas con bóvedas ochavadas sobre trompas, en imitación del estilo de la cúpula andalusí.[8]
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