Síndrome mielodisplásico
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Los síndromes mielodisplásicos o anemia refractaria son un grupo de neoplasias hematológicas caracterizadas por diferenciación anormal, dismorfología y citopenias producidas por apoptosis exagerada de precursores hematopoyéticos en la médula ósea, anormalidades cromosómicas, mutaciones genéticas somáticas; que, en general, tienen tendencia a evolucionar a leucemia mieloide aguda.[1] Ocurren con mayor frecuencia en personas mayores, pero también pueden acontecer en los jóvenes.[2]
![neoplasias hematológicas](http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/4/44/Centrocyte%2C_centroblast_and_follicular_dendritic_cell_in_a_follicular_lymphoma.jpg/320px-Centrocyte%2C_centroblast_and_follicular_dendritic_cell_in_a_follicular_lymphoma.jpg)
![médula ósea](http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/c/cf/Gray72-Human_Bone_marrow-Medula_osea-es.svg/640px-Gray72-Human_Bone_marrow-Medula_osea-es.svg.png)
![leucemia mieloide aguda](http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/2/24/Leukemia_bone_marrow.jpg/320px-Leukemia_bone_marrow.jpg)
Por lo general no se observan síntomas inicialmente.[3] Posteriormente, se pueden presentar síntomas como sensación de cansancio, dificultad para respirar, trastornos hemorrágicos, anemia o infecciones frecuentes.[3]
Los factores de riesgo incluyen quimioterapia o radioterapia previa, exposición a ciertas sustancias químicas como humo del tabaco, pesticidas y benceno, y exposición a metales pesados como el mercurio o el plomo.[3] Los problemas con la formación de glóbulos resultan en una combinación de recuentos bajos de glóbulos rojos, plaquetas y glóbulos blancos.[3] Algunos tipos tienen un aumento de células sanguíneas inmaduras, llamadas blastos, en la médula ósea o en la sangre.[3] Los tipos de este síndrome se basan en cambios específicos en las células sanguíneas y la médula ósea.[3]
Los tratamientos pueden incluir atención de apoyo, terapia con medicamentos y trasplante de células madre hematopoyéticas.[3] La atención de apoyo puede incluir transfusiones de sangre, medicamentos para aumentar la producción de glóbulos rojos y antibióticos.[3] La terapia con medicamentos puede incluir los medicamentos lenalidomida, globulina antitimocítica y azacitidina.[3]
Aproximadamente siete de cada 100 000 personas se ven afectadas, y aproximadamente cuatro de cada 100 000 personas adquieren la afección cada año.[4] La edad típica de inicio es de 70 años.[4] El pronóstico depende del tipo de células afectadas, la cantidad de blastos en la médula ósea o en la sangre y los cambios presentes en los cromosomas de las células afectadas.[3] El tiempo de supervivencia típico después del diagnóstico es de 2,5 años.[4]
Las condiciones del síndrome se reconocieron por primera vez a inicios del siglo XX.[5] El nombre actual entró en uso en 1976.[5]