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escritor francés (1783-1842) De Wikipedia, la enciclopedia libre
Henri Beyle (Grenoble, 23 de enero de 1783-París, 23 de marzo de 1842), conocido por su seudónimo Stendhal, fue un escritor francés. Valorado por su agudo análisis de la psicología de sus personajes y por la concisión de su estilo, está considerado como uno de los primeros y más importantes representantes literarios del realismo. Sus novelas más conocidas son Rojo y negro (1830) y La cartuja de Parma (1839).
Stendhal | ||
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Retratado por Johan Olaf Sodemark (1840) | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Henri-Marie Beyle | |
Nacimiento |
23 de enero de 1783 Grenoble (Francia) | |
Fallecimiento |
23 de marzo de 1842 (59 años) París (Francia) | |
Sepultura | Cementerio de Montmartre | |
Nacionalidad | Francesa | |
Familia | ||
Padres |
Chérubin Beyle Henriette Gagnon | |
Información profesional | ||
Ocupación | Escritor, autobiógrafo, diarista, biógrafo, novelista, diplomático e historiador del arte | |
Cargos ocupados |
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Movimiento | Realismo | |
Seudónimo | Stendhal | |
Género | Novela psicológica | |
Obras notables | ||
Distinciones | ||
Firma | ||
Utilizó diferentes pseudónimos para firmar sus escritos, de los cuales Stendhal es el más conocido. Existen dos hipótesis verosímiles sobre el origen del pseudónimo:[1][2] la más aceptada es que tomara el pseudónimo de la ciudad alemana de Stendhal, lugar de nacimiento de Johann Joachim Winckelmann, fundador de la arqueología moderna y al que admiraba. Una segunda hipótesis es que el pseudónimo sea un anagrama de Shetland, unas islas que Stendhal conoció y que le dejaron una profunda impresión.
Nacido Henri-Marie Beyle en una familia burguesa, su padre Chérubin Beyle era abogado en la Audiencia Provincial. Quedó huérfano de madre cuando contaba solo siete años. Su padre, que se encargó junto a su tía de su educación, fue encarcelado en 1794 durante el Terror, debido a su defensa de la monarquía. También mantuvo un fuerte trato con su abuelo materno, Henry Gagnon, médico de profesión, al que admiraba profundamente, y al que en alguna de sus obras llamará «padre».
Estudió desde 1796 en la Escuela Central de Grenoble y logró unas altas calificaciones en matemáticas. En 1799 fue a París, con la idea de estudiar en la Escuela Politécnica, pero enfermó y no pudo ingresar. Obtuvo un trabajo en el Ministerio de Defensa, en el que ya trabajaba su primo Pierre Daru.
Al año siguiente viajó a París como subteniente de dragones, acompañando a la retaguardia del ejército comandado por Napoleón. Su estancia en Italia le permitió conocer la música de Domenico Cimarosa y Gioacchino Rossini (del que escribió una célebre biografía, Vida de Rossini), además de las obras de Vittorio Alfieri. En 1801 participó en la campaña de Italia con las tropas napoleónicas, sirviendo en el Estado Mayor del general Claude Ignace François Michaud como ayudante de campo.
En esos años, Stendhal entró en contacto con los intelectuales de la revista Il Conciliatore, y se acercó a las experiencias románticas.
En 1802 dejó el ejército, pasando a trabajar como funcionario de la administración imperial en Alemania, Austria y Rusia, pero sin participar en las batallas del ejército napoleónico. Ese mismo año pasó a ser amante de Madame Rebuffel, primera de la decena de amantes que tuvo (de las que se conocen nombre y apellidos).
Fue a vivir a Milán en 1815, y dos años después publicó Roma, Nápoles y Florencia, toda una declaración de su amor por Italia, y donde se describe el llamado síndrome de Stendhal, que es una especie de éxtasis y mareo que se produce al contemplar una acumulación de arte y belleza en muy poco espacio y tiempo. Stendhal lo experimentó al contemplar la basílica de Santa Croce de Florencia.
Ese mismo año viajó a Roma, Nápoles, Grenoble, París, y por primera vez a Londres. En 1821 realizó un segundo viaje a Inglaterra para recuperarse de unos reveses amorosos, e hizo un tercero en 1826, también debido a problemas sentimentales. Los años siguientes los dedicó prácticamente todos a un vagabundeo por Europa. De nuevo en Italia, fue expulsado bajo la acusación de espionaje, y tuvo que regresar a París. Allí empezó a trabajar en un periódico, desde el que pudo «diseñar» su programa esencialmente romántico, caracterizado y mejorado con el reconocimiento de la historia como parte esencial de la literatura.
Viajó al sur de Francia en 1830, y en 1831 a Trieste. De 1832 a 1836 fue destinado como vicecónsul de Francia en Civitavecchia, puerto de los Estados Pontificios cercano a Roma. Dos años después fue a París y a Lyon. A finales de 1837 hizo dos largos viajes por Italia.
En 1836 obtuvo un permiso para residir en París, permiso que en principio era para tres meses, pero que se alargó hasta tres años. Durante esos años alternó su estancia en París con viajes por toda Europa. En 1839 viajó a Nápoles, acompañado por su amigo Prosper Mérimée. Este, que lo conocía bien, lo describiría más tarde en la necrológica que le redactó:
Beyle, original en toda cosa (lo que era un verdadero mérito en esta época de monederos falsos), se picaba de liberalismo, y en el fondo de su alma era un perfecto aristócrata. No podía sufrir a los necios; tenía por las gentes que lo aburrían un odio furioso, y en su vida había sabido nunca distinguir netamente un malvado de un pelmazo. Mostraba un desprecio profundo por el carácter francés, y era elocuente al hacer resaltar todos los defectos de que se acusaba, falsamente sin duda, a nuestra gran nación: ligereza, irreflexión, inconsecuencia en palabras y hechos. En el fondo, ostentaba en un alto grado esos mismos defectos, y por no hablar más que de su irreflexión, escribió un día desde Civitavecchia al señor De Broglie, ministro de asuntos extranjeros, una carta cifrada, y le transmitió la cifra en la misma carta. Toda su vida fue dominado por su imaginación, y no hizo nada que no fuera brusca y entusiásticamente... Sin embargo, se envanecía de no tratar jamás sino conforme a la razón.[3]
En 1841 tuvo un primer ataque cerebrovascular y consiguió, por motivos de salud, un nuevo permiso para ir a París. El 22 de marzo de 1842, Stendhal sufrió un nuevo ataque en plena calle. Trasladado a su domicilio, murió en la madrugada del 23 sin haber recuperado el conocimiento. Fue enterrado al día siguiente en el cementerio de Montmartre.
En su lápida hizo escribir el siguiente epitafio (tal como puede leerse en la fotografía): «Arrigo Beyle, milanese. Scrisse, amò, visse Ann. LIX M. II. Morì il XXIII marzo MDCCCXLII» («Henri Beyle, milanés. Escribió, amó, vivió 59 años, 2 meses. Murió el 23 de marzo de 1842»).
Entre las obras de Stendhal existen tanto textos autobiográficos como Vida de Henry Brulard de Stendhal (Vie de Henry Brulard,1890), trad. de Juan Bravo Castillo, ed. Buenos Aires en 2004. También figuran novelas de gran esplendor de la literatura francesa.
Pero su fama la debe fundamentalmente a cuatro grandes novelas:
Otras obras, menos conocidas, son:
Las breves memorias de Stendhal, Souvenirs d'Égotisme (Recuerdos de un egoísta), se publicaron póstumamente en 1892. También se publicó una obra autobiográfica más extensa, apenas disfrazada llamada Vida de Henry Brulard.
Los principales temas de su producción literaria fueron su marcadísima sensibilidad romántica y un poderoso sentido crítico, que dieron vida a su filosofía de caza de la felicidad, egotismo típico de todos sus personajes. El análisis de las pasiones, de los comportamientos sociales, el amor por el arte y por la música, además de la búsqueda epicúrea del placer, se expresaban con un modo de escribir personalísimo, en el que el realismo de la observación objetiva y el romanticismo del carácter individual de su expresión se fundían de modo armónico.
Por todas estas razones, Stendhal tuvo que sufrir el vacío que le hicieron sus contemporáneos, con excepción, como se dijo anteriormente, de Honoré de Balzac, pero alcanzó una enorme fama después. Mezclando con acierto la ambientación histórica y el análisis psicológico, sus novelas describen el clima moral e intelectual de Francia. Stendhal ha sido considerado el creador de la novela moderna, que dio paso a la gran narrativa del siglo XIX. Se dice que es el escritor del siglo XIX que menos ha envejecido. Su positivismo, exento de ideologías, muestra al lector un lenguaje muy moderno.
Al parecer, en 1817 Stendhal se sintió abrumado por la riqueza cultural de Florencia que encontró cuando visitó por primera vez la ciudad toscana. Como describió en su libro Nápoles y Florencia: Un viaje de Milán a Reggio:
Al salir del pórtico de Santa Croce, me asaltó una feroz palpitación del corazón (el mismo síntoma que, en Berlín, se denomina ataque de nervios); el manantial de la vida se secó dentro de mí, y caminaba con el temor constante de caer al suelo.[6]
La enfermedad fue diagnosticada y bautizada en 1979 por la psiquiatra italiana Graziella Magherini, que había observado trastornos psicosomáticos similares (taquicardia, náuseas y mareos) entre los visitantes que llegaban por primera vez a la ciudad.
En homenaje a Stendhal, Trenitalia bautizó su servicio de trenes nocturnos de París a Venecia con el nombre de Expreso Stendhal, aunque no existe ninguna afección física relacionada con él.
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