Joachim du Bellay, en La defence et illustration de la Langue Francoyse (Defensa e ilustración de la lengua francesa, 1549), define el poema como una «ouvrage en vers d'une assez grande étendue» (‘’obra en verso de una extensión bastante grande’’).
El poema sinfónico es una composición musical para orquesta, de forma libre y desarrollo sugerido por una idea poética u obra literaria.[4]
Los subgéneros principales del poema lírico son el himno u oda, la elegía y la sátira. El himno y la oda expresan sentimientos positivos, de alegría y celebración; por eso solían celebrar victorias. La elegía, por el contrario, expresa sentimientos negativos, de tristeza o lamento; por eso se empleaba como molde para expresar pérdidas de cualquier tipo que afectaban al equilibrio psíquico del poeta (muertes, desengaños amorosos, etc.) La sátira, por su parte, formula también sentimientos básicos, como la indignación, la burla o el desprecio ante algo que va contra la virtud o la moral social.
Otros subgéneros líricos, considerados en la preceptiva poética clásica como menores por ser de naturaleza mixta (menos pura), son el epitalamio (canto que celebra las bodas), el epigrama (sátira que se expresa concisamente por medio de la agudeza o el ingenio), el peán (canto de guerra) o la égloga (donde unos pastores dialogan sobre sus amores).
Trata casi siempre de sentimientos o vivencias del autor.
Los tiempos en los que se sitúa el poeta son presente, pasado y, pocas veces, futuro (que no es el tiempo de la emoción más directa). Incluso cuando se siente añoranza o melancolía por el pasado, esa emoción se siente desde el presente, y lo mismo puede decirse del temor al futuro.
Su modo de expresión más frecuente es el verso corto, en el que abundan ritmos o recurrencias fónicas, semánticas o de estructura sintáctica. Así, por ejemplo, el ritmo se conseguía en la poesía hebrea repitiendo el mismo significado de un verso en el siguiente, pero de forma distinta. En la poesía germánica antigua, el ritmo se conseguía en cada verso repitiendo el mismo sonido al principio de tres palabras y en la poesía occidental, se consideraba que había verso si existía una repetición (rima) al final de cada verso y cierto ritmo fijo en la acentuación de determinadas sílabas.
Tiende a tener una duración reducida a fin de concentrar su significado ya sea en verso o en prosa.
El que hace el poema tiene que dar a entender lo que siente.
Uno de sus poemas es Cancioncilla de amor a mis zapatos:
Los zapatos en que espero el tiempo de mi partida tienden dos alas de cuero para sostener mi vida. Bajo la suela delgada siento la tierra que espera.... Entre la vida y la nada ¡qué delgada es la frontera!
La poesía popular y el folclore son origen de multitud de temas y formas poéticas.
Vengo de moler, morena, de los molinos de arriba, cortexé a la molinera, no me cobró la maquila. Vengo de moler, morena, de los molinos de abajo, cortexé a la molinera, no me cobró su trabajo.
[...] Con mi llorar las piedras enternecen su natural dureza y la quebrantan; los árboles parece que s’inclinan; las aves que m’escuchan, cuando cantan, con diferente voz se condolecen y mi morir cantando m’adevinan; las fieras que reclinan su cuerpo fatigado dejan el sosegado sueño por escuchar mi llanto triste. Tú sola contra mí t’endureciste, los ojos aun siquiera no volviendo a los que tú hiciste salir, sin duelo, lágrimas corriendo.
... Alma a quien todo un dios prisión ha sido, venas que humor a tanto fuego han dado, médulas que han gloriosamente ardido, su cuerpo dejará, no su cuidado; serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo enamorado.
To be, or not to be: that is the question: Whether 'tis nobler in the mind to suffer The slings and arrows of outrageous fortune, Or to take arms against a sea of troubles, And by opposing end them. To die: to sleep; No more; and by a sleep to say we end The heart-ache, and the thousand natural shocks That flesh is heir to, 'tis a consummation Devoutly to be wish'd. To die, to sleep; To sleep: perchance to dream: aye, there's the rub;
Un soneto me manda hacer Violante, que en mi vida me he visto en tanto aprieto: catorce versos dicen que es soneto: burla burlando van los tres delante. Yo pensé que no hallara consonante y estoy a la mitad de otro cuarteto; mas si me veo en el primer terceto, no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando, y aún parece que entré con pie derecho, pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aún sospecho que estoy los trece versos acabando: contad si son catorce, y está hecho.
¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor, que en esta apartada orilla más pura la luna brilla y se respira mejor? Esta aura que vaga llena de los sencillos olores de las campesinas flores que brota esa orilla amena; esa agua limpia y serena que atraviesa sin temor la barca del pescador que espera cantando al día, ¿no es cierto, paloma mía, que están respirando amor? […] ¡Oh! Sí, bellísima Inés espejo y luz de mis ojos; escucharme sin enojos, como lo haces, amor es: mira aquí a tus plantas, pues, todo el altivo rigor de este corazón traidor que rendirse no creía, adorando, vida mía, la esclavitud de tu amor. - Callad, por Dios, ¡oh, don Juan!, que no podré resistir mucho tiempo sin morir tan nunca sentido afán. ¡Ah! Callad por compasión, que oyéndoos me parece que mi cerebro enloquece y se arde mi corazón. ¡Ah! Me habéis dado a beber un filtro infernal, sin duda, que a rendiros os ayuda la virtud de la mujer. […] No, don Juan, en poder mío resistirte no está ya: yo voy a ti como va sorbido al mar ese río. Tu presencia me enajena, tus palabras me alucinan, y tus ojos me fascinan, y tu aliento me envenena. ¡Don Juan! ¡Don Juan!, yo lo imploro de tu hidalga compasión: o arráncame el corazón, o ámame, porque te adoro.