Obra narrativa de Charles Dickens
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La obra narrativa del escritor inglés Charles Dickens (1812-1870) abarca el periodo comprendido entre los años 1836 y 1870, en plena época victoriana, y comprende casi una veintena de novelas, numerosos relatos y cuentos y otras obras colaborativas.
Fuera de ciertas circunstancias biográficas, lo único indiscutible que se puede decir de Dickens es que era un hombre de genio.[1] Destacado ejemplo de novelista victoriano, Dickens no solo cultivó lo sentimental, sino lo humorístico, lo grotesco, lo sobrenatural y lo trágico.[1] Extraordinariamente popular en su día (todas sus obras gozaron de una notable difusión) gracias a unos personajes que cobraron vida propia más allá de las páginas de sus libros, al frescor y la cordialidad de su estilo, a la fuerza de sus descripciones y a su incomparable poder para crear personajes, situaciones y ambientes, Dickens sigue siendo uno de los autores más populares y leídos de todos los tiempos. Legó al mundo una galería de personajes que, sin dejar de ser un tanto caricaturales, son imperecederos también.[1] Como escritor, trabajó diligente y prolíficamente para producir el tipo de literatura entretenida que el público de la época demandaba, pero también para ofrecer un análisis de los retos sociales de su tiempo, ocupándose en muchas de sus novelas de la difícil situación de los pobres y oprimidos. Byron, Scott y Wordsworth habían descubierto la belleza del mar y de las montañas; Dickens descubrió la emoción de los barrios humildes.[1] El arte de Dickens no consistía en retratar la vida como después hicieron con gran acierto Thackeray y Trollope, sino ―como la vida misma, que nunca imita― en crear de nuevo.[2]