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juego de cartas De Wikipedia, la enciclopedia libre
El juego de la botifarra es un juego de cartas, muy popular en Cataluña y el norte de la provincia de Castellón y algunos lugares de Aragón.[1] Es un juego para cuatro jugadores (en la modalidad normal), que van en parejas.
Las normas básicas del juego de la botifarra son las siguientes:
En esta versión del juego de la botifarra, se juega con cuatro jugadores que, formando pareja, se sentarán el uno delante del otro. Para jugar a la botifarra se utiliza una baraja de 48 cartas formada por cuatro palos (oros, copas, espadas y bastos) con 12 cartas cada uno.
El objetivo de la partida es llegar a los 101 puntos antes que la pareja contraria.
El valor de cada una de las cartas es:
Al final de cada mano, se contarán los puntos que ha cosechado cada pareja. Aquella que haya superado los 36 puntos, se anotará en su casillero la cantidad de puntos que pase de 36. Si ambas parejas han conseguido 36 puntos en la mano, ninguna se anotará ningún punto.
El valor de los puntos sumados tendrá que multiplicarse por 2 si la mano ha sido declarada botifarra, o bien por 2, 4 u 8 si ha habido un contro, un recontro o un Sant Vicenç (2, 3 o 4 en algunas variantes geográficas)
Antes de empezar a jugar una partida, hace falta establecer qué jugador tiene que ser el primero en repartir las cartas y elegir triunfo. Por esto, uno de los cuatro jugadores atribuye un palo a cada jugador y, aleatoriamente, gira una carta de la baraja. Aquel jugador que tenía atribuido el palo de la carta girada, será el primero al repartir las cartas.
Ahora ya sabemos qué jugador tiene que ser el primero en repartir las cartas y elegir triunfo, el que está situado a su izquierda tiene que mezclarlas y una vez mezcladas, el compañero del jugador que ha mezclado las cartas corta la baraja.
En este punto, ya pueden repartirse las cartas. Se tienen que dar de cuatro en cuatro, empezando por el jugador que está a la derecha del que reparte, las cuatro siguientes al que está a continuación y así sucesivamente, hasta acabar las 48 cartas, repartiendo 12 a cada jugador.
Una vez repartidas las cartas y antes de empezar a jugar, hace falta escoger triunfo. El jugador a quien corresponda escoger triunfo, y a la vista de las cartas que tiene en la mano, tendrá que escoger él el triunfo, o pasar el turno al compañero.
Con tal de indicar el triunfo que se ha escogido, hace falta decir en voz alta el palo correspondiente: oros, copas, espadas o bastos. El palo que se haya escogido es el que manda en la mano. También hay la opción de decir "botifarra". En este caso no hay ningún palo que mande sobre los otras. En caso de pasar el turno al compañero, este se ve obligado a hacer triunfo escogiendo una de las opciones anteriores. (Oros, Copas, Espadas, Bastos o Botifarra). Si el triunfo escogido es botifarra, la cantidad de puntos que se apuntará la pareja ganadora de la mano será doble.
Una vez se ha escogido triunfo, la pareja contraria puede contrar. Contrar, quiere decir que la pareja que gane esta mano, sumará el doble de puntos, o el cuádruple si se ha hecho botifarra.
Para contrar, se tiene que decir claramente: "contro". Si no se quiere contrar, se dará un golpe con la mano sobre la mesa.
Puede contrar cualquiera de los jugadores de la pareja que no ha hecho triunfo. Solo se puede contrar una vez en cada mano, es decir, si el compañero lo ha hecho, nosotros ya no lo podremos hacer.
Una vez la mano está contrada, el componente de la pareja que no ha cantado el triunfo, podrá recontrar. Recontrar quiere decir que la pareja que gane sumará los puntos de la mano multiplicados por 4, o por 8 si es botifarra. Para recontrar, se tiene que decir claramente: "recontro". Si no se quiere recontrar, se dará un golpe con la mano sobre la mesa.
Podrá recontrar cualquiera de los jugadores de la pareja que no ha contrado. Solo se puede recontrar una vez en cada mano. Solo si la mano está recontrada y el triunfo no es botifarra, cualquiera de los jugadores de la pareja que ha contratado podrá decir "Sant Vicenç", en este caso los puntos se multiplicarán por 8. Si no se quiere hacer Sant Vicenç, se dará un golpe con la mano sobre la mesa.
Una vez escogido el triunfo ya podemos empezar a jugar las cartas. El primer jugador en tirar una carta es el que está a la derecha de quien ha repartido y hecho triunfo, para lo cual, escogerá una de las que tiene en la mano y la dejará ante sí sobre la mesa cara en alto.
A continuación, el resto de jugadores irán jugando por orden contrario al de las agujas del reloj, hasta completar la baza. La pareja que haya ganado la baza, recogerá las cartas y las guardará cara abajo en un montón. El jugador que gane una baza empezará la siguiente.
Matar la carta que empieza una baza, solo se puede hacer con una carta de más valor de su mismo palo o con un triunfo.
Tener fallo a un palo significa no tener ninguna carta de ese palo. Similarmente, tener semifallo significa tener solo una carta del palo.
Una vez jugadas todas las cartas se contarán los puntos que ha hecho cada pareja, la pareja que haya ganado la mano se anotará los puntos correspondientes.
A continuación, el jugador que ha repartido y escogido triunfo a mano anterior será el encargado de mezclar las cartas, el de su izquierda de cortar la baraja, el de su derecha, será el encargado de repartir y escoger triunfo y así sucesivamente.
En algunas variantes geográficas, las cartas no son mezcladas al principio de cada mano. Simplemente se colocan los dos montones de cartas de la mano anterior uno sobre otro y se procede a cortar la baraja. Esta peculiaridad provoca que las cartas del mismo palo se repartan de forma menos homogénea entre los jugadores, dando lugar a manos más espectaculares.
La partida se acaba cuando una de las parejas ha conseguido superar los 100 puntos.
Para saber qué cartas se pueden jugar, se tienen que seguir las normas siguientes:
Como resumen podamos decir que únicamente estamos obligados a matar las cartas de los contrarios, no las del compañero y que siempre (si tenemos) tenemos que echar cartas del palo de salida.
Jugando a la Botifarra, hace falta tener también en cuenta que está prohibido hablar, enseñar las cartas y hacer señales y comentarios que puedan indicar qué cartas tenemos o bien el acierto o desacierto de una jugada. Pese a esto, es muy normal hacer, siempre con la medida adecuada, comentarios durante la partida, cosa que ayuda a dar un ambiente más entretenido al juego.
Las cartas jugadas, se tienen que colocar en un montón cara abajo. Cada pareja tendrá su montón, y solo se podrá girar, para repasar qué cartas ya se han jugado, la última baza de cada montón.
La botifarra es un juego de estrategia, y como tal, antes de echar una carta se tiene que pensar bien cual es la opción más conveniente, puesto que una vez hemos echado una carta ya no se puede rectificar.
El incumplimiento de cualquiera de estas normas supone para la pareja infractora incurrir en un renuncio sancionado con la pérdida de todos los puntos en juego. Es decir, la otra pareja anotará 36 puntos si es una mano normal, 72 si el triunfo es botifarra, etc.
Dar mal las cartas, supone empezar una nueva mano. No se penalizará con ningún punto, pero repartirá y hará triunfo el jugador sito a la derecha del que se ha equivocado y por lo tanto se perderá la opción a escoger triunfo.
Si una vez acabada una partida se quiere empezar otra (si los jugadores y las parejas son los mismos) se continuará el mismo procedimiento de mezclar el último que ha hecho triunfo, y repartirá y hará triunfo el jugador de su derecha.
El personaje central de El Somni, de Christophe Farnarier, el pastor trashumante Joan "Pipa", juega a la butifarra en las fondas, de noche, con sus compañeros.
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