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novelista austríaco De Wikipedia, la enciclopedia libre
Moses Josep Roth (Brody, Imperio austrohúngaro, 2 de septiembre de 1894 - París, 27 de mayo de 1939) fue un novelista y periodista austríaco de origen judío.
Joseph Roth | ||
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Joseph Roth en 1926 | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Moses Joseph Roth | |
Nacimiento |
2 de septiembre de 1894 Brody (Imperio austrohúngaro) | |
Fallecimiento |
27 de mayo de 1939 París (Francia) | (44 años)|
Sepultura | Cimetière parisien de Thiais | |
Nacionalidad | Austríaca | |
Familia | ||
Pareja | Irmgard Keun | |
Educación | ||
Educado en | Universidad de Viena | |
Información profesional | ||
Ocupación | Escritor, periodista y dramaturgo | |
Género | Sátira | |
Obras notables | ||
Conflictos | Primera Guerra Mundial | |
Sitio web | www.josephroth.de | |
Firma | ||
Escribió con técnicas narrativas tradicionales varias novelas de calidad como Fuga sin fin, La leyenda del santo bebedor, La cripta de los capuchinos o La rebelión. Su obra más conocida es La marcha Radetzky, que describe el ocaso del Imperio austrohúngaro a través de la saga de los Trotta. Está considerado, junto con Hermann Broch y Robert Musil, uno de los mayores escritores centroeuropeos del siglo XX. Formó parte de la literatura del exilio provocado por el nazismo. Gozó de gran éxito en vida y su obra fue ampliamente reconocida también de forma póstuma.
La obra de Roth es de dominio público.[1]
El propio Roth dio versiones contradictorias sobre su vida, en particular sobre su lugar de nacimiento, la identidad de su padre o su participación en la Primera Guerra Mundial. La biografía publicada por David Bronsen en 1974, Joseph Roth. Eine Biographie, señala los datos hoy comúnmente aceptados.
Nació en Brody, en la región de Galitzia, por entonces dentro del Imperio austrohúngaro, cerca de la frontera con la Rusia zarista. Hoy esta región se divide entre Polonia y Ucrania. Su familia era judía. Su madre, Maria Grübel, era hija de un comerciante; su padre, Nachum Roth, abandonó a la familia al año y medio de casarse, antes de nacer Joseph. Roth y su madre vivieron de la ayuda de sus parientes maternos, a cargo, sobre todo, de su tío Siegmund Grübel, que posteriormente sería el modelo para Bloomfield, personaje de su novela Hotel Savoy.
Estudió en el colegio de Brody (1901-1905) y en el Gymnasium del Príncipe Coronado Imperial-Real Rodolfo (1905-1913). Sus estudios universitarios, en literatura y filosofía, los inició en la Universidad de Lemberg (hoy Leópolis, Ucrania) y los acabó en Viena (1914-1916).
Durante la Primera Guerra Mundial sirvió en el ejército austríaco en un regimiento de tiradores, aunque probablemente trabajara en un puesto de oficina. La guerra y la caída del Imperio de los Habsburgo en 1918 tuvieron una gran influencia en su vida. Este período marcó el comienzo de un pronunciado sentido de “pérdida de la patria”, que aparece repetidamente en sus obras.
Después de la guerra, trabajó en Der Friede y Der Neue Tag, en Viena. Al quebrar Der Neue Tag en abril de 1920, se trasladó a Berlín para trabajar en el Neue Berliner Zeitung. Se casó con Friederiche Reichler, de la zona de la Bukovina a la que había conocido en 1919 y con la que se estableció en Berlín. Desde 1921 trabajó para el Berliner Börsen-Courier y el liberal Frankfurter Zeitung. Desde 1923 hasta 1932 Roth fue corresponsal para el Frankfurter Zeitung, viajando por toda Europa, incluida la Unión Soviética en 1926, un viaje que le hizo perder sus ilusiones socialistas anteriores.
Su mujer padecía esquizofrenia y fue confinada en sanatorios y otras instituciones desde 1929. Esto le sumió en una profunda crisis, tanto emocional como financiera. Pese a todas las dificultades (también económicas) se convirtió en uno de los más afamados escritores de la Europa de entreguerras. Tras la publicación de Job (1930) y La marcha Radetzky (1932) tuvo verdadero éxito como novelista.
En 1933, con la llegada del nazismo al poder en Alemania, dejó Berlín y regresó a Viena. Menos de un año después tuvo que exiliarse de nuevo tras el asesinato del canciller federal Engelbert Dollfuss el 25 de julio de 1934, en un intento de golpe de Estado de los nazis austríacos. En la Alemania nazi, sus obras fueron quemadas. Roth se trasladó de una ciudad europea a otra, viviendo en hoteles y escribiendo en las mesas de los cafés. Residió principalmente en París, en el número 18 de la calle de Tournon. Allí, su salud acabó de degradarse por su alcoholismo. También vivió una temporada en Ámsterdam y pasó el verano de 1936 en Ostende, donde coincidió con y trató a Stefan Zweig. Desde 1936 hasta 1938 estuvo relacionado con la escritora alemana en el exilio Irmgard Keun.
En los años 1930 siguió escribiendo artículos, ahora para Die Wahrheit (Praga), Pariser Tageblatt, Der christliche Ständestaat (Viena), Die Zukunft (París) y Pariser Tageszeitung, entre otros, pero sobrevivió principalmente de los derechos de autor, ya que se hicieron numerosas traducciones de sus obras. Durante esta época se convirtió al catolicismo. Su conversión se debió a su fidelidad hacia la monarquía austrohúngara.
En otoño de 1938 sufrió un infarto; en la primavera de 1939 fue internado en el Hospital Necker, aquejado de enfermedad pulmonar. Murió en París el 27 de mayo de 1939, al parecer consumido por el alcohol, sumido en el delirium tremens. Fue enterrado en el cementerio Thiais, en la zona sur de París, en una extraña ceremonia en la que, según los biógrafos D. Bronsen y H. Kesten, se mezclaron judíos y católicos, comunistas y monárquicos. En su tumba dice, simplemente, «écrivain autrichien mort à Paris» (escritor austríaco muerto en París).
Su familia desapareció en un campo de concentración. Su mujer fue asesinada en aplicación de las leyes eugenésicas nazis y fue objeto de eutanasia legal, para eliminar enfermos mentales.
Siempre realista, su obra evolucionó desde el expresionismo alemán hacia la “Neue Sachlichkeit” Nueva objetividad. Job es la novela que marca esta transición. Su escritura se caracteriza por una elegancia desencantada y cierto humor; utiliza un lenguaje sencillo, conciso y directo:
Hace muchos años vivía en Zuchnow un hombre llamado Mendel Singer. Era piadoso, temeroso de Dios y muy sencillo: un judío común y corriente, que ejercía la modesta profesión de maestro.Joseph Roth, Job,
(trad. de Bernabé Eder Ramos para Bruguera, 1981).
Joseph Roth se consideraba parte de la “literatura alemana desterrada”, autores proscritos en los países donde se habla la lengua en la que escriben:
Sólo el siglo XX puede jactarse de haber creado la figura del escritor al que se le presta atención en todo el mundo, pero que para su patria está muerto.Joseph Roth, artículo para Nasza Opinja, 7-3-1937,
en La filial del infierno en la Tierra,
(trad. Berta Vias Mahou para El Acantilado).
Escogió como protagonistas de sus novelas a antiguos combatientes de la Primera Guerra Mundial, que regresan a una sociedad muy distinta a aquella que dejaron. Ambienta sus novelas en los pueblos judíos fronterizos con Rusia, la Viena cosmopolita anterior a la guerra, así como en el Berlín de entreguerras.
Comenzó a escribir siguiendo tendencias socialistas, llegando a firmar como der rote Joseph (“Joseph el rojo”). Posteriormente, desilusionado tras su viaje a la Unión Soviética, adoptó posturas más conservadoras.
Aunque judío, rara vez hablaba de ello y no le daba especial importancia:
Mi judaísmo nunca me pareció nada más que un atributo accidental, algo así como mi bigote rubio –que lo mismo podría haber sido negro-. Nunca sufrí por ello. Nunca me enorgullecí de ello.Joseph Roth, Carta a Stefan Zweig, 24-7-1935,
recogida en La filial del infierno en la Tierra
(trad. de Berta Vias Mahou para El Acantilado).
No obstante, recreó los pueblos judíos de su infancia y describió las migraciones hacia el Occidente, muchas veces con los Estados Unidos como objetivo final. Job (1930) es su obra de temática judía más conocida. Pero igualmente aparece en Hotel Savoy, El leviatán y Judíos errantes.
Desde 1930, su ficción se orientó a la evocación nostálgica de la Europa Central anterior a 1914. La monarquía dual perdida era su patria, la única Heimat posible, su verdadero hogar. Admiraba un imperio que había sido crisol de pueblos de diversos orígenes, con lenguas, religiones y tradiciones distintas, unidos por la fidelidad al emperador.
Esta tendencia se refleja en obras como La marcha de Radetzky (1932), que relata la decadencia del imperio a lo largo de tres generaciones de Trotta, o El busto del emperador (1935), cuyo protagonista:
Hablaba igual de bien prácticamente todas las lenguas europeas, se sentía en casa en la mayoría de los países europeos, sus amigos y parientes vivían dispersos por el ancho y variopinto mundo.Joseph Roth, El busto del emperador,
(trad. de Isabel García Adánez para El Acantilado).
La Cripta de los Capuchinos continúa la historia de los Trotta hasta la anexión de Austria por Alemania (1938). La novela finaliza con una significativa pregunta:
Wohin soll ich jetzt, ich, ein Trotta?Y ahora, ¿a dónde puedo ir yo, un Trotta?Joseph Roth, La cripta de los capuchinos
De esa Austria cosmopolita desaparecida habían surgido estados-naciones de una sola lengua, una cultura, una religión, encarnación de un nacionalismo por él denostado:
Como es bien sabido, en el siglo XIX se había descubierto que todo individuo tenía que pertenecer a una nación o a una raza determinada si realmente pretende ser reconocido como ciudadano burgués. “De la humanidad a la bestialidad por el camino de la nacionalidad”, había dicho el dramaturgo austriaco Franz Grillparzer. Justo por entonces empezó eso de la “nacionalidad”, la fase previa a esa bestialidad que estamos viviendo ahora.Joseph Roth, El busto del emperador,
(trad. de Isabel García Adánez para El Acantilado).
El ejemplo extremo del nacionalismo era la Alemania nacionalsocialista, contra la que escribió firme y decididamente durante toda la década de los años 1930. En estos años finales de su vida se inclinaba hacia una restauración de la monarquía.
El alcoholismo protagoniza su último relato: La leyenda del Santo Bebedor (1939), que acaba con una conocida frase:
Gebe Gott uns allen, uns Trinkern, einen so leichten und schönen Tod.Denos Dios a todos nosotros, bebedores, tan liviana y hermosa muerte.Joseph Roth, La leyenda del Santo Bebedor,
(trad. de Michael Faber-Kaiser para Anagrama).
La novela La leyenda del santo bebedor, 1939, escrita poco antes de morir fue llevada al cinea por el director Ermanno Olmi, en italiano La Leggenda del santo bevitore. en 1988, con Rutger Hauer de protagonista. El protagonista es Andreas Kartak, un clochard que vive bajo los puentes del Sena. Recibe doscientos francos, con la obligación de restituirlos, cuando pueda, a la santa Teresita de Lisieux de la iglesia de Sainte Marie des Batignolles. Roth en esta obra sedimenta del desvarío alcohólico que acabó con él...es una borrachera desde dentro, en sus aromas más sabrosos e incorpóreos, cuando ya no cabe el arrepentimiento de la conciencia.[2]
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