Inmigración croata en Argentina
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La inmigración croata en Argentina es un fenómeno poco conocido, aunque numeroso, dentro de las corrientes migratorias de Argentina. Esto es, en parte, a la escasa documentación y estudio de esta colectividad y que, a diferencia de otras inmigraciones como las de italianos y españoles, durante buena parte de la historia de la colectividad el pueblo croata no tuvo un Estado propio, siendo más bien una parte dentro de otros países como el Imperio austrohúngaro y Yugoslavia. Esto dificulta el rastreo a través de registros de llegadas en barcos y otras estadísticas migratorias.[cita requerida]
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Croatas en Argentina | ||
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Hrvati u Argentini | ||
Celebraciones de la colectividad croata en la Ciudad de Buenos Aires en 2011. | ||
Pueblo de origen | ||
Lugar de origen | Regiones de Dalmacia, Eslavonia, Istria y Litoral croata, entre otras. | |
Descendencia estimada | 250 000[1] | |
Cultura | ||
Idiomas | español rioplatense, croata | |
Religiones | Catolicismo | |
Principales asentamientos | ||
40 000 (descendientes) | Gran Buenos Aires | |
Santa Fe | ||
Chaco | ||
Patagonia argentina | ||
De acuerdo a cifras de la diáspora croata proporcionadas por el gobierno de Croacia, se estima que hoy viven en Argentina unos 250.000 mil descendientes de croatas, siendo la segunda más grande de América Latina después de Chile,[1] sólo en el Gran Buenos Aires, viven unos 40 mil descendientes.[2] Los inmigrantes croatas se repartieron geográficamente de forma equilibrada: hubo importantes colonias croatas en provincias tan distintas como Chaco, Chubut, Córdoba, Mendoza, Santa Fe y Tierra del Fuego.
Además, la colectividad croata es una de las más antiguas y duraderas. Su historia se remonta a la época en que Argentina todavía era una colonia española, como lo atestigua la llegada, en 1749, del jesuita Nicolás Plantich (Nikola Plantić, 1720-1777) para ser profesor en la Universidad de Córdoba. Hacia finales del siglo XIX se aceleró la llegada de croatas coincidiendo con el gran aluvión de otras corrientes inmigratorias, y durante el período entreguerras alcanzó su mayor pico. Aunque lejos de los números de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la inmigración croata continúa hasta el día de hoy: luego de la caída de la Unión Soviética y del fin de Yugoslavia se reactivó la llegada de inmigrantes croatas, ahora con un país independiente y con un perfil más de intercambio cultural (sobre la base de las relaciones con las distintas comunidades de la diáspora croata), religioso (único entre los países de Europa del este, Croacia es un país católico, lo que le da mayor afinidad religiosa con Argentina) y financiero (Croacia forma parte de la Unión Europea, lo que la vuelve una opción para hacer negocios).