Historia de las grandes potencias
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La historia de las grandes potencias engloba un período comprendido desde la Edad Antigua hasta la actualidad. Los conflictos entre las potencias, como las guerras napoleónicas, las guerras mundiales y la Guerra Fría, han cambiado fundamentalmente el curso de la historia universal. La rivalidad entre las potencias a menudo también ha estimulado el desarrollo social y la modernización.[1]
Potencias desaparecidas | Continente | Periodo |
---|---|---|
Antiguo Egipto | África-Asia | 3100 a. C.-332 a. C. |
Cultura Maya | América | 1800 a. C.-1697 |
Imperio babilónico | Asia | 1792 a. C.‑539 a. C. |
Estado púnico | África-Europa | 814 a. C.‑146 a. C. |
Imperio aqueménida | Asia | 550 a. C.‑330 a. C. |
Antigua Atenas | Europa | 508 a. C.‑322 a. C. |
República romana | África‑Asia‑Europa | 509 a. C.-27 a. C. |
Imperio romano | África‑Asia‑Europa | 27 a. C.-476 |
Imperio bizantino | Asia-Europa | 395-1453 |
Califato abasí | África‑Asia‑Europa | 750-1259 |
Califato omeya | África‑Asia‑Europa | 750-1031 |
Imperio carolingio | Europa | 800-843 |
Sacro Imperio Romano Germánico | Europa | 962-1806 |
Imperio mongol | Asia-Europa | 1206-1368 |
Imperio otomano | África‑Asia‑Europa | 1281-1923 |
Imperio azteca | América | 1325-1521 |
Imperio chino | Asia | 1368-1644 |
Imperio portugués | África‑América-Asia‑Europa | 1500-1975 |
Imperio incaico | América | 1438-1533 |
Imperio español | África‑América-Asia‑Europa-Oceanía | 1492-1898 |
Imperio mogol | Asia | 1526-1858 |
Imperio colonial francés | África‑América-Asia‑Europa-Oceanía | 1534-1980 |
Imperio británico | África‑América-Asia‑Europa‑Oceanía | 1577-1997 |
Imperio neerlandés | África‑América-Asia‑Europa | 1603-1975 |
Imperio ruso | Asia-Europa | 1721-1917 |
Primer Imperio francés | Europa | 1804–1814 |
Segundo Imperio francés | África‑América-Asia‑Europa‑Oceanía | 1852–1870 |
Imperio austrohúngaro | Europa | 1867–1919 |
Imperio japonés | Asia | 1868-1947 |
Imperio alemán | África‑Asia‑Europa | 1871-1918 |
Imperio italiano | África-Europa | 1882-1947 |
Unión Soviética | Asia-Europa | 1922-1991 |
Alemania nazi | Europa | 1933-1945 |
En el Viejo Mundo, se considera a Asiria y Babilonia, la Antigua China, el Antiguo Egipto, la Antigua Grecia y el Imperio Romano, la Antigua India, Persia, entre otros, como las grandes potencias de la Edad Antigua. El Imperio de Alejandro consiguió conquistar la práctica totalidad de las entidades políticas del Mediterráneo Oriental, el Próximo Oriente y el Asia Central; pero tuvo una existencia efímera, escindiéndose en una multiplicidad de reinos helenísticos competitivos.[2]
Tras la victoria de la República romana sobre el Imperio cartaginés (siglo III a. C.) y la conquista del Egipto ptolemaico (siglo I a. C.), el Imperio romano se convirtió en la única potencia del mundo mediterráneo (Mare nostrum), mientras que en su frontera oriental tuvo que disputarse la hegemonía con el Imperio parto. El Imperio romano de Occidente se dividió entre los reinos germánicos. Mientras el Imperio Bizantino decaía con la expansión musulmana y las Cruzadas, la lucha entre los poderes universales (pontificado e Imperio) caracterizó la Edad Media en Europa occidental. La anulación mutua de ambos llevó a las monarquías feudales a transformarse en poderosas monarquías autoritarias.[3]
En el mundo islámico, la inicial unidad se fragmentó desde el siglo VIII, produciéndose una multiplicidad de Estados (Califato omeya de Córdoba, Califato fatimí, Califato abasí, Imperio otomano, etc.). Desde China hasta Europa Oriental se produjo la expansión del Imperio mongol, prontamente fragmentado. En el subcontinente indio se desarrollaron una pluralidad de Estados competitivos, la mayor parte de los cuales se englobó en el Imperio de Asoka. En Extremo Oriente se desarrolló una gran potencia continental, el Imperio Chino.[4]
A partir de la Edad Media y en la posterior Edad Moderna, en Europa, las primeras potencias fueron varios de los antiguos Estados italianos (como las repúblicas marítimas de Amalfi, Génova, Pisa y Venecia; el Ducado de Milán, los Estados Pontificios o el Gran Ducado de Toscana, así como las llamadas comunas o ciudades-estado italianas),[5] España y Portugal;[6] luego, el poder pasó a Francia[7] y posteriormente al Reino Unido, así como a Alemania, Austria-Hungría,[8] Dinamarca, Holanda, Italia,[9] Polonia, Rusia,[10] Suecia y Turquía. En el Nuevo Mundo, se destacan el Imperio Azteca, el Imperio Incaico y la Cultura Maya como los más extensos imperios precolombinos.
Mientras la lucha por la hegemonía en el espacio mediterráneo y balcánico se esolvía mediante el mantenimiento del equilibrio entre el Imperio otomano y los Estados de los Habsburgo (guerras habsburgo-otomanas); en Europa Occidental se osciló entre la hegemonía francesa y la hegemonía española, actuando Inglaterra como un contrapeso para el equilibrio continental mientras obtenía su hegemonía marítima. El concepto de equilibrio continental quedó perfilado, junto al de las propias relaciones internacionales secularizadas, a partir de los tratados de Westfalia (1648) y los de Utrecht y Rastadt (1713-15). En Europa Septentrional y Oriental se fueron conformando potencias como el reino de Dinamarca, el reino de Suecia, el reino de Prusia, la confederación polaco-lituana y el Imperio ruso. La "arena exterior" (término acuñado por Immanuel Wallerstein como parte de la economía-mundo forjada por las potencias marítimas europeas a partir del siglo XVI) se disputaba inicialmente entre el Imperio portugués y el Imperio español; para ser posteriormente objeto de la dinámica penetración de los imperios holandés, francés y británico.[11]
La formalización de la diferenciación de las potencias atendiendo a su peso o tamaño relativo se inicia en el Tratado de Chaumont de 1814;[12] antes del cual se asumía que, en teoría, todo Estado independiente tenía idénticas responsabilidades en las relaciones internacionales. Desde las guerras napoleónicas y el Congreso de Viena (1814) las relaciones internacionales mantuvieron en su cúspide a cinco grandes potencias europeas: Francia e Inglaterra, que tras su inicial enfrentamiento terminaron por converger en una alianza estratégica (Entente Cordiale) y los tres grandes imperios de Europa Central y Oriental: el Imperio ruso, el Imperio austrohúngaro y Prusia, en cuyo entorno se creó el Imperio alemán.[13]
En el siglo XX, las grandes potencias fueron: Alemania, los Estados Unidos,[14] Francia, Italia, Japón,[15] el Reino Unido y la Unión Soviética. Entre 1945 y 1989, la guerra fría dividió al mundo en dos semiesferas de influencia, los Estados Unidos y la Unión Soviética. Estos dos países fueron considerados como las superpotencias. Después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría.[16]
En el siglo XXI las situaciones son muy dinámicas. Las principales potencias son los Estados Unidos, China, Rusia, los países que componen el G-4 (Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido, los cuales son miembros integrantes también del G-7), Japón, India y Brasil. Asimismo, Turquía es un importante punto estratégico entre Europa y Asia.[17]
En las primeras décadas del siglo XXI, Estados Unidos ha sido la primera potencia mundial en términos de PIB nominal, fuerza militar y tecnológica. Por un tiempo y fundamentalmente durante los años 1990, este país fue la única potencia mundial hegemónica. No obstante, ya en el comienzo del siglo XXI, China surgió con fuerza como otro país susceptible de poder desafiar el poderío estadounidense. Y en el horizonte, en este sentido también despuntó la Unión Europea, gracias a su consagrada unión política y monetaria. Sin embargo, desde 2014 la mayor economía del mundo en términos de paridad de poder adquisitivo es China,[18] al haber sobrepasado a Estados Unidos, afectado en gran parte por la llamada Gran Recesión de la primera década del siglo, al tiempo que la economía china gozaba de un periodo de gran expansión.[19]