Guerra civil romana (406-411)
guerra civil entre Honorio, Constantino de Britania y Geroncio / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
La guerra civil romana entre los años 406 y 411 fue un conflicto bélico que enfrentó al gobierno del Imperio romano de Occidente frente al usurpador Constantino de Britania y a este, por su parte, con Geroncio, quien era su principal general.
Guerra civil romana 406-411 | |||||
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Parte de la caída del Imperio romano de Occidente | |||||
Fecha | 406-411 | ||||
Lugar |
diócesis de las Galias diócesis de las Siete Provincias diócesis de Hispania | ||||
Casus belli | rebelión del ejército en Britania | ||||
Conflicto |
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Resultado | victoria de Honorio | ||||
Consecuencias | el Imperio occidental vuelve a unificarse pero sufre pérdidas territoriales al no haber podido actuar adecuadamente contra los invasores bárbaros. | ||||
Beligerantes | |||||
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Figuras políticas | |||||
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Comandantes | |||||
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Bajas | |||||
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Comenzó en otoño de 406 con la rebelión de las tropas imperiales estacionas en la diócesis de Britania quienes nombraron a tres usurpadores sucesivos, parece ser, ante la inactividad del gobierno de Honorio frente al peligro que suponía la llegada hasta la frontera del Rin de una gran masa de población —formada por alanos, suevos y vándalos— que había emigrado desde el norte del río Danubio.[1] La reacción del gobierno imperial de Rávena ante la rebelión fue destinar al ejército de campo en la Galia al canal de la Mancha lo que, sin embargo, facilitó que los danubianos cruzaran el río la noche de fin de año de 406 y extendiesen la destrucción por las diócesis galas.[2]
El último de los tres usurpadores —Constantino de Britania— cruzó el canal con las tropas en primavera de 407 y tanto el ejército como la aristocracia de la Galia se le unieron en masa al verlo como la única posibilidad de hacer frente a los invasores del Rin.[3] Ante el fracaso de su estrategia, el gobierno de Rávena envió, ese mismo verano, un nuevo ejército al mando de Saro para intentar acabar con Constantino pero fue derrotado y tuvo que retirarse a Italia.[4] El usurpador consiguió controlar la capital de la prefectura —Arlés— a inicios de 408 y tuvo bajo su mando toda la Galia donde optó por pacificar a los invasores bárbaros mediante acuerdos de asentamiento en el oeste y norte para poder, así, centrarse en su defensa ante otro posible ataque de Honorio y en controlar la diócesis de Hispania donde algunos parientes del emperador habían conseguido formar un ejército y rechazar un primer ataque de sus tropas.[5]
El gobierno de Rávena no cesó en su intento de acabar con Constantino y para el verano de 408 había vuelto a juntar un gran ejército en Ticinum (Pavía) que planeaba unir a los visigodos de Alarico para, bajo el mando de este, dirigirse a la Galia y poner fin a la usurpación.[6] Volvió a fracasar ya que las tropas se amotinaron e iniciaron una cadena de sucesos que llevó a la ejecución de Estilicón, la deserción de los soldados bárbaros que servían en el ejército italiano y a la invasión de la propia Italia por Alarico.[7] De esta manera, para inicios de 409 Honorio no tuvo más remedio que reconocer oficialmente a Constantino como emperador quien, tras haber conseguido controlar la península ibérica, alcanzó así la cumbre de su poder.[7]
Avanzado ese 409, Constantino comenzó a perder el control de sus territorios.[8] Primero se rebeló la población de Britania ante el abandono en que habían quedado frente a ataques sajones mientras que en Armórica y las zonas donde se habían asentado los invasores del Rin, sus habitantes también formaron grupos de autodefensa que consiguieron expulsar a los invasores y a los funcionarios partidarios de Constantino.[8] Los bárbaros optaron, entonces, por pasar a Hispania en otoño sin que las tropas estacionadas allí y dirigidas por Geroncio les hiciesen frente.[9] Llegado el año 410, los invasores saquearon la península excepto la provincia de Tarraconense donde se situaban las tropas comandadas por Geroncio quien, en lugar de luchar contra ellos, se centró en rechazar el intento de Constantino para destituirle; nombró a un emperador alternativo Máximo y derrotó a las tropas que llegaron al mando de Constante.[10]
Para inicios de 411 Constantino, con un ejército gravemente mermado, solo controlaba el este de la Galia y la frontera del Rin lo que fue aprovechado por Geroncio para invadir su territorio donde, primero, detuvo en Vienne a Constante quien intentaba llegar al norte para traer más tropas y luego sitió en Arlés al propio Constantino que solo pudo esperar a que su general Edobico volviese desde la frontera del Rin con un nuevo ejército formado por mercenarios francos.[11] Para entonces, el gobierno de Rávena y las tropas de Italia estaban bajo el control de Flavio Constancio, un militar con talento quien aprovechó la muerte de Alarico y que los visigodos se encontraban en el sur de la península para dirigirse a la Galia y acabar con el usurpador.[12] Esta vez, Honorio tuvo éxito ya que su general consiguió que las tropas de Geroncio le abandonasen y se cambiasen de bando de tal manera que continuó él con el asedio.[12] También pudo derrotar a Edobico cuando este llegó con el ejército de refuerzo y eliminó la última posibilidad de Constantino para resistir lo que llevó a este a rendirse finalmente.[12] Fue ejecutado de camino a Rávena junto a otro de sus hijos y su cabeza paseada por la ciudad mientras que Geroncio cayó asesinado por sus propios soldados cuando regresó a Tarraco.[13] Máximo, por su parte, optó por huir y refugiarse entre los invasores de Hispania.[14]
Las consecuencias de esta guerra civil para el Imperio occidental fueron desastrosas ya que dificultó gravemente su defensa frente a las dos grandes invasiones que sufrió durante esos años: la del Rin y la de Italia.[5] Tampoco retornó la normalidad a las provincias galas porque, al poco de volver sus tropas a Italia, un nuevo usurpador —Jovino— consiguió proclamarse emperador con éxito.[15] El ejército, por su parte, sufrió un gran desgaste de tal manera que sus efectivos móviles se redujeron gravemente[16] lo que impidió a Flavio Constancio acabar completamente con los invasores quienes lograron formar sus propios reinos dentro del territorio imperial y dieron inicio, con ello, al proceso de su caída.