Grecia durante el periodo de entreguerras
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El periodo de entreguerras en Grecia fue un periodo político turbulento caracterizado por la alternancia de la monarquía y de la república, los sucesivos pronunciamientos militares a favor de las distintas opciones políticas y la continua debilidad económica del país. Estrictamente, el país no salió de la Primera Guerra Mundial hasta su derrota a manos de la nueva república turca en la guerra de 1919-1922[1] y no entró en la Segunda Guerra Mundial hasta el ataque italiano de octubre de 1940.
A pesar de contar durante casi todo el periodo de entreguerras con gobiernos parlamentarios y sólo con cortos periodos de dictaduras (hasta la de Metaxás a partir de 1936), sí que fue frecuente la aplicación del estado de sitio, que permitía a los gobiernos infringir los derechos civiles.[2] La característica principal de la política griega de la época no fue, sin embargo, la continuidad del sistema parlamentario, sino la perpetuación del «cisma nacional» entre partidarios de Eleftherios Venizelos y los de los sucesivos monarcas, que había comenzado en 1915.[2][3] La abolición de la monarquía y la posterior retirada temporal de Venizelos de la política en 1924 favoreció la intromisión de los militares en la política.[2][4] El modelo de estado, disputado entre republicanos y monárquicos, fue una de las principales causas de la continua crisis política.[4][5] Los militares, divididos también entre republicanos y monárquicos, dieron sucesivos golpes de Estado (1925, 1926, 1933 y 1935), a favor de la república hasta que, en 1936, tras la restauración de la monarquía, los oficiales republicanos fueron expulsados de las fuerzas armadas.[6]
En economía, el de entreguerras fue uno de los periodos más dinámicos de la historia del país, marcado por el crecimiento industrial, el desarrollo económico y la redistribución de la riqueza.[1] El crecimiento, sin embargo, fue insuficiente para que el campesinado y el proletariado griegos alcanzasen un buen nivel de vida.[7] Al igual que otros países balcánicos de la época, el rápido crecimiento demográfico, la baja productividad agraria, el insuficiente crecimiento de la industria para absorber la superpoblación del campo y un mercado interno débil mantuvieron a aquellos en la pobreza.[7]