Gloria divina
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Gloria (del latín gloria, "fama, renombre") o Gloria divina es un concepto teológico del judaísmo y el cristianismo para denotar la manifestación de la presencia de Dios.
Dios es denominado "el más glorioso" de los seres. La creación del hombre "a su imagen y semejanza" implica que el hombre puede participar, imperfectamente, de la gloria divina como portador de su imagen.[1]
La escatología cristiana sitúa el destino de los bienaventurados[2] (primero sus almas inmortales, tras la muerte corporal de cada uno, y tras el juicio final tanto los cuerpos como las almas)[3] en el "cielo" o "paraíso", cuyo premio es el gozo eterno de la gloria de Dios.[4] En la Gloria, Dios Padre sienta a su derecha[5] a Jesucristo (Dios Hijo); y, según el dogma católico (no compartido por el protestantismo) acoge especialmente en su presencia a la Virgen María (asunta en cuerpo y alma) y a los santos, que interceden por los hombres (comunión de los santos). La interpretación de distintos pasajes bíblicos (particularmente las teofanías del Antiguo Testamento y el Apocalipsis en el Nuevo) y textos medievales (particularmente el Pseudo Dionisio) supone la presencia en la gloria divina de los coros angélicos, entre los que están los querubines (su nombre significa "los cercanos", como guardianes de la gloria de Dios), rodeando el trono de Dios;[6] mientras que los ángeles caídos, como consecuencia de su rebelión, están privados de ella, al igual que los condenados.