Era oscura de la animación estadounidense
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La era oscura de la animación estadounidense (Dark Age of American animation en inglés) fue un período en la historia de la animación estadounidense. Se desarrolló progresivamente desde finales de los años 1950, con la competencia en la animación televisiva y el éxito de las caricaturas de sábado por la mañana, finalizando gradualmente desde mediados de los años 1980. Debido a las limitaciones en los valores de producción, la animación de muy bajo presupuesto y la recepción comercial mixta, esta época es comúnmente referenciada como un período de declive general para la animación estadounidense, pues el estado de la animación cambió dramáticamente durante las décadas que coincidieron con la proliferación de la era network. Mientras los estudios renunciaban a los cortometrajes animados teatrales de gran presupuesto para el cine, las nuevas animaciones prosperarían basándose en la economía y el volumen de su producción. La era oscura también hace referencia a una temática recurrente en varias de las producciones animadas de este período, en las que se realizaban tramas con un tono mucho más subliminal y terrorífico. Por ejemplo: Yellow Submarine, Scooby-Doo!, El gato Fritz, The Rescuers, El Señor de los Anillos, El último unicornio, The Secret of NIMH o The Black Cauldron. Asimismo, muchas animaciones de la época siguen presentes en la memoria colectiva estadounidense, adquiriendo un gran seguimiento de culto.[1][2]
A principios de los años 1960, la percepción de las caricaturas como mero entretenimiento infantil estaba arraigándose en la conciencia pública (percepción similar a las animaciones estadounidenses en la actualidad) y la animación comenzó a desaparecer de los cines para centrarse en la televisión, siendo menos relevante durante el período de Nuevo Hollywood. Mientras que Disney siguió produciendo animaciones tras perder a sus fundadores, MGM y Warner Bros. cerraron sus estudios de animación, la externalizaron y la abandonaron casi por completo a finales de la década de 1960. De hecho, la animación teatral se volvió notablemente escasa durante la década de 1970, iniciando su edad de bronce (Bronze Age en inglés).[3][4] La mayoría de las animaciones estadounidenses llegaron a estar dominadas por la animación limitada para la televisión (técnica equivalente a la animación Flash de bajo coste) y dirigidas principalmente a los niños. Sin embargo, hubo una serie de intentos de desafiar esta percepción desde las décadas de 1970 y 1980 con ambiciosos, y a menudo polémicos, proyectos de animación para adultos que definitivamente no eran para niños. Esta contracultura permanecería en proceso, especialmente con las animaciones de Ralph Bakshi, hasta desarrollarse notablemente en la actualidad.[1][5]