Derecho Penal de Joseon
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El Derecho Penal de la Dinastía Joseon estaba influido en casi su totalidad por el Código Ming. La ideología de Estado de la Dinastía Joseon era el Confucianismo, por lo que Corea se inspiraba en China en aquel momento. A pesar de esto, existían algunas diferencias con el Derecho chino. En el año 1453, con la Colección de Derecho Penal se completó el proceso de codificación.
A pesar de lo que se suele mostrar en las películas o novelas de ambientación histórica, lo cierto es que en teoría la justicia no se impartía de forma cruel y arbitraria en esta época. Es verdad que existían castigos corporales, ejecuciones y torturas, pero la ideología confuciana de esta dinastía se encargaba de que la administración de justicia obedeciera a las leyes y valores confucianos de la época, que buscaban la aplicación de la virtud y eran bastante más benévolos que los propios de la filosofía legista de la Antigua China, caracterizada por la aplicación de la Ley en todo su rigor. Concretamente, existía un debate entre los funcionarios del reino, que eran más partidarios de la estricta aplicación de la ley y el propio rey, que muchas veces impartía justicia de forma benévola y favorable a los condenados para ser considerado un monarca virtuoso.[1]
El sistema penal se basaba en el principio de inquisición y se presumía la culpabilidad del acusado, por lo que el este simplemente tenía que confesar el delito por el que se le acusaba o tratar de demostrar que no era culpable. El juez tenía amplias facultades, ya que era el encargado de recoger todas las pruebas a favor y en contra del acusado y él solo tomaba la decisión.[2]
Los órganos encargados de la administración de justicia eran el Ministerio de Castigos, el gobierno de la ciudad de Seúl y la Oficina del Inspector General. Entre los deberes de los gobernadores provinciales y de los magistrados locales se encontraba la administración de justicia. Algunas oficinas gubernamentales tenían la potestad de detener a los delincuentes e interrogarles. Sin embargo, no todas estas oficinas tenían la autoridad para sentenciar a los criminales y aplicarles los castigos correspondientes. Por ejemplo, los magistrados locales solo podían decidir sobre delitos menores castigados con la vara pequeña. Los delitos de mayor gravedad tenían que ser tratados siguiendo las instrucciones del gobernador provincial.[3] La Agencia Gubernamental Euigeumbu se encargaba de los crímenes de la familia real o de traición.[4]
En los casos de pena de muerte, existía un sistema de tres niveles para decidirla y siempre era necesaria la autorización real para llevar a cabo la ejecución.[5] Bajo la influencia de principios taoístas, las ejecuciones se realizaban al final del año. En casos muy graves, como traición o rebelión, las ejecuciones se llevaban a cabo justo después de leer la sentencia.
Todos los castigos que se recogían en las leyes eran los mismos que se impartían en la China imperial. Existían cinco variedades: azotes con la vara pequeña (tae), azotes con la vara grande (jang), trabajos forzados (do), exilio (ryu) y pena de muerte (sa). No existían las penas de prisión, ya que los sospechosos permanecían en celdas solo mientras se investigaban sus delitos si eran graves.
En cuanto a la duración del proceso, existían plazos fijos en las leyes dentro de los cuales había que alcanzar una conclusión. En este sentido, se contaba con 30 días para decidir en los casos de pena de muerte, 20 días para los casos de exilio o de trabajos forzados y 10 días para los azotes con la vara ligera o pesada. Sin embargo, muchas veces los procesos se dilataban tanto que excedían los plazos marcados.
El sistema penal experimentó muchos cambios durante el reinado de los reyes Yeongjo y Jeongjo de Joseon en el siglo XVIII. El desconocimiento de las leyes por parte de los magistrados, así como los abusos cometidos contra las clases populares a la hora de impartir justicia hicieron necesaria la adopción de varias medidas para corregir la situación. Entre las medidas adoptadas, destacan la prohibición de la tortura física severa, la publicación y distribución de varios libros de carácter legal, el aumento de la supervisión del gobierno sobre el sistema penal y facilitar las peticiones directas al rey sobre detenciones improcedentes.[3]
Entre las características comunes entre el Derecho Penal de la Dinastía Joseon y el de Corea del Sur, destacan las similitudes entre los tipos de delitos de estas dos épocas. Por ejemplo, el derecho penal de la dinastía Joseon contiene regulaciones específicas, como diversos tipos de delitos sexuales, soborno y corrupción, y calumnia, que podrían ser fácilmente considerados artículos del derecho penal moderno.[6]