Competencias laborales
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Las competencias laborales son los conocimientos (tanto teóricos como prácticos), habilidades y actitudes necesarios para el correcto desempeño de una determinada actividad laboral.[1] Las competencias laborales también se conocen como habilidades laborales o habilidades profesionales.[2]
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El tener habilidades implica tener comunicación oral y escrita, saber observar, escuchar y analizar los problemas y así aplicar metodologías encaminadas a solucionar los conflictos laborales, siempre con la visión de mejorar el entorno laboral, y aun el social.
Se pueden definir las competencias laborales desde tres enfoques, el primero las concibe como la capacidad de ejecutar tareas; el segundo las centra en características/atributos personales (actitudes/capacidades); y el tercero, denominado holístico, incluye a los dos anteriores.[3]
Otros autores definen que existen seis aspectos esenciales[4] en el concepto de competencias desde el enfoque complejo, como lo son los procesos, la complejidad, el desempeño, la idoneidad, la metacognición y la ética.
Se han definido múltiples funciones de las competencias: actuación, idoneidad, flexibilidad, variabilidad y desempeño global. Los procesos complejos, de desempeño con idoneidad en determinados contextos, requieren la integración de diferentes saberes, como: saber ser, saber hacer, saber conocer y saber convivir. Todo esto para saber realizar actividades o resolver problemas con sentido de reto y motivación, flexibilidad, creatividad, comprensión y emprendimiento dentro de una perspectiva de procesamiento metacognitivo, mejora continua y compromiso ético.
La formación de los nuevos profesionales demanda impulsar la capacidad de innovación, la creatividad y la capacidad de confrontarse con problemas complejos y supercomplejos.
Una competencia es la capacidad efectiva para llevar a cabo exitosamente una actividad plenamente identificada. La competencia no es una probabilidad de éxito; es una capacidad real y demostrada (no es un azar).