Celtas en Transilvania
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La presencia de los celtas en Transilvania se remonta al último periodo de La Tène (c. siglo IV a. C.).[1] La excavación de la gran necrópolis de La Tène en Apahida, en el distrito de Cluj, realizada por S. Kovacs a finales del siglo XX, reveló los primeros indicios de la cultura celta en Rumanía. El yacimiento, del siglo III al II a. C., destaca por sus enterramientos de cremación y por los recipientes funerarios fabricados principalmente con ruedas.[2]
A partir de los hallazgos arqueológicos de La Tène se puede establecer una cronología histórica de los celtas de Transilvania, pero casi no existen registros antiguos que permitan reconstruir los acontecimientos políticos de la zona. Los celtas ejercieron un dominio político-militar sobre Transilvania entre los siglos IV y II a. C. y trajeron consigo una tecnología más avanzada para trabajar el hierro. También fueron responsables de la difusión del torno de alfarero en una zona mucho más amplia que la que ellos ocupaban.[3]