Cabaret político mexicano
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El cabaret político mexicano contemporáneo es un movimiento teatral nacido a mediados de los años setenta del siglo pasado en el momento en que surge en la Ciudad de México una cultural centrada en la vida nocturna. Se destaca la presencia del bar El Nueve (1974-1989) de Henry Donnadieu, director de la compañía Las Kitsch Company. Las obras de este grupo era una especie de mini espectáculos que parodiaban a la cultura de masas. A esta compañía se incorporó Miguel Ángel de la Cueva y Tito Vasconcelos, quién va a ser una figura determinante en el movimiento[1] También en esta época se comienza a consolidar un teatro cómico de crítica política, el cual se fue desarrollando en teatros-bar como La Edad de Oro donde el autor y cantautor Oscar Chávez y la actriz Martha Ofelia Galindo presentaron inicialmente parodias y canciones sobre el día a día de la vida urbana. Le siguieron después el Bar Guau y El Miau[2] Con el paso del tiempo estos sketches cómicos fueron tomando la forma de un espectáculo teatro-musical con una fuerte dosis satírica. Participaron gran cantidad de actrices y actores en la conformación de esta dinámica teatral urbana; entre otros, Gilberto Pérez Gallardo, Lupe Vázquez, Mario Ardila, Armando Pascual, María Luisa Alcalá y Ernesto Gómez Cruz. A ellos se sumaran posteriormente Fernando Luján, Isabel Benett, Mauricio Herrera, y una coreógrafa muy joven que no había tenido mucha suerte con la formación universitaria del CUT (Centro Universitario Teatral), y que se convertiría en una de las representantes del género, Jesusa Rodríguez.[3]
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En 1980 Jesusa Rodríguez y su compañera, y actual esposa Liliana Felipe, hicieron su debut como cabareteras en “un minúsculo café de Coyoacán llamado El Cuervo, al que rebautizaron como El Fracaso.”[4] A finales de los años ochenta se crearon otros espacios a medio camino entre la discoteca y el bar como La Última Carcajada de la Cumbancha-LUCC (1987), o El Bugambilia (1988), en los que debutaron grupos musicales contestatarios como Caifanes, Café Tacuba, La Maldita Vecindad y Santa Sabina, y en donde también se presentaron artistas de cabaret como Darío T. Pié, Astrid Hadad, Tito Vasconcelos y Regina Orozco. Todos estos centros nocturnos correspondían a propuestas vanguardistas que intentaban a toda costa romper las reglas del establishment. Astrid Hadad recuerda que en esa época en el bar Cristal, una cantina del centro de la Ciudad de México de los años treinta, ella hacía un espectáculo ranchero basado en las viejas películas mexicanas en el que cantaba sobre la barra e inter-actuaba con el público. El preludio de lo que sería su inconfundible estilo en el cabaret[5]
Un momento significativo de legitimación del género ocurre cuando Rodríguez y Felipe abren el bar El Hábito en Coyoacán. Le seguiría después CabaréTito, fundado por Tito Vasconcelos y el empresario David Rangel en La Zona Rosa en 1998.[6] Astrid Hadad, por su lado se consolidará principalmente en El Bataclán de La Bodega en la colonia Roma. Darío T. Pié ha llevado a su personaje, La Roña, hasta el nivel de teatro cultural, realizando en los últimos años seis temporadas en el Teatro Helénico, del Centro Cultural Helénico de la Ciudad de México.