Batalla de Telamón
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La batalla de Telamon fue un enfrentamiento entre la República romana y una alianza de galos el 225 a. C. Los romanos, liderados por los cónsules Cayo Atilio Régulo y Lucio Emilio Papo, derrotaron a los galos, para así ampliar su influencia en el norte de Italia.
Batalla de Telamón | ||||
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Parte de Guerra entre celtas y romanos (225-222 a. C.)[1] | ||||
Vista de Telamón desde la costa | ||||
Fecha | 225 a. C. | |||
Lugar | Telamón (actual Talamone, en Orbetello) | |||
Coordenadas | 42°33′18″N 11°07′59″E | |||
Resultado | Victoria romana decisiva[2] | |||
Cambios territoriales | Partición de la Regio V Picenum | |||
Combatientes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Bajas | ||||
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Roma había estado en paz con las tribus de la Galia Cisalpina durante muchos años.[12] De hecho, cuando una fuerza de galos transalpinos cruzó los Alpes en 230 a. C.,[13] los romanos movilizaron un ejército, pero no tuvo que intervenir porque los boyos se ocuparon de repeler a los invasores.[14] Sin embargo, el hecho de que los romanos dividieran el territorio anteriormente galo de Picenum en 234 a. C.,[15] generó un fuerte resentimiento entre sus vecinos, los boyos y los ínsubrios.[16] Lo cierto es que la conquista de la región había empezado en el 295 a. C., cuando fueron derrotados en Sentino la más meridional de las tribus, los senones.[1]
En 225 a. C., los boyos y los ínsubrios[17] pagaron grandes sumas de dinero a los gesatas, mercenarios de la Galia Transalpina dirigidos por Aneroëstes y Concolitanus, para que se unieran a ellos en la lucha contra Roma.[18] Los romanos, alarmados por esta movilización celta, pactaron un tratado con el cartaginés Asdrúbal dándole el control sin restricciones de Hispania para así poder concentrarse en la amenaza más cercana.[19]
Debe entenderse que las tribus de la Cisalpina no eran un grupo étnico unificado.[20] El poderío de estas grandes tribus, boyos e ínsubrios, llevó a que otras más pequeñas, como los cenómanos, buscaran en Roma su protección.[21] La población de la región debía ser de un millón doscientos mil a un millón seiscientos mil habitantes.[22] Estos números son muy estimativos, pues ninguna cifra de la época representa a la población total.[23]
Los romanos llamaron a sus aliados en Italia para reclutar tropas.[24] El cónsul Lucio Emilio Papo tenía cuatro legiones, 22 000 hombres en total, además de 32 000 soldados de pueblos aliados (socii), estacionados mayoritariamente en Ariminum.[25] Situaron a 50 000 infantes y 4000 jinetes sabinos y etruscos[26] en la frontera etrusca bajo el mando de un pretor[27] (cifra posiblemente exagerada),[28] y enviaron 40 000 umbros, sarsinates, vénetos y cenómanos para atacar el territorio de origen de los boyos y distraerlos de la batalla.[29] El otro cónsul, Régulo, tenía un ejército del mismo tamaño que el de Lucio Papo,[25] pero estaba estacionado en Cerdeña.[30] En Roma había una reserva de 20 000 infantes y 1500 jinetes ciudadanos y 30 000 aliados a pie y 2000 a caballo,[31] y dos legiones de reserva en Sicilia y Tarento formadas por 8400 infantes y 400 caballos.[32]
Según Polibio, Roma y sus aliados contaban con 700 000 soldados de infantería y 70 000 de caballería.[33] Los latinos aportaban 80 000 infantes y 5000 jinetes, los samnitas 70 000 de los primeros y 7000 de los segundos,[34] los yapigios y mesapios 50 000 a pie y 16 000 montados,[35] los lucanos 30 000 y 3000, los marsos, marrucinos, frentanos y vestinos 20 000 y 4000,[36] romanos y campanios 250 000 y 23 000,[37] o 348 200 y 26 600.[38]
Los galos invadieron Etruria y comenzaron a marchar hacia Roma.[39] Las tropas romanas estacionadas en la frontera etrusca se encontraron con ellos en Clusium, a tres días de Roma, donde ambos ejércitos acamparon.[40] Esa noche, los galos, dejando a su caballería y sus fuegos de campamento como cebo,[41] se retiraron a la ciudad de Fiesole, protegidos por fortificaciones.[42] Por la mañana, la caballería gala se retiró a la vista de los romanos, siendo perseguida por éstos pensando que huían.[43] En pleno avance, los romanos recibieron el contraataque del ejército galo y éste, debido a la sorpresa y la ventaja de su posición,[44] salió victorioso tras una dura batalla. Seis mil romanos murieron y el resto se refugió en una colina donde intentó hacerse fuerte.[45]
Aquella noche llegó Lucio Emilio Papo[46] y acampó cerca.[47] Aneroëstes persuadió a los galos para que se retirasen a lo largo de la costa etrusca[48] con su botín para retomar la guerra más adelante, cuando aquel hubiera sido puesto en lugar seguro.[49] Papo les persiguió y acosó por la retaguardia pero sin arriesgarse a entablar batalla.[50] El otro cónsul, Régulo, se había trasladado desde Cerdeña, llegó a Pisa, y se dirigió hacia Roma.[51] Sus exploradores se encontraron con los galos cerca de las forrajeras de Telamón (la actual Talamona).[52]
Según Polibio cada cónsul disponía de 4 legiones romanas, contando con dos ejércitos de 20 800 infantes y 1200 jinetes[4] y 30 000 infantes y 2000 jinetes aliados itálicos[5] cada uno. Esto a llevado a eruditos modernos, como Duncan Head, a estimar que ambas fuerzas romanas contarían con aproximadamente un centenar de miles de efectivos.[6] Paul McDonnel-Staff dice que Atilio tendría 50 000 soldados y Papo 60 000.[53]
En cuanto a los celtas, Polibio habla de 50 000 infantes y 20 000 jinetes y carros,[54] pero Diodoro Sículo los eleva a 200 000.[8] Según McDonnel-Staff sólo había 20 000 boyos y tauriscios y 30 000 ínsubrios y gesatas.[53]
Régulo situó sus tropas en orden de batalla y avanzados,[55] en un intento de ocupar una colina sobre el camino por el que los galos tenían que pasar.[56] Los galos, sin darse cuenta de la llegada de Régulo, suponiendo que Lucio Emilio Papo había enviado algunos de sus jinetes como avanzada, decidieron enviar algunos jinetes e infantería ligera contra ellos para ocupar la colina,[57] pero tan pronto como vieron la estratagema del enemigo, desplegaron su infantería tanto delante como detrás.[58]
Los galos colocaron a los gaesatae e insubrios en la parte posterior contra Papo,[59] y a los boyos y tauriscios al frente, contra Régulo,[60] sus alas protegidas por los carruajes y carros y una pequeña fuerza que custodiaba el botín en otro cerro cercano.[61] La batalla por la colina principal fue feroz,[62] y aunque Papo envió la caballería para ayudar,[63] Cayo Régulo murió en el combate y su cabeza fue llevada a los dirigentes galos. Al final, sin embargo, la caballería romana logró la posesión del cerro.[64]
Los romanos, avanzando en ambas direcciones, lanzaron una lluvia de jabalinas, que devastó a los gaesatae,[65] vulnerables en la parte posterior[66] y que luchaban desnudos[67] con pequeños escudos.[68] Algunos se precipitaron violentamente contra el enemigo y fueron muertos. Otros se retiraron hasta el ejército, su retirada provocó un desorden entre sus aliados.[69] La jabalina romana obligó a retirarse al enemigo, y la infantería avanzó en manípulos. Los insubrios, boyos y tauriscios mantuvieron su posición con tenacidad,[70] pero los escudos y las espadas romanas fueron más efectivas en combate cuerpo a cuerpo que los escudos más pequeños de los galos y sus largas espadas, haciendo que los romanos se impusieran.[71] Finalmente, la caballería romana atacó por debajo de la colina en uno de los flancos de los galos. Su infantería fue sacrificada y la caballería gala se retiró.[72]
Alrededor de 40 000 galos murieron[9][10][11] y 10 000 fueron capturados, incluyendo a Concolitanus.[9] Aneroëstes escapó con un pequeño grupo de seguidores que se suicidó con él.[73] Lucio Emilio Papo llevó a cabo una expedición de castigo en contra de los boyos,[74] y más tarde utilizó el botín tomado en la ceremonia de su triunfo.[75][76] Según Paulo Orosio, los registros oficiales hablan de 3000 romanos muertos,[7] pero historiadores modernos duplican esa cifra.[2]
Los boyos se rindieron después de una feroz campaña de castigo[77] de los cónsules Tito Manlio Torcuato y Quinto Fulvio Flaco al año siguiente.[78] Según Orosio, fueron los primeros en cruzar el río Po y dieron muerte a 23 000 ínsubrios y capturaron a otros 6000.[79]
En marzo de 223 a. C.,[80] los cónsules Publio Furio Filo y Cayo Flaminio[81] marcharon contra los ínsubrios[82] con ayuda de los celtas anares y cenómanos, que se habían vuelto sus aliados.[83] Su ejército se componía de unos cuatro legiones romanas más una fuerza equivalente de latinos, campanios y umbros, en total, 40 000 hombres.[84] Fueron trasladados en mar desde Pisae[80] hasta Genoa, luego atravesaron los Alpes marítimos para seguir al interior.[84]
Los ínsubrios salieron a enfrentarlos en una batalla decisiva[85] con 50 000 guerreros[86] (cifra considerada exagerada).[87] El encuentro se dio al este de la actual Castelnuovo Bocca d'Adda. Los romanos, aunque sabían que los enemigos los superaban por mucho en número,[88] dejaron al otro lado del río Oglio a sus aliados celtas, temiendo que los traicionaran,[89] y derribaron los puentes.[90] También dejaron claro a sus legionarios que sólo podían vencer o morir.[91] Los cónsules formaron a su ejército con la orilla del río a sus espaldas, tan cerca que si retrocedían un poco los soldados entrarían en sus aguas.[92] Los romanos triunfaron porque se adoptaron la táctica de apuñalar al enemigo mientras rechazaban sus golpes con sus escudos,[93] en cambio, los celtas sólo podían lanzar tajos de arriba abajo pues sus espadas no tenían punta.[94] Cayeron 9000 celtas y se tomaron 17 000 prisioneros.[95]
Un año más tarde, los cónsules Marco Claudio Marcelo y Cneo Cornelio Escipión Calvo rechazaron la petición de paz de los ínsubrios.[96] Los celtas contrataron 30 000 gesatas[97] en el Ródano y se prepararon para resistir.[98] Acorde a Tito Livio, esta fue la primera vez que romanos cruzaron el Po[99] y asediaron Acerrae[100] pero los ínsubrios respondieron atacando a los anares y sitiando Clastidio.[101] Entonces Marcelo tomó parte de sus legiones y fue a ayudar a sus aliados,[102] encontrándose que los celtas levantaron el asedio y le presentaban batalla campal.[103] Ese día la caballería romana, sin ayuda, empujó a los celtas contra el Po,[104] muriendo muchos ahogados.[105] Los gesatas fueron aniquilados y su rey, Virdomaro, fue muerto por la espada de Claudio, quien luchó en primera línea.[106] Por su parte, Escipión tomó Acerrae y los ínsubrios se retiraron a Mediolanum, su capital[107] hasta entonces floreciente.[108] El cónsul la tomó por asalto y devastó el territorio.[109]
Finalmente, la tribu celta se rendía sin condiciones a Roma.[110] La Galia Cisalpina quedó bajo poder romano hasta la segunda guerra púnica[3] en 218 a. C.. Pasarían otros quince años hasta que Roma expulsara a los cartagineses de la zona y sería entre el 200 y 191 a. C. que reconquistaran la zona. Esta mantendría grados diversos de autonomía hasta su integración gradual pero definitiva durante el siglo I a. C..[1] Sería la expulsión de los boyos lo que dejaría grandes territorios disponibles, permitiendo la colonización latina del área.[111] Según el historiador militar estadounidense Aryeh Nusbacher, los celtas sólo hubieran podido triunfar si hubieran concentrado todas sus fuerzas en enfrentar a uno de los ejércitos consulares, de haberlo vencido podrían haberse enfrentado al segundo por separado.[112]
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