Adaptaciones de organismos abisales
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A partir de la Segunda Guerra Mundial con el desarrollo de nuevas tecnologías, como la ecosonda de registro, fue posible conocer de manera más detallada el fondo oceánico, y con el paso del tiempo el conocimiento en torno a sus características ha aumentado. Se sabe que su topografía incluye cadenas montañosas volcánicas que forman las grandes dorsales o elevaciones, alcanzando miles de kilómetros de largo, con decenas de kilómetros de ancho y crestas que se levantan de dos a tres kilómetros por encima de las planicies abisales. Además de fallas, fosas marginales, arcos insulares, trincheras, cañones submarinos, montañas, islas y piso abisal,[1] ambiente sobre el cual se centra este apartado.