Torá oral
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De acuerdo con el judaísmo rabínico, la Torá Oral o Ley Oral (en hebreo: תּוֹרָה שֶׁבְּעַל־פֶּה, romanizado: Tōrā šebbəʿal-pe) son estatutos e interpretaciones legales que no están escritos en los Cinco Libros de Moisés, la Torá escrita (en hebreo: תּוֹרָה שֶׁבִּכְתָב, romanizado: Tōrā šebbīḵṯāv, lit. 'Ley escrita'), y que son consideradas por judíos ortodoxos como prescriptivas y dadas al mismo tiempo. Este código de conducta judío holístico abarca una amplia gama de rituales, prácticas de culto, relaciones interpersonales y con Dios, que incluyen desde leyes dietarias hasta la observancia del Sabbat y las festividades, pasando por las relaciones matrimoniales, prácticas agrícolas y reclamaciones civiles y de daños y perjuicios.
De acuerdo con la tradición judía rabínica, la Torá oral fue transmitida oralmente de generación en generación, en una cadena ininterrumpida, hasta que su contenido fue finalmente puesto por escrito tras la destrucción del Segundo Templo en el año 70 d. C., momento en el que la civilización judía tuvo que enfrentarse a una amenaza existencial, en virtud de la dispersión del pueblo judío.[1]
Los principales repositorios de la Torá oral son la mishná, que fue compilada por Yehudah Hanasí entre los años 200 y 220 d. C., y la guemará, una serie de comentarios y debates continuos en relación con la Mishná, y que en su conjunto forman el talmud, que constituye el texto preeminente del judaísmo rabínico. Hay de hecho dos «versiones» del talmud: una hecha en Galilea c. 300-350 d. C. (el llamado talmud de Jerusalén), y un segundo talmud más extenso que fue compilado en la Babilonia judía c. 450-500 d. C. (el llamado talmud de Babilonia).
Un principio fundamental de fe en el judaísmo ortodoxo es la creencia de que al menos algunas partes de la torá oral fueron transmitidas oralmente por Dios a Moisés en el Monte Sinaí bíblico en medio del Éxodo desde Egipto, y Maimónides lo reconoció como uno de sus Trece principios de la fe. No obstante, no todas las ramas nuevas de ideologías de inspiración rabínica aceptan que la torá oral proceda literalmente del Sinaí, caracterizándola en cambio como el producto de un proceso histórico de interpretación continua.
Ha habido asimismo disidentes históricos de la torá oral en su totalidad, entre quienes se encuentran los antiguos saduceos, esenios y seguidores del judaísmo caraíta moderno, quienes derivan sus prácticas religiosas estricta y exclusivamente de la torá escrita, usando el significado más natural de las Escrituras para formar su propia base de la ley judía. Los caraítas apelan a menudo a tradiciones interpretativas pero, a diferencia de los judíos rabínicos, no atribuyen a tales tradiciones una paridad autoritativa o normativa con respecto a la torá escrita. Los judíos beta Israel, que siguen tradicionalmente una forma de judaísmo denominada Haymanot, rechazan también la idea de una torá oral. [2] [3]