Escuela de Madrid (filosofía)
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Escuela de Madrid fue el nombre propuesto por Julián Marías a una colección de trabajos filosóficos que parten del pensamiento de José Ortega y Gasset (1883-1955), su fundador, en diálogo con Unamuno (1864-1936) y que engloban a pensadores como Manuel García Morente (1883-1942), Joaquin Xirau (1895-1946), Xavier Zubiri (1898-1983), José Gaos (1900-1969), Luis Recasens Siches (1903-1977), María Zambrano (1904-1991), José Luis Aranguren (1909-1996), Francisco Ayala (1906-2009), Pedro Laín Entralgo (1908-2001), Manuel Granell (1906-1993), Antonio Rodríguez Huéscar (1912-1990), Julián Marías (1914-2005)[1] y Paulino Garagorri (1916-2007). Dichos trabajos filosóficos se sitúan, principalmente, entre los años 1914 y 1936. El término «Escuela de Madrid» aparece en 1958 en el Diccionario de Filosofía de José Ferrater Mora,[2] pero fue empleado por Julián Marías durante años:
«Es lo que hace cerca de cuarenta años bauticé con el nombre de Escuela de Madrid, advirtiendo que ni era una Escuela ni estaba reducida a Madrid»[3]
El centro de difusión de la Escuela de Madrid fue la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, aunque la difusión del pensamiento filosófico de la Escuela no se desarrolló exclusivamente en la facultad.
«Ortega creó escuela porque tuvo discípulos, que a su vez han tenido discípulos. El mapa del discípulo orteguiano es amplísimo y variado. Sus límites son difusos.»[4]
Julián Marías escribe, en La Escuela de Madrid (1959), que los discípulos de Ortega «inmediatos o indirectos» pertenecen a «lo que empiezan a llamar fuera de España la Escuela de Madrid».[5] Dentro de los discípulos indirectos, cabe incluir a aquellos pensadores cuyas doctrinas difieren del pensamiento orteguiano, pero que también se engloban en el concepto «Escuela de Madrid» por haber pertenecido, en algún momento, al movimiento de renovación de la filosofía española impulsado por Ortega y Gasset, y cuyo objetivo fue «estar a la altura de los tiempos» elaborando una filosofía capaz de armonizar razón y vida. Por ello, la Escuela de Madrid se caracteriza por abarcar diferentes doctrinas, lo que la distingue por su estilo marcadamente amplio. Esta vinculación de diferentes filósofos a la Escuela le otorga singularidad pero también cierta problemática para delimitar sus fronteras.