Esta página contiene citas de una persona fallecida hace 40 años.
Dependiendo de cómo se publicaran, pueden estar protegidas por derechos de autor. Deben usarse según las políticas de licencias de Wikiquote.
Julio Cortázar (Bruselas, 26 de agosto de 1914 – París, 12 de febrero de 1984) fue un escritor argentino.
«El amor de Cuba por el Che me hizo sentir extrañamente argentino el 2 de enero, cuando el saludo de Fidel en la plaza de la Revolución al comandante Guevara, allí donde éste, desató en 300.000 hombres una ovación que duró diez minutos».[1]
«En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas».[2]
«Escribo y escribiré toda mi vida en español; el francés lo guardo para la correspondencia cuando tengo que escribirle a algún francés. El español es mi lengua de escritor y hoy más que nunca creo que la defensa del español como lengua forma parte de una larga lucha en América Latina que abarca muchos otros temas y muchas otras razones de lucha. La defensa del idioma es absolutamente capital».[3]
«La cultura es el ejercicio profundo de la identidad».[5]
«La humanidad empezará verdaderamente a merecer su nombre el día en que haya cesado la explotación del hombre por el hombre».[6]
«Lo insólito se halla en un porcentaje muy pequeño, excepto en las creaciones literarias, y esto es precisamente la esencia de la literatura».[7]
«Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo. Lo que me gusta de tu sexo es la boca. Lo que me gusta de tu boca es la lengua. Lo que me gusta de tu lengua es la palabra».[8]
«Nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo».[9]
«No tiene importancia lo que yo pienso de Mafalda. Lo importante es lo que Mafalda piensa de mí».[10]
«Probablemente Ícaro creía tocar el cielo cuando se hundía en el mar epónimo y ¡dios te libre de una zambullida tan mal preparada!».[11]
«Allá en el fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tomo con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo, y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan».[13]
↑ Carta a su amigo Francisco Porrúa de febrero de 1967. Llamas, Edmundo. Español, p. 245. Lulu.com, 2010. ISBN 9780557046799. En Google Libros. Consultado el 23 de diciembre de 2019.
↑ Maqueira, Enzo. Cortázar, de cronopios y compromisos. Ed. Argentina, 2002. ISBN 9789875501423. Página 152.
↑ Julio Cortázar. Clases de Literatura: Berkeley, 1980. Penguin Random House Grupo Editorial Argentina, 2013. ISBN 9789870431183. En Google libros. Consultado el 13 de marzo de 2020.